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cion en 1819: y solo se notan, bien que son de fines del siglo pasado y principios de este, la iglesia de Loreto hundida, el colegio de Minería y la academia de S. Carlos. De la independencia acá han sido mayores los progresos, y hoy especialmente se nota en esa parte una actividad grande.

México tiene la forma de un cuadrado, cuya estension de oriente á poniente es de mas de una legua, lo mismo que de norte à sur: las calles anchas y tiradas à cordel, son de una estension igual á la de la ciudad, bien empedradas y con anchas aceras por uno y otro lado; y si se exceptúa el tiempo de llúvias, en que algunas de las principales se anegan, todo lo mas del año están en buen estado. La poblacion era en 1803, segun Humboltd, de 137.000 habitantes; mas como despues ha ido aumentando succesivamente, se puede decir hoy, por aproximacion, y segun los censos de los años anteriores, pues en vano he tratado de ver el último, que asciende ya á 200.000 habitantes. Su comercio es activo, y se importan en ella todos los efectos estrangeros que entran á la república por Veracruz; y de otros puntos, sus mantas, loza, azúcar, cacao, añil, frutas y multitud de granos, aguardiente y pulque, del que se hace un gran consumo. Casi nada se esporta si no son los efectos estrangeros que van al interior.

He aquí una rápida noticia sobre México, que no podemos alargar por ahora tanto como quisiéramos, por no permitírnoslo las reducidas páginas de un periódico. En la descripcion que vayamos dando de cada edificio en particular, nos estenderemos bastante para compensar con esto lo diminuto de esta noticia, y rectificaremos algunos puntos, como por ejemplo el de la poblacion, en los artículos de estadística de México.

SONETO.

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Y usted, doña Paquita, tan hermosa, ¿Qué sabe hacer para aumentar su hechizo? -¿Yo? Sé hacerme tan bien, tan lindo un rizo, Que envidia causo á Pepa, á Sinforosa.

—Y á mas de vuestros rizos, ¿qué otra cosa........ -Pues qué esa gracia mas no os satisfizo? -¡Oh! Mucho á la verdad, que usted lo hizo Por probarme con eso que es graciosa. -Pues sé tambien bailar å la francesa,

La sociedad, los corrillos, los salones y en general lo que se llama mundo, es una mala ópera, nada interesante, y que si algo se sostiene, es debido á las decoraciones.

El que quiera agradar en este mundo, es preciso se resuelva á aprender muchas cosas que ya sabe de aquellos que totalmente las ignorán.

EL CONDE DE SAN GERMAN.

LA historia nos presenta algunos hombres cu

-En verdad que lo era, respondió San German, y pintaba con una facilidad de espresion asombrosa, las facciones, el gesto y hasta el metal de voz de este príncipe.

-¡Ah! añadia, si no hubiera sido tan fogoso, yo le hubiera dado algunos consejos, que acaso lo habrian libertado de todas sus desgracias, pero él tal vez no los hubiera seguido, pues la fatalidad hace que los principes cierren los oidos á los mejores consejos, principalmente en los momentos mas críticos.

-Y que decís del Condestable?

-Nada, madama, no puedo decir de él ni mal ni bien. La corte de Francisco I era hermosa ¡muy hermosa! pero la de sus nietos le excede infinitamente; en tiempo de Margarita de Valois y de María Stuard este era un pais encantador.

En otra ocasion el rey le presentó un diamante, que no estaba valuado mas que en 6.000 francos, à causa de tener una mancha, sin cuyo defecto habria valido 10.000. San German se comprometió á devolverlo límpio ántes de un mes, como lo verificó en efecto, pues no sin gran asombro de la corte la mancha habia desaparecido.

ya existencia tiene todos los visos de fabulosa, pues que aspirando á figurar como personages ilustres, por su rango y dignidad, han abusado de la credulidad de los hombres y llenado su vida de tan rídiculas bellaquerías, que no podria creerse si autores recomendables y dignos de fé no hicieran mencion de ellos. Entre tales hombres es muy digno de contarse el célebre Conde de San German, charlatan de los mas atrevidos del último siglo, que buscando la fama con mengua de la verdad, usó como su contemporaneo Cagliostro, un nombre supuesto y un título ageno: se cree que este aventurero era hijo natural del rey de Portugal, otros dicen que su padre fué un judío portugués; mas estas no son sino congeturas, pues que su nacimiento ha sido siempre un misterio: se cree tambien que pertenecia á alguna sociedad secreta de Alemania, y que algun ministro ó partido poderoso de aquella época, lo empleó como espía, suministrándole con abundancia todos los recursos necesarios, para proveer á sus necesidades y para sostener su lujo. Dotado de gran telento, y sobre todo, de una memoria prodigiosa, hablaba varias lenguas antiguas y modernas, y se jactaba de poseer todos los secretos posibles, así como de haber vivido dos mil años; por esto nunca confesaba á nadie ni su origen, ni su patria, y su audacia llegó á tal estremo, que alucinó á la corte de Luis XV. Se echa en cara á las clases privadas de instruccion y de esperiencia el asenso que dan á los charlatanes; ¿mas como podrá calificarse la fé ciega de algunos de los cortesanos de Luis XV, y aun la del mismo monarca á las fábulas que les referia con una serenidad imperturbable el pretendido Conde de San German? Increible parece, á la verdad, que en Francia, en el siglo de las investigaciones, y en el cual la verdad, gracias al influjo de la filosofia, ya no esta-gevidad sobrenatural, y en cierta ocasion que ba encubierta con velos impenetrables, se encontraran hombres que creyesen, ó que al ménos fingiesen creer la fabulosa longevidad de tan estravagante personage.

Se refiere que estando cierto dia en Versailles, le dijo Madama de Pompadour.

-Dadme, conde, algunas noticias de Francisco I, pues creo que fué un rey muy amable. TOMO I.

Viendo un dia en una casa la imágen del Salvador, preguntó.

—De quién es ese retrato?

-De Jesucristo, le respondieron.

-No puede ser, continuó San German, pues que en nada se parece al Jesus Nazareno que conocí en las bodas de Canan.-Y con la mayor impudencia pintaba las facciones de Heródes, de Pilátos, de Tito hijo de Vespaciano, del historiador Josefo, y describia la destruccion de Jerusalen y la del templo como testigo ocular.

Se vanagloriaba de transmitir á otros el secreto con que habia conseguido su pretendida lon

referia un acontecimiento de una época muy atrasada, ponia como testigo á su page.-No me acuerdo, dijo este; pero el señor conde olvida que no hace mas de quinientos años que tengo la honra de servirle.

Como todos los charlatanes, San German se adornaba con gran magnificencia, y el corte de sus vestidos parecia pertenecer á otra épo10

ca, y á otro pais. Hablaba de todo con tono de una perfecta conviccion; ciencias, artes, literatura, nada parecia serle estraño. Conocia varios simples propios para curar algunas enfermedades, con cuyo uso fácilmente se atraia la benevolencia del pueblo: era muy hábil en la fantasmagoría y bosquejaba por efectos de catóptrica, entonces casi desconocidos, las sombras que se le pedian. Presentose con la misma audacia en Venécia, en Londres y en Holanda, pero siempre echaba de ménos á la

corte de Francia, pues allí era donde encontraba mas admiradores, y despues de haberse dado en espectáculo en varias ciudades, se retiró á Hamburgo donde tambien encontró cándidos que lo creyesen bajo su palabra. Pero el drama en que el célebre Conde de San Germán habia representado un papel tan brillante tocaba á su inevitable desenlace, y con gran asombro de sus discípulos murió en la corte del príncipe de Hesse Cassel en Slewig, en febrero de 1784.-P. M. DE TORRESCANO.

¿POR QUÉ HARLA SOLO?

Aquí lo podrá ver el que quisiere, Si gana de saberlo le viniere.

ERCILLA ARAUC. CANT. IV.

HACIA pocos dias que notaba yo en el carácter cierto de la lengua de los cálculos. ¡Detesta

de mi amigo Gerónimo una mutacion bien singular; de atento y jovial que solia ser, habiase tornado en cogitabundo y abstraido en grado tan alto, que en el último concierto á que asistimos, lejos de prestar atencion à la música, y entusiasmarse con ella, como casi siempre acontecia, procuró separarse de mí luego que entramos al salon, y hallar detrás de una mampara un asiento en que solo de pocas personas fuese visto. Estúvose allí quedo una buena parte de la noche, mas no pudiendo ocultarseme su estraño proceder, y notando desde lejos que à las veces despegaba los lábios como quien articula algunas voces, traté de aproximarme al sitio donde se encontraba, congeturando que por la hendidura de la puerta podria acaso leer mas de cerca en su fisonomía y aun entreoir los misteriosos vocablos que de tiempo en tiempo pronunciaba. Así sucedió efectivamente, y ¡cuál seria mi sorpresa al echar de ver la profunda abstraccion en que mi amigo estaba sumergido! Tenia los ojos fijos, el brazo derecho levantado, y el dedo índice en la punta de la barba, señales todas de una meditacion tan concentrada, que hubiera yo imaginado que Gerónimo trataba de resolver algun problema algebraico allá en su mente, si no hubiese logrado percibir las siguientes palabras que en medio de su distraccion se le escaparon, y que nada tienen por

ble!" decia en voz algo apagada pero perceptible, ¡excecrable! abominable, ab-omin-able! eso es, eso, eso; pero.... excecrable! excecrable! no, no, no detestable!" Así continuó hablando solo mi infeliz amigo, siendo su soliloquio tanto mas espantable é incomprensible para mí, cuanto que coincidia con la ejecucion de una de las mas bellas y melodiosas oberturas de Bellini. Habiendo cesado de repente el ruido de los instrumentos, (si tal puede llamarse la inarticulada poesía de la música, como alguien la llamó con sumo acierto,) siguiéndose acto continuo el palmoteo de reglamento, y lo que es mas, una especie de repique en convento de monjas que la conversacion de las hembras producia, volvió Gerónimo en sí forzosamente, y acercándome entónces á él á fin de sondear su ánimo, pues me temia y con sobrado fundamento, 'que su cerebro estuviese no poco destemplado, le pregunté: ¿qué juzgaba de la ejecucion de la última pieza? Y su respuesta vino à confirmarme en que no habia oido ni una sola nota. Tan grave inquietud produjo en mi todo esto, como es de suponer, que por no recibir un completo desengaño ó aparecer muy indiscreto, me abstuve de hacerle unas preguntas, consolándome, sin embargo, la esperanza de que esa taciturnidad tan solo proviniese de estar Gerónimo ciega y aun sordamente enamorado, cuya dolencia, en mi

humilde opinion, es susceptible de una cura radical, siempre que pueda ser tratada por el método homeopatico. Gerónimo se despidió de mí, pretestando un quehacer imprescindible, y aunque yo de buena gana le hubiera acompañado hasta su casa, no me pareció oportuno el ofrecérselo, puesto que no me invitaba á seguirle como era ya costumbre entre nosotros. Así pues, permaneci en el concierto, que por primera vez meera fastidioso, y ya empezaba mi imaginacion, si tal cosa tengo entre mis curiosidades, ya empezaba digo, á espaciarse en el inmenso campo, ó mas bien subterráneo de las conjeturas, donde à medida que se penetra se ve ménos, cuando llamó mi atencion el toque de órden que en la caja de su instrumento dió el primer violin. Por no escucharme á mí mismo, púseme á oir la nueva pieza, que desgraciadamente no era pieza nueva, pues la hubiera podido tararear de punta á cabo sin mayor dificultad, á pesar de que segun me dicen, y yo niego, tengo un pésimo oido músico. Como quiera que sea, lo cierto es que mal de mi grado, fuí entregándome á nuevas cavilaciones, bien que de distinto género de las que en un principio me ocuparon. Fuéronme estas sugeridas por la circunstancia nada rara de estar disputando con una damisela pelinegra que cerca de mí estaba, un almidonado mozalvete de puños volteados, cuello invertido, barbas de gastador, (y lo es efectivamente el se ñorito,) ente, en fin, de la cruz á la cola, enrevesado, sobre que la jóven susodicha habia de cantar una cancion. Negábase ella alegando un constipado tan fuerte, que segun dijo, infaliblemente dejaria á toda la concurrencia escalofriada si llegaba á dejarse oir. ¿En qué consistirá, decia yo para mi coleto, que se hacen rogar los filarmónicos de ambos sexos, y aun los anfibios, (en cuyo número cuento, á pesar de su prolija barba, al garzon cuellidesnudo,) al paso que los poetas, con especialidad los chabacanos, andan siempre desdoblando sus míseras estrofas? Y cuenta que una composicion de música por mediana que sea, nunca es enteramente ingrata al oido, mientras que los versos á no ser excelentes, suelen ser mas refrigerantes que el agua de limon, pues ya se sabe que en punto á versos, los medianos y los malos corren parejas, como dijo el otro. No pude ménos de dar cabo á tan delicadas investigaciones, por habérseme puesto delante, á esta sazon, un inmenso bípedo, que, por lo usado de la chupa, lo desusado de esta y el calzon, y en fin, otros accidentes muy marcados, conocí era de aquellas voluntariosas criaturas que á si

propias suelen darse el nombre de despreocupadas, y que con mas razon debian llamarse unipreocupadas ó egoistas, puesto que de nada se curan, y en todas partes hacen lo que quieren, como locos mansos que realmente son. Al perillan de que voy hablando se le podian contar comodamente en las espaldas cien pesos de la nueva moneda de cobre, y por supuesto no era nada transparente, lo que me obligó á dejarle mi asiento, que era lo que él puntualmente apetecia. Viendo mi lugar tan superabundantemente ocupado, me dirigí á un corro, en que conversaban varios diletantis, entre ellos un bajo que gusta mucho de cantar á la sordina, por cuya razon opinan los inteligentes, que el metal de su voz es precisamente el justo medio entre el bajo pianísimo y el contrabajo. Entre este individuo y un tenor que al principo de la noche habia cantado furiosamente bien, se agitaba una cuestion históricomúsica, del mayor interés. (¡Con qué placer veia yo que tambien nuestros profesores, profundizan la filosofia de su divino arte!) Despues de haber hablado estensamente los interlocutores del poderoso influjo de la música, y de lo mucho que ha de suavizar nuestras costumbres, como si no fuesen ya mas dulces de lo necesario y conveniente, tomó la palabra el tenor susodicho y dijo, con aire de satisfaccion: En este momento me ocurre una duda, y es la siguiente: ¿Con qué se taparia Ulyses las orejas cuando llegó á no sé qué isla, para no oir el canto seductor de las Sirenas? Un músico de viento, harto rollizo, sin embargo, de aliento algo espiritoso y que tenia bajo de su brazo un serpenton, por simbolo quizá de astucia y agudeza, contestó gravemente: Ignoro si los Santos padres hablan de eso, pero fácil es suponer que debió de rellenarse los oidos con cera de Campeche ó cosa semejante. No quise oir mas, y ya iba yo á buscar mi sombrero para retirarme, cuando percibí que un aficionado empuñaba su violin para tocar, segun él mismo dijo, unas lindas variaciones. Resultaron ser estas con obligado, no á piano, sino á contorsiones sumamente cómicas, con acompañamiento de visages que involuntariamente hacian los que estaban en frente del nervioso violinista. No queriendo sufrir mas tiempo aquellos infernales chirridos, que ya me habian destemplado hasta los dientes, me marché por fin, recordando á Gerónimo, á quien confieso tuve por algunos momentos olvidado, como tambien habrá sucedido al pacientísimo lector.

En vano aguardé á mi amigo la mañana y la tarde del siguiente dia; así que, hube de ir en la

noche á visitarle, no sin algun sobresalto, pues me imaginé le hallaria enfermo y postrado en una cama. Nada de eso: le encontré escribiendo en su gabinete, en el cual habia yo penetrado obra de seis pasos, cuando noté que estaba él tan embebido en su escritura, que no reparó en mí absolutamente. Contúveme, pues, para aprovechar la ocasion que se me presenta ba de examinarle con mas detenimiento. Despues de escribir unos cuantos renglones, hizo alto para encender un cigarrillo, el que apénas comenzaba á fumar, cuando con voz, no remisa como la de la víspera, ántes bien enfática y clarísima, habló de esta manera.

,,La vida me es aborrecible, ¡sí, su aspecto me es odioso! ¡excecrable! ¡oh, crímen excecrable!>> Aquí se clavó de cabeza y guardó silencio, casi un par de minutos, durante cuyo espacio me fuí aproximando pasito á paso, conteniendo el aliento cuanto era compatible con el temorcillo que empezaba á entrarme de estar á solas en aquel cuarto con mi pobre amigo, á quien juzgaba ya capaz de hacer alguna fechoría. Justamente iba á apoyarme en el respaldo de la silla en que él estaba, cuando hé aquí que incorporándose, esclama con voz terrífica y potente. ¡Excecrable traicion, hombre aborrecible! No of mas, pero sí corrí cual miserable can en sábado de gloria: ya estoy en el porton.... ya en el descanso.... ya en el zahuan.... que estaba cerrado por desdicha mia. Vanos son mis esfuerzos. ¿Cómo abrirlo? El portero estaba desgraciadamente arriba, pero ya venia bajando armado de una enorme tranca, en union de mi amigo que traia un alfange, que segun despues ví, era el machete de la cocina. Conociendo yo, á pesar del miedo que tenia, que si tardaba en mostrarme claramente, podria ser víctima de tales armas y de campeones tales, me adelanté hácia ellos, y con voz trémula, sí, pero harto perceptible, dirigiéndome á mi amigo que venia hecho un leopardo, díjele.-Gerónimo, ¿qué ha sucedi

do? Couózcanme por su vida, yo mismo soy. El, así como su portero, conocieron efectivamente mi acento, y mi amigo me informó entónces de como se habia introducido alguien en su cuarto clandestinamente, y trataba de apagar la vela para asesinarle. Mientras que discurria yo el modo de esplicar lo acaecido, acompañé á los otros à que me buscasen, y cuando percibí que mi amigo se habia serenado un tanto, y antes de que al portero le ocurriese indagar por donde habia yo entrado, impuse al primero de la verdad del caso, y no solo me perdonó la indiscrecion de haberle atisbado, mediante la confianza que entre ambos reina, sino que, cuando ya de retirada nos encaminábamos bácia su gabinete, me dijo sonriéndose.-,,Por lo que acabas de aclararme, echo de ver que has tenido, y probablemente tienes todavía, sospechas de que yo esté un tantico enagenado.-No me negarás, le repliqué, que el amor es una de tantas enfermedades, un género al menos de locura, y como pudiera ser que tú.... Alto ahí, repuso Gerónimo, amor y locura no siempre son sinónimos, que hay amores tan friamente calculados, que.... Pero por tu vida, dije yo impaciente, no me acabarás de esplicar que es lo que te ha tenido hasta aquí tan espiritualizado?-Míralo, pues, me contestó, mostrándome el mismo pliego borrageado en que acababa de escribir, y que tenia por encabezamiento esta sola palabra.—Sinónimos. No pude ménos de quedar absorto al encontrar en esta sola voz, la esplicacion de la detestable cuanto abominable gerigonza con que he chasqueado al curioso lector. Permiteme, dije á mi Gerónimo, que en lugar del epígrafe de Quintiliano que aquí veo, ponga otro de mi propio cacumen.,,Holgazan y autor de sinónimos, son sinónimos perfectos.» Osi no, este otro.,,No hay mania mas pegajosa que la de buscar sinónimos; si su estudio se generaliza no ha de quedar jaula vacia en San Hipólito.»

MALA-ESPINA Y BIEN-PICA.

OLLA PODRIDA,

Influencia del Daguerrotipo en la moral.— Un sugeto, que ha estado en Paris, nos ha referido el suceso siguiente. Mr. F., casado con una muger hermosa, tenia sospechas de que

le era infiel, hasta que por fin logró confirmarlas. Por sus ocupaciones regresaba á su casa 7 ú 8 horas despues de su salida, y mientras, la consorte salia á pasear algunas veces con su

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