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ulterior informe del señor San Román, debo decir á V. E. que él no añade ni quita nada á la anterior cuestión ya resuelta.

¿Y es posible, señor Ministro, que V. E. solicite del Gobierno de Bolivia una satisfacción, por hechos fundados en simples reticencias apasionadas é hiperbólicas?

Después que pasó el suceso desgraciado, que motivó la cuestión de que me ocupo, por orden del Jefe de la Nación se dieron las órdenes más severas para que se guardasen los mi. ramientos debidos á la Legación Peruana. Desde entonces el honorable señor San Román debía haber quedado tranquilo, y, en efecto, desde esa fecha no ha ocurrido incidente ninguno y muy posteriormente el señor San Román dispuso su marcha, para la que tuve el hoor de dar las órdenes convenientes á fin de que las autoridades bolivianas del tránsito les prestasen las consideraciones correspondientes á su alto rango.

Veo, pues, señor Ministro, que el honorable señor San Román manifiesta una susceptibilidad exagerada y que, por lo tanto, su reclamación no es razonable ni justa.

Ahora bien, por un telegrama que el señor Zoilo Flores ha hecho al señor Manuel Granier, que desempeña ad interim el Consulado de Bolivia en Tacna, sé que el Gobierno de V. E. ha dilatado el tiempo de la recepción de dicho señor Flores como Agente Diplomático de la República, hasta recibir de mi Gobierno la presente contestación.

Espero, señor Ministro, que, recibido este oficio, no habrá inconveniente para que el Gobierno de V. E. ordene la correspondiente recepción oficial del Agente Diplomático boliviano, tanto más cuanto que el Gobierno de V. E. ha dado muestras anteriormente de que había de acogerlo favorablemente.

Sintiendo no poder poner oportunamente en conocimiento del señor Presidente de la República, la comunicación de V. E. á la que tengo el honor de contestar por haber marchado aquel á la Provincia de Yungas, me repito de V.E. muy atento seguro servidor.

José M. del Carpio.

Al Excmo. señor Ministro de Relaciones Exteriores de la República del Perú.

Ministerio de Relaciones Exteriores

Lima, 18 de setiembre de 1877.

Señor:

He tenido el honor de recibir la nota de V. E., del 6 del presente, manifestándome que el "informe del señor San Román, á que me refiero en mi nota del 18 del me pasado, no añade ni quita nada á la anterior cuestión ya resuelta."

Me felicito, señor Ministro, de estar en perfecto acuerdo con V.E., porque en efecto la cuestión de Cancillería, suscitada entre ese Ministerio y la Legación Peruana, quedó resuelta con las notas de V. E. de 19 y 21 de junio al señor San Román y á mí, y con mi contestación de 11 de julio último, que V. E. se sirve recordarme.

Pero, tras de esa cuestión de Cancillería, sobrevino un incidente que el señor San Román se apresuró á participarme, incidente que por el carácter de publicidad y autoridad que le atribuye, ha motivado la queja de que se ocupa mi precedente oficio; y he aquí por qué mi Gobierno no se ha avanzado, como V. E. parece entenderlo, á solicitar una satisfacción á priori del de Bolivia, puesto que no ha formulado un cargo ni recla mación, sino que se ha limitado á pedirle, lo que cabe en el derecho y las prácticas de las naciones cultas en casos como el presente: "una franca y satisfactoria explicación de lo ocurrido."

No hace muchos días que un suceso, harto insignificante y de carácter particular, y extra-oficial, que se supone tuvo lu gar durante la celebración del 28 de Julio en Arequipa, motivó una visita del señor Prefecto de La Paz al Vice-Cónsul del Perú en la misma ciudad, con el objeto de hacerle saber ciertas ocurrencias de que se le había hablado, desairosas al pabellón de Bolivia. Inmediatamente pedí informes á la misma ciudad, sin desechar ni calificar las aseveraciones del señor Prefecto de La Paz.

Tal creo que debe ser el procedimiento de los Gobiernos celosos de su justificación.

Ahora bien: mi Gobierno que estima en mucho la concordia internacional y que no quiere ofender á la estimable persona del señor Flores, ni herir su susceptibilidad, con un nuevo aplazamiento en su recepción oficial, ha determinado otorgarle la audiencia que tiene solicitada con el objeto de que presente sus credenciales.

Quedo así mismo enterado que por hallarse ausente en Yungas S. E. el Presidente, no ha podido V. E. elevar á su conocimiento la nota mía á que contesta y tomar sus instruc. ciones.

Mientras esto se verifica, me es honroso renovar á V. E. las seguridades de mi alta consideración, con que me suscribo de V. E., atento, seguro servidor.

J. C. Julio Rospigliosi.

Excmo. señor Ministro de Relaciones Exteriores de Bolivia.

La Paz.

Legación del Perú en Bolivia

La Paz, 16 de enero de 1878.

Señor:

En cumplimiento de las instrucciones de US. y comprendiendo también la importancia de conservar ilesa la honra nacional, para terminar de una vez la enojosa cuestión promovida por mi antecesor el señor San Román, respecto de las injurias inferidas á su persona por el Excmo. señor Presidente de esta República, fué mi primer paso estudiar, con la debida atención, todos los documentos relativos al asunto, y poder en seguida, alcanzar del señor Ministro de Relaciones Exteriores una conferencia verbal, que, á mi juicio, ha dado termino á esta grave cuestión de trascedentales consecuencias para ambas naciones

En efecto, después de haber dado por terminado el principal asunto que dió mérito á la cuestión sobre el asilo del enjuiciado Herrera, que quedó explicado satisfactoriamente para ambas partes; solo quedaba pendiente las amenazas de que había reclamado el señor San Román, hechas por el Excmo. señor Presidente de Bolivia, por consecuencia del asilo, y que comunicadas á mi antecesor, con exagerado colorido, originaron la reclamación.

Felizmente para el honor del Perú, y para satisfacción del Gobierno del que US. tan dignamente forma parte, el Excmo. señor Ministro de Bolivia, aceptando de buen grado mis ob

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servaciones y en respuesta á mi oficio de 11 del presente, que en copia me es grato acompañar, ha expueto: que si el asilo del enjuiciado Herrera pudo dar mérito á censuras de parte del Excmo. señor Presidente de esta República por la conducta poco circunspecta del señor San Román, estas no pasaron de ser puramente particulares; y que no es exacto que el Presidente de esta República hubiese obligado al señor San Román á abandonar este territorio: su partida fué á consecuencia de la licencia que había obtenido al efecto.

Como en ninguno de los antecedentes de esta grave cues. tión, haya documento alguno fehaciente que manifieste la verdad de las amenazas inferidas al señor San Román, ni tampoco se puede hacer cargo por desahogos privados que no pertenecen al dominio público, paréceme que con tan óbvia declara. toria consignada en la respuesta del 13, que así mismo tengo la honra de acompañar en copia, queda terminado este asunto á satisfacción de ambos Gobiernos.

Espero fundadamente será del agrado de US. el término que ha tenido esta reclamación, que, si se hubiera pasado en silencio, habría dado mérito á injustas censuras, por más fun. dado que fuese el objeto de la queja.

Dios guarde á US.

B. Bueno.

Al señor Ministro de Relaciones Exteriores del Perú.-Lima.

COPIA No 1

Legación del Perú en Bolivia

La Paz, 11 de enero de 1878.

Señor:

El infrascrito, Enviado Extraordinario y Ministro Plenipotenciario del Perú en Bolivia, tiene el honor de dirigirse al Excmo. señor J. M. del Carpio, Ministro de Relaciones Exte. riores de esta República, para exigir de su desmentida justificación y cordial simpatía por el honor de un Gobierno tan estrechamente unido al ilustrado de que forma parte, y que el

infrascrito tiene el honor de representar-una franca y completa satisfacción, sobre el hecho que pasa á exponer.

El asilo dado por el antecesor del infrascrito, el Honora. ble Ministro Residente don Miguel San Román, al enjuiciado don Nicanor Herrera, asilo que dió orígen á una gestión diplo. mática que terminó satisfactoriamente con la nota de S. E. de 21 de junio, trajo como consecuencia deplorable para las rela ciones amistosas de Bolivia y el Perú-una ofensa injustifica. ble inferida al señor San Román por el Excmo. General Presidente, que, usando de términos amenazantes, obligó al señor San Román á abandonar el territorio boliviano en guarda de su dignidad personal.

S. E. como comprenderá muy bien en su elevado é imparcial criterio y profundo conocimiento de los principios fundamentales del derecho de gentes universal, que señala la pauta que deben seguir los Gobiernos para hacer respetar sus fueros sagrados-aquella fué una ofensa que el Perú no podrá recibir indiferente, y el Excmo. señor Ministro de Relaciones Exterio res de esta República, exigió á S. E. la debida satisfacción en nota de 18 de setiembre, a la que aun no ha dado S. E. la jus. tamente esperada respuesta.

En esta virtud, el abajo firmado espera confiadamente que la sagacidad y benevolencia de S. E. satisfarán con amplitud la dignidad de la Nación Peruana, que deplora altamente por el propio decoro de un Gobierno amigo, este desagradable incidente, que á todas luces manifiesta un inmotivado ultraje á la sagrada persona de su representante.

Aun tiene el Gobierno del infrascrito una mira tan noble, si cabe, que la de velar por sus inviolables derechos, cual es, la de establecer sobre inconmovibles bases el principio de la res petabilidad de los Agentes Diplomáticos en las Repúblicas Sud Americanas, sobre todo, agitadas de contínuo por las la. chas eiviles, y en donde deben ser cual fuerte muro que contenga los avances del populacho y el odio ciego de los partidos.

Con sentimientos de la más alta y distinguida consideración, tiene el infrascrito el honor de suscribirme de S. E. muy obsecuente y seguro servidor.

B. Bueno.

A S. S. el señor Ministro de Relaciones Exteriores de Bolivia.

Présente.

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