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Bello es mirar desde tus altos montes tus hondos valles de estension sin fin; el tul de tus opacos horizontes de tu eternal neblina en el confin.

De tu pálido Sol á los reflejos ver del Ontario inmóvil el cristal; y ver en tus tinieblas y á lo lejos del Niágara el zumbido sepulcral.

Mirar hundirse despeñado un rio en el abismo del lodoso Erié; allá el Missúri y el sonante Ohio cual brazos que descoge el Meschabé.

Y oir de un monte en la elevada altura los sones de algun lúbrico danzar, y del sangriento valle en la espesura los ecos de un fatídico cantar....

Todo en contraste singular unido, al grito santo que tus libres dan, y en medio joh Canadá! de tu rüido la eterna proteccion de mi Totam.... (1)

Ya se alza en la llanura la fogata que alumbrará el festin; sus llamas, del color de la escarlata, cráneos consumen sin cesar allí.

¡Sus, Iroqueses! de la hoguera en torno fantásticos danzad,

y vuestras pieles, al calor de su horno, de sangre humedecidas, calentad.

El afilado tomahawk, al cinto

se ostenta triunfador;

si es que aun con sangre se encontrare tinto, secadlo, de esta lumbre á la calor.

Llevad cien arrancadas cabelleras de vestidura en vez;

y do se ablanden vuestras almas fieras al rechinar de su morena tez.

(1) O espíritu favorable. Que se les representa en la figura de alguna fiera, por lo que se precaven de ma. tar aquel animal que creen su Tolam.

El Delawar con cauteloso paso
celoso del festin,

veloz acude, y se promete acaso
la sangre vuestra por mejor botin.

Que venga; que la fúnebre fogata que alzó vuestro valor, mas roja que el color de la escarlata aun brilla viva en su primer color.

Mas no; al olfato de los secos cráneos que á consumirse van, medrosos huyen, y hondos subterráneos para ocultarse fabricando están....

Pendientes de sus hombros las aljabas; al brazo los mortíferos mosquetes; bien aguzadas las sangrientas clavas, bandada de beligeros ginetes sobre su presa descuidada cae.

Gritos lanzando de venganza y guerra; impreso el odio en la morena cara, ningun peligro en su valor le aterra, que atados al estremo de una vara Huesos humanos por banderas trae.

¡Sus, Iroqueses, sus! antes que aleve rasgue su arpon vuestro esforzado pecho, témpanos duros de cuajada nieve

de pronto amontonad, y aquí, en acecho, fingid astutos que à placer dormís.

Cual tigre, de su presa antojadizo, y ocultos bien, con la neblina espesa, al pié de estas montañas de granizo veloces acudid, que ya atraviesa por la llanura, incauto el Abnaquís.

Esa es vuestra racion;.... ¡á ella, milanos!... bajad sin órden, en tropel,.... ¡á ella!.... vengadores al fin, de mil hermanos, veloces, como rápida centella,

á devorarla en la llanura entrad.

1844.-A. RIVERO.

COMBUSTION HUMANA ESPONTÁNEA.

SE da este nombre á un género particular de combustion, en el cual el cuerpo humano es inflamado mas ó ménos completamente por el contacto, o simplemente la aproximacion de un cuerpo en ignicion, cuyo volúmen es generalmente muy pequeño respecto al de las partes quemadas.

Aunque el epiteto de espontánea debiera restringirse á los casos en que la combustion se produjera sin la intervencion del fuego esteriormente, de lo cual solo existe uno observado por Mr. Bubbe-Lievin, de que nos ocuparémos despues, la esperiencia ha acreditado que todos los órganos de la economía presentan una resistencia considerable al fuego, de manera que se necesita gran cantidad de combustibles para reducirlos à cenizas; mas en la clase de combustion de que tratamos, es muy notable que la causa determinante haya sido la llama de una vela ó de una lámpara, las brasas de un braserillo ó de una chimenea, etc., que se han encontrado colocadas cerca del individuo, lo cual, si se requiere, puede haber dado orígen al incendio, mas no es capaz de mantenerlo ó avivarlo, al grado de producir la incinera cion de la totalidad del cuerpo en muy pocas horas. Esto nos hace admitir en los órganos de los individuos que han sido víctimas de esta especie de quemaduras, cierto estado particular que los hace mas inflamables y aptos para alimentar por sí solos la combustion, y esto es lo que caracteriza esencialmente la combustion espontánea y la distingue de las quemaduras comunes; por lo que creemos que esta denominacion á pesar de no ser rigurosa puede aplicarse al fenómeno que vamos á estudiar.

La combustion espontánea se ha verificado en diferentes lugares de Europa, pero esencialmente en los climas frios y en el rigor del invierno: en nuestro pais no se conoce hasta ahora ningun ejemplo. De los veinte casos reunidos por M. Devergie en su Medicina Legal y á los cuales se debe agregar uno que hace el objeto de un artículo publicado en el tomo 2.o del periódico de la Academia de Medicina de México, observado por el

Dr. Joly en que las víctimas son dos, se deduce que las causas predisponentes son: el abuso de los licores, la edad avanzada y el sexo femenino. Primero, de los veintidos sugetos citados, diez y ocho abusaban hacia mucho tiemto del aguardiente; y de los otros cuatro si no se dice lo mismo, tampoco se afirma lo contrario. Segundo, excepto una muchacha de diez y siete años en la cual la combustion hizo poco estrago, todos los otros se hallan comprendidos entre cincuenta y noventa años. Tercero, diez y siete de estos individuos pertenecen al sexo femenino y solo cinco al masculino: mas adelante procurarémos esplicar la influencia de estas dos últimas causas. Algunos autores miran tambien como predisponente la estrema gordura; sin embargo de que varios individuos atacados, han sido sumamente flacos.

Se tiene como causa ocasional ó determinante, el contacto ó solamente la aproximacion de un cuerpo inflamado como una lámpara, una bugía, una pipa etc., y se dice que sin esta circunstancia el fenómeno no puede verificarse. En efecto, en todos los casos auténticos conocidos hasta el año de 1838, las víctimas se han encontrado cerca de uno de estos focos; mas M. Devergie cita el caso siguiente observado por M. Bubbe-Lievin, en el cual segun este profesor, la combustion se ha verificado sin el auxilio del fuego.,,A fines de octubre de 1839, Mr. Bubbe-Lievin cirujano ayudante mayor en el ejército de Africa fué llamado para ver á un moro Abdallah-Ben-Ali, hombre de cuarenta y cinco á cincuenta años, muy grueso y que abusaba de los licores, al cual encontró en un estupor profundo, la cara y los ojos encendidos, el pulso fuerte y lleno: en este estado se habia hallado tendido en un lugar público. Estos accidentes desaparecieron á merced de dos sangrías abundantes, aplicaciones de sanguijuelas al cuello y baños de piés con mostaza, de modo que á los dos dias el hombre estaba en convalescencia; mas apenas se hubo restablecido, volvió à sus hábitos de embriaguez, pasando varios dias fuera de su casa. Al cabo de un mes de esta vida desarreglada Mr. Bubbe-Lievin, fué llamado por el padre del enfermo para ser tes

tigo de un espectáculo horrible. Yacia en el suelo el cadáver del moro consumido en los tres cuartos, negro, carbonizado y exhalando un olor infecto de aceite quemado; los miembros y una gran parte del tronco hasta el cuello habian sido consumidos. Este infeliz fué llevado á su casa ébrio como de costumbre y se acostó; á la media noche su padre despertó por el olor de quemado, acudió al punto y encontró á su hijo en presa de dolores atroces: se quejaba de una sensacion interior de quema dura; se le hizo beber agua y se roció con ella, mas en vano; una llama azulada se paseaba por todo su cuerpo y le ocasionaba quemaduras terribles." Si como asegura el autor de la observacion, ningun cuerpo inflamado se hallaba cerca del moro en el momento del accidente, este caso, aunque único, prueba la posibilidad de una combustion espontánea en todo el rigor de la palabra, es decir, determinada por un trabajo orgánico interior hasta ahorafinesplicable, pero que no puede dejar de admitirse.

Segun la relacion de los individuos que han sobrevivido, la invasion del mal se hace sentir generalmente por un calor muy vivo en una parte mas ó ménos estensa del cuerpo, la cual se ve cubierta de una llama azulada que se propaga con mucha rapidez. Otros han sentido un fuerte golpe comparable al que determinaria la descarga de una máquina eléctrica: la llama aunque poco elevada, resiste à las efusiones de agua fria, y ordinariamente no desaparece hasta la completa destruccion del cuerpo que en una ó dos horas deja convertido en un pequeño monton de cenizas.

Mas la combustion humana espontánea no siempre es general: se limita algunas veces á una region poco estensa, como los dedos, una mano, el brazo etc., que ó bien carboniza completamente, ó solo forma una escara mas ó ménos profunda, á cuya caida sucede una úlcera curable. Como fenómenos generales se han presentado el delirio, una sed ardiente y convulsiones. La putrefaccion hace progresos rápidos, y se ha visto comenzar aun antes de que el enfermo haya exhalado el último suspiro.

Conocidos estos fenómenos, vamos á discutir rápidamente las teorías emitidas sobre su esplicacion. Mr. Dupuytren admitiendo la influencia de la embriaguez en esta especie de combustion, la mira como un incendio comun, y dice así.,,He aquí como debe verificarse el hecho mas comunmente; una muger entra á su casa despues de haber tomado una cantidad mas o menos considerable de licores espirituosos, hace frio, y para resistir al rigor de la estacion, enciende fuego, se sienta en una silla y coloca un braserillo debajo. Al estupor producido por los licores se reune la sofocacion determinada por el carbon: en este estado el dolor se cambia en insensibilidad completa; el fuego inflama y consume los vestidos, la piel arde, la piel carbonizada se hiende, la grasa se funde y escurre, quedando una parte derramada en el suelo, mientras el resto sirve de pábulo á la combustion; á la vuelta del dia todo está consumido." Ademas este profesor atribuye la llama azulada á una fosforecencia semejante à la que se desarrolla en los cadáveres en putrefacion.

Frecuentemente son respetados, ya los piés, Respetando las opiniones del profesor Dulas manos, la cabeza, el cabello etc., quedando puytren, creemos que su teoría en esta mateentre estos restos algunos huesos del tronco teria, no está conforme con los hechos. Se saconvertidos en un carbon ligero y fétido. Du- be cuan dificil les era á los antiguos reducir á rante la combustion se percibe un olor fuerte cenizas los cadáveres de sus deudos colocados y muy desagradable como de cuerno quemado, sobre una hoguera y rodeados de una gran y se ve desprenderse de la víctima un humo cantidad de materias combustibles: ¿pues conegro y espeso que se adhiere á los objetos ve- mo concebir que la inflamacion de los vestidos cinos bajo la forma de hollin untuoso al tacto (aun suponiendo que sea completa, cosa que y de un olor de quemado: tocando con el dedo no siempre se verifica), sea capaz de consumir la parte inflamada queda aquel cubierto de en un tiempo tan corto el cuerpo de una persouna materia grasa que continúa ardiendo. Es na. Se dice que la combustion es alimentada muy notable que los muebles colocados cerca con la grasa; mas entre las víctimas ha habido del cadáver y aun una parte de sus vestidos, se varias en un estado estremo de enflaqueciencuentren intactos en la mayoría de los casos, miento; y por otro lado, la llama de la grasa y es inconcebible como en un hecho referido es blanca y muy elevada, y la que se presenpor Mr. Devergie que se verificó en un clérigo ta en la combustion espontánea es azulada y de Florencia, se inflamaron completamente la pequeña. Ademas, los muebles inmediatos al camisa y el solideo del paciente, y se conser- cadáver y aun la silla en que estaba sentada varon los cabellos y un pañuelo que se habia la persona durante el incendio, han quedado puesto entre la camisa y la espalda. intactos ó ligeramente atacados por el fuego,

lo que no se concilia con la intensidad de este, necesaria para la total y rápida incineracion del cuerpo en una combustion ordinaria. Por último, esta se hace cesar generalmente con facilidad, y la otra resiste singularmente á los medios empleados para suspender sus progresos.

Mr. Mare admite la combustion espontánea en el rigor de la palabra, y la esplica suponiendo primero, el desarrollo en el interior del cuerpo de un gas inflamable el cual se acumula en las celdillas del tejido celular y en las cavidades del tronco: segundo, un estado que él llama ideo-eléctrico susceptible de determinar la inflamacion espontánea del gas. Se funda en que varios autores aseguran haber visto estos eructos inflamables en personas que abusaban de los licores, y chorros mas o menos grandes de llamas, salir por las incisiones hechas en cadáveres de hombres ó de animales. Una vez admítida la presencia de estos gases en la economía, su inflamacion se determina fácilmente por la electricidad. Existe en el individuc, dice M. Mare, cierta disposicion que él llama ideo-eléctrica; si por una causa cualquiera se desarrolla una chispa en un punto del cuerpo, esta se propaga rápidamente á todo él y produce la combustion general antes de que la persona haya tenido liempo para pedir socorro. Esta teoría, aunque ingeniosa, no pasa de una hipótesis. Porque, primero, el desarrollo en la economía de los gases que supone M. Mare, solo puede ser el resultado de una enfermedad, y su acumulacion bajo la piel no podia dejar de manifestarse, cosas que no se han notado en los que han sido víctimas de la combustion espontánea: así es que en los casos citados para a-poyo de su opinion, la formacion de esos gases inflamables ha sido sin duda un efecto cadavé rico. Segundo, en uno de los casos de combustion espontánea parcial verificada en una muchacha de Hamburgo, hubo lugar de hacer algunas esperiencias para saber si durante la combustion se desprendia fluido eléctrico ó algun gas apreciable por los instrumentos y dice Mr. Breschet (Diccionario de Medicina segunda edicion, tomo 8.o página 425):,,La mano izquierda (era la parte atacada) ofrecia siempre un calor singular; la palma y los dedos no podian soportar el mas ligero contacto sin mucho dolor; el termómetro colocado en esta mano, señalaba veinticinco grados, y solo diez y siete en la derecha. Se hicieron muchas esperiencias con materias combustibles; pero sin resultado, y los mejores electrómetros puestos en contacto con la enferma colocada sobre un ais

TOMO I.

lador, no produjeron ningun efecto." Sin em bargo, no se puede dejar de admitir cierta analogía entre algunos de los fenómenos de la combustion espontánea y los que determina la electricidad en movimiento: tales son, primero, el golpe sentido por algunos individuos en el momento de invasion, comparable à la descarga de una fuerte máquina eléctrica; segundo, la rapidez con que los cadáveres entran en putrefaccion, cosa que se ha notado en todos los de las víctimas de un rayo: por lo cual sin adoptar en su totalidad la opinion de Mr. Mare, 、 nos inclinamos á creer que el fluido eléctrico desempeña un papel muy importante en la produccion de las combustiones espontáneas. La tercera teoría que se ha formado consiste en suponer que en los individuos que hacen un grande abuso del aguardiente, este es absorvido y transportado á todos los tejidos: cuando por algunas circunstancias fáciles de determinar, la exhalacion esterior no es proporcional á la absorcion interior, aquellos quedan impregnados, y por decirlo así, saturados del líquido y susceptibles de inflamarse por la menor causa. Esta hipótesis, que es la mas generalmente adoptada, se presta á la esplicacion sencilla de todos los fenómenos. 1.o La combustion espontánea se presenta casi siempre en invierno y en los paises frios; pues en estas circunstancias la transpiracion cutánea es casi nula, especialmente en los viejos. 2.o El sexo femenino es mas frecuentemente atacado que el masculino; las mugeres se entregan á la embriaguez, lo mismo que á cualquiera pasion, con una voracidad que no es comun en los hombres, y usan de preferencia licores que contienen mucho aguardiente. 3.o Es mas ordinaria entre los cincuenta y noventa años; esta es la edad en que especialmente en las mugeres predomina aquella pasion. 4.o La llama que se presenta en la combustion espontánea, es de un color azulado; igual es el de la llama del aguardiente.

Se objeta sin embargo que no es posible que una substancia ingerida en el estómago y sometida á la accion de las vísceras digestivas, pueda ser transportada con todas sus propiedades á los demas órganos de la economia; mas esta posibilidad está probada para una porcion de cuerpos, tales como el alcanfor, el éter etc., y respecto del aguardiente muchos autores dignos de crédito han percibido su olor característico en las carnes de los individuos muertos á consecuencia de la embriaguez.,,El estómago, dice M. Breschet, no elabora todas las substancias que se le confian, pues que al

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gunas llegan al tejido de nuestros órganos con necesita mucho tiempo y gran cantidad de sus propiedades." Con todo, hay una razon combustibles para la total incineracion del para no admitir como necesaria la influencia cuerpo, mientras que en la espontánea todo del aguardiente en la combustion espontánea, pasa con mucha rapidez: en la primera el fuey es el haberse verificado este accidente en una persona que jamas hacia uso de él: la muchacha de Hamburgo de que hemos hablado.

Tales son las principales opiniones que se han emitido sobre el desarrollo de la combustion humana espontánea: despues de la discusion en que hemos entrado, creemos que admi⚫tiendo su posibilidad como una verdad demostrada, los conocimientos fisiológicos, físicos y químicos que hoy se poseen, no son bastantes para dar una esplicacion satisfactoria.

El estudio de las combustiones espontáneas no es un objeto de pura curiosidad, el médico legista puede ser consultado por la autoridad para decidir si una persona quemada lo ha sido por este singular accidente. Los datos necesarios para formar su juicio los tomará de la edad, el sexo, los hábitos y demas circunstancias del individuo, del tiempo que duró el incendio, del estado del cadáver y de las partes respetadas por el fuego, de la alteracion de los muebles y demas objetos que se hallen en la habitacion y del color de la llama, si puede averiguarlo; pues debe tener presente que este accidente ataca de preferencia á las mugeres avanzadas en edad y que se entregan á la embriaguez; que en una combustion ordinaria se

go destruye completamente los miembros y respeta generalmente el tronco; en la segunda sucede lo contrario: en esta el suelo y los muebles quedan cubiertos de hollin untuoso y fétido; en aquella son comunmente destruidos y no hay resíduo de grasa.

Tampoco pueden confundirse las alteraciones que produce la combustion espontánea con las que origina un rayo, porque los cadá– veres de las victimas de este jamas se encuentran reducidos á cenizas sino solamente surcados por quemaduras superficiales; y la muerte es acompañada de otras circunstancias que bastarán para caracterizarla.

Por último, el práctico puede ser llamado en el momento del accidente para contener sus progresos; mas como lo poco que se sabe sobre su naturaleza no permita emplear un medio racional, parece que lo mas á propósito será sumergir al enfermo en un baño, ó si esto no se proporciona, cubrirlo con algun cuerpo que impida la comunicacion con el aire atmosférico, tal como arena, tierra, etc.: en se guida se administrarán bebidas ácidas en abundancia, y las quemaduras que resulten, se tratarán como una quemadura comun.

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ARTICULO INSUBSTANCIAL.

Cox los brazos apoyados sobre una mesa, los el dinero faltan las letras, y cuando falta aquel

dedos entrelazados formando una especie de visera en la que recargaba mi frente, pensaba yo.... no sabia qué pensaba; lo que habrá sucedido á mis lectores millares de veces, que estando enagenados, ó sin estarlo, preguntados en qué piensan ni á sí mismos saben qué responderse: tal me hallaba de aflijido. Oh! y con razon, tenia que escribir y no sabia qué.... en fin, maquinalmente me recargué atrás, metí mano á la bolsa, no para sacar dinero, que pocas ocasiones y en pequeñas cantidades suele acompañarme; ya se ve, mi carrera lo acredita, aunque en la literaria como en la politica hay tambien su juste millieu. Porque cuando sobra

se entrega uno con tezon á estas; pero á mí, ¡desgraciado! me ha tocado en suerte pertenecer al juste millieu, porque nací con dinero y sin talento, y ahora me hallo sin uno y sin otro. Metí, pues, como decia, mano á mi bolsa y saqué un cigarro, lo destorci, le aflojé el tabaco que estaba apretado en demasía, lo volví á torcer dándole una curvatura, lo tomé con la mano derecha, lo dirigí á la vela y por supuesto que lo encendí: apenas me lo quitaba de la boca que estaba ya llena de humo y ¡qué bella idea me vino á las mientes....! Y luego dirán que el tabaco es malo sacando á uno de tan grandes apuros. A lo menos en cuanto á mí

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