Flores tardias y joyas ajenasProaño, Delgado y Gálvez, 1909 - 412 páginas |
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Términos y frases comunes
abismo alegre aliento alma almo amor Apolo ardiente arrullo aurora azul azur beleño belleza bello beso blanca boscajes brisa brumas canto céfiro CESAR BORJA cielo corazón corcel cristal cumbres deleite desierto divino dolor dormido duerme dulce efluvio encanto ensueño eres Esmeraldas espacio espíritu esplendor espuma estrellas éter eterno fecundo flores fosa fresca frondas fuego fulgente fulgor genio gloria grato Guayaquil Guayas hermosa héroes himno hogar honda horrenda huye inerte infinito inmortal labios lampo lecho linfas llanto llanura llora lumbre mece mente Minerva mirada mis ojos muerte mundo musa néctar negro niña noche obscuro olas ondas Orco patria patria y libertad pecho perenne perfume pétalos Pichincha piélago primavera profundo pupilas radiante recuerdo río rojo rosa rudo rueda rumores rutila sangre selva seno serena sienes silencio Simoun sombra soplo sueño tierra torno triste tristeza trueno tumba vibra viento viva vuelo zenit
Pasajes populares
Página 9 - ... echa profunda su raíz. Profunda nace; crece, surge a la luz y trepa y en torno de la piedra revienta a floración, sangre de carne en flores a engalanar la cepa, sangre quizás del corazón. Y pasan intemperies: la noche, el sol, el viento; rocíos, o tormentas de lluvia torrencial, y reflorece en broches sobre el mortal asiento, un nuevo amor primaveral. Y pasa y pasa el tiempo que mata y que fecunda; y en cada planta pone la primavera fiel, para la abeja ardiente ,la flor más pudibunda, himen,...
Página 59 - Y a su conjuro mágico surgía de entre los pliegues de la nube rota, sobre el fondo del claro firmamento la cordillera altísima y remota; en cuyo lomo inaccesible y negro muralla eterna a la planicie inmensa cada cumbre de nieve parecía frente inebriada que en el cielo piensa. Surgió radiante el sol entre las crestas del Ande secular y encanecido, víase el disco brillador en fondo de nácares fulgentes encendido. Del lecho de los páramos...
Página 10 - Zenit, se inflama: céfiros, aves, flores, liras de linfa y luz, — dardos de sol de Apolo vibran en oro y llama sobre los brazos de la cruz. Sobre la cruz, — leyenda de muerte, de martirio — ponedme ese epitafio, poema y facistol, que en él me canten salmos, el picaflor y el lirio, la noche, el céfiro y el sol. Oh flores! las queridas del alba y de la noche! ceñios al madero de brazos de oración; modestas flores dulces, de perfumado broche, poned en cruz mi corazón.
Página 7 - ... seréis vosotras? ¡ni entonces lo sabré!. . . Mi sueño será eterno; mi sueño, muy profundo. . . ¿En qué piedad reposaré? Piedades. . . ! Oh piedades! — vendréis a mis despojos: es fuerza que al cadáver lo lleven a enterrar; ni os tocarán mis manos, ni os mirarán mis ojos: me llevaréis a descansar. Mi pecho será mármol, mi sangre será nieve. Y el plasma que fué vida de espíritu y razón dulce panal de vermes, que en lo interior se mueve y no lo siente el corazón.
Página 8 - Echadme tierra y tierra, pisándola a cubrirme: que llenen bien la fosa compacta ya nivel: yo quiero con la tierra sedienta confundirme que chupe el jugo de mi piel. Ni lápida ni túmulo: quiero una piedra grande, como la del sepulcro del Mártir de la Cruz: un trozo de granito de los que rueda el Ande al aire libre ya la luz. No quiero sombra de árbol ni de ciprés; — no quiero que me vigile el cuervo, ni la serpiente vil, ni el salmo de blasfemias del pájaro agorero, ni la ironía del reptil....
Página 101 - Surca el hondo remanso la piragua. al pie de umbroso platanal esbelto, cuyo follaje satinado y suelto copia en su seno tembloroso el agua. Arden las playas, al fulgir de fragua del Sol estivo; y, en la luz envuelto, relumbra, en chorros, el raudal, disuelto sobre un áspero lomo de cancagua. Como dormidos en la siesta ardiente, yacen los campos; y, en el haz de grana del llano, explende el implacable Estío.
Página 10 - ... nacisteis de su sangre, del fondo de su horror, nacisteis poco a poco, para piedades mías, bajo la piedra del dolor. Flores de zarza, flores de espinos y de abrojos, nacisteis desgarrando mi corazón mortal, punzantes a mis sienes, punzantes a mis ojos, brotes de herida sin igual.
Página 275 - El amoir a la patria es lo primero, y el don de libertad es sin segundo; Dios le dió patria y libertad al mundo; y en Dios a patria y libertad venero. Es patria y libertad cada lucero; y en cada estrella del azul profundo, el Dios refulge del amor fecundo, patria de luz del universo entero. El astro Tierra que en el libre espacio, como un globo de nácar y topacio, marcha hacia el norte en cadencioso vuelo, es [oh, crueldades de la guerra insana!
Página 208 - ... sus progresos hace. El piélago, el volcán, el Sol, el rayo son los Titanes que a la inmensa curva de la ascendente perfección la mueven, en fragor de catástrofes e incendios; pero la roca primitiva; el bosque primero; el lago en que flotó el nenúfar; el mar hirviente habitación del monstruo, allá en el fondo de la entraña yacen del Globo triunfador: fósiles negros son que en la fragua del planeta lloran su arder eterno, en sulfurados ríos, venas de naphta, o cristalinas gotas, lágrimas...