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con seis estatuas de las virtudes. Ocupa el centro una estatua de la Purísima Concepcion, debajo de la bóveda, en cuyo centro está el Padre Eterno.

Se compone el cuarto cuerpo de un zócalo y seis estípites con medios cuerpos de ángeles, los que reciben un hermoso anillo y una graciosa cupulita: este cuerpo está dedicado á Sr. San José, cuya estatua está en el centro: remata la cúpula con una gallarda estatua del Sr. Resucitado, mayor que las demas, y de muy buena escultura.

Esta obra verdaderamente maestra, en que reina la mayor simetría, la trabajó el patron D. Miguel Torres, platero mexicano, costó 15671 pesos, 2 reales, 6 granos, y pesa 547 marcos de plata.

SACRISTIA.

Se entra á esta por la capilla primera del lado de la epistola, tiene 20 varas de largo y 11 3, de ancho, está habilitada en la parte que cubre su primera bóveda de cajones decentes, para los muy ricos y abundantes ornamentos que deposita. El frente lo ocupa un gran lienzo del triunfo de la iglesia, otro á la izquierda del triunfo de la fé, y á la derecha otro del de la religion, copiadas de estampas de Pablo Rubens, y en los medios puntos otros del Apocalípsis, todos de Baltazar Echave, esposo y discípulo de la célebre Sumaya, pintora de que hicimos mencion en la capilla de las reliquias. Estos tienen unos retablos de órden compuesto, no muy antiguos, y todos dorados.

Los muros de la otra bóveda están cubiertos de lienzos, en el principal está el patrocinio de la Santísima Virgen, y en las cuchillas de su medio punto las apariciones de Nuestra Señora del Pilar á Santiago y San Ildefonso. En los lados está el lavatorio y la institucion, obra de Luis Berruecos.

A los lados de las puertas de entrada están dos óvalos, un muy buen San José y San Miguel, de Ibarra,

En el medio de la pieza hay dos mesas con muy hermosas lápidas de tecali, que es lástima estén maltratadas, y en un ángulo una fuente ó aguamanil de 3 1/2 varas de altura, cuya basa y primera tasa (que es de 2 varas de diámetro) son de tecali, de donde se eleva un balaustre de plata que recibe otra tasa de 1 / varas de diámetro, rematando con un San Miguel to. do de plata.

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De la sacristía se entra á la sala capitular, la que es un cañon con una bóveda y una cúpul a que la ilumina: dicha sala está tapisada con

paños de Flandes, sobre los que están los retra. tos de los veinticuatro señores obispos que han gobernado esta iglesia; en el medio hay una pintura de la Purísima, un Santo Cristo de escultura en el medio punto, y dos óvalos à los lados con los retratos de Carlos V y Leon X, de Ibarra. De esta se pasa á otra sala en que se visten los canónigos, y tambien da ingreso á otra en que se guarda el tenebrario y la cera.

Por otra puerta que hay en la sacristía se pasa al cofre, habitaciones de los padres sacristanes y otras oficinas, y de ahí á la capilla de los Santos Oleos. Esta es una curiosa rotunda muy adornada, con su cúpula, en la que hay pinturas flamencas, frente á su puerta está otra que sale á la calle.

na.

Por la capilla de Santiago que es la primera de la nave del evangelio, se entra al Sagrario, el que con verdad, no merece tal nombre, por ser una capilla pequeña y demasiado mezquiEl V. S. Palafox emprendió hacer este necesario templo con la estension debida, el que dejó comenzado; mas desde luego examinado el local que debiendo ser unido à la iglesia no proporcionaba la estension que se deseaba, por que si era por la capilla de la Soledad, se ve que apénas dió lugar á la de los aguadores; si es donde ahora está el Sagrario, ya vemos lo que resultó, y asi se decidió este venerable prelado á hacerlo frente de la fachada principal de la iglesia, buscando el nivel de la calle de la Concepcion, por lo que el costado del lado del evangelio con las casas que ahora llamamos frente de Catedral, y el de la epístola, quedaba frente de las puertas de San Ignacio y del Perdon. La espalda miraba á la plaza, y la puerta al obispado, siguiendo la primera la direccion de la calle de los Herreros, de suerte que la esquina que hacia para doblar de la espalda al costado del evangelio, quedaba donde mismo está ahora la del cementerio que hace contraesquina del portal de Borja, quedando dicha espalda 17 varas mas avanzada à la plaza, que el nivel de las paredes de la iglesia.

Cuarenta varas tenia de largo este templo, quince de ancho, y ya estaba elevado á trece de altura, cuando el Sr. Palafox se fué á España, No agradaba á la mayor parte de los poblanos este pegote que embarazaba y quitaba la vista á la hermosa fachada de la iglesia. Luego que partió el dicho Sr. Palafox, se suspendió la obra, y el ayuntamiento hizo presente al primer virey que vino el disgusto de los poblanos por aquel embarazo, y el virey ordenó que se arrasara lo hecho y se dispusiera en otro lugar, Duraron estos escombros hasta el tiempo de D.

Domingo Pantaleon, que hizo desembarazar el trabajados por D. Rafael Barrios, los que se cementerio de las ruinas del templo.

Por los años de 1825 y 26, el Sr. D. José Cayetano Gallo cura que era entonces, pensó con empeño el edificar nuevo Sagrario, cuya fábrica hubiera llevado á cabo el celo y eficacia de este digno eclesiástico, pero desgraciadamente desistió de la empresa por no contar con fondos suficientes.

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La capilla que ahora sirve ocupa el local opuesto á la sacristia, su pormenor es igual, pues consta de las mismas bóvedas y arcos que aquella, aunque los miembros de su arquitectura son inferiores, por lo que es de sospechar que el autor de los planos de la iglesia hubiera pensado en que esta sirviera para guardar muebles. Su arquitectura no tiene que alabar mas de su solidez: tiene veinte varas de largo y 12 3⁄4 de ancho: ocupa el lugar principal un retablo moderno, que hace pocos años se estrenó, cuyos diseños hizo D. Julian Ordoñez; es de órden compuesto y su material, mamposteria. Sobre un zócalo del alto del altar se eleva el pedestal, el que resaltado por cada lado recibe dos columnas pareadas, siendo por todas cuatro, estas sustentan su cornisa correspondiente resaltando dos trozos que pertenecen á cada dos columnas y sobre ellos un arranque de tímpano abierto con un pedestal yuna jarra. En el medio se nota un marco adornado de grecas y tallas que ocupa el espacio principal con un cuadro en que está pintada la aparicion de la virgen del Pilar, pintura antigua de autor incógnito y estilo estrangero: en los estremos de los pedestales se avanzan otros, los que reciben dos peanas con S. Joaquin y Santa Ana. El segundo cuerpo se compone de un ático con cuatro jambas y su cornesuelo, en cuyo medio está un óvalo horizontal en el que se representa la institucion del Santísimo Sacramento con su marco y tallas doradas, rematando con una ráfaga dorada en cuyo centro está el Cordero. El friso de la cornisa, sus molduras grecas que decoran los intercolumnios y adorno de los netos y entrecalles de este altar, todo es dorado como tambien las grecas y mensolas de un arco que lo guarnece. En los netos de los pedestales hay dos bellos liencesitos apaisados y tanto estas como el cenáculo son pintados por D. Lorenzo Zendejas hijo de D. Miguel.

El altar tiene su aparato de plata que se compone de frontal, sotabanco, sagrario, trono, 6 candeleros medianos, 4 chicos, 4 ramilletes medianos y 4 chicos.

En los muros colaterales hay dos altarcitos

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componen de su altar, dos columnas de órden jónico y fróntis semicircular, rematando con ráfagas, y uno tiene un nicho con una hermosa estatua de vara, de S. José, escultura de Cora, y el del frente una Señora de Guadalupe, los dos con cristales, cerrando los tres altares una crujía de labores de fierro agregadas, hecha por D. José Mariano Saavedra.

A la derecha está la entrada á la Catedral, y à la izquierda una capillita donde está la fuente bautismal. Esta consta de una tasa de tecali con su pedestal de lo mismo, y tiene por remate una jarra de tecali con sus asas y azucenas de bronceado.

La capilla es de cal y canto, de una hechura tan desacorde con la demas fábrica, que parece ser resto de alguna nave colateral de la antigua Catedral: es cuadrada, con una cúpula que demuestra ser postisa: tiene tres altares con sus retablos dorados que se estrenaron á principios de este siglo, ocupando la parte principal de cada uno un lienzo: representando los de los lados el lavatorio y el bautismo del Salvador y en el medio la oracion del huerto, último lienzo de D. Miguel Gerónimo Zendejas pintado á los 92 años de su edad. La entrada principal vé al Norte ó á la plaza, tiene su portadita en cuyo gusto se nota que comenzaba á decaer la arquitectura, no obstante debe alabarse el trabajo material de la cantería.

ESTERIOR DE LA IGLESIA.

Ya dijimos las varas que comprende su longitud interior de Oriente á Poniente y su latitud de Norte á Sur, deben agregarse los gruesos de sus muros que son 2 varas, y las salidas de sus portadas, postes y cabos de torres. Estas son dos iguales y cuadradas, cuyos cubos montan á la altura de la fachada principal coronados de una hermosa cornisa; sobre este sube el primer cuerpo que es de órden dórico con tres pilastras en cada frente, y dos arcos para campanas, uno en cada intercolumnio: dichas pilastras tienen sus pedestales y reciben la cornisa correspondiente, resaltando el alquitrave y friso rosetas talladas en la proyectura de la cornisa: en el friso hay triglifos, mas no tiene Melopas. Los arcos son de proporcion dupla con sus impostas, jambas y fajas que los guarnecen, rompiendo estos sobre el pedestal y asegurados con balaustradas de cantería, siendo to dos los de este primer cuerpo ocho: el espacio que hay entre estos y la cornisa, está dividido por una faja, siendo lo demas almohadillado.

Sigue el segundo cuerpo enjutando un poco

su ancho, el que es de órden jónico y presenta en tres cuerpos: el 1.o dórico con cuatro me

tres pilastras sin pedestal, sino zócalo por cada frente, y así estas como las del primer piso, son acanaladas y reciben la cornisa que prescribe el órden á que pertenece. Este cuerpo, aunque tiene casi la misma altura que el primero, lo dividió su autor con destreza en dos partes por el medio, con un cornesuelo con dentellones colocando cuatro arcos en cada frente, dos en la division inferior con balaustrada, y otros tantos en la superior sin ella, lo que divierte á la vista y evitó las muchas subdivisiones que tan chocantes son en los cuerpos arquitectónicos.

Corona esta cornisa una seria balaustrada interceptada, con pedestales en las esquinas y en la mediania de los frentes, en los que rematan almenas redondas piramidales: sigue un zócalo ochavado, superior tres veces en altura al balaustrado, el que en cada ángulo tiene una almena como las anteriores, quedando estas mas altas que las otras y en medio de ellas. Todo lo dicho hasta aquí es obra en cantería, mas el cascaron que sigue de la cúpula, es de ladrillo y azulejos, rematando con una lanternilla, encima de la cual está una graciosa escosia de piedra blanca que llaman de Villería, la que soporta un globo de la misma piedra de 11/, varas de diámetro, finalizando con una cruz de 3 1/3 de alta, las que anteriormente eran de piedra, pero habiéndolas derribado el temblor del dia de Santa Mónica del año de 1820, se hicieron de madera de ciprés muy bien barnizadas, imitando la piedra. Desde el estremo de estas al pavimento, tienen de altura dichas torres 19 vs. /. Por una inscripcion que está grabada en la del lado del N., se vé que costó 100.000 pesos. Esta torre, que llaman vieja, es la única que tiene campanas, las que componen una coleccion muy armoniosa que no lastima el oido, y son diez campanas en el primer piso y ocho esquilas en el segundo, y la campana del reloj que es muy sonora. La campana mayor está en el centro, la fundió Francisco Márquez, pesa 185 quintales, y costó 8.202 ps., se estrenó el año de 1637. La que se le sigue, que llaman de Jesus, tiene una excelente voz; la hizo Antonio de Herrera y Mateo Peregrina, pesa 163 quintales 1 arroba 7 libras, costó 10.207 ps. 4 rs. El esquilon mayor es sin igual, y las demas esquilas son armoniosas, especialmente la que llaman la flotista.

Tiene este templo cinco puertas, una en cada costado y tres en el frente, todas con portadas. La del medio se eleva 35 varas, está dividida

dias columnas istriadas con sus pedestales y cornisa: en los intercolumnios hay dos nichos bien trabajados como todo lo demas, con dos estatuas de piedra Villería, deS. Pedro y S. Pablo: en medio está la puerta con su arco bien tallado, cuya imposta corre arriba de los nichos, y en el espacio que queda entre esta y la cornisa, están unos escudones de Villería con geroglíficos de la Santísima Virgen, siendo de la misma piedra los adornos de las enjutas del

arco.

El segundo cuerpo es jónico, con cuatro medias columnas sobre pedestales adornados sus netos con carteles: en sus intercolumnios hay nichos y escudones como el primero, y tambien estatuas de S. José y Santiago el mayor: el centro lo ocupa una ventana con marco blanco y una mezquina estatua de la Purísima Concepcion.

Sobre la cornisa de este sigue el tercero, que consta de dos medias columnas dóricas istriadas sobre pedestales, y su cornisa sin fróntis rematando con las armas de España, las que picaron, y en cuyo hueco piensan poner las de la nacion cuyo modelo está hecho. A los lados de las columnas hay dos almenas sobre pedestales, y el fondo del medio punto es almohadillado. Dividen esta portada de las laterales dos postes bien formados con sus remates de buena figura, rompiendo de estos un medio punto con un cornesuelo. En la parte superior del tercer cuerpo, está un óvalo con la fecha en que se acabó dicha portada, que fué el año de 1664, y costó al Illmo. Sr. D. Diego Osorio Escobar y Llamas, que fué quien la donó 18.472 pesos.

Las dos portadas laterales á esta, son iguales en su arquitectura, constan de tres cuerpos: el primero dórico, con cuatro columnas sobre pedestales con su cornisa; el medio lo ocupa la puerta, y en los intercolumnios nada por estar cerrados. El segundo es jónico, con cuatro pilastras sobre zócalo, y su cornisa, en que se tomó el autor la licencia de adornar su friso con triglifos y mensolas: en el medio hay un bajo relieve con sus márcos de Villería con Sta. Rosa en una y Sta. Teresa en la otra, y á los lados de cada uno, unos tableros tallados de la misma piedra, y de la misma los adornos de las enjutas del arco de la puerta. El tercer cuerpo tiene dos medias columnas corintias, su cornisa y frontis semicircular, y en el medio una ventana cuadrada con márco de Villería; á los lados de las columnas, sobre dos pedestales de cantería, están dos medias jarras de Villería,

de la misma son algunos adyacentes como jarras-tarjetas y un ángel con que remata cada portada.

Separan estas de las torres unos cabos donde estan los caracoles para subir á ellas, los que à pesar de estar á un lado de los cubos grandes no hacen mal efecto al conjunto, estos rematan con una cornisa y balaustrada en su plataforma interrumpida por pedestalitos y tres almenas agudas, todo de canteria.

Las portadas que miran al Norte y al Sur son iguales en la sustancia de la arquitectura aunque varian en accidentes, siendo esta mas sencilla sin estátuas ni adornos, quedando frente del Seminario, cuyo átrio solo tiene el ancho de dicha portada por encajonarla á sus lados la oficina de haceduría, bodega del monumento y biblioteca del coro. En el frente cierra una reja de buena forma con sus puertas, la que hizo D. José Mariano Saavedra.

La portada que ve à la plaza ó al Norte, tiene de alto 33 3, varas consta de tres cuerpos, el primero de un hermoso dórico con cuatro columnas istriadas y sus capiteles con ovos tallados en su cuarto bocel, estas reciben su cornisa bien proporcionada aunque carece de triglifos; el lugar principal lo ocupa la puerta con un bello arco adornado con regularidad é inteligencia; en los intercolumnios hay repisones con nichos perfectamente ejecutados, rematando con conchas, y en los que están dos estátuas de S. Juan Evangelista y S. Mateo, del tamaño natural, de Villeria; la imposta del arco corre á los lados, y en el hueco que deja esta division de los nichos á la cornisa, hay carteles ó medallas con retratos de reyes fundadores, de bajo relieve en piedra blanca, y de lo mismo unos niños que adornan las enjutas del arco.

Sobre un pedestal muy adornado de varias labores embutidas, se elevan cuatro pilastras de órden jónico que componen el segundo cuerpo, el medio lo ocupa una ventana con un marco tallado con gusto, y los intercolumnios tienen nichos y medallas lo mismo que los de abajo con las estátuas de S. Lúcas y S. Márcos. Sigue la cornisa, la que desde luego mirando el autor la aridez de la jónica se tomó la licencia de adornar su friso de triglifos sin gotas y mensolas, y como corre guarneciendo à dos hermosos y grandes postes que para la seguridad del edificio están á los lados de la portada, de ahi es que resulte un conjunto magestuoso. Sobre estas impostas que forman como se ha dicho la cornisa, á los postes se elevan unos cartones que disminuyendo la salida de aquellos reciben un arco que sirve de remate á esta portada, en

cuyo centro está el tercer cuerpo, este rompe de la cornisa del segundo y consta de dos columnas coríntias sobre pedestales, las que reciben su correspondiente cornisa con frontis, por ocupar anteriormente el lugar de este un escudo de armas que ahora está deshecho.

Remata el arco que dijimos con una estatuita de S. José, de piedra blanca, y de lo mismo son unos escudos con las armas de la iglesia uno, y una tiara y llaves otro, que acompañan las columnas del último cuerpo de la que tambien son algunos adyacentes, que adornan esta obra. Por desgracia la de escultura es pésima: es de sentir que las circunstancias no permitan reemplazar las estátuas aunque en menos número; no así la arquitectura, repetimos que es obra maestra principalmente en el trabajo de canteria por lo que no sin razon tiene gravado en el pedestal Hoc opus, Hic labor.

Circunda un muro el alto de las capillas, este está coronado de una cornisa, interrumpido por canales de canteria tallada y tiene su antepecho. Están distribuidas tanto en las naves laterales como en la del medio veintiseis arbortantes que no solo sirven para fortificar la obra, sino para adornarla por la airosa hechura que tienen, y ademas para dirigir las aguas cuando llueve; ochenta y seis almenas piramidales decoran en tres órdenes los antepechos que se presentan á la vista á distintas alturas.

La cúpula principal se eleva con gallardía sobre el crucero; su sotabanco es octágono con tres pilastras jónicas en cada ángulo y su cornisa; en los cuatro muros de los frentes de este ochavo, se ven otras tantas ventanas, y en los otros cuatro arbortantes formados con inteligencia y buen gusto no solo para hermosear esta pieza, sino para su firmeza y seguridad: el cascaron es bien formado forrado de azulejos amarillos y verdes con tres grandes estrellas repartidas á iguales distancias, sigue la lanternilla de un alto regular con cuatro ventanas sobre pilastrillas y finaliza con una graciosa cúspide y una estatuita de la Concepcion.

La cúpula de la capilla de los reyes es inferior, solo tiene el cascaron con cuatro ventanas y otras tantas escalerillas, entre estas su lanterna remata con una estátua de S. José. Esta cúpula es muy lucida cuando se ilumina generalmente la iglesia.

El átrio es hermoso se avanza por la fachada principal como sesenta varas y por el lado de la plaza 17. Es todo enlosado, suben á él por varios trechos de escalones: por el poniente solo tiene dos y por el sur 10, resultando esta diferencia del natural descenso que felizment e

tiene esta ciudad, para desahogo de sus aguas: tiene ademas una rampla para los enfermos. En los estremos que forma dicho átrio que son tres por estar embarazado el otro con oficinas indispensables, están otros tantos portes áticos de gracioso dibujo, rematando con una estatuita que son S. José, S. Miguel y el Angel Custodio. Siguen cerrando el átrio á trechos iguales 17 columnas toscanas con unos leones con escudos de Villeria sobre sus capiteles y entre éstas 47 pilares bien distribuidos.

Contra el cubo de la torre del lado del sur está una capilla pequeña que llaman de los aguadores, la que no tiene cosa notable y por lo comun sirve de panteon á los pobres.

Esta iglesia tiene la prerogativa de ser el primer templo suntuoso que bajo buenos diseños se trató de hacer en América y lo prueba el que habiendo sido dedicado por el Sr. Palafox en 1649 y la Metropolitana de México en 1653 siendo virey D. Francisco Fernandez de la Cueva duque de Alburquerque, claro es que és ta es mas antigua que aquella cuatro años y en el intervalo gobernaron el vireinato cuatro

sucesores del Sr. Palafox.

No pasarémos en silencio una sospecha interesante que tenemos á favor del templo, y es que aunque por nuestras indagaciones hemos apuntado que los diseños parece los dió Juan Gomez de Mora, nosotros creemos, aunque no tenemos datos seguros, que los dió su maestro el célebre Juan de Herrera, y nos fundamos en que el primero murió en 1648 y el templo se comenzó en 1552 es decir 96 años entre una y otra fecha: resulta que aunque hubiera muerto Mora de 100 años, era necesario que hubiera hecho los diseños á los cuatro años de su edad. No así Herrera que falleció en 1597: bien pudo haberlos dado el de 52 en que Herrera hacia primer papel en España y á quien era regular encargara aquel soberano la trasa de una obra de tanta consideracion y la pri

mera que se ejecutaba en sus nuevos dominios. A mas, asegura nuestra sospecha, la mucha conexion que tiene (segun diseños que hemos visto) la fábrica del Escorial que él dirijió con la de esta iglesia.

Hemos concluido la descripcion de la suntuosa Basílica Angelopolitana y no nos ofendemos porque se nos contrarie racionalmente en algunas inexactitudes de que no nos creemos exentos, y no se piense queremos que nuestro templo sea obra maestra y que compita con algunos de Europa; nos arreglamos al lugar en que estamos en donde las luces artísticas Ilegan tan á lo último, y á la época en que dicha fábrica fué ejecutada.

INSCRIPCIONES PUESTAS EN EL ALTAR DE LOS REYES.

Comenzóse este sagrado templo á invocacion de la Inmaculada Concepcion de la Virgen Maria Nuestra Señora reinando el invictisimo emperador Carlos V. Prosiguióse en los felicisimos, tiempos del prudentísimo Philipo II. su hijo y Piisimo Philipo III. su nieto y finalmente de órden del magno Philipo IV. señor nuestro, poseyendo la silla de S. Pedro Inocencio X. pontifice máximo y gobernando este nuevo mundo órbe Septentrional D. Marcos de Torre y Rueda Obispo de Yucatan; D. Juan de Palafox Obispo de esta Santa iglesia lo acabó dedicó, bendijo y consagró, y con suntuosos tabernáculos y retablos lo adornó, habiendo gastado nuestros inclitos reyes y beneficen tisimos patrones en su edificio y ornato mas de inillon y medio de pesos con piedad y liberalidad esclarecida, concurriendo á tan religioso acto el Venerable Cabildo Eclesiástico, el clero regular y secular y esta nobilísima y fidelísima Ciudad é inumerable pueblo con universal aplauso é inmemorable alegría.-A 18 de abril de 1649 años.

Hecha esta descripcion por D. José Manzo, ilustrado poblano, y copiada en abril 1837.

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