Imágenes de páginas
PDF
EPUB

por autoridad alguna, le guardaron luto durante un mes: tal le amaban, tal falta les iba á hacer, como que apenas murió, comenzó ya á resentirse con males que los religiosos franciscanos anunciaron al rey en una carta que le dirigieron (7)

[7] La carta cuyo trozo á continuacion insertamos, que es del Provincial y Difinidores de la Provincia del Santo Evangelio, dirigida á Felipe II, en 28 de agosto de 566, es el testimonio mas irrecusable que puede darse en prueba del gobierno paternal de Velasco, y la me

jor recomendacion que puede hacersele: dice de este virey.... y así no dudamos, sino que teniendo Vuestra Magestad atencion á sus muy leales servicios, y á las su plicaciones de muchos, que con justo título y sobrada razon, intercederán en este negocio, será servido de remunerar en sus hijos, lo que solo les dejó por herencia de los trabajos, que es dejar á Vuestra Magestad obligado á hacer grandes mercedes. Lo mucho que este buen capitan y fidelísimo gobernador trabajó en esta Nueva España, no se puede esplicar con breves palabras, ni queremos tampoco gastar muchas para este efecto, por evitar prolixidad, y porque Vuestra Magestad lo entenderá ántes de muchos años muy á la clara, en la falta que su persona hará de aquí adelante, para el buen gobierno de estos reinos. Murió pobre de hacienda," [á fé que entre nosotros no habrá uno solo de quien pueda decirse otro tanto,],,y mucho mas en la buena conciencia."

Aquí concluyó el gobierno del segundo virey, que estraño cómo pudo estenderse hasta 14 años, cuando habia dispuesto el soberano, que á excepcion de Mendoza, ningun virey pudiera ser mas de 6; y por cierto que en los historiadores no he visto que á alguno le haya llamado esto la atencion: puede solamente conjeturarse que atendiendo à su buena y acertada política se le prorogara espresamente su comision: lo evidente abrir un nuevo periodo, y por cierto que ines que la dejó cuando terminó su vida para fausto, á la historia de la Nueva-España (8).

CARLOS M. SAAVEDRA.

Esto lo tomamos de Torquemada, del que hemos sacado nuestros apuntes para este artículo, así como del Padre Cavo y Herrera, aunque este último nos merece muy poca fé por su parcialidad.

[8] No sabemos cuando le fué dado el título de conde de Santiago, pues solo tenemos noticia de haber sido el primero que lo tuvo por el retrato del Museo Nacio. nal, y á cuyo título suponemos fundadamente se hizo acreedor por su buen comportamiento. Creemos tam. bien que se le dió siendo ya virey, por razon de ser ma. yorazgo de la Nueva-España, y que conservaron sus descendientes hasta el año de 1820, en que por decreto de las cortes españolas quedaron abolidas todas las vinculaciones.

CARTAS SOBRE ALEMANIA

POR UNA SEÑORITA

AMERICA BA

Uno de nuestros compañeros en la redaccion

de este periódico, nos ha proporcionado un manuscrito bastante curioso y que tenemos la satisfaccion de comenzar á trasmitir ahora á nuestros lectores. Su objeto es describir un viage á Alemania, y apesar de que la autora

no tuvo indudablemente la intencion al escribir sus cartas de que estas viesen la luz pública, el estilo es tan sencillo, las pinturas de aquella parte de Europa, tan exactas y bellas, las reflexiones tan justas y adecuadas, que no hemos vacilado un momento en obsequiar á nuestros generosos suscritores con esa obra, que á su mérito reune la, (para nosotros) apre

[blocks in formation]

aguardarnos como no dejaba de suceder una que otra vez; pero esta mañana ya fué otra cosa. ¡Como por encantamento nos vemos en esta capital! Teniamos que levantarnos á las cinco de la mañana para estar en el rail-road antes de las seis. Nos despertaron á las cinco y media, y cuando ménos lo pensabamos, nos vino à decir L. faltaban no mas que diez minutos para las seis, los justos que se necesitaban para ir hasta allá en coche. Ya puede V. imaginarse nuestra precipitacion Leocadina. Esta, por de contado, salió con media toilette en las manos, y hecha una Magdalena con el pelo suelto, y para aumento de angustias, al mismo tiempo de llegar á carrera tendida, ,,tilin, tilin, tilin,» último aviso á nuestro parecer de la campana para llamar á los pasageros y partir. Mamá, sin ponderacion, se volvió una pluma, y nosotras unas silfides, y de un vuelo las tres nos pusimos en el coche que veloz partió al cabo de medio minuto y no mas. Por fortuna, que el equipage se habia embarcado una hora antes que nosotras.-Me pareció un sueño delicioso despues de la lentitud de los postillones, atravesar de nuevo rápidamente campos, prados, valles y selvas, y me trasladé á aquel feliz momento en que con V. al lado, y mi canastillo lleno de manzanitas de Lebanon dejamos este delicioso lugar en (1) stage, hasta Troy, para tomar allí el camino de hierro hasta Saratoga. ¿No se acuerda V., papà mio? Fué uno de los rail-roads mas agradables que anduvimos. ¡Y ahora en Europa!-En tres horas y media nos pusimos en Dresde, donde nos hemos alojado, en uno de sus mejores hoteles, lo que tanto contribuye al gusto y aun felicidad, y acabamos de remitir las cartas de recomendacion y crédito para uno de los banqueros de esta capital, y como nos proponemos pasar aquí unos ocho dias, preciso es que vaya á hacer la distribucion de mi toilette que me propongo sea esmerada.

II.

Julio 21, Dresde: à las diez de la noche. ¡Para siempre me acordaré de los cinco dias que he pasado aquí! Quiero hacer á V. una larga y exacta relacion de lo que hemos hecho, y de lo que nos hemos divertido en Dresde. M. P. M. K., que al momento de haber recibido nuestra carta vino solícito á ofrecernos sus servicios, es hombre de muchísima amabilidad, y quiso presentarnos á su mamá y hermanas, toda familia respetable: fijamos una tarde, y en [1] Diligencia.

el entretanto él se brindó á acompañarnos á visitar uno de los puntos de vista mas bonitos de Dresde. Salimos, pues, con él, y en efecto, nos hizo gozar de un paisage delicioso. Nos llevó á una especie de café fuera de la ciudad, á orillas del Elba, donde vimos señoras refrescando y tomando sorbetes. Llaman á este lugar Findlater: entramos en el café que tiene una altísima torre, donde subimos para gozar de la vista. El apacible Elba corria mansamente rodeado de la mas pintoresca naturaleza. De nuestro lado veiamos bosques espesos, verdes colinas y montañas elevadas, á cuya falda y al pié del rio, aparecian mínimos pueblecitos, uno de los cuales fué la cuna del poeta mas célebre Aleman. Del lado opuesto se veia una parte de la ciudad y llanuras cubiertas de tapiz natural. La tarde era hermosa, y dimos gracias á K. de habernos proporcionado tan bella distraccion. Como nos quedaba un dia ántes del fijo para ser presentadas en su casa, lo empleamos en visitar la galería de cuadros que ansiabamos ver. ¡Ay!

Rafael fué sin duda transportado á los cielos para poder copiar la cabeza de los querubines que sostienen la nube, sobre la cual la Purisima Concepcion huella la serpiente, enroscada en la media luna. Mas si me detengo tanto tiempo en cada cuadro como me he detenido delante de este, bien necesitaria tiempo indeterminado para recorrer estas vastas galerías, que encierra cada una cuadros de inestimable valor. Salgamos pues, para ir à dar un paseo en el ameno y vastísimo jardin público, donde respiramos el aire libre del campo. Es Dresde una de las capitales mas antiguas, y todos sus edificios son negruzcos y de aspecto imponente, lo que no la hace ménos interesante al viajero, que encuentra en ella los encantos de la naturaleza.

¡Mas qué remedio! Yo me habia formado una felicidad de subirlas y bajar á sus valles regados por el Elba, y mamá no ha querido realizar mi delicioso plan, temiendo el sol y queriendo absolutamente reposar aquí de las fatigas y escursiones de Potsdam, para proseguir nuestra ruta ó peregrinacion. Mas hablemos ahora de nuestra presentacion á la familia de K. Vive esta en una casa de campo preciosa, á orillas del Elba: [en tan agradable

De

tes, pero siempre creyéndonos una admirable
excepcion en donaire y gentileza, en educacion
y finura. Mientras tanto eran de oirse las pre-
guntas y respuestas de mamá, que á su turno le
dirigia la palabra la señora en italiano, sirvien-
do de intérprete la hija mayor que se preciaba
de comprender el español, por la analogía que
hay entre las dos lenguas. En efecto, una que
otra cosa se entendian; pero eran tan singula-
res las esplicaciones que se hacian algunas ve-
ces mútuamente, y tan particular el descon-
certado sentido y traduccion que daban á lo que
no entendian, que a pesar de lo muy engolfada
á
que yo pudiera estar, en mis relaciones de cos-
tumbres y hábitos criollos, volvia rápidamente
la cabeza hácia los tres interlocutores, pudien-
do apénas contener la risa, y unas veces las sa-
caba de las erróneas traducciones que hacian
de lo que mamá les decia, y otras las dejaba
maliciosamente caer en las graciosas asercio-
nes que sentaban con gran convencimiento;
por ejemplo, le preguntaban á mamá como po-
dia viajar sin una criada, á lo que ella respon-
dia:,,que habia sacado una muger blanca de
la Habana en su primera navegacion, por que
se habia persuadido de los inconvenientes de
traer consigo una de sus esclavas; y que la
blanca, mas le babia servido de estorbo que de
otra cosa, viendo por esperiencia era mas có-
modo y útil pasearse sin ninguna.»—¡Ah! res-
pondió la hija mayor, dirigiéndose á su madre:

mansion pasan la estacion de las flores y de las frutas: y à la sombra de los árboles: en un jardin matizado de ricas y fragantes flores, encontramos sentados á su madre y hermanos, al rededor de una mesa cubierta de fresas, de frambuesas, de crema, de dulces y bizcochos. Con gran seriedad nos saludamos sin darnos la mano, lo que en Europa es costumbre cuando no hay confianza, y entre nosotras gran impolitica si dejara de hacerse en todos casos. be V. saber para entrar en todos los pormenores de esta cómica y agradable visita, se ignora aun la existencia de las Antillas, si no es casi de la América entera, y se la figura un feo pais montañoso, fragoso, de habitantes negros montaraces que viven al cielo raso, à la inclemencia, y con tanta civilizacion como puedan tener las fieras con que viven, garras y colmillos para defenderse de sus ataques. En lo general nuestra isla se conoce como una colonia que no puede tener nada mas bueno que su tabaco, su azúcar y café, y gracias. Con esta idea de nosotros pobres colonos, se nos recibió en consecuencia con grande circunspeccion, y nosotras que ibamos ya preparadas, nos dábamos aire de francesas, y era de verse la admiracion casi tácita con que nos examinaban, buscando en vano alguna cosa que les chocara, como oirnos hablar algun idioma salvaje, vernos saludar con los brazos cruzados en el pecho, tener los dientes entresacados y la tez tostada; ignorar el uso de las sillas y del cubierto, abrir los ojos y,,dice la señora que sacó una esclava negra de la boca cuando oyéramos hablar una lengua civilizada. La madre era sobre todo un coloquio. Con el sansfaçon de una vieja y curiosidad poco delicada, nos preguntaba.-,, Y dón de han aprendido vds. el frances? ¿Acaso tienen vds. por allá maestros? Y diganme, el color natural del pais es el negro, ¿no es verdad?>> Nos preguntaba y queria informarse (á su modo de ver, sin que lo notásemos) sobre nuestro carácter, sobre nuestro modo de viajar, y sobre nuestras costumbres, nuestras riquezas, nuestras distinciones, nuestra civilizacion y gobierno. Yo me hice la simple é inocente, y con estrema naturalidad respondia á todo amable y sencillamente. Admirada cada vez mas de no encontrar en nosotras nada chocante, volvia á preguntar. ‚‚¿Et quets son vos moeurs»>?—,,Oh mesdames, tout a fait differents des votres.» Respondia yo con énfasis.,,Mais pourtant, ajoutaient elles toutes emerveillées, vous étes en tout egales à nous, et bien plus aimables.>> Por lo que hace á nuestras cabañas sin techo, se convencieron al fin, eran casas iguales á las suyas, así como sus habitan

su casa, pero que el embajador le aconsejó en Nueva York que la dejara á su cuidado, siéndole mas conveniente pasar á Europa sin ella, y que él se encargaba de enviársela despues.»> Y mamá bajó la cabeza en señal de aprobacion. Apénas podia contenerme de echar una carcajada de risa, así como L., quien poniéndose de acuerdo con una mirada, no dijo una palabra. Cuando á sus reiteradas súplicas nos prestamos á cantar algunas pequeñas canciones, entonces poco faltó para que nos creyeran ángeles bajados del paraiso, y persuadidas al fin de que en un todo estábamos educadas como ellas, fueron poco á poco deponiendo la reserva y seriedad, y todo se volvió cordialidad y franqueza, y descos vivos de conocer á la isla de Cuba, que tales tesoros encerraba. Se brindaron á acompañarnos á visitar lo mas notable que encerraba Dresde. Con ellas ya hemos visitado por segunda vez la galeria de pinturas, y nos hemos paseado en el jardin que llaman de Brakl, dentro de la ciudad; en un terraplen sembrado de frondosos árboles y con una baranda á lo largo, que cae sobre el Elba,

cubierto de botecitos, y ya surcadas sus aguas por los vapores recientemente establecidos. Apoyadas sobre la baranda, gozábamos de esta agradable y animada vista, hermoseada por el magnífico puente de once arcos, que aquí atraviesa el rio. Este puente es célebre por la suerte que esperimentó en la guerra de 1813, en que a pesar de la resistencia del pueblo, fué partido para impedir el paso del enemigo; mas lo que fué destruido está ya reedificado.

Hemos ido al teatro que verdaderamente no pudiera tenerle mas mezquino la mas miserable aldea; se está construyendo al lado mismo uno, que segun dicen, será magnífico y de arquitectura nueva y particular. Nos tocó oir en la Norma á la famosa Unghar, aunque ya en decadencia y recibida aun con entusiasmo en los teatros alemanes por su accion, siendo sin duda consumada actriz. Hoy domingo, despues de haber oido misa en la magnífica iglesia católica de la Corte, donde se oye tambien una excelente música, nos vino á buscar K..... á eso de las tres, para llevarnos á su casa donde estábamos convidadas à comer. Encontramos á las jóvenes muy aderezadas y con algunos convidados; entre ellos la Unghar. Una preciosa comida nos fué servida. Durante ella, tuve yo conversacion animada con uno de los hermanos, que era poeta, y por consecuencia romántico y entusiasmado, y me recitaba versos en latin en loor de las pobres inconquistadas, que ahora ensalzadas, no hacia poco habian sufrido escrupuloso exámen. Acabada la comida salimos todos à pasearnos en el jardin, y nuestras nuevas amiguitas adornaron nuestra cabeza con ricas y fragantes rosas de Alejandría. Vueltas de nuestro paseo nos sentamos al pié de un árbol, y L..... fué á colocarse debajo de un naranjo en flor; acercóse á su lado un jóven polaco, que habia sido convidado, y así, á algunos pasos de distancia, me distraía de los que estaban á mi lado, para seguirlos á ellos dos con la vista, pues ya sabia de lo que hablaban, y me interesaba. Era ese polaco adorador de los españoles, y detractor de sus colonias, asentó sin ninguna delicadeza, que nosotras valiamos segun el placer de los espa ñoles de ensalzarnos ó de rebajarnos, y añadió con estoicismo revoltant, que los negros eran brutos que necesitaban del rigor, así como nosolras, que teniamos tanta tendencia á la insurreccion.-En mi vida creo habrá aparecido sobre mis lábios una sonrisa mas despreciativa que la con que honré de léjos tan disparatado concepto. A L.... de ménos sangre fria que yo, se le saltaron las lágrimas de rabia, y le houró con un,,l'ous dites des sottises” que él acogió

[ocr errors]

con política sonrisa. Encendida de despecho, y con aire de soberano desprecio, le dejó con la palabra en la boca, y vino á sentarse á mi lado, á una mirada que le di, reprendiéndola de su indiscrecion en dar así rienda suelta á su carácter y opiniones. Pero lo hacia de un modo tan encantador, que si posible era excitaba la falta de delicadeza del señor polaco, que parece se encantaba y divertia con el fuego que vibraban sus ojos, y la animacion de su semblante al rebatirle, añadiendo á cada opinion suya-,,Vous etes un sot."-Ay! papá mio, ¡en vano quiere uno despojarse de los sentimientos patrios! ¡en vano quiere uno armarse de estoicismo, y ser indiferente á todas las opiniones imbéciles ó bien fundadas de los hombres! yo lo sé, estoy persuadida de que no tenemos patria, de que allí todos somos esclavos, y de que los esclavos no pueden tener nobleza, ó lo que aquí llaman aristocracia: yo sé bien que estas serian patrañas, si nuestros compatriotas, nobles de alma y orgullosos, no tonta ni neciamente vanidosos, supieran darse lugar y formarse un carácter; bien sé juzgarlos, y bien conozco nuestra condicion; y sin embargo, quisiera volverme una leona, para sacarles los ojos à todos aquellos que nos denigran y nos desprecian, como es lo general. Esto me hace odiar á todos los europeos, y pido á Dios engrandezca nuestra Isla y sus habitantes, para poderlos despreciar á mi vez como desde abora lo hago secretamente. No pudiendo ensalzar sino su clima y su naturaleza, me desquito con poner á los Estados-Unidos en los cuernos de la luna, cada vez que encontrándome con un ingles, éste con rencor mordaz é implacable los llama patanes, egoistas, ladrones, cuya prosperidad no será sino de un dia. Aquí doy rienda suelta á mi exaltacion, y les digo son padres envidiosos, que quieren desconocer en vano la grandeza rápida de sus hijos, porque rivaliza con la suya de siglos, mientras la de ellos es de uno. Se admiran de mi fuego en defender á los americanos del Norte, y me preguntan, qué interés puedo yo tener en ello.-Es mi patria adoptiva, respondo, y añado entre mí: un dia puede ser lo será efectiva. ¿Qué dice V. de estos sueños ilusorios? Tenia razon el Sr. T... en perseguirnos como insurgentes. Yo al ménos, à Dios bendito, lo soy declarada, aunque lo tengo guardado en el fondo de mi corazon: ¿pues de que me serviria demostrarlo, mientras fuera instrumento aislado é inofensivo?-Callémonos enhorabuena, y sigamos el curso apacible de mi relacion.-Sentados en el jardin, llegaron dos ó tres familias mas, entre ellas una señora como de treinta años, que me designaron como

poetisa de gran talento, y traductora de D. Quijote: sin embargo, ella se atrevia apenas á dirigirme una que otra palabra en español, falta de práctica en hablarle, lo que no impide poseerle perfectamente para la traduccion.

Ya venida la noche, subimos todos al salon, y la Unghar nos regaló con varias canciones y arietas en las que creí oir à Margarita O-Brian. -L.... tambien nos hizo oir sus acentos de gilguerito silvestre. Durante la cena, compuesta de dulces, frutas y refrescos, y amenizada por la mas agradable confianza y cordialidad, que reinaba en el semblante de esta afable familia, comunicándose á toda la reunion, me presentaron un célebre pintor moderno que espresamente convidaron, para que nos conociera, y que no emplea su talento sino en sacar las fisonomías de célebres é ilustres hombres y hermosuras; pero como todos los hombres tienen sus momentos de ceguedad, el quiso echar á perder su precioso album, añadiendo á su escogida coleccion la traviesa fisonomia de una humilde criolla: por fortuna suya nos hemos resistido tanto á sus súplicas como á las de toda esta apreciable familia, que no nos perdonan las dejemos tan pronto, y aun nos proponen, que si nos quedamos algun tiempo mas, nos acompañarán á la Suiza Sajona. No puede V. figurarse su empeño porque nos que demos una semana mas siquiera. La señora, las hermanas nos acarician cual íntimas amiguitas antiguas, y sin duda son preciosas criaturas, que no olvidaremos nunca. Sin embargo, los caballos de posta ya están pedidos para mañana antes de las 7, y fué este el pretesto que dimos para retirarnos antes de las 9.Está la casa situada enteramente á orillas del Elba, y habiendo despedido nuestro coche, aceptamos el bote de la familia, que es pesado y chato, como los que se usan en este rio, y donde rema un solo hombre de pié. La noche estaba oscurísima y llovía mucho. Nos acompañaban con una linterna cuatro galanes, entre ellos M. K.... y llegados à la ribera la llúvia aumentó fuertemente. Parece mentira que en una capital de Europa, de esta Europa antiquisima, se encuentre un rio navegable, donde ya se han establecido los vapores, sin que haya un muelle donde desembarcar, no se dice con comodidad, pero al ménos con seguridad. Así es que desembarcamos en una ribera alta, desigual, húmeda y resbalosa naturalmente en sumo grado cuando llueve: de suerte que fué un milagro que en la absoluta oscuridad, á las tres, ó al ménos á mamá, no le hubiera fallado un pié y caido peligrosa

mente aunque sostenida cada una por un caballero, y poco faltó para que hubiera sucedido lo contrario, porque yo fuí quien sostuve al que me conducia, que todo mojado apenas podia sostenerse, y se le fué un pié apoyándose en mi mano, en la que encontró firmeza.-Para mí fué esto todo una diversion, y mas cuando en una silla de manos, me vi llevar con pasos ligeros á nuestro hotel, escoltada por los mismos caballeros, y siguiendo atras mamá y L.... en sus respectivas sillas, que son muy cómodas y útiles, sobre todo, en invierno, y que son de uso general en Dresde.-Llegadas con felicidad, y mas frescas de lo necesario, nos despedimos de nuestros caballeros sirvientes, despues de habernos reido y congratulado de nuestros trabajos y mútua ayuda al desembarcar en la ribera abandonada del manso y apacible Elba.-Ahora pues, si V. lo permite, es tiempo de retirarme yo tambien y prestar oido mientras nos acostamos, á los recuerdos que me hace L.... riendo como una loca de nuestro conocimiento con la familia K...., de sus preguntas, de su amabilidad, y del dia de hoy pasado con ella.-Vé V. que hay mucho de que charlar, segun es nuestra costumbre antes de ir á la cama y aun mucho despues de estar acostadas, hasta que mamá nos gritó.,,Niñas; no me dejan dormir, silencio!-Pues señor, si

lencio!

Julio 23.-Toplitz.

¡Que precioso camino conduce á esta lindisima ciudad ya en el imperio austriaco y á donde llegamos ayer en la tarde! sus colinas y valles, son deliciosos y anuncian de antemauo la mansion agradable que debe pasarse aquí en esta estacion de los baños, visitados por toda la Alemania durante el verano. Sus diferentes manantiales están al abrigo en diversos hermosos edificios, y el lujo y aseo que reina en ellos, y magníficos hoteles que se habitan adornados de flores, me hicieron acordar de nuestro humilde Sweet Spring, que si no comparable en la hermosura del arte y en la comodidad, al menos era preferible por sus cristalinos y vastos baños en que no como aquí tiene uno que estarse quieto emparedado en una tina de marmol; preferible aun por la rusticidad de sus cabins al pié de frondosas encinas septuagenarias. Si el verdor de sus colinas y montañas, si la frondosidad de sus arboles; si la frescura del césped de sus valles no estuvieran amenazados de un riguroso invierno; ¡que lugar de delicia seria ese para

« AnteriorContinuar »