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da por el mismo bañero que enjuaga en todos los baños la tina de que uno va á servirse. En los mas modernos se pone à disposicion de la persona que se baña, sábanas y toallas, escncias y pomadas, y cepillos para la cabeza y para la ropa. En México no hay baños gratis, así es que al retirarse debe uno pagar lo convenido, y el pobre que no tiene un cuarto en el bolsillo se ve precisado á tomar un baño frio en el Tiber mexicano, (acequia).

La hora balnei es arreglada por la voluntad del que se baña, aunque á decir verdad, la en que acostumbra hacerlo el sexo masculino, es por las mañanas en los dias festivos.

Despues de salir de un baño público, toma uno un aire fresco en las calles de la ciudad, que por tal razon deben llevar el nombre de frigidarium de los mexicanos.

He aquí la descripcion de nuestros baños públicos, entre los que podemos enumerar, sin que nadie nos lo impida, los de Vergara, del Coliseo, etc., así como los romanos contaban los de Agripa, Caracalla, Neron, etc.

No es lo mas comun el bañarse en un baño público, sino que cada uno lo hace en su casa como Dios le ayuda, ya haciendo conducir el agua caliente de fuera, ó calentándola por medio de un tubo de hojadelata lleno de carbon encendido llamado calentadera que se sumerge en la tina. Procurándose cada uno segun sus proporciones todas las comodidades que puede. Hemos terminado gracias al cielo nuestra descripcion, y es necesario que pasemos á hablar de los cuidados que se deben tener para bañarse, advirtiendo que pondremos las reglas que la razon y la esperiencia han acreditado ser las mejores.

No hablaremos de los baños frios ni de los muy calientes, porque tanto unos como otros no convienen sino á determinadas constituciones, y se usan mas bien como medio de curacion: así es que recomendamos á nuestros lectodes que cuando se bañen lo hagan en una agua de una temperatura igual á la de su cuerpo, que al deslizarse en ella no experimenten frio ni calor, y sí una sensacion tan agradable como la que se gusta bajo las sábanas en una mañana de invierno. La naturaleza es la que nos advierte que esa es la temperatura mas apropiada y ella no se equivoca en sus advertencias; en un baño á este grado de calor, sentimos un placer indefinible, circula la sangre con facilidad, respiramos con libertad, desaparece insensiblemente la fatiga de nuestros miembros, y como si estuviesemos recostados

en el mas mullido lecho y cubiertos con suavísimos lienzos, un dulce sueño parece apoderarse de nuestros párpados para dar alivio á la inteligencia y tregua á nuestras penas. Oh! un baño como este es delicioso y conviene å todas las constituciones, á todos los temperamentos, á los niños, como á los jóvenes y ancianos, diga lo que quiera el refran de que de treinta años para arriba no hay que mojarse la barriga. No nos oponemos á que sea un poco mas caliente en el invierno y algo fresco en el estío, lo uno como lo otro es muy agradable, y por consiguiente no sale de la regla.

La limpieza aconseja especialmente cuando se baña uno en un lugar público, que se haga lavar la tina antes de usarla, porque nada es mas fácil que contraer una enfermedad por contagio si no se tiene esta precaucion.

En nuestro modo de calentar el agua por medio de una calentadera, se está desprendiendo continuamente vapor de carbon, que si no se tiene cuidado de hacer escapar de la pieza por una buena ventilacion, puede producir fatales resultados que se atribuirán, por las personas ignorantes, al baño que les ha sido perjudicial, no debiendo culpar sino al descuido que se ha tenido sobre este punto, à consecuencia del cual viene un dolor de cabeza insoportable, una somnolencia que llega á ser un desfallecimiento que impide pedir auxilio cuando mas se necesita, y del cual no se sale sino despertando en la eternidad. Asombra que la ignorancia y el descuido lleguen hasta el grado de que espongan por ello los hombres á cada momento la vida. Nuestros lectores, advertidos de esto, tendrán cuidado de establecer en la pieza en que se esté calentando el baño una corriente de aire, teniendo abiertas completamente las ventanas y puertas hasta algunos momentos despues de terminada la calefaccion, despues de lo cual podrán encerrarse sin temor ninguno de encarbonarse (1).

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La tina en que uno se bañe debe ser bastante profunda para que el agua cubra hasta el cuello,

pues

de lo contrario evaporándose en la superficie del pecho, produce un frio considerable que puede acarrear una enfermedad del pulmon ó de cualquiera otro órgano. ¡Cuántas enfermedades se atribuyen á un baño que no deben su orígen sino á la ignorancia de las reglas de la Higiene!

La misma consideracion que induce à seguir

(1) Asfixiarse con el vapor de carbon, deberiamos ha. ber dicho, pero así probablemente no nos habrian entendido tan bien como con la palabra que hemos usado.

1

la regla anterior, nos debe conducir à enjugar por consiguiente de mayor cuidado en la limla piel despues de salir del baño y á abrigarnos bien. Es sabido que todo cuerpo al pasar del estado líquido al gaseoso roba una cantidad de calor considerable á todo lo que le rodea, de aquí el frio que se esperimenta siempre que salimos de un baño y que debemos evitar cuidadosamente enjugándonos con una toalla de algodon y cubriéndonos con una sábana

caliente

La hora en que deba entrarse al baño es indiferente y de lo único que se ha de tener cuidado es de que no sea durante la dijestion que podria perturbarse, como tambien de que el cuerpo no esté cubierto de sudor, pues suspendiéndose esta exhalacion repentinamente apareceria una enfermedad.

La frecuencia de ellos no está demarcada, y no hay cosa sobre que haya mas discordancia: así es que mientras que unos recomiendan los baños frecuentes citando al apoyo de su opinion la inponente autoridad de griegos y romanos, sin recordar que somos mexicanos, otros se deciden por no usarlos sino de tarde en tarde, ó aun los escluyen enteramente, trayendo á su defensa el ejemplo del burro, del gato, y otros animales semejantes, sin advertir que no somos ni burros ni gatos. Creemos que los baños deben ser tan frecuentes como lo exija la limpieza y la temperatura reinante, así es que los recomendamos cado ocho ó diez dias poco mas ó ménos, mas frecuentes en el verano, en que se pierden mas líquidos por la transpiracion, que se reparan por un baño, y ménos en el invierno y la estacion húmeda en que las pérdidas son menores; deberán hacerlo mas frecuentemente, aquellos que por su profesion estén espuestos á ensuciarse la piel mas facilmente, y tambien los que por un trabajo ó ejercicio corporal fuerte experimenten grandes fatigas; los que se encuentren en circunstancias opuestas deberán usarlos con mas parcimonia, así como las personas débiles.

La respuesta que damos á las opiniones citadas arriba, es á la primera que no nos encon tramos en las mismas circunstancias que los antiguos, quienes por la clase de vestidos que usaban, con los que dejaban á descubierto la mayor parte deljcuerpo; la dificultad en que se encontraban de mudar ropa interior, en aquella época en que las artes no habian llegado á la perfeccion que hoy, refiriéndose que Epaminondas tenia que estarse encerrado mientras lababan sus vestidos; y finalmente, por la clase de ejercicios á que se entregaban, debian ensuciarse mas facilmente la piel, y necesitaban

pieza, mientras que nosotros, hallándonos en circunstancias opuestas, no necesitamos del mismo: á los segundos que atacan con ejemplos, les responderemos con los mismos, citân— doles á muchas aves, al perro, y multilud de animales que se bañan, aunque à decir verdad, ni el argumento ni la respuesta valen nada relativamente al hombre, por tener distinta organizacion que ellos y encontrarse por consiguiente con necesidades de muy distinto género, porque si así no fuera, la misma observacion podria valer para probar que deberiamos alimentarnos con paja y cebada.

Relativamente á la duracion de cada baño, deben tenerse presentes las mismas consideraciones que se han tenido para su frecuencia; así la estacion, el grado de fatiga, la robustez ó debilidad, harán que el baño sea mas o ménos largo, de media ó una hora, y aun ménos si la persona es muy débil.

Hemos visto que las naciones han acostumbrado unir al baño otras prácticas para hacerlos agradables ó mas saludables; unas y otras nos parecen inútiles. Entre las primeras podemos enumerar, los papachos (massage), la epilacion, etc, práticas que indican que el pueblo que las tiene á rebuscado el placer llegando á la sensualidad y que descubren un carácter afeminado en los que se entregan á ellas. Entre las segundas, las afusiones de agua fria no convienen sino en circunstancias particulares, de tal modo, que al médico toca ordenarlas; por otra parte no se usan generalmente sino durante el baño muy caliente, hechas en la cabeza con objeto de evitar una apoplejía. Las unciones, útiles sin duda para suavizar la piel y favorecer el libre ejercicio de sus funciones, tienen el inconveniente de exigir baños frecuentes, pues de lo contrario enranciándose la grasa, producirian erupciones ú otras enfermedades cutaneas.

No tenemos mas que decir, sino recomendar el uso de los baños, infinitamente útiles por la limpieza que es tan indispensable para la salud, que no puede existir la segunda sin la primera. Por otra parte, facilitando las funciones y refrescando en las épocas calurosas, es un medio eminentemente poderoso para libertarse de muchas enfermedades. Seria de desearse que se fundaran á imitacion de la costumbre de los antiguos, algunos baños públicos en que se bañasen gratis los pobres, cuyas proporciones son demasiado escasas para hacerlo con la frecuencia que necesitan, y que se deduce de lo dicho arriba sobre la limpieza.--RR.

ALGUNAS PINCELADAS PARA FORMAR MI RETRATO.

LEVENDO las confesiones de San Agustin, y la de Rousseau, varias veces me habia ocurrido la tentacion de escribir las mias; pero reflexionando con mas calma y atencion, me convencí: de que cualquiera puede darse á conocer por sus escritos, aun sin hablar tanto de sí; solo restaba una dificultad: si en efecto el hombre se pinta en lo que escribe, queriendo ó no que riendo ¿cómo lo haria yo que jamas tomo la pluma para el público? ¿cómo lo haria en un momento, como deseaba sin escribir muchos pliegos y diversas materias? Hé aquí el medio mas breve y sencillo, que me sugirió la reflexion, formar mi retrato; no se me ocultó la objecion que podria hacerse, diciendo: que una persona que se retrata á'sí misma, no lo hará con fidelidad; pero esta observacion, que tiene visos de fuerza, es mas especiosa que sólida, conside rando que nadie conoce al hombre mejor que él mismo, y que si se obra de buena fé y con imparcialidad, cualquiera puede ser juez en causa propia, y calificarse justa y aun severamente; mas no por esto se entienda que pretendo ser creido por mi sola palabra, (á pesar de que jamas he faltado á ella,) yo no anuncio artículos de fé, ni nos hallamos en los calamitosos tiempos del siglo XVI, y bajo el sombrio reinado de la feroz intolerancia de Felipe II, que ponia en la horrible alternativa de creer, ó ser quemado: las personas que me tratan, mis amigos y todos los que me conocen, dirán si he hablado con verdad y con franqueza, si he descubierto mis flaquezas sin disfraz, y finalmente, si los rasgos generales que há trazado mi pluma, son ó no, parecidos al original: entro en materia sin mas exordio.

Creo imposible que un hombre entregado al ocio, sin alguna ocupacion honesta, y sin un método regular de vida, pueda ser útil, virtuo

So,

ni buen ciudadano, así pues, yo respetaria siempre los talentos del elocuente filósofo Ginebrino, aun cuando no hubiese enseñado otra cosa en su Emilio, que la necesidad en que el hombre se halla de poseer algun oficio. Mi plan regular de operaciones es el siguiente: duermo ocho horas, ocupo seis en mis quehaceres, otras seis en leer, escribir y estudiar in

Nosce te ipsum.

diferentemente, y las cuatro restantes me cansan y fastidian sobre toda ponderacion.

El príncipio de moralidad que dirige mis acciones no es exclusivo, por que he llegado á convencerme, de que todos los sistemas morales pensados por los filósofos son incompletos, y que únicamente de su mutuo enlace y necesaria conexion, resulta un sistema perfecto, que sin tropiezo ni obstáculo puede guiar al hombre hasta el fin inmutable, á que por su naturaleza se halla destinado: es cierto que los diversos caracteres, distintas organizaciones y diferentes circunstancias, los genios, las facultades y el influjo á que podemos estar espuestos, aun sin advertirlo, harán dominar el principio que abracemos, bien sea en virtud de reflexiones, bien por una especie de instinto; (si puedo esplicarme así,) mas este móvil de acciones por el que nos hemos decidido, sea cual fuere, es necesario que dé impulso, despierte y estimule á los otros móviles. La conformidad, pues, de mi genio, de mi carácter y de mi organizacion con las risueñas doctrinas del placer que enseñaba Aristipo en la Grecia, llenas de nuevos atractivos por las deliciosas lecciones del maestro de la poesía, Horacio, y despues tan perfeccionadas por la brillante pluma del pensador francés Montaigne, que ha sabido imprimirles el sello de la dulzura y del encanto; hé aquí el primer vehículo de mis acciones; mas siempre va unido con los medios que busco para perfeccionarme, apoyado con el deseo de la felicidad, fortalecido con el respeto a las reglas de la obligacion, y perfeccionado con el auxilio de las verdades religiosas, que forman el mayor complemento de las morales: yo amo estos principios que son el fruto de mis estudios y de mi mas íntimo convencimiento, porque á ellos creo deber la tranquilidad y sosiego que he disfrutado en mi vida, y las halagüeñas esperanzas que me animan para lo futuro; mas yo no pretendo hacer la apología de ellos, tampoco trato de buscar prosélitos, ni mucho menos quiero formar sistemas.

Mis principios religiosos distan mucho de la supersticion, y mas aun del ateismo, pues repugna á mi razon, choca con mis sentimien

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`tos y destruye mis mas queridas esperanzas. Respeto al hombre de bien, cualquiera que sea su creencia y su opinion, abomino la intolerancia, porque he sido enemigo de los estremos, y por esta razon, continuamente repito aquella sabia máxima de un antiguo filósofo: ne quid nimis.

En materias políticas, jamas entro en probabilidades ni apariencias, y mis juicios se deducen del estudio de la historia y del conocimiento del hombre,

Cromwell se hace protector de la Inglaterra, y á la sombra de las leyes ejerce la mas horrible tiranía; mas ¿no es un delirio pensar en un estado de pura naturaleza, que jamas ha existido? El hombre nace en todas partes con pasiones, una mala educacion las desenvuelve, las desarrolla el ejemplo, y crecen mucho mas por desgraciadas circunstancias.

Mi temperamento, es sanguíneo, nervioso y mi espiritu fuerte: mis pasiones todas son vehementísimas, y la que me domina es el amor: este para mi, es una necesidad, pues sin amar y ser amado, la vida me seria una carga, un peso insoportable,

Mi corazon repele todo aquello que le atormenta; jamas aborrece, y he aquí la causa por que entre mis pasiones no se halla el odio.

Norecuerdo haber visto una desgracia sin conmoverme, y muchas veces mis lágrimas se deslizan con la lectura ó narracion de las penas y aflicciones de mis semejantes.

A todas horas me hallo dispuesto à servir ó favorecer; en lo que puedo, al que me necesita, pero me mortifica sobremanera el que me hagan algun servicio.

Mis entretenimientos, diversiones y recreos consisten en la dulce amistad, en la continua lectura, y en las decentes representaciones del teatro: abomino las corridas de toros y detesto las peleas de gallos, pues un corazon sensible jamas podrá familiarizarse con semejante inhumanidad y barbarie.

Amo á mi patria, y me causa suma tristeza el pensar en su suerte, pues la historía me enseña: que ningun pueblo pasó repentinamente de la esclavitud á la libertad, y que las naciones, lo mismo que los hombres, solo son grandes cuando lo pueden ser por sí mismas. Grecia era una república libre, y ¿lo fué acaso bajo la dominacion romana? No nos engañemos voluntariamente, una nacion solamente es libre cuando tiene fuerzas con que hacerse respetar, y con qué poder resistir los ataques de un poderoso. El principio de nuestras oscilaciones politicas, marca exactamente la época de mi nacimiento; y yo creo que para ser verdaderamente libres é independientes, ha de preceder una generacion, porque los groseros errores y arraigadas preocupaciones que hemos heredado de nuestros antiguos amos, y de tres siglos de servidumbre, solo podrán disiparse por medio de la ilustracion, cuyos pasos y progresos son lentísimos, y ¿me quedarán esperanzas de ver organizada á mi patria permanentemente?.. Pocos servicios creo que se le habrán hecho al género humano de tanta importancia, como el que le prestó el ciudadano de Ginebra con su Contrato Social: yo hallo ideas divinas en este pequeño libro, á él me parece que se le deben las mejoras que cada dia se hacen en la ciencia social, él ha hecho conocer al hombre su dignidad y sus mas sagrados é inalienables derechos, y él, en fin, ha fijado el origen mas justo y racional de las leyes y de las sociedades; puede ser una ficcion, mas en tal caso, yo desearia que este contrato se celebrase solemnemente. ¿Y que hombre que se halle en su juicio no lo preferirá á la absurda suposicion de Hobbes que degrada y envilece al hombre? Alguna vez me alucinó la opinion de Bernardino de San Pierre, y de Juan Jacobo Rousseau, ,,El mas encantador objeto de la naturaleza, y crei al hombre virtuoso por naturaleza, y,,el mas capaz de mover un corazon sensible y malvado por los estímulos de la sociedad. Mil-,,de conducirlo al bien, lo aseguro, es una muciades espira en los calabozos de Atenas, Te-,,ger amable y virtuosa." Este pensamiento, sin místocles muere espatriado, Alejandro VI es igual, que es de Rousseau, fué tambien mio un monstruo excecrable de crímen y de horror, aun ántes de leerlo en aquel filósofo, y nunca Carlos IX, es el azote y verdugo de la Francia, me cansaré de repetirlo, por que las mugeres,

Yo maldigo á la hipocresía y disimulo: mi máquina toda se trastorna, cuando recuerdo la serenidad con que Neron dió la ponzoña á su hermano Británico, y presenció las convulsiones que sufria antes de espirar, aquel mónstruo toca y canta ardiendo Roma, porque ya se habia connaturalizado con el crimen, porque ya tenia cierta conformidad con su organizacion.

Temo mucho mas á mis reflexiones que á mis sentimientos, y por esto siempre he preferido un cruel desengaño, à la incertidumbre.

Mi confianza no tiene límite ni restriccion para la persona á quien me fio.

Yo no me engaño nunca con ilusiones, me entretienen un momento; pero no me llenan, solamente las cosas positivas me satisfacen.

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ASTOR, LENOX AND TILDEN FOUNDATIONS.

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