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Su padre en tiempo oportuno: Que al preceptor importuno Llama, y sin saber hablar Quiere en ciencia aprovechar Sin aprender las lecciones:

Dígole nones. etc.

En cada uno de sus epigramas, hallamos un pensamiento profundamente satírico, delicado y fino, como los mejores de Marcial, ó de Iglesias: citaré, como mas notables, los siguientes:

XI.

Del padre de una niña. Juana á los toros llevó A su hija y mientras llegaban Al circo, esta si mataban A los toros, preguntó;

Y cuando oyó que la madre "Si los matan" le decia, Esclamó ella ¡ay madre mia! ¡Sí matarán á mi padre!

XVI.

De un marido.

¡Qué opípara está la mesa! Gracias à aquel comerciante: ¡Qué liberal! me embelesa: ¡Este vino está arrogante! ¡Qué parco! y que diferente Fuera todo Mariquita, Si tú no fueras bonita, Y yo no fuera prudente.

XIX.

De una dama.
A un page nada dormido
Dijo, dándole un papel,
Cierta dama: ve con él,
Y entrégalo á mi querido.

No era la primera vez
Que iba el page, pues tomó
El papel, y preguntó:
Señora, ¿á cuál de los diez?
XXX.

Pregunté á cierto censor, Hombre de muy buena pasta, ¿Por qué en sus escritos gasta Tanta paja cierto autor?

"Es porque cuando trabaja (Me dijo) para la prensa, Ante todas cosas piensa, Y hace sus piensos con paja." XL.

De un casado. Gil no sé de que manera Vió a su muger, y esclamó:

Si fuera naranjo yo,

¡Qué hermosas naranjas diera!

Sus sonetos creo yo que pueden colocarse entre los mejores que de este género posce la poesía castellana, y que son comparables con los del fecundo Lope de Vega; y como prueba de esto puede ponerse el ya citado de la visita del currutaco y el siguiente:

LA RESPUESTA CONCISA.

¡Hola!-¿Quién es?-Yo soy.-¿Qué manda usté? ¿D. Basilio está en casa?-Señor, yo, Esta mañana que se levantó

Le llevé chocolate á su mercé......
-Bueno. ¿Mas está en casa ó ya se fué?........
-Como iba yo diciendo, lo tomỏ,

Y luego.... Mas, señora, ¿está ahí, ó no?....
-No, no era chocolate, era café....
-¡Valgate Dios, señora! bien está
Que fuera lo que fuese, mas aquí
No se trata....-Señor voy para allá....
Vaya, señora, diga vd.—¡Ah! si:
Pues, señor, D. Basilio salió ya....
-¡Qué lacónico hablar! Ya lo entendí.

En cuanto á sus traducciones, no hay mas que pasar la vista por el Facistol de Boileau que tradujo en romance endecasílabo, con la traduccion en una mano, y el original en la otra, para convencerse de que si no era un Jáuregui, estaba muy distante de pertenecer à aquella especie de traductores de quienes dice Larra, que les basta un diccionario y su audacia, para verter à nuestro idioma cualquier escritor estrangero. Mas dejando ya las citas que serian interminables, segun es el placer que la lectura de estos versos me causa, prosigamos con la vida de su autor; y antes de proseguir advertiré aquí, que en vano he buscado el elogio que de las Poesías de un mexicano, publicó el Sr. D. Andres Quintana Roo, para ponerlo à continuacion, como trozo que hará siempre honor á la memoria de D. Anastasio Ochoa.

Desde 1828 hasta 1833, año en que murió, se ocupó esclusivamente en trabajos literarios: tuvo parte en la traduccion de la Biblia de Vence, que publicó el Sr. Galvan: tradujo las Heroidas de Ovidio, y las publicó él mismo en México: comenzó á escribir unas cartas en prosa, tituladas: Cartas de Odalmira y Elisandro, manuscrito del que se conservan algunos trozos de bastante mérito: escribió tambien, segun me han asegurado, una novela de costumbres mexicanas, de la que ni el título ha llegado á mis noticias, y emprendió un trabajo demasiado ímprobo en mi concepto, como fué el de

poner en octavas castellanas el Telémaco de Fenelon, habiendo logrado llegar hasta el último libro, cinco de las cuales he leido no mas, pues los dos primeros se perdieron. Tradujo tambien en ese tiempo, del frances, el Bayaceto de Racine; del italiano, la Virginia de Alfieri; del latin, la Penélope del Padre Andres Friz; arregló la Eugenia de Beaumarchais al teatro de México, y escribió en prosa una comedia original, titulada: el Amor por Apoderado, todas las cuales las he visto y leido en un tomo de manuscritos originales suyos que posee mi amigo D. Antonio Rodriguez Galvan, y que tuvo la bondad de prestarme. Las traducciones son de bastante mérito, y la comedia original, que nunca se ha representado en nuestro teatro, tiene algunas escenas bellísimas que valen por toda ella; y he sabido tambien que escribió otra comedia original con el título de la Huérfana de Tlalnepantla, pero como no la he visto, nada diré de ella. Por este tiempo parece que se le invitó para que escribiese comedias originales para el teatro, á lo cual parece que él habia accedido, segun es fácil inferir del siguiente documento trunco que tengo en mi poder:,,Tiempo es ya de que en nuestro teatro, dice, se vean representadas algunas costumbres nacionales. El escritor que presente piezas dramáticas con esta circunstancia, si logra agradar con ellas, merece alguna recompensa, y en su derecho á ella no lo juzgo inferior á un segundo galan. Verificándose esto, se consigue al mismo tiempo protejer en algun modo las buenas letras, y principiar un repertorio de comedias mexicanas."

,,El ciudadano mexicano Anastasio Ochoa, ofrece presentar una comedia cada mes, en varias de las cuales habrá costumbres nacionales, y será la escena en nuestro pais, con la condicion, para no gravar á la empresa, de que la pieza que no agrade al público no se le premie, y por consiguiente no se le abone el honorario correspondiente á aquel mes."

,,Con estas condiciones, y otras de poca importancia que espresará.

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Por esto se vé, que si la muerte no hubiera venido á sorprenderle, quizá hubiera sido tambien el fundador de nuestro teatro nacional. Ultimamente, cuando vino à México la primera compañía de ópera italiana, se ocupó en traducir en verso los programas que se repartian al público.

En agosto de 1833, todos los ánimos estaban azorados en México, todos temian el ser atacados de un momento á otro por esa epidémia

terrible que dejó huérfanas á tantas familias, por el cólera-morbo, que habia infundido ya el espanto en todos los corazones; mas Ochoa resignado á sufrir la suerte que le tocara, y sin abandonar, ni su serenidad, ni su humor habitual, hizo su testamento desde principios de agosto, con toda la sangre fria de un filósofo que no vé en la muerte, sino la terminacion precisa y mas o menos prematura de ese movimiento que se llama vida, impreso á nuestra materia por un ser inmaterial. Con esta preparacion preliminar, vió pasar rápidamente á agosto, vió llegar á setiembre, y el dia 3 de este mes fué atacado del cólera con una violencia tal, que à las veinticuatro horas, á las siete de la mañana del 4 habia espirado ya en el seno de su familia, á los cincuenta años de su edad, y despues de una niñez, quizá feliz, de una juventud turbulenta, como lo es la de casi todos los hombres, y de una virilidad tranquila pasada en la dorada mediocridad, pues bien habia comprendido aquel precepto de Horacio:

Auream quisquis mediocritatem
Diligit, tutus caret obsoleti
Sordibus tecti; caret invidenda
Sobrius aulâ.

Mas su memoria no ha muerto, porque siempre será recordada con placer por todos los amantes de las letras, y siempre venerada por todos aquellos cuyos ratos de melancolía haya

contribuido á endulzar. Vivió para enseñarnos que hay un ramo de la poesía castellana, ramo bellísimo que debemos cultivar, si queremos llegar á poseer algun dia un repertorio de poesía popular; y su nombre nos queda, para que cuando aquella esté en su mayor grado de esplendor, aparezca rodeado de la au

reola de gloria, que, como al primero, se le

debe.-Ramon I. Alcaraz.

FERRO-CARRILES.

Uno de los adelantamientos mas útiles hechos últimamente en las ciencias, es la aplicacion del vapor al movimiento de las máquinas; pues con este medio se ha conseguido disminuir tanto el gasto, como el tiempo que se empleaba ántes de su descubrimiento en la manufactura de una porcion de objetos de primera necesidad.

Entre sus aplicaciones es muy digna de notarse, la que se ha hecho de él para mover los carros en los ferro-carriles; su utilidad es in

calculable, pues la distancia que acaso necesitaria mucho tiempo para recorrerse por los caminos ordinarios, puede ser andada por medio de aquellos en pocas horas, proporcionando así un bien inmenso al comercio en general y á los habitantes del pais que los posee. En particular su uso, generalizado hoy en toda Europa y en los Estados-Unidos, prueba su importancia y las ventajas que de ellos se derivan.

Al principio los carriles se formaron de madera, y sobre estos corrian las ruedas de los carruages, tirados entonces por animales; esta era una perfeccion con respecto á los caminos ordinarios, pues disminuyéndose la resistencia, con la misma fuerza se podia conducir un peso mucho mayor: se construian colocando á lo ancho del camino y à distancia de tres ó cuatro piés una de otra, piezas de madera, para las que se elegia la encina por ser la mas dura: estas tenian desde cuatro hasta ocho pulgadas de cuadratura, y se labraban en sus estremos para colocar sobre ellas otras que seguian la direccion misma del camino, y sobre las que descansaban las ruedas de los carruages.

La circunstancia de que la madera estuviese sujela á romperse al poco tiempo de usarse, hacia que sin embargo de sus ventajas fuese todavía muy imperfecto este medio de comunicacion: se formaron tambien los carriles de piedra labrada; pero tenian siempre las desventajas de los de madera. La esperiencia enseñó, por fin, que el mejor material es el hierro, y de este metal se construyen hoy, aplicando ademas la fuerza del vapor para mover, no un carro, sino un tren compuesto de seis, ocho y aun

mas.

Al principio se hicieron los carriles de hierro colado; pero como este metal es tan quebradizo, tenian que reponerse con mucha frecuencia, y solian ademas ocasionar desgracias en los carros que corrian por encima de ellos, en razon de que las ruedas saltaban al tropezar con las roturas, á causa de la mucha velocidad con que caminan, y por esto se sustituyó el hierro forjado, que es el que se usa hoy generalmente.

Las varas formadas de este material tienen de doce á quince piés de longitud, y descansan sobre unos apoyos de piedra colocados á distancia de tres o cuatro piés uno de otro. La flgura de estas varas ó carriles ha sufrido diversas modificaciones. Cuando se comenzaron á usar, tenian una parte saliente en el lado esterior para confinar así al camino á las ruedas que entonces eran planas; pero como con esta figura contenian el polvo y formaban lodo, oca

sionando así una parte de los defectos que se habian querido evitar, se formaron planos, y las ruedas fueron las que tuvieron las partes salientes en su lado esterior, lo cual hace que se mantengan siempre sobre los carriles. Estos se hicieron planos en su parte superior, conforme se ha dicho; pero se redondearon sus aristas, para oponer de este modo menos resistencia á las ruedas de los carros. La union de dichos carriles se efectúa por medio de una parte saliente, dejada en una de ellas, que entra en una hoquedad practicada en el otro, y afirmado con tornillos que los atraviesan, ó cortándolos oblicua é igualmente, ya en línea recta ó curva, y afirmándolos siempre con tornillos.

En algunos paises, por principios de economía, no se forma todo el carril de hierro, sino que se colocan á lo ancho barras de madera, sobre las que descansan otras en la misma direccion que debe seguir el camino, y encima de estas últimas se coloca una plancha de hierro de una pulgada ó poco mas de espesor, sobre la que corren las ruedas.-RR.

EL CLAUSTRO.

A MI AMIGO GUILLERMO PRIETO.

Ex densas sombras la callada noche
Envuelve el solitario Monasterio
Que á los cielos su cúpula levanta;
¡Puerto de salvacion, morada santa
Donde reinan la calma y el misterio!
No se mira al través de sus cristales
Humear el incienso sacrosanto
Que hasta el cielo se eleva silencioso,
Ni del austero Monge se oye el canto
Del órgano al concento sonoroso.
En dilatado cláustro, allá á lo léjos,
Lámpara opaca misteriosa brilla,
Alumbrando con pálidos reflejos
La imágen de la Vírgen sin mancilla.
En frágil vaso, cándida azucena
Ofrece su blancura y su fragancia
A la que enjuga del mortal el lloro,
A la que en nube de violeta y de oro
Lleva al Señor las preces de la infancia.
Por el hermoso cuello de Maria
Baja en rízos la suelta cabellera,
De amargo duelo la espresion descubre
La escasa luz que su semblante baña,
Reflejando en la lágrima de angustia

Que pendiente quedó de su pestaña.
Ante la imágen santa arrodillado,
Viejo monge se inclina reverente
Y eleva su oracion con fe encendida;
Entre sus canas la prudencia anida,
La calma en las arrugas de su frente.

¡Virgen de bendicion, cuyos altares Con tierno lloro el desvalido riega! ¡Cándida Virgen cuya voz sosiega De la afliccion los turbulentos mares! Eres astro que luce solitario

De negra noche entre el horror profundo;
La prenda de consuelo que dió al mundo
Jesus, al espirar en el Calvario.

Voló un cabello de tu sien divina,
Y ornó el íris el vasto firmamento;
Una lágrima tuya llevó el viento,
Y fulguró la estrella vespertina.

,,Oye Señora, benigna,
La voz de este pobre anciano,
Que con su trémula mano
Inciensa tu santo altar.
Tú que cual ninguno sabes
Lo que es de madré el cariño,
Sé amparo de un tierno niño
Que gime en triste horfandad."

,,Abandonolo inhumana
Su madre, pálido, yerto:
¿Qué puede en vasto desierto
Aislada la tierna flor?
Mas tú el árbol sacrosanto
Serás, que al pimpollo tierno,
Preserve del crudo invierno
Y del furioso aquilon."

,,Yo le enseñaré, Señora,
Tu nombre dulce, armonioso,
Y él con lábio candoroso
Su madre te llamará.
Y te mirará estasiado
Sonriéndote inocente,
Y ofrecerá reverente,
Lirio y jazmin en tu altar.
,,¡Diosa del amor cristiano!
¡Joya la mas peregrina,
De la diadema divina
Que orna del Señor la sien!
Oye el ardiente suspiro
Que fe poderosa inflama,
De este viejo que te ama
Desde su tierna niñez."

,,Recibe bajo tus alas,
Paloma blanca y sencilla,

Esa huérfana avecilla
Que busca refugio en tí.
Y con mas tranquilo curso
Que sesgo y diáfano rio,
Llegaré con el pié mio

De la existencia al confin."
Las doce son! . . . . la voz de la campana
A los varones de virtud ejemplo,
Convoca á la oracion; iluminado
Se vé resplandecer el santo templo.
Ya se mira al través de sus cristales
Humear el incienso sacrosanto
Que hasta el cielo se eleva silencioso,
Y del austero Monge se oye el canto
Del órgano al concento sonoroso.
Diciembre 14 de 1845.

JUAN N. NAVARRO.

HIGIENE.

QUE COSA SEA Y SU IMPORTANCIA.

Golocados los seres organizados en relacion

con todos los cuerpos que los rodean, se ven amenazados continuamente por innumerables agentes que tienden á destruirlos, y como si su organizacion hubiese robado sus elementos á la naturaleza inorgánica, esta trabaja por recobrar lo que era suyo, presentándoles por todas partes y sin interrupcion fuerzas tenaces é irresistibles, que no cesan de obrar sino cuando han arrancado una á una todas las partículas de que estaban compuestos, y las han vuelto á su estado primitivo.

El hombre, aquel cuya organizacion es mas complicada, mas bella, mas perfecta, se aleja mas de la naturaleza bruta, y esta, como envidiosa de su enemigo, parece que desplega todo su poder para despojarlo de sus riquezas.

Sin embargo, el hombre, como todos los seres organizados, se ve dotado de fuerzas capaces de resistir á su disolucion por una parte, ́y por otra de reponer las pérdidas que sufre en estos no interrumpidos ataques, en los que se ve ȧ veces pasageramente oprimido, y otras desordenado despues de haber agotado sus esfuerzos en contrarestar un acometimiento repentino, hasta que debilitado por el tiempo, se sobrepone á su adversario, y lo destruye enteramente.

He aquí el origen de las enfermedades que nos afligen, y que, debilitándonos cada vez mas, nos hacen experimentar padecimientos y privaciones de todos géneros, como si no

tuviésemos ya bastantes motivos de penas domésticas y públicas que desgarrasen el co

razon.

Mas hay una ciencia amiga, que tiende al hombre desgraciado una mano compasiva, para alejarlo de los precipicios á cuya orilla se encuentra à cada instante, para guiarlo por los escabrosos caminos que se ve precisado á recorrer, en fin para conservarle el inestimable tesoro de la salud; pues bien, de esta ciencia benéfica nos ocupamos en este momento.

No hay ser organizado que no se vea precisado à someterse á sus reglas, so pena de verse conmovido en sus elementos, y todos las siguen como por instinto. La madre cariñosa cuando envuelve á su hijo querido en suaves mantillas de abrigo para resguardarlo de los rigores del invierno, el jóven que gradualmente desafia todas las intemperies de las estaciones para despreciarlas en lo de adelante, el anciano que se espone á los rayos vivificadores del sol para dar vigor á sus frios y entumecidos miembros, el cuadrúpedo que se proporciona frescas guaridas en el estío y calientes en la estacion brumal, el ave que recorre el mundo con la primavera, y finalmente el vegetal que nace en lugares apropiados á su organizacion, ya escondiéndose en los abismos del mar, ya desplegando sus robustas ramas en las cimas de elevadas montañas, no hacen sino seguir las reglas que les ha inspirado la misma naturaleza, no hacen sino colocarse en las circunstancias mas favorables para la conservacion de su salud, objeto final de la higiene.

Mas es necesario fijar la atencion en algunas consideraciones importantes sobre esta ciencia; así pues generalmente se creen seguidos sus preceptos cuando se han evitado las agresiones de los demas cuerpos; error craso y de consecuencias funestas para el que está imbuido en él. ¿Qué, el rico que vé deslizarse los dias del invierno, sin sentirlos, en piezas cerradas con cristales y cortinas, alfombradas, cubierto de pieles y recostado en blandos sofás, este hombre, digo, estará ménos espuesto' á ser presa de las enfermedades, que el labrador que ha dado á sus órganos el vigor suficiente para resistir las intemperies? No, el primero, de la misma manera que la flor que ha arrancado del campo, y que adorna sus salones, colocada en doradas vasijas, está sin vigor, marchito, y pronto á ceder al soplo mas leve; mientras el segundo, semejante á la robusta encina, desafia no solo los rigores del frio, sino los de los vientos y las llúvias, y aun en la ancianidad lleva impresas las señales de

la robustez. Nuestras damas, criadas en los salones con todas las comodidades de la vida, *huyendo siempre las influencias de la atmósfera, pierden desde luego su frescura, los colores las abandonan, y temiendo presentarse á la claridad del sol, buscan la triste y amarillenta luz artificial, procurando ocultar su marchitez con repugnantes afeites. No así la aldeana fresca y vigorosa que, levantándose con la aurora, sale llena de vida á competir con el resto de la naturaleza en hermosura y lozanía. No hay duda, es mas hermosa la flor del campo que la de los salones.

De aquí nace precisamente la regla de procurar robustecernos lentamente para esponernos sin temor á la accion de lo que nos rodea, pero sin caer en el estremo opuesto: el que haya recibido de la naturaleza una constitucion fisica delicada, no se esponga desde luego á la accion de los rayos solares, de la llúvia, etc.; sométase gradualmente à su influencia, y terminará por no hacerle impresion alguna, como no le hace al que ha crecido en medio de los campos.

Por tanto, las reglas de la higiene deben seguirse, no por un dia ni por un individuo solamente: cualquiera que desprecie sus leyes recibirá el castigo de su desobediencia, y si persiste durante largo tiempo en su obstinacion, comprenderá á sus hijos en la misma pena y destruirá su descendencia, pues que la naturaleza no quiere individuos inútiles y estenuados.

¡Quién será capaz de ver con ojos enjutos el resultado de sus desórdenes en los padecimientos de sus hijos, que nacen para alimentar esperanzas en sus primeros años, y morir en su edad mas florida, ó lo que es aun mas doloroso, que tienen que soportar por toda su vida las incalculables molestias de la enfermedad! ¿Sabeis, por ventura,lo que es estar enfermo? es padecer toda clase de tormentos, no gustar un momento de tranquilidad, estar lleno de necesidades, estrañas á los demas hombres, y por lo mismo difíciles de satisfacerse, no poder entregarse á ninguna especie de distraccion, pues la lectura, los paseos, las diversiones de todos géneros y aun la conversacion con los amigos todo está negado al pobre enfermo, odque los demas hombres no comprenden sus padecimientos, y aun le niegan la compasion.

Qué importancia tenga esta ciencia, se deduce de todo lo espuesto. Su influencia se estiende á todos, y la observancia de sus preceptos es una de las principales fuentes de la felicidad de los pueblos y de los individuos. La buena madre, robusteciéndose á sí misma, dará á su hijo desde sus entrañas una salud que será

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