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pero con una brillantez de muerte; su atencion se absorve, y entonces ni el cielo ni el infierno tienen poder sobre él; pero despues que ha pasado este instante vuelve á ser frio, reasume su figura infame, torna á ser presa de las pasiones mas viles, y su ambicion lo hace parecer la imágen de la prostitucion, porque eso es un jugador.

La señora me habia persuadido, le prometí ver á Luis ese mismo dia y obligarlo á enmendarse. Iba á cumplir mi promesa; al volver una calle ví á un jugador (los jugadores se conocen à mucha distancia) me acerqué á él. -Tengo que hablar con vd., señor D. Luis, le dije.

-Que sea pronto amigo.

-Debo tardar algo.

él, D. Juan la acompañaba. Ambos me miraron, él se ocultó, ella bajó los ojos y lloró. Sus lágrimas me manifestaron sus remordimientos y su desesperacion. Concebí alguna esperanza, queria ver á Luis, iba á entrarme á todos los garitos en su busca, apresuré el paso, volaba; su deshonra en mi concepto debia salvarlo. En mi precipitacion me encontré con un hombre que se habia vuelto á saludar á un coche, alzé los ojos. . . . era Luis que saludaba á D. Juan. Mi mano asió de su brazó como una tenaza, la cólera me ahogaba.

-Infeliz, le dije, sacudiéndolo con violencia, con ese saludo has sellado tu deshonra; vendes á tu esposa, vendes á tus hijos. D. Juan ha triunfado y ya no tendrás quien te preste dinero, te desesperarás, maldecirás el dia de

-Pues entonces será otro dia. Ahora tengo tu nacimiento, y no podrás morir, que hacer.

-Sin embargo....

--No puedo, lo juro. Voy á buscar dinero, hoy he perdido mil pesos.

porque la

muerte es el consuelo del justo, serás la befa...... nadie te socorrerá.

Su rostro se encendió, su alteracion me persuadia que mis palabras producian efecto.

--Es imposible. Vd. no tiene mas que sesen- Crei acertar, y continué. ta cada mes.

-Su esposa de vd. es víctima de los remor-Prestados amigo, la deuda es sagrada; me dimientos, vaya vd., vuele á encontrarle, venvoy: D. Juan me volverá á prestar.

...

gue vd. su ofensa en D. Juan, y sea vd. . . . se-¿Quien? liz, (no pude decirle honrado). Su esposa de -Don Juan, D. Juan, me dijo con suma vio- vd. volverá á su deber, olvidará á D. Juan, lencia. porque nunca lo ha amado, lo abandonará, esté vd. cierto.

--¿Aquel de cuyas infames solicitaciones se quejó su esposa de vd.? Aquel de quien habia vd. jurado vengarse, aquel....

-Y bien, pronunció con una voz ronca, yo he perdido, estoy arruinado, mis acreedores me persiguen. Debo desquitarme.

-Recuerde vd., le dije con indignacion, recuerde vd. que D. Juan ha intentado seducir á la esposa de vd., que ella se quejó con vd. que no habia desistido de su intento y que sabe que vd. no lo ignora.

-Que me preste dos mil pesos y.... me desquitaré.

Luis me volvió la espalda al concluir, con una indiferencia estóica. D. Juan.... que me importa.... me desquitaré,-le oí aun murmurar, y su voz se perdió entre el ruido de los transeuntes.

Pocos dias despues vi un coche magnífico, la esposa de Luis, ricamente ataviada, iba en

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LA MALÍNTZIN

DONA MARINA.

Apreciando solo lo bello y no lo útil, la histo- lo fuesen ménos las de los pueblos mismos de

ria antigua de México es poco conocida entre nosotros mismos, que nos quejamos de falta de datos cuando nos sobran. Algunos confiesan que sobre México se ha escrito mucho, pero añaden que todo está envuelto en congeturas sin parar la atencion en la historia de los primeros pobladores del viejo hemisferio. No se conserva de estos cierto, mas que lo que nos enseñan los libros sagrados, que se contraen á los hechos de los pueblos hebráicos: de los egipcios, medas, persas, y sin ir tan léjos, de los bárbaros de Europa en tiempos mas recientes y cuyas naciones forman, por decirlo así, el origen de las actuales, no tenemos mas que datos probables y muy dudosos que nos hacen vacilar aun sobre los hechos acaso mas verdaderos.

Y aunque fuera cierto que no se hubiera escrito de México cosa que, aun aplicando las reglas de una sana crítica, pudiera dar alguna luz sobre las antigüedades de nuestro pais, nos bastarian las tradiciones populares y las consejas que conservamos. ¿Quien no ha oido ó dicho quizá alguna vez, el refran tomado de Ahuisotl, que si le ha venido en curiosidad, no sabrá que existió un rey de este nombre en Tenochtitlan, famoso guerrero? ¿Quien en su infancia no ha escuchado de alguna vieja la relacion del encantamento de Mocteuzoma y la Malíntzin en la alberca de Chapultepell donde todos los dias à las doce se aparecen? Todas estas vulgaridades sirven de mucho al hombre investigador para adquirir noticias algo exactas.

Pero no, ni tenemos necesidad de recurrir á estos medios para desentrañar algunas nociones sobre la historia de nuestro pais. Bastantes han escrito sobre ella y en muy pocos hechos no van conformes sus opiniones; esto mas bien es dimanado del conato que muchos escritores extrangeros han puesto en envilecernos. Así se les vé, por ejemplo, declamar á cada paso contra las costumbres de los pueblos aztecas por bárbaras y crueles, como si

Europa. En el derecho romano y por consiguiente, en el de las demas naciones, que lo tuvieron por modelo dándole aun el nombre de comun, como principio del de gentes, se sanciona la esclavitud de los prisioneros de guerra, y el dominio despótico y absoluto de los señores sobre sus siervos, los cuales no eran considerados en manera alguna en la sociedad ni se encontraban bajo la salvaguardia de las leyes. Preferible era sin duda la condicion de los prisioneros en Anáhuac donde morian, pero libres de crueles prolongados padecimientos. Por otra parte, cuando esto se hacia como un sacrificio que se juzgaba acepto á la divinidad, nada puede echárseles en cara á los oferentes. No así en las naciones cultas de la culta Europa, ya no diré de la bárbara edad media en que contaban algunos siglos de existencia y de poder, sino de las épocas mas brillantes, del siglo de Luis XIV del siglo filosófico, y tambien del siglo de las luces, al menos en sus primeros años, ¿quién, no se sorprende al ver que haya podido conservarse en paises católicos el tormento como solemnidad legal en la substanciacion del juicio, para estraer la confesion al reo de un delito, que muchas veces estaba ya bastante comprobado, ó bien para arrancar al inocente la declaracion de un hecho que no ha ejecutado cuando su justicia está ya manifiesta? ¿Quién no se horripila leyendo las rojas páginas del santo tribunal, y lo que es mas, por sostener los dogmas de una religion, que toda llena de lenidad quiere ser propagada y defendida únicamente por el convencimiento? Escritores de estos pueblos son los que denigran à los primeros moradores de nuestro continente.

Nada tiene México que envidiar por cierto á la misma Roma llamada Señora del Mundo, porque si dejó de conquistar algunos paises de su continente, se debió tan solo al deseo de conservar enemigos á quienes hacer la guerra, para ofrecer sacrificios en la inauguracion

de sus reyes, y para que estos acreditasen, ejercitándose, su pericia en el arte militar y que sabrian defender sus pueblos. México se elevó bien pronto á un grado muy considerable de civilizacion, sin haberse puesto en contacto con paises en que habian brillado grandes filósofos, oradores, poetas, como Roma lo hizo con las repúblicas griegas. México presenta aun hoy monumentos que acreditan su grandeza y los adelantos que habia hecho en las ciencias y en las artes, admirables sin duda, sin deber nada, como Roma á Atenas. La legislacion de México fué buena, sin que como Roma la hubiera usurpado á Licurgo y Solon. Las instituciones del imperio de Tenochtitlan eran sabias y bien calculadas, como no lo eran las del de Rómulo que á cada paso se variaban. En cerca de dos siglos de existencia tuvo Tenochtitlan once soberanos todos elegidos por una eleccion regular y bien convinada, al paso que Roma en casi dos siglos y medio ó poco mas, tuvo apenas un monarca y tambien seis tiranos cuyo nombramiento tumultuoso era siempre ganado por el hombre mas ávido de poder. México tenia tambien sus establecimientos de instruccion pública para jóvenes de ambos sexos; tenia como Roma sus vestales, y como el cristianismo sus vírgenes consagradas á la divinidad; tenia por último sus matronas que pudieran brillar en nuestros tiempos.

Una jóven, de talle elegante, de estraordinaria hermosura, de bellas y delicadas formas, de raros talentos, de distinguida calidad aunque no lo mostraba su trage, acompañada de otras diez y nueve jóvenes doncellas, se presenta á los conquistadores españoles juntamente con otros preciosísimos dones como regalo del Cacique de Tabasco. Esta señalada jóven se atrae desde luego la atencion de Cortés y sus compañeros de armas, y arrebata las miradas de todos ellos. Poseía con perfeccion los idiomas Maya, (que es el yucateco) y mexicano, y muy en breve se hace comprender de los españoles bablándoles ya en su propio idioma, por lo que les sirvió de intérprete en todas sus espediciones.

Podria alguno condenar á doña Marina (la llamaremos con este nombre que es el de bautismo) de falta de civismo, cuando al lado de los enemigos de su pais les servia de ayuda contra su propia patria. Pero este cargo jamas puede hacérsele si se reflexiona por un momento que en los servicios que prestaba, favorecia á su entender la causa de su pueblo. En efecto, miembro ya de la religion cristiana, habia entendido sus misterios y abrazado

con ardor su moral: en su religion veía tan solamente la felicidad verdadera, y anhelando porque sus compatriotas la alcanzaran, sin otro medio, porque no lo conocia, que las armas de los soldados españoles, debió cooperar á la conquista. Así que, cuando quisiera aun culpársela por haber vendido á su patria, se puede todavia decir que la vendió inocentemente y en un precio inestimable; mas no como Tarpeya por los brazaletes de los soldados, y de una manera vil y maliciosa. Por otra parte, el verdadero amor patrio es el amor, no precisamente de la tierra que nos dio el ser, sino de la sociedad que nos abrigó en su seno: no del suelo en que tuvimos apénas nacimiento y vida natural, sino de la sociedad que nos da una vida civil; y el imperio de México, si bien es cierto que habia dado nacimiento á nuestra jóven, la habia tambien sujetado á una condicion miserable y degradante, cuando por el contrario los conquistadores la recibieron y trataron como hermana, se ligó á ellos con los vínculos mas estrechos, los del amor y los de una amistad cordial, pues que á pesar de haberla dado Cortés á Alonso Fernandez de Portocarrero, tuvo de ella, en ausencia de este, un hijo á quien llamó Martin, y mas adelante la casó con Juan Xaramillo caballero hidalgo de los que le acompañaban y uno de sus capitanes. Estas relaciones, pues, tan íntimas debian obligar á doña Marina en favor de los conquistadores: la primera sociedad, la mas estrecha es la conyugal: la amistad es el vínculo mas fuerte que liga las voluntades de los hombres y que produce en nosotros el mas firme, el mas sincero amor. Aun hoy entre nosotros mismos tenemos ejemplos palpables, especialmcute en el bello sexo, de que por el matrimonio, por la amistad, hacemos propios los sentimientos é intereses patrios de nuestro consorte, de nuestro amigo: así es que, despues de consumada nuestra independencia, no han faltado personas que, enlazadas por diversas causas con españoles, nos han echado en cara y nos reprenden á cada paso nuestra emancipacion: otro tanto tuvo lugar respecto de los franceses cuando en mil ochocientos treinta y ocho fueron espulsados del territorio de la República, á consecuencia de haberse declarado la guerra á su nacion, y semejantes casos se presentan igualmente en otros paises que me abstengo de citar.

Por otra parte nada debia estrañarse en el particular de una persona que no habia recibido de su patria beneficio alguno, como tengo indicado. Nació, segun lo aseguran algu

nos, en Jalisco, aunque muchos sin duda los mas respetables y con mayor fundamento, afirman que en México y otros no pocos en Coatzacoalco. Ignoro en que se hayan podido apoyar los que la han juzgado Jalisciense hallándose Jalisco tan distante de México, aunque por otra parte sea cierto que observaba en lo general sus mismas costumbres, guardaba sus propias leyes, reconocia como suyo el gobierno del imperio, y finalmente, hablaba tambien su idioma; y mucho mas, si se atiende á la residencia de su familia al tiempo de aparecer los conquistadores, y al lugar donde fué regalada á estos bastante remotos aun de la misma México, queda vacilante la fé que deba darse á tal opinion. No han sido iguales los fundamentos de los escritores que la hacen originaria de México: capital esta de un rico, vasto y poderoso imperio, centro del saber y del comercio en Anáhuac, foco de la opulencia como corte de un gran monarca, nada singular era que se encontraran establecidas en ella las primeras, las mas distinguidas familias de la monarquía, así que, cuando faltaran los testimonios de los contemporáneos, sobran razones muy fuertes que persuaden la realidad de este aserto. Ni faltan presunciones muy vehementes en favor de los que asientan que nació en Coatzacoalco, pues que aquí estaba domiciliada su familia en la época precisamente de la venida de los españoles, y ella por otro lado, no se hallaba en pais muy lejano: lo mas probable parece ser que, originaria de Jalisco provincia entonces sujeta á México, su familia, trasladada despues á la capital del imperio la hubiera tenido en esta y pasara en seguida á Coatzacoalco llevándola consigo: todo lo que acaso ha dado motivo á la variedad y discordancia con que sobre este hecho han escrito los autores, y que por otra parte se deduce de sus propias relaciones.

Era el padre de la Malintzin Cacique de Coatzacoalco, aunque Clavijero, Bernal Diaz del Castillo y otros afirman que de Painalla de que dependia Coatzacoalco. Falleció dejándola aun en edad muy tierna: su madre pasó á segundas nupcias, y tomando su nuevo marido el cacicado del primero, habiendo tenido un hijo en este matrimonio, como no podia reservarle el señorío y riquezas de la familia, perjudicando á la Malintzin legítima beredera y sucesora, y á quien no pudiera despojar de sus derechos, concedidos espresamente por las leyes fundadas nada ménos que en los estrechos vínculos de la sangre, intentó deshacerse de ella. Parece

cierto, aunque no lo he visto así escrito, que la madre arrastrada por el amor natural impidió que se la privase de la existencia, é inventó un espediente fácil y seguro, recurso que en su sexo no se tiene dificultad en encontrar, pues nada tan á propósito para salir de un mal paso, é imaginar un ardid, como una muger. Sucedió pues que falleciera la hija de una esclava suya algo parecida, segun Clavijero, á la Malíntzin, y aprovechando la oportunidad, la madre y el padrastro de esta, fingieron ser ella la muerta, haciendo al efecto las exéquias que la correspondian segun su clase y dignidad.

Me inclino á creer que la jóven Malíntzin se halló algun tiempo, aunque fuese corto, en el establecimiento de niñas de Tenochtitlan que estaba confiado à la direccion de los sacerdotes y sacerdotisas, porque si bien es cierto que de este establecimiento no salian las jóvenes, sino estando ya en edad nubil, precisamente para casarse, ó para consagrarse, conservando su virginidad al servicio de la Diosa, pudo suceder muy bien que las pensionistas, á las cuales sin duda pertenecia la Ma lintzin, no tuviesen tal sujecion y acaso su madre y padrastro pretestando enfermedad de ella la sacarian y quizá fué cuando intentaron su crímen. El único fundamento, y á mi entender no leve, que me hace abrazar esta opinion es la cultura que manifestaba la Malíntzin, así como su facilidad en comprender la que solo se adquiere por medio del ejercicio, y que por otra parte la acredito bastante desde que fué presentada à los españoles. Aunque hay que advertir que no solo este establecimiento se sostenia en Tenochtitlan, sino que habia ademas otros, dependientes directamente de la autoridad pública, ó bien de particulares, en los cuales siempre intervenia la autoridad, pero no con otro objeto que con el de cuidar que no se corrompiera la moral, y para que con arreglo á ella fuesen enseñados los alumnos. En estos establecimientos no parece se sujetaban los jóvenes á las condiciones que en aquel: no todos comian á espensas del colegio ó escuela, sino que se les llevaba, segun dicen Herrera y Torquemada, la comida de sus casas, y muchos asistiendo solo á las labores de enseñanza comian y dormian en sus propias casas como se verifica aun hoy entre nosotros. Es verdad que los espresados Herrera, Torquemada y otros que han escrito sobre esto, no hacen mencion mas que de establecimientos de hombres, pero debe juzgarse que existian semejantes para niñas de las relaciones de los mismos autores, y el

padre de la Malintzin cuidadoso de darla una educacion brillante y cual correspondia à la nobleza de su linage, la colocó acaso en uno de estos establecimientos particulares, llevándosela, al fallecimiento de su padre, á Coatzacoalco, la madre y padrastro.

Sea pues lo que se quiera, la Malintzin, luego despues de haber sido fingida su muerte fué dada á unos indios mercaderes de Xicalanco á donde la llevaron estos, regalándola despues al Cacique de Tabasco, quien la dió, como hemos dicho, á Cortés.

Los escritores extrangeros, continuando en su propósito de denigrarnos, dicen que al llegar á México la espedicion se sorprendieron los indios á la vista de doña Marina y la juzgaron una divinidad que guiaba á los conquistadores, á los cuales, aseguran los mismos, que llamaban hijos del Sol. La razon que como motivo de esta sorpresa se alega, es que no se veía otra muger que los acompañara, y que entre los mismos indios no se le hallaba semejante en dotes. Las propias personas que esto escriben aseguran poco ántes, que les fueron dadas á los conquistadores en Tabasco ademas de la Malintzin diez y nueve hermosas doncellas, en Veracruz recibieron de Mocteuzoma por medio de sus embajadores algunas mugeres enviadas á Cortés con el único, esclusivo objeto de que les sirviesen en trabajar el pan de maiz, en prepararles otros alimentos y prestarles los demas oficios domésticos y familiares; en Tlaxcallan finalmente, como en pruebas de amistad, les fueron dadas las hijas de los principales señores de la República, entre otras doña Luisa Techquialvatzin hija de Xicotencall el viejo que presentó á Alvarado para muger propia. Así es que los españoles á su arrivo á México llevaban sin duda consigo, mas de una muger; pero aun suponiendo que solo fuesen acompañados de la Malintzin, no era posible que ignoraran los mexicanos su origen y la causa de su permanencia entre los mismos españoles cuando se habian hallado con estos diversos embajadores del soberano, y por otro lado las relaciones de los soldados indígenas que de diversas partes se habian agregado á Cortés, eran muy suficientes para informar á los moradores de Tenochtitlan.

No podrá sostenerse jamas sin contradiccion que á los mexicanos sorprendiera la Malíntzin por sus cualidades, porque no es posible que el pais que produjera una muger dotada de talento y hermosura, no tuviera en su seno otras si no iguales, semejantes al ménos, puesto que la naturaleza no habia de limitarse es

clusivamente à una sola persona; de lo contrario, que nos muestren la razon nuestros panegiristas que así se esmeran en prodigarnos elogios.

Regalada pues la Malíntzin á Cortés, y por este á Alonso Fernandez de Portocarrero, por ser como dice un autor, "de buen parecer, y atrevida é desenvuelta" esto es, hermosa y de genio franco, sabiendo, como sabia, los idiomas Mexicano y Maya, ella y Gerónimo de Aguilar, quien con ocasion de haber estado cautivo en Tabasco habia aprendido algo el idioma Maya, eran los medios de comunicacion entre los mexicanos y los españoles, aunque no ha faltado quien asegure de nuestros caros escritores de que acabo poco hace de hablar, que la Malíntzin olvidara su idioma nativo; pero mal se combina esto, con que sirviera de intérprete á los que hablaban (sin que ella los entendiera, y por otra parte ya no pudo sorprender á los mexicanos porque hablaba su mismo lenguaje.

Los principales sucesos de su vida despues de haber sido bautizada (respecto de lo cual se ha escrito muy poco, pues solo se menciona que al dia siguiente de regalada á Cortés, es decir, el domingo veinte de marzo de mil quinientos diez y nueve, sin espresar si fué ó no catequizada, luego que oyeron misa los españoles, predicándoles á ella y á sus compañeras Fray Bartolomé de Olmedo, religioso mercedario, que se hacia entender por medio de Gerónimo de Aguilar, les administró en seguida el bautismo) están de tal manera enlazados con los de la conquista, que no puede hablarse de aquellos pasando en silencio estos. Sin embargo, presentaré únicamente los mas notables.

Se refiere que hallándose Cortés en Cholula, ya en relaciones amistosas con los moradores del lugar, adonde entró á consecuencia de diversas ofertas y continuas instancias que ellos mismos le hicieron, y despues tambien de haberles protestado que no llevaria en su compañía á los Tlaxcaltecas, á quienes conservaban un odio implacable é inveterado, trataron los mismos choluleses con los mexicanos de armar una emboscada para deshacerse de enemigos tan poderosos; pues que el rey de México despues de suplicarles, ya por escritos, ya por legados, que se retirasen, y dándoles al efecto opulentos regalos, como viera que no lo conseguia y se hallara ademas temeroso de que entraran á su corte, á la cual se aproximaban demasiado, envió unos comisionados á Cholula con el fin de perderlos. De ninguna manera encomiaré esta accion depravada, singularmente de parte de los de Cholula, la cual repug

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