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portait à chercher les occasions de se signaler à la guerre.... Il fit plusieurs voyages en course où il s'acquit de la réputation, et se trouva à toutes les expéditions qu'on fit contre les Caraïbes.... S'étant à la fin établi et marié, il fut fait capitaine des milices de son quartier (à la Martinique). Ce fut très-peu de tems après qu'il eut été élevé à cette charge que neuf cens habitans de la Martinique, ne pouvant s'accoûtumer au gouvernement nouveau de la Compagnie de 1664, prirent les armes, et alloient faire soûlever toute l'isle, si le sieur de la Touche n'eût ramassé en diligence environ cinquante habitans braves et fideles, à la tête desquels il attaqua ces révoltés avec tant de bravoure et de prudence que, les ayant défaits et mis en fuite, il les força de rentrer dans leur devoir et d'obéir..... L'isle de Saint-Christophle étant sur le point d'être attaquée par les Anglois, Monsieur de Clodoré, gouverneur de la Martinique, crut qu'il n'y avoit personne dans son gouvernement plus capable d'être à la tête du secours qu'il y envoyoit que le sieur de la Touche..... Il se trouva à la prise d'Antigues sous le même Monsieur de Clodoré, à celles de Saint-Eustache et de Corossol ou Curaçao, et à celle de Tabac (Tabago). Il fut envoyé par le sieur de Baas, gouverneur général des isles, pour voir de quelle manière on pourroit s'emparer de Saintefoy, dans la terre ferme de l'Amérique.

Le comte de Blenac, aussi gouverneur général des isles, lui donna deux cens hoinmes pour tenter la conquête de l'isle de la Trinité; il y fut, fit sa descente avec succès, poussa vivement les Espagnols, et s'empara des postes les plus avantageux pour se rendre bientôt maître de la forteresse; mais ayant eu le genoüil fracassé d'un coup de mousquet, ses gens perdirent courage et se rembarquerent.

Le sieur de la Touche s'acquit encore beaucoup de gloire en 1693, lorsque les Anglois attaquerent la Martinique......

Quoiqu'il fût âgé de soixante-dix ans, il vouloit courir au secours de la Guadeloupe quand elle fut attaquée par les Anglois en 1703, et il fallut que le gouverneur général et l'intendant employassent toute leur autorité pour le retenir à la Martinique, aussi bien qu'en 1706, lorsque Messieurs de Chavagnac et d'Iberville allerent prendre les isles de Nieves et de Saint-Christophle..... Le Roi pour récompenser ses longs services et son inviolable fidélité, le nomma colonel d'un des quatre regiments de milice qu'on fit à la Martinique en 1705, et capitaine général garde côte du Croisic le 27 novembre 1706. Il lui donna des lettres de noblesse au mois de decembre de la même année, qui furent enregistrées au Parlement le 25 janvier suivant, et confirmées par d'autres Lettres du roi à present regnant, le 15 octobre 1716.

NOTES DU CHAPITRE IV.

I.

(Blanco, Documentos para la historia del Libertador, t. I, no 254, § v, p. 452.)

Le passage suivant, d'un rapport fait en 1771 par Don Manuel Centurion, gouverneur de la Guyane, donne un aperçu qui paraît exact de la condition des Indiens dans les missions des pères Capucins catalans:

No faltarán Españoles que hagan nuevas poblaciones, con tal que estas sean mistas de Indios, porque sirviendoles estos de peones fundarán desde luego haciendas y caudales á pesar de la falta de negros ó esclavos que los obliga á transmigrarse de las provincias donde viven con trabajos y necesidades, pues ya no hay qui en teniendo conveniencia en un pais conocido, se transporte á otro despoblado y exausto de recursos, y este genero de poblaciones es el mas útil y el mas pronto que hasta ahora se ha conocido en la América, como lo acredita la esperiencia en los amenos y opulentos pueblos de la Victoria, Turmero, Aragua, Guatire, Guarenas y otros de la provincia de Venezuela, donde al principio no hubo escrúpolo de mezclar Españoles con Indios, y al contrario vemos en las provincias de Cumaná y nueva Barcelona que teniendo mas Indios Y tan buenas tierras y situacion en la costa del mar, por una minia observancia de no permitir se establezcan Españoles en pueblos de Indios, ni estos en los de aquellos, se hallan unos y otros en la mayor miseria, porque los

Españoles faltos de obreros para hacer valer su industria perecen de pobreza y los Indios sin comercio y ejemplo de Españoles, se mantienen retirados en sus pueblos, casi tan desnudos, bárbaros é inútiles al Estado como eran cuando vivian en las selvas antes de su reduccion; y en punto á religion, no puede considerarse tal la de los Indios que no tienen continuamente el trato familiar y ejemplo de los Españoles aunque haya muchos años que se hallan en misiones y doctrinas, porque no es dable que un Español solo, por mas activo y celoso que sea, llamese Cura ó Misionero, pueda inspirar á todo un pueblo el amor y conocimiento verdadero de Dios y de la religion, por que no habiendo ellos tenido ántes idea alguna de esto, ni considerarlo preciso para nada, oyen la doctrina cristiana mas por miedo del castigo que por devocion, y si algun parbulillo doméstico del Misionero, mientras le sirve aprende algo bueno, luego que se casa, ó vuelve á vivir con sus padres, se le olvida todo, y en pocos dias queda tan gentil bárbaro como ellos, y aun mas viciosos por

lo

que tiene de mas advertencia y malicia. Los Misioneros no hacen mayores progresos en la reduccion y poblacion de los Indios, por que sobre la aversion de estos á la doctrina y su amor á la poligamía que no se les dispensen los pueblos, no hallan tampoco en éstos la conveniencia del comercio y padecen las incomodidades de una sociedad reclusa, porque es tan austera la politica de los Misioneros para el gobierno de los Indios, que con el es preciso pretesto de que no los engañen los Españoles, impiden á estos el comercio con aquellos, y los miserables Indios no teniendo á quien vender sus frutos los dejan perder, ó se embriegan con ellos; y asi se ven en esta provincia pueblos de mas de cuarenta años de antigüedad donde todavia estan los Indios desnudos y tan huraños como los salvages por la falta de trato y comercio con los Españoles.

II.

(Fr. A. Caulin, Historia de la N-Andalucia, liv. III, ch. 1, p. 219.)

Referir los trabajos y fatigas que nuestros primeros misioneros padecieron y padecen hoi los que con verdadero espiritu se ejercitan en la conversion de indios infieles y nuevas fundaciones, pedia mas dilatada historia; baste decir, que no tenian mas emolumento de humano socorro, que algunos pedazos de cazabe ó de pan de maíz mal hecho, algunas vaizes ó carne de monte, que de natural conmisceracion les daban los indios y muchas vezes les pedian la paga. Negabanse totalmente á cualquiera cosa que por Dios les rogaban, aunque fuese la conduccion de un poco de agua; por lo que vivian con la pension de traerla à cuestas una legua de distancia. Tanta fué la necesidad que en este punto padecieron los religiosos, especialemente en el verano, que no les permitia cojer la lluvia, que hubo religioso que perdió por algun tiempo la vista por la flaqueza en que los puso el rigor de la sed y del hambre.

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