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lo emprendió, contratándolo à D. Angel Ramirez, el que con poco mas de dos mil pesos lo hizo conforme al que representa la estampa adjunta. Su longitud de un estremo á otro de las ramplas, es de veinte varas, la latitud libre de antepechos de seis varas, y la luz de cada arco de cuatro varas tres cuartas de latitud, y cuatro y media de altura. Su fábrica es de piedra y mezcla en lo interior, y en lo esterior de canteria y pórfido: la cerradura ó bóveda de los cilindros es de piedra de tesontle cortada, y de lo mismo son los estribos que aseguran los antepechos. Termina en cada lado con dos lápidas, una a la derecha dedicada al Exmo. Sr. presidente de la República D. Antonio Lopez de Santa-Anna, y otra á la izquierda que el barrio de Izquitlán, á donde está el puente, dedicó á la memoria del Sr. D. José Maria Franco; y en la cual se lee la inscripcion siguiente.

AL C. JOSÉ MARÍA FRANCO
COOLABORADOR DE MORELOS

EN LA INDEPENDENCIA

DEDICA ESTA MEMORIA

EL PUEBLO DE IXQUITLAN.

No cesan los pueblos de este partido de dar gracias á los genios benefactores que tanto se empeñaron en obras de tanta utilidad.

Diremos algo del lugar pintoresco en que está fabricado el puente de Santa-Anna. Entre el Valle de Otumha y el de México hacia el oriente, hay una cordillera de cerros de oriente á poniente, que tiene principio en los montes que dividen el departamento de México de el de Puebla, y termina en los pueblos de Tlaltecahuacán y Tepetitlán. Por el año de 1500, la laguna de Texcoco llegaba hasta esos puntos, rodeando la serranía, por lo que segun la tradicion que conservan algunos indígenas, fué dedicado ese lugar para guardar á los criminales, por la seguridad que tenia, rodeado de aguas, y solamente accesible por la parte del monte, por donde era muy facil custodiarlos. Parece corroborarse esta tradicion, por que cavando en algunos lugares de la falda de estos cerros se encontró un terraplen que ro

dea al principal de ellos, á la altura de tres varas del terreno actual, y en mas de quinientas de longitud. Sobre este se hallan unas paredes de adove muy antiguo, que tienen principio en el centro del cerro, y terminan á tres y cuatro varas con direccion, como de radios de un círculo; tanto estas como el terraplen, están cubiertas de una argamasa semejante al barro cocido, lo que indica que despues de rebocarlas con este material, lo cocieron blanquearon, siendo notable que cuando se hizo esta escavacion, se quitaron árboles que anunciaban mas de trescientos años de existencia.

y

En la actualidad, esta serrania que es la mayor parte de porfido de color muy vivo y agradable, está cercada de poblaciones, en las que la vegetacion es de una constante primavera, por estar guardadas del norte y humedecerse sus terrenos con las aguas del rio que pasa por sus orillas; y la variedad de siembras y árboles forma un panorama muy agradable en una estension de seis leguas cuadradas. Algunos industriosos de estos pueblos han comenzado á plantar olivares; y si secundan este benéfico proyecto los demas propietarios, segun la feracidad del terreno, serán los productos su- . periores á lo que ahora se suponen, y cambiará el estado miserable de estos pueblos, dignos de mejor suerte.

Texcoco, abril 24 de 845.

Por lo que antecede se vé que aun en medio de las mas fuertes convulsiones politicas, no faltan hombres amantes de la humanidad y de las mejoras de su pais, que casi sin recursos emprendan obras útiles que contribuirán sin duda á hacer grata su memoria à la posteridad. El Sr. D. José María Franco, antiguo prefecto de Texcoco, y hoy vocal de la Exma. Asamblea Departamental es uno de ellos; y es sin duda muy acreedor á la estimacion pública, porque muy al reves de multitud de individuos que ocupan esos puestos, únicamente con la mira de medrar y de elvarse à costa de todos, este señor ha preferido el ser útil á los demas, emprendiendo obras qne faciliten el comercio de unos pueblos con otros, con lo cual huirá para siempre de ellos la miseria en que hasta aquí han gemido por el abandono en que estaban. R. I. ALCARAZ.

APUNTES PARA LA HISTORIA ANTIGUA

DE ESPAÑA.

Ex la época de la invasion de los árabes en España, no conocen sus historiadores otro principe, que se opusiesc al progreso de aquella furiosa venida, mas que D. Pelayo, refugiado en los montes de Asturias, Este vástago de la estirpe goda es el único conocido hasta ahora, como el primer restaurador de la libertad de la Península, y el tronco de la familia que aun conserva el trono español. Mas la inteligencia de cierta persona halló un documento indubitable, del cual consta que al mismo tiempo hubo en otro punto de España un príncipe de la misma sangre, que con mas o menos felicidad acometió esa misma empresa. La fragosidad de los pirineos orientales no era ménos á propósito que los enriscados montes de Asturias, para que de ellos se amparasen los cristianos que huian de los moros, y aun los contuviesen en sus sangrientas correrías, siendo capitaneados por alguno de la familia real, que acababa de perder su trono en la desgraciada batalla del Guadalete.

Esta congetura llega al grado de certidumbre con la noticia que se halla en un códice en 4

vit. MS. del siglo VIII que se conserva en la pre

ciosa biblioteca del monasterio de benedictinos de Ripoll en Cataluña, señalado con el número 62. Entre varios opúsculos pequeños de los SS. PP. cuya copia era ocupacion ordinaria de los monges de aquel tiempo, poco antes de la mitad del códice se halla escrita una tabla de las épocas principales, ó como decian, edades del mundo: cosa á que eran aficionados aquellos escribientes, por dejar bien señalada la época en que hacian tan improbo trabajo, y que suele venir muy bien á los anticuarios para averiguar la de los códices. Pues en este, el último de los cómputos que digo, es el siguiente: Ab Incarnatione autem Dni. nri. Jhu. Xpi. usque in presemtem primum QUINTILLIAN1 principis annum, quis est era LXX quarta (falta la nota DCC. como se ve por la serie de los cómputos anteriores) sunt ANNI DCCXXXVI. El nombre de Quintiliano es notoriamente una derivacion del gó

tico Quintilianus ó Chintilanus; por donde parece claro que este era alguno de los señores descendientes de los reyes godos, el cual comenzó á reinar donde se escribia esto, å poco mas de veinte años despues de la entrada de los sarracenos. Antes de pasar adelante, es justo dejar bien asentado que no se equivocó en la fecha el escritor de aquel libro, sino que realmente todo él es del siglo VIII. Pruébalo en primer lugar el carácter gótico cursivo de que usa, que no duró ya mas que 100 años en Cataluña, introduciéndose la letra francesa en el reinado de Carlos el Calvo, que comenzó en 840. Otra prueba y mas concluyente, es que algunas hojas mas adelante, escritas ya de otra mano, aunque del mismo carácter, se halla un Ciclus Paschalis ó tabla de las pascuas, conti*nuada por un ciento de años, desde el 773 hasta el 873; la cual se escribió lo mas tarde en el primero de dichos años porque esta clase de trabajos no se emprendia para denotar los dias en que cayeron las pascuas de los años ya pasados. Así es que el autor de este Ciclo, habla siempre en futuro de los comprendidos en él. Por ejemplo: Anno DCCLXXVI bisextus ERIT......

et ERIT dies sanctus Pasce xvm. kls. Maias.

Demostrada pues la verdadera época de este códice, y que el año 736 fué el primero del reynado de Quintiliano 6 Chintila, solo resta averiguar el punto donde tenia su señorio. Para mi es indubitable que eran los Pirineos de Cataluña, aunque el códido no ofrece rastro alguno de ello, por no constar tampoco en él donde se escribió. Mas que fuese en estos montes, lo prueba la uniformidad de su letra con la de las escrituras que existen originales y & centenares en la Seo de Urgel, desde el año 771. Y ya se sabe que los reinos y aun las provincias suelen diferenciarse tambien en la manera de escribir, como suelen distinguirse en los trages. Tal es la fuerza de la educacion: trasmite á los hijos las virtudes, vicios y usos de sus padres. Por donde no se hace creible que este libro se escribiese fuera

de Cataluña. Por otra parte, siendo como fué obra de un monge, que eran los únicos que lo sabian hacer, y existiendo ya tantos monasterios por estos montes desde todo el siglo VII, es muy verosímil que en alguno de ellos se escribiese el códice: el cual pasase despues al de Ripoll. Porque de este solo se sabe que existia ya en 880, gobernado por el abad Daguino, y comunmente se cree que fué fundacion del conde de Barcelona Wifredo el Velloso, que no empezó á serlo hasta el 874; sábese tambien que con el tiempo se le fueron incorporando varios monasterios antiguos, en quienes decaía la disciplina monástica, y que con las rentas y alhajas de ellos llegó á tan alto grado de opulencia, como de reputacion en la república literaria. Uno de estos monasterios suprimidos se sabe que era el antíquisimo de la Pobla de Lillet, del cual es de sospechar que fuese este códice de que tratamos. Siendo todo esto asi, resulta que en los Pirineos de Cataluña, reinaban en 736 un príncipe Godo, sin duda sucesor de algun otro que tubiese á su cargo la conservacion de los cristianos que allí se habian refugiado, desde que los moros invadieron esa Peninsula. Cierto, es doloroso no saber quienes fuesen sus antecesores; pero la existencia indubitable de este príncipe, es una prueba clara de que los tuvo. Porque á pesar de las entradas parciales de los arábes hasta Narbona y Aviñon, ni ellos alacaron las asperezas del Pirineo antes del año 734, ni aun entonces pudieron impedir que se respirase en aquellas roturas el aire puro de la libertad, bajo el gobierno de algunos señores cristianos. Los que hoy vivimos, hemos visto una copia de aquel original, y como aun ocupadas por un invasor poderoso todas las provincias y arrasadas insignes ciuda des, en medio de tan cruel desolacion, entre los mismos enemigos, puede conservarse la patria.

Isidoro Pacense nos dejó en su Cronicon la noticia de la primera victoria que los cristia nos alcanzaron de los moros acaudillados por Abdelmelic en la Era 772 (año 734). Viendo este capitan, que las guerras de sus antecesores en Francia no les habian producido el fruto duradero que se prometian por no haberse antes asegurado de los Pirineos y sujetádolos á su poder, entró en ellos con este objeto. Mas la estrechura y aspereza de aquellos lugares, y el valor de los pocos que peleaban desde las cumbres, y sobre todo la misericordia que Dios usó con ellos, desconcertaron los proyectos del moro, que desTOM. I.

pues de perder mucha gente, tuvo que abandonar la empresa y retirarse á las llanuras (1). Esta misma victoria de los cristianos, ú otra que se verificó dos años despues, refiere de estotra manera la Historia de la dominacion de los árabes en España, publicada hace poco por D. José Antonio Conde: "Pasó (dice p. 1. cap. 26.) los montes de Albortat (pirineos) el Amir Abdelmelic, y entró en tierra de Afranc (francia) el año 118 (736), y peleó con muy buena suerte; pero siendo muy adelantada la estacion de las lluvias, volvió á España, y en los pasos y asperezas de aquellos montes padeció el ejército muslim una derrota impensada y sangrienta." Le época de este suceso, que fué el mismo año 736, que acota el códice de Ripoll, y la probabilidad de que se verificase en los montes que corresponden á los condados de Rosellon, Cerdaña, Urgel y demas de Cataluña, hace mucho mas verosimil la existencia en ellos del príncipe Chintila, á cuya eleccion y órden de su reinado pudo dar lugar tan insigne victoria.

La crónica general de España atribuye la gloria de este suceso á los franceses, y dice que se verificó en Roncesvalles. Lo primero no lo sufre el texto del Pacense, historiador contemporáneo, que bien claramente indica que los vencedores fueron los pocos cristianos que se habian retirado de España. Lo segundo tampoco es creible; porque à ser asi, Abdelmelic, que trataba de asegurar sus espaldas, lo primero que hubiera hecho, es tomar á Pamplona: ciudad que segun lo crónica de Alonso III, nunca vino à poder de los árabes, y los que la suponen tomada por ellos dicen que su conquistador fué Aucupa, sucesor de Abdelmelic. Cuanto mas que los moros aun muchos años despues del de 733, no verificaron sus entradas en Francia, sino por el Rosellon y siguiendo la carretera que desde Córdova conducia á Zaragoza y Barcelona. Con esto cuadra la expedicion de Abderramen contra el rebelde Munnis ó

(1) "Monitus prædictus Abdilmelik a principali iussu, quare nihil ei in terra Francorum prosperum evecum omni manu publica subvertere nititur. Pirenaica niret, ad pugnæ victoriam statim é Corduba exiliens, inhabitantium iuga; et expeditionem per loca dirigens angusta, nihil prosperum gessit. Convictus de Dei potentia, a quo christiani tandem perpauci montium pinnacula retinentes, præstolabant misericordiam, et devia amplius hinc inde cum manu valida appetens locó, multis suis bellatoribus perditis, sese recepit in plana repa. tiando per devia."

[Isidoro Pacen. Epsc. Chronicon.]

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Munnúz ỏ Munnuza, que con los moros de su faccion se encerró in Cirritanci oppido, que acaso podrá ser Ceret: 6 como otros creen, en el llamado Julia Libia, que Conde juzga ser el Puigcerda de nuestros dias, y yola que aun hoy se llama Livia, y que un siglo despues de aquel suceso consta por escrituras que era ciudad muy principal, y la capital del condado de Cer

dena.

Me he dilatado en esto para hacer ver que la victoria alcanzada por los cristianos en 736, puede ser propia del reinado de Chintila en los Pirineos de Cataluña.

Es verosímil que lograsen despues los ȧrabes lo que hasta entonces no habian podido, que fué penetrar y dominar, aunque por poco tiempo, en aquellas asperezas. Digo por poco tiempo, porque consta de una parte que destruyeron la ciudad é iglesia de Urgel; mas tambien consta que esto fué mucho antes del año 788, en el cual era ya obispo el famoso Félix, creido el patriarca de los hereges adoptivos, y que ordenado su clero é iglesia nunca mas volvió á padecer otra invasion de aquellos enemigos. Esta libertad en que quedaron aquellos enemigos,, que debia influir en que se perpetuase la línea de los sucesores de Chintila, así como se perpetuó la de los de Pelayo en Asturias, y la de los de Iñigo Arista en Aragon. Mas para que así no fuese, y para que se acabase en Cataluña la descendencia de aquel príncipe godo, pudieron contribuir muchas

causas.

Los asturianos precisados á vencer ó morir, por tener el mar á sus espaldas, no podian contar con el socorro de reyes y señores extraños, cuya ambicion no llegaba tampoco á querer dominar en pais tan apartado. Por otra parte el suelo de aquella provincia, como el que entonces poseian los de Aragon, era por lo comun ingrato y poco á propósito para dispertar la codicia agena. Pero los cristianos de Cataluña dejaron de confiar en sí mismos y en sus propias fuerzas, con la proporcion que les ofrecia el reino vecino de los Francos: cuya ambicion ya entonces desmedida y estimulada con la fertilidad de este suelo, pudo mirar con zelos el engrandecimiento de una sola familia. que siempre era mas dificil de destruir, que las de los muchos condes que crearon en su lugar, En resolucion, la Divina providencia dispuso por otro camino la libertad de aquella parte

oriental de España. Los cristianos ayudados de los franceses ganaron en 801 á Barcelona. El territorio intermedio á los Pirineos, fué distribuido en condados, que á los cincuenta años poco mas fueron ya independientes de los reyes de Francia. Sin embargo, estos siempre aspiraron al dominio de toda Cataluña, aun de lo que se ganó con la sangre de solo los catalanes desde aquella capital hasta el Ebro: conquista que duró aun mas de tres siglos. Mas es, que sus historiadores supieron embaucar a[ pueblo de aquella provincia, haciéndoles creer que Carlo M. era su libertador, y obligándoles por este título á que le venerasen como santo con fiesta particular (1). ¡Con cuánta mas razon debia ser vonerado en las iglesias de Valencia y Mallorca, el insigne Don Jayme I de Aragon, no desmereciéndolo él mas por sus costumbres, que aquel primer emperador del occidente! Pero, ya se ve, aquel dió á los papas el señorío de Roma, y D. Jayme no quiso pagar á aquella corte el tributo que habia ofrecido su padre.

ña contra los moros. De léjos los amenazó, é hizo tri(1) Carlo M. nunca introdujo sus tropas en Catalu. butario al débil gobernador de Gerona. Los cristianos que en aquella ciudad habia, animados con la proximi. dad de los franceses, que no pasaron de los Pirincos, se alzaron contra los moros y se rescataron á sí mismos. Esto fué en el año de 785. Sin embargo, muertos aque. llos que sabian lo que pasó, se hizo creer á sus nietos, que aquel rey los conquistó; y llegó el error hasta el punto de colocar su estatua en el segundo cuerpo del altar de los cuatro santos en aquella catedral, y de establecer en toda la diócesis una magnífica fiesta con oficio propio para todo el clero secular y regular, que se insertó en los breviarios. El autor de todo esto fué el

fanático obispo D. Arnaldo de Monrodó en 1345. Aun hoy se conserva la estatua en el altar, y aunque suprimida la fiesta en el siglo XVI, continua el predicarse el sermon, en uno de los dias de cuaresma, á la una de la

tarde, porque á esa hora se predicaban allí antiguamente todos los de ese santo tiempo. El que esto escribe, lo oyó en el año de 1807. El predicador era un religioso observante llamado el P. Cúndaro; el cual tomando por tema las palabras in fide et lenitate ipsius sanctum fecit illum, hizo de su héroe un panegírico ni mas ni ménos que pudiera de un rey el mas virtuoso, el mas peni. tente, el mas justo y benéfico. No dirian esto los que cl sacrificó tan barbaramente, por medio del tribunal de la inquisicion de Westfalia.

PIN DEL TOMO

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Belisario [el], por M. de Torrescano

Bibliografia.-Manual de Urbanidad

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Egira (el sueño de), poesia, por Ramon I. Alcaraz. 150 224 Elecciones inglesas, T. por D. J. P. T. .

63

Eectricidad, por F. C.

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Ella, por

Anónimo.

Enigma

57

de Bonilla

139

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Entomologia.--Las hormigas, por Francisco D.

-Periódico de la sociedad Filoiátrica.-Prospecto. 401 Epigrama, por D. José M. Rodriguez Perez

256 Dia [un] nublado, poesia, por Casimiro Collado. 114 Dramas [moralidad de los], por Carlos M. Saave148 dra.

187

351

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