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nes que el 23 por la mañana los batallones de Zaragoza y Zamora en San Luis de la Paz hicieron pabellones con sus fusiles, colgaron su correaje y desfilaron á sus cuarteles, recibiendo los independientes el armamento como el dia antes habian recibido cuatro piezas de artillería, un carro con parque, vestuarios, algunos fusiles y 56.000 pesos de moneda provisional.

Conseguido el objeto que se propuso Iturbide, regresó á su lado Bustamante para rendir á Querétaro, en cuya capitulacion fué uno de los parlamentarios. La ciudad sucumbió el 28 de junio. A los ocho dias emprendió el ejército por divisiones su marcha para la capital del imperio. Los lugares y pueblos del tránsito fueron testigos del entusiasmo con que marchaban los batallones y regimientos que dieron el ejemplo de todas las virtudes guerreras y que recibian de los ciudadanos, al pasar, las aclamaciones y veneracion de libertadores de la patria.

Independencia é Iturbide eran voces sinónimas en aquellos venturosos dias que los mexi-. canos por una fatalidad no han vuelto á ver. ¡Oh! entonces la union y la fusion de los partidos comprendia una realidad que despues ha sustituídose con frases pomposas....

El gallardo Epitacio Sanchez iba á la vanguardia del ejército, y seguíanle por escalones las demas tropas: la division de Bustamante y Quintanar se unieron en Huchuetoca: Iturbide dispuso marchar á Toluca, Cuernavaca y Puebla con una division de caballería á las órdenes de Sanchez. Bustamante, siempre deseoso de lograr la ocasion de batirse con Concha, lo provocó el 22 de julio á una accion en las lomas de San Miguel, inmediatas á Tepotzotlan. Vendrá dia en que se revelará por quien y por qué Bustamante no fué secundado en esta vez en que pudo haber destrozado á Concha: no es la única en que se le negó la cooperacion necesaria por quien debiera facilitársela. Concha se retiró á Cuautitlan con algunas pérdidas que fueron cortas por ambas partes: una tempestad y la entrada de la noche tambien se opusieron á los designios de Bustamante y de sus esforzados soldados.

Otro dia bien temprano los realistas marcharon para Tlalnepantla y una avanzada de Bustamante los siguió hasta cerca de este punto. Casi un mes pasó Concha vagando con su division en distintas direcciones sin alejarse de la capital y con intencion a veces de dirigirse á Puebla, de cuyo camino se volvia cuando menos se esperaba. Antes de partir Iturbide

para verse con O'Donojú en Cordova, nombró desde Texcoco á Quintanar comandante interinamente de la décima y duodécima divisiones del ejército trigarante, y encargaba que se evitase un encuentro con el enemigo, á no ser que fuese indispensable. Bustamante habia quedado, pues, á las órdenes de Quintanar y no sin algun disgusto interior por tener que moderarse, pues era ya para él, dias ha, punto de honor batir á Concha.

El 18, en cumplimiento de lo prevenido por Iturbide con objeto de comenzar el sitio de la capital, las divisiones espresadas se movieron de Tepotzotlan y Cuautitlan hácia Santa Mónica y Tlalnepantla: de aquí salió Concha con tanta precipitacion, que no pudo acompañarlo su tesorero, quien habia escondido, de acuerdo con el cura, seis mil pesos en un cuartito de la torre de la iglesia y que fueron descubiertos por denuncia que se hizo al capitan D. Miguel Barreiro, hoy general y entonces ayudante de Bustamante. Los independientes se situaron el 18 en Tlalnepantla y Santa Mónica. El 19 temprano se presentó Bustamante en el alojamiento de Quintanar y dijo á este:-Compañero, es preciso que avancemos y que replegando á los realistas se comience á estrechar el sitio de México: si le parece á V., iré con una seccion para reconocer algunos pun– tos en que apoyemos las operaciones.-Compañero, respondió Quintanar, nuestras fuerzas no son bastantes para hacer replegar á las tropas del gobierno, y temo que se comprometa alguna accion y faltemos á las órdenes del primer gefe.

-Pero tambien sus órdenes tienen por objeto reducir á los realistas á la capital, y sin que nos adelantemos hácia ellos, no creo que pueda cumplirse con el plan del Sr. Iturbide.

-Está bien que avancemos; pero encargo á V. que evite cuanto pueda un encuentro, porque de cualquiera manera serian sensibles las pérdidas que tuviésemos, aunque cortas.

--Concha está en Tacuba, y para que nos acampemos en Atzcapotzalco, haciendas de Careaga, el Cristo y Echagaray, es necesario llamarle la atencion por un punto y reconocer su campo.

-Supuesto que apruebo el plan de V., espediré en este momento las órdenes para que se disponga la tropa que lleve V.

Despues de una hora, el coronel Bustamante se dirigió a los puntos espresados. Concha estaba en Tacuba con la vanguardia del ejército español, su infantería constaba (1) de los regi

(1) Torrente, historia de la revolucion hispano-ame ricara. Tom. 3 pag. 291.

mientos espedicionarios, Infante Don Carlos, Castilla, Ordenes, Murcia, Zaragoza, la Reina y granaderos de Barcelona, y la caballería de diferentes trozos de regimientos y escuadrones mandados en parte por D. Julian Juvera. El primer cuerpo de este ejército que formaba su vanguardia, estaba á las órdenes del sargento mayor de Castilla, D. Francisco Bucelli: Concha mandaba el resto de las tropas, habiéndole llegado otras de Tacubaya. El ejército español, lleno aun de fuerza y vigor, se presentaba con arrogancia, con su opinion inflexible para en nada ceder y contrariar todo lo que indicase una idea siquiera sobre la emancipacion del pais: con su peculiar tenacidad, alentado á la voz de sus obcecados gefes; y su disciplina, su buen equipo, sus abundantes municiones, su bien servida artillería, todo le hacia presagiar la victoria, y esperar de la fortuna un favor señalado que hiciese inclinar los sucesos á su favor. Ronca, pero terrible era todavía la voz del coloso que se habia enseñoreado del vasto imperio de Mocteuczoma por trescientos años. ¿Cómo terminar sin esfuerzos el reinado que le dió nuevo ser á la España de Cárlos V, y nuevo giro al Viejo Continente? La justicia no aprobaria esos esfuerzos, la humanidad los condenaba; pero el honor castellano los dictó, así como al patriotismo mexicano tocaba reprimirlos.

El coronel Bustamante, en la misma mañana del 19, para emprender su movimiento, mandó una descubierta de ochenta caballos á las órdenes de un capitan, que como se h dicho ántes, tenia por objeto llamarle al enemigo la atencion y reconocer sus posiciones: la descubierta se encontró con cien infantes y caballos realistas entre Atzcapotzalco y Tacuba, y despues de haberlos replegado á este pueblo, se retiró á la hacienda del Cristo. Bustamante entre tanto marchaba con su tropa, y á las once de la mañana, cuando se ocupaba en rcconocer las haciendas de Careaga, Cristo y Echagaray, para alojar la caballería, el capitan D. Nicolás, Acosta oficiosamente, y guiado de sus ardientes sentimientos por batirse, se dirigió á Tacuba con cien granaderos y cazadores de Celaya, Guadalajara y Santo Domingo, y veinte dragones de San Luis, trabando una pequeña accion que obligó al enemigo á abandonar un puente en el que se habia hecho fuerte. El tiroteo fue muy vivo y sostenido por ambas partes, especialmente por los realistas que tenian mas fuerzas que los independientes. Al oir Bustamante el fuego, y al saber lo ocurrido, se le vió violento é incómodo.

--"Barreiro, dijo á uno de sus ayudantes que estaban á su lado, diga V. al mayor general que disponga luego que salga toda la caballería con el resto de la infantería y un cañon, para reforzar á Acosta, pues voy á protejer la retirada de éste, por no ser el punto en que se halla á propósito para dar la accion."

Volvió á poco el ayudante, y ya Bustamante montaba á caballo con grande violencia; él mismo pasó adonde estaba el resto de su tropa é hizo que se formasen y saliesen á protejer la partida comprometida.

Cuando marchaban, dijo á Ortiz y al teniente coronel D. Estévan Mocteuczoma:,,Es necesario que VV. moderen su exaltado valor, el terreno está bien malo, los dragones no podrán maniobrar, y tal vez nos esponemos á perder algunos soldados." Apenas acababa de decir esto Bustamante, cuando metió espuelas á su caballo y se dirigió violentamente hacia donde se hallaba comprometido Acosta: cuando llegó, ya éste habia sido herido y lo mismo un soldado de Celaya. Bustamante con su presencia y sus rápidas disposiciones, logró salvar á los suyos nuevamente comprometidos por los refuerzos que le llegaban al enemigo, el que sin embargo, en vez de avanzar, retrocedió. En seguida los americanos se retiraron á Atzcapotzalco, permaneciendo allí bastante tiempo sin que aparecieran los realistas. Serian las cinco de la tarde, cuando Bustamante emprendió su retirada para Sta. Mónica, queriendo aprovecharse de mejor coyuntura para dar la accion que deseaba, cuando su retaguardia fué atacada á las inmediaciones de Careaga por las tropas del gobierno, al mando de Bucelli, que eran en número de mil infantes y trescientos caballos con una pieza.

Un rayo de esperanza iluminó á Bustamante con este acontecimiento, pues creyó que se le presentaba la ocasion de satisfacer sus deseos. Comenzó el fuego entre su retaguardia y la vanguardia de Concha: aquel tocó alto, y sin pérdida de tiempo dió sus disposiciones para una evolucion que dió por resultado el que se formåsen unas guerrillas de caballería é infantería: sonaron los clarines indicando un toque de esterminio, púsose al frente de ellas Bustamante con espada en mano, y con su voz y con su ejemplo las condujo á la refriega: jamas se le habia visto mas decidido y esforzado como en esta ocasion, en que con aquella valentía que le es comun, buscaba la gloria en donde la muerte aparecia por todas partes: lleno de noble ambicion, respirando por cada uno de sus poros el patriotismo mas puro; pero como lleno de despecho y

prodigando su vida como obscuro soldado, arrastró tras sí á los bravos dragones de la Sierra de Guanajuato, Príncipe y granaderos de la corona y primero americano, dando una terrible carga á la espada y bayoneta. Vino á participar del honor de batirse una guerrilla del regimiento de San Luis con una pieza de artillería, y enardeciéndose mas el combate, los enemigos sucumbian por todas partes, sin que pudiesen salvarlos su buena formacion y el denuedo con que hacian frente: Contribuyó á la gloria de los mexicanos la feliz casualidad de que la pieza de á ocho de estos, embalara una del mismo calibre de las que tenian los españoles, influyendo esta circunstancia para que Bustamante los hiciese replegara Atzcapolzalco (1) en donde se parapetaron para no ser destrozados completamente; y habiendo sido reforzados con tropas de refresco, se hicieron firmes en el convento y casas principales del pueblo.

Los independientes sobreponiéndose à todos los obstáculos que se les presentaban, ora por lo impracticable del terreno cortado con diversas zanjas y milpas ó por lo fangoso de él, ora porque no podia maniobrar toda su fuerza, y ora en fin, porque la noche se avanzaba, tuvieron que apelar á su heroicidad y entusiasmo para no detenerse en perseguir a sus contrarios hasta el pié de sus mismos parapetos. La historia no olvidará, y la posteridad perpetuamente recordará el brillante comportamiento del soldado mexicano, en una noche en que el heroismo compitió á porfia por ambos bandos. Serian las siete de la noche cuando llegaron las demas fuerzas de la vanguardia del ejército trigarante hasta el número de trescientos infantes y doscientos caballos, lo que aumentó el brio de los mexicanos que se estaban batiendo desde el principio; pues habiéndose llenado de celo, su honor militar se afectó en cierta manera. El terreno no permitió que se batiesen todas las tropas que habian llegado.

Sabido es que el capitan D. Encarnacion Ortiz habia peleado diferentes veces en el bajío y en la primera época de la independencia contra

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los dragones fieles del Potosi, y contra los de otros cuerpos que venian ahora con el ejército trigarante, y que con satisfaccion recíproca tenian el orgullo de ser compañeros. Esto sin embargo no impedia que hubiese nacido en las guerrillas de los dragones de la Sierra de Guanajuato, y fieles del Potosí, una emulacion toda de honor, toda de gloria.

Eran las ocho de la noche cuya obscuridad impedia distinguir los objetos mas cercanos: el fuego continuaba sostenido por ambas partes: mortífero era el que hacian los españoles desde sus posiciones ventajosas, mientras que los mexicanos no tenian mas parapeto que sus pechos que latian á los nombres sagrados de independencia y libertad, y pronunciando con entusiasmo estas palabras, ó al grito de ¡viva México! ¡viva Iturbide! bajaban á la tumba de los héroes. En medio de la mas terrible carnicería, cuando por todas partes reinaba el espanto y la muerte, y cuando se escuchaban los repetidos ayes de los heridos ó moribundos, y á los frecuentes toques de las cajas y de los clarines, cansado ya Ortiz de intentar hasta lo imposible, dijo en voz alta á unos dragones que estaban cerca de él.

-Ahora se verá si los fieles van hasta donde

lleguen los de la Sierra de Guanajuato.

-Los fieles, dijo un oficial jóven y bien parecido, van hasta donde entran los hombres; vamos adentro, compañero.

-Vamos, dijo el Pachon, (2) y dieron una carga ambos oficiales con sus soldados á los realistas, de los que acuchillaron varios en la plaza, en la que penetraron perdiendo algunos de los suyos. El jóven oficial era el capitan de los Fieles D. Manuel Arana.

-Erdozain, dijo Bustamante montado en furor á uno de sus ayudantes, busque V. á Endérica, y que cuando se dé el toque general de alto, avance con su tropa el cañon hasta la ertrada de la plaza. Barreiro, diga V. al teniente coronel D. Francisco Cortazar, que al toque espresado avance tambien por el costado derecho de la iglesia, y á Montoya que lo verifique igualmente con su batallon y el piquete de Tres villas, al mismo tiempo que se dé el toque, dirigiéndose por el otro costado. Moctezuma, divida V. en dos trozos su caballería y que auxilien á las dos secciones de infantería, buscando antes las entradas mas fáciles para llegar á los puntos del enemigo; yo me dirigiré con las guerrillas del Príncipe y San Luis al centro, en

(2) Así lo nombraban desde el principio de la primera revolucion en el Bajío.

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apoyo de Ortiz y Endérica. Valiente y Casti- los suyos. La mayor parte de estos valerosos flo, ya pronto se quitará á VV. su impaciencia. Habian pasado pocos instantes, cuando mandó Bustamante tocar á las bandas de clarines, alto, que era el toque combinado de dar el ataque con mayor vigor. Las órdenes de cuando en cuando se multiplicaban, el valor iba aumentándose cuanto mayor era el peligro, la accion se habia hecho mas general por todas partes. El denodado Endérica desplegó toda su intrepidez con tanta constancia, que obtuvo nuevo renombre en el ejército. Dos tenientes del bizarro regimiento de Celaya, D. Manuel Arroyo y un jóven como de 26 años, lo secundaron á porfia, colocando la pieza en la entrada á la plaza y á tiro de pistola del enemigo y de su artillería, á pesar de la lluvia de balas y metralla que disparaba incesantemente. Ese jóven teniente, es hoy el presidente interino de la república, general de division D. Valentin Canalizo.

soldados hacia frente al enemigo interin que el resto se esforzaba en sacar la pieza con sus reatas á cabeza de silla. Ortiz y Arana estaban en la terible competencia de salvar el cañon y de batirse á la vez. La empresa se habia hecho de las mas temerarias: el mayor número de los denodados dragones de la sierra de Guanajuato y Fieles del Potosi habian caido muertos ó heridos, haciendo esfuerzos sobrehumanos, distinguiéndose heroicamente el nunca bien ponderado D. Encarnacion Ortiz, modelo de valor y potriotismo (1). Al pié del cañon sucumbio al fin Ortiz, cayó cubierto de heridas y de honor, saliendo gravemente herido Arana y contuso Canalizo. La victoria se cubrió de luto y la fortuna fué infiel al heroismo, no habiendo respetado en esa noche aquella vida tan ilustre en nuestros fastos. En vano Endérica, Arroyo y Canalizo se habian multiplicado para arrebatar de la muerte à sus dignos com

ran las tropas; Ortiz, el valiente Ortiz, ha muerto, Arana tambien ha sido mortalmente herido y los soldados de ambos, pocos sobreviven....

-Ortiz ha muerto! ¡Qué fatalidad...! escla mó Bustamente. Quedóse un rato pensativo como si dudase lo que acababa de oir, y aunque no podia articular palabra, su semblante indicaba que su alma era destrozada de pesar: hizo un gesto y sacudió la cabeza, despues anduvo un poco hácia adelante y dijo:

Los españoles con todo y sus posiciones y la pañeros. desesperacion con que se batian, sufrian pér--Señor, le dijo Barriero á Bustamente, que lo didas considerables: no obstante esto se iba habia mandado con órdenes para que se retiraaumentando su fuerza con nuevas tropas y municiones que les llegaban. Mucho tuvo que agradecer Concha á la fortuna, pues la noche le habia protegido y mas que todo el que los independientes hubiesen entrado en detall á la accion sin poder presentar todas sus fuerzas: a las once de la noche las circunstancias para es tos eran muy aciagas: reforzado el enemigo y sin querer salir de sus parapetos que tenian en las principales alturas del pueblo, al paso que á sus contrarios se habia casi agotado el par--Erdozain, marche V. y digale á Endérica que que; estériles eran ya la constancia y el heroismo con que desafiaban tan de cerca la muerte: Bustamante se decidió á emprender la retira da muy satisfecho de sus soldados, á quienes con ternura sin igual, y en lo mas comprometido de la batalla llamaba "sus hijos" y ciertamente que así los veia, porque la pérdida de cualquiera de sus soldados le comprimia su corazon guerrero.

-Antes de retirarnos, dijo, es preciso traerse la pieza que llevó Endérica á la entrada de la plaza.

-Señor, le respondieron, han muerto las mulas, no hay carreteros, se ha descompuesto la cureña, y la pieza está atascada en un fango. -El cañon no debe abandonarse, sin abandonar antes la vida, replicó Ortiz. Vamos muchachos, vamos à traerlo, y se dirigió adonde estaba aquel con sus intrépidos soldados.

se retire dejando el cañon, que bien puede abandonarse, pues bastante caro lo ha pagado el er emigo: que se conduzcan luego los heridos y que al cuerpo de mi querido Ortiz no se deje allí, y terminó dando tristemente sus órdenes.

Los mexicanos se retiraron de Santa Mónica: frondosos eran los laureles que habian cortado en esta memorable noche: el enemigo perdió mas de quinientos hombres; pero esta victoria se habia comprado con la sangre de muchos intrépidos soldados, cuya pérdida era una página de luto en este glorioso dia para las armas mexicanas.

Iturbide, digno apreciador de sus compañeros, aplaudió debidamente el reelevante mérito que contrajeron en esa accion Bustamante y sus soldados: les manifestó desde Puebla á nombre de la patria su reconocimiento, así co

(1) Palabra de Bustamaute en el parte que dió de la

-Tambien nosotros iremos, dijo el capitan
Arana á sus dragones, y siguieron à Ortiz y á accion.

mo su pesar por las sensibles pérdidas, especialmente por la del incomparable Ortiz, á quien concedió el póstumo honor de que pasase revista de presente. En los anales mexicanos se leen estos tres escudos: Se distinguió en la brillante accion del 19 de agosto de 1821. Este escudo lo llevaron ó llevan, el teniente coronel de la Corona D. Francisco Cortazar, mayor del mismo regimiento D. Tomas Castro, comandante del escuadron de Fieles D. Estevan Moctezuma, teniente del Príncipe D. Manuel Valiente, teniente de S. Luis D. José María Castillo, sargento mayor del ligero de Querétaro D. Cayetano Montoya, ayudante del mismo D. Antonio Chavez, capitanes D. Pablo Erdozain y D. Miguel Barreiro, y el subteniente de artillería D. José María Sandoval. El segundo, que pertenecia con envidia á los heridos, tenia este lema: Vertió su sangre por la libertad de México en 19 de agosto de 1821. Para los de

mas que concurrieron à la accion se decretó el siguiente: Accion victoriosa por la felicidad de México: 19 de agosto de 1821. Los impávidos Enderica, Arana, Canalizo y Arroyo fueron, ademas, ascendidos al grado inmediato. En fin, Bustamente fué saludado héroe.

Por mas que el infortunio y la ingratitud lo hayan ajado, con todo y el juicio de la opinion al juzgarlo por sus errores políticos, en los que ningun hombre público puede dejar de incurrir, el fallo de los contemporáneos, por severo que sea, es ineficaz para evitar el reconocimiento nacional; y aun mas todavía para que la posteridad admire con emociones de entusiasmo y orgullo una data que la inmortalidad ha inscrito ya con dorados caracteres: ANASTASIO BUSTAMANTE VENCEDOR EN AZTCAPOTZALCO: 19 DE AGOSTO DE 1821.

México, enero 15 de 1844.

D. REVILLA.

HERNANDO CORTÉS.)

(1)

I.

Daba y tomaba enojos y ruido; ca era bullicio-
so, altivo, travieso, amigo de las armas, por lo
cual determinó de irse á probar ventura.

GOMARA.-Cron, de N. E.

Es la historia del emperador Carlos V, la pági- siglo XVI meditaba su proyecto de monarquía

na de la historia del mundo que mas abunda en acontecimientos nunca vistos, ni por los siglos que la precedieron, ni por los que la siguieron en el constante giro del tiempo. ¿Quién al recorrer los fastos de la nacion española, no detiene sus miradas en esa época de lucha, así política como religiosa, en que el coloso del

Europea, y hacia una guerra encarnizada á los sectarios de la reforma, para captarse la benevolencia de la corte de Roma, tirana entónces de los tronos, y hacerla obedecer hasta sus menores deseos? ¿Quién no vé en el rival victorioso de Francisco I, en el vencedor de Pavía, al hijo predilecto de la fortuna, al hom

(1) La litografía que acompaña este artículo, fué sacada del retrato original del Conquistador, que se conserva en el Museo Nacional, y que tuvo la bondad de proporcionarnos nuestro colaborador el Sr. D. Isidro R. Gondra, conservador de dicho Musco.

En la parte superior y a un lado, se ve el escudo de armas que le concedió el Emperador el año de 1525, el cual está dividido en cuatro compartimientos: en el superior de la derecha está el águila que representa el sacro romano imperio, y en el inferior un leon dorado en campo colorado, que representa las victorias que con su valor alcanzó: en el superior de la izquierda hay tres coronas de oro en memoria de los tres reyes de México, Mocteuczoma, Cuitlahuatzin y Quauhtemotzin que venció; y en el inferior, la ciudad de México sobre las aguas, en memoria de haberla conquistado. Tiene por orla el escudo, las cabezas de siete señores vencidos por Cortés, y por remate un yelmo con su luna.

El facsímile de su firma que va al pié del retrato, se sacó del libro capitular de actas que comprende los años desde 1524 hasta 1526, y que existe en el archivo del Ayuntamiento de esta ciudad de México.

El retrato de Cortés que se habia acogido con mas aceptacion, era uno que acompaña la edicion que de la historia de la conquista de Solis, hizo D. Antonio Sanchez. Este retrato, grabado por Selmo, fué sacado del retrato que al oleo hizo el Ticiano, lo cual contribuyó sin duda á darle mérito; mas cl que es del todo inexacto, si se coinpara con la descripcion que Bernal Diaz del Castillo nos dejó del Conquistador, lo cual ciertamente no sucede con el que nosotros publicamos ahora, pues no nos cabe duda en que es el mas exacto.

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