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RESPUESTA DEL VIRREY, MARQUES DE LA CONCORDIA, AL CABILDO ECLESIASTICO DEL CUSCO, SOBRE NOMBRAMIENTO DE GOBERNADOR ECLESIASTICO

La dimisión voluntaria que ha hecho ese Iltmo. Sor. Obispo del Gobierno de la Diócesis por su avanzada edad y enfermedad habituales que no le permiten desempeñarlo en las actuales delicadas circunstancias en que se halla la Provincia, es un caso extraordinario en que no recae aquél en ese V. Cabildo y por el contrario ha podido dicho Prelado cometer todas sus facultades a la Persona Eclesiástica que mereciese su confianza y la mía como Vice Patrón Real Superior, para ejercer tan grave cargo sin necesidad de que fuese miembro del Cabildo ni aun del Obispado: así ningún agravio se ha inferido a V.S.S. sin embargo de que son desde luego muy beneméritos y dignos de obtenerlo, en que haya recaído la elección en el Dr. Dn. Antonio Bustamante, Cura de Paucartambo, especialmente concurriendo en él, el mérito y bellas cualidades que V.S.S. reconocen, ni por consiguiente ocurre justo motivo para alterar lo ejecutado, con lo que dejo contestada la carta de V.S.S. de 26. del mes anterior en que me tratan del particular.- Dios güe a V.S.S. Ms. As. Lima Agosto 11 de 1815. El Marqués de la Concordia.- V. Deán y Cabildo del Cusco.

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DECRETO DEL CURA ILDEFONSO DE LAS MUÑECAS
PARA QUE NO SE COBREN TRIBUTOS

"Yo el Doctor Don Ildefonso de las Muñecas, Cura Rector de la Matriz del Cusco y General en Jefe del Ejército Auxiliar de la Patria en las provincias unidas del Río de la Plata, etc. Estoy convencido por buenos principios que el tributo aquí cobrado de los infelices naturales es el más bárbaro y repugnante a naciones cultas; por él se les ha mirado hasta el día como a unos hombres distintos de la naturaleza humana. Tal es el trato que han sufrido con esa infame gabela que no sólo han contribuido las comunidades enemigas nuestras sino otros muchos desnaturalizados a quienes sólo les importa el vil interés de sus comodidades particulares, y como el sistema de la patria es conservar a todos los individuos en los derechos que Dios y la naturaleza les conceden:

Por tanto, ordeno y mando que ningún pueblo de los adheridos a nuestra sagrada causa y cualesquiera otros que sabiendo esta orden se nos reúnan, pague contribución, quedando así libres de toda pensión y sólo prontos y dispuestos a defenderse de los infames sarracenos que intentan sujetarlos y atraerlos a su partido por sólo el interés como ya se ha visto en los pueblos que se hallan sujetos a ellos y lo manifiestan en sus papeles. Asimismo, ningún individuo conducirá cosa alguna, ni comestibles a los pueblos enemigos, obrando en esta forma aun con toda clase de personas enemigas o sospechosas con la patria sin excepción alguna, aunque sean eclesiásticos o curas, a quienes embargados sus bienes, se les remitirá bajo de buena custodia, pero sí dándoles buen trato hasta este cuartel para señalarles el destino que merezcan. Y después de dar instrucción a los naturales en su propio idioma, mando se saquen copias, circulándose y fijándose en los lugares acostumbrados después de publicarse por bando a usanza de guerra. Cuartel General de Ayata, agosto 15 de 1815. Ildefonso de las Muñecas".

Revista del Instituto de Investigaciones Históricas y Culturales de la H. Municipalidad de La Paz. Nro. 2.-1972.

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PROCLAMA DE PIO TRISTAN

Don Pio Tristán y Moscoso, Brigadier de los Reales Ejércitos Gobernador Intendente y Comandante General Interino de las Armas en esta Provincia de Arequipa, y Departamento del Mar del Sur, etc.

A los que forman la expedición de la muy noble y fidelísima ciudad de Arequipa, y que en la actualidad sirven de Guarnición en la de Puno.

Compatriotas compañeros y amigos. En la representación que he recibido hecha a vuestro nombre, y cuyo tenor es contraído a manifestar a vuestros recomendables servicios al Rey y a la causa pública, cumpliendo con los objetos de la expedición a que fuisteis destinados, y a pedir se os restituya a esta ciudad, por consideración de amor y ternura a vuestras familias, habría tenido que extrañar en vosotros, respecto de lo último, un lenguaje que debe ser desconocido en los verdaderos Militares, si el carecer dicha representación de vuestras firmas, y el estar yo impuesto de ser contrarios vuestros sentimientos, no me determinasen a creer que ella ha sido producción únicamente de alguno que está distante de conformarse con vuestro honor, con vuestra gloria y con la resolución que habíais formado de terminar esa campaña con el lustre y esplendor que hasta ahora habéis acreditado, con este convencimiento, debía prescindir de su contestación, pero me exigen que os la dé, el deseo que tengo de hablaros desde esta capital, juntamente en lo relativo a la especial consideración con que atiendo a vuestro beneficio, y a proteger vuestras familias, según os lo glosé cuando marchaba contra los insurgentes de esa provincia y los fundamentos con que puede asegurarse la próxima terminación de esta campaña, para que al fin de ella podais restituiros al seno de vuestras casas con el derecho de llamaros constantes defensores del señor don Fernándo Séptimo.

En cuanto a lo primero, a vosotros mismos os reservo graduar por mis continuas recomendaciones a vuestros Jefes, para que nada os falte, y por las noticias que habréis recibido de vuestras mujeres, de vuestras madres, y de vuestros hijos, si he podido hacer más en vuestro alivio, y en la protección de éstas, habiendo proporcionado sean puntualmente entregadas de las asig

naciones que hicísteis en su favor, a buena cuenta de los alcances de vuestros sueldos, y en que sobre lo segundo, bastante es decir, que a más de estar ya reunido el ejército del Alto Perú en una fuerza respetable, para perseguir, destruir, y aniquilar a los insurgentes de Buenos Aires, se esperan de próximo en el Puerto de Arica seis mil hombres de las tropas de España, destinados a su mayor refuerzo. Así es que muy breve debe afianzarse la tranquilidad de las provincias todas de esta América Meridional, y llegar el momento de presentaros en vuestro Patrio suelo con el glorioso renombre de Pacificadores de la Provincia de Puno, que os es debido por las victorias pasadas, que os lo tributan unánimes los Jefes superiores del Reino, y que es preciso lo hagáis más recomen dable con perfeccionar la obra que está fiada a vuestras manos, disminuiríais vuestro mérito, y privaríais a vuestra gloria unos grados de aumento fáciles de adquirirlos, si trataseis de aspirar al descanso antes que vuestras penalidades pasadas estén en el caso de surtir todos los efectos a cuyo logro fueron consagrados.

Yo por mi parte como el más interesado en vuestro honor, y en que vuestra opinión se eleve más y más, no permitiré que otros os arrebaten la gloria que está concedida a los que consuman iguales tareas; habéis hecho, si no todo, lo más y necesariamente, habéis de permanecer en lo poco que falta, para que ninguno tenga motivo de disputaros tan recomendables derechos.- Arequipa diez de agosto de mil ochocientos quince.- Pío de Tristán.— José Manuel Tames.- Secretario.- Es copia de que certifico.- José Manuel Tames (rúbrica) Secretario.

En: Biblioteca Nacional del Perú. Documento N: D 10645

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OFICIO DE LOS MIEMBROS DEL CABILDO ECLESIASTICO DEL CUSCO AL SECRETARIO DE ESTADO Y DEL DESPACHO UNIVERSAL, MIGUEL DE LARDIZABAL, ADJUNTANDO LA RESPUESTA DEL VIRREY DEL PERU SOBRE EL NOMBRAMIENTO DE GOBERNADOR ECLESIASTICO DEL CUSCO

(AL MARGEN) El Cabildo Eclesiástico del Cuzco incluye a V.E. la carta original del contesto del Excmo. Sor. Virrey de Lima, para que cerciorado V.E. de sus incidentes se digne informar al Rey nuestro Sor. y disponer su Real ánimo a la declaración que solicita el Cabildo.

(TEXTO) Excmo. Sor.- La bondad, integridad, y natural propensión de V.E. a patrocinar a los Americanos, de que tan altamente nos hallamos persuadidos por las sublimes y enérgicas expresiones, con que su amor e innata inclinación se explica para con nosotros, alienta nuestra esperanza para insistir por medio de su poderoso patrocinio en la representación que antes de ahora tiene hecha el Cabildo Eclesiástico del Cuzco al Rey nuestro Sor. por el órgano de V.E. sobre la injuria que ha sufrido, viéndose pospuesto en su gobierno a un Cura del Obispado con la ocurrencia de que el Regente, que fue de esta Audiencia don Manuel Pardo, proponiéndose conceder a algunos ahijados y protegidos Curas, interpusc su valimiento con el Gral. en Jefe el Sr. Brigadier Dn. Juan Ramírez, que vino a pacificar esta Provincia en la Revolución inmediata por cuyo resorte e informes poco más exagerados sorprendió al Excmo. Sor. Virrey del Reino con ellos para el logro de aquellas ideas, hasta conseguir efectivamente que éste precisase con instancia al Diocesano para que subrogase su gobierno en uno de tres curas de este Obispado, o en su defecto, otros tres de Lima, pospuesto todo su Cabildo, si bien éstos con la condición de ser sufragados con cuatro mil pesos anuales y aislado el Prelado en estos estrechos, avino al tercer propuesto que fue don Antonio Bustamante, Cura de la doctrina de Paucartambo.

Y porque la modestia y desprendimiento total del Prelado, indiferente en su acción habíase deferido a lo que el Cabildo hubiese que alegar por lo respectivo a sus derechos al Gobierno; éste por más que ha reclamado en el Tribunal del dicho señor Virrey, según aparece de la copia que va inserta a V.E. no ha alcanzado

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