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ofensiva contra Cuenca, y Montúfar llevó su entusiasmado ejército á esa provincia á marchas redobladas hasta el punto llamado Caspi-corral.

Cuando por todas razones se juzgaba acertadamante que esta campaña, principiada con tan buen éxito, daría por remate un término breve y feliz; cuando Cuenca misma, estimando las razones aducidas por el presidente Molina, había resuelto que se separase del mando para recibir en paz á sus hermanos de Quito (1), el ejército recibió de improviso la orden de su comandante para contramarchar á Riobamba, plaza á la cual volvió efectivamente. Patriotas y no patriotas quedaron estupefactos con semejante movimiento.

Nuestras constantes investigaciones por hallar los documentos pertenecientes á esa época en que la incuria de nuestros conciudadanos la dejó oscurecida, nos proporcionaron un acuerdo de la

(1) "En la muy noble y siempre leal ciudad de Santa Ana de Cuenca, á 20 de Febrero de 1811 años, los señores del Excmo. cabildo..... hallándose juntos y congregados, como lo tienen de costumbre, recibieron un oficio del señor presidente don Joaquín Molina, con fecha del día de ayer, manifestando á este Excmo. cuerpo la absoluta separación de su mando en esta, teniendo por objeto el establecimiento de la paz entre esta ciudad y la de Quito, con lo mas que contiene dicho oficio, á que proveyeron con dictamen del asesor de la Sala el decreto siguiente:-Sala capitular de Cuenca, y Febrero 20 de 1811 años. Teniendo por objeto el establecimiento de la paz entre esta capital y la de Quito, que representa el señor presidente en el oficio que ha dirigido á este Ecxmo. cabildo con fecha 19 del corriente; desde luego en cuanto le sea facultativo y atentas las críticas circunstancias de hallarse inmediatas las tropas quiteñas, en estado de atacar á esta ciudad; se le admite para evitar el mayor mal que pudiera experimentarse de continuar en las funciones de su ministerio, á pesar de sus laudables operaciones que han propendido á la tranquilidad pública, y contéstese con inserción de este decreto." etc.

junta, en la cual se ven expuestas las razones que el capitán del ejército adujo para haber dado la orden de retirada. Lo copiaremos textualmente. para manifestar que aun la misma junta desconfió de tales motivos; habiendo sido, en nuestro sentir, los celos y enconos, escandalosamente desenvueltos entre sus miembros, los que influyeron en Montúfar y su consejo de guerra para retroceder y conservar á raya á sus ardientes enemigos. Nunca podremos atribuirlo á cobardía, porque son muchas y evidentes las pruebas que dió en contrario.

"Por oficio del señor comandante don Carlos Montúfar, se ha comunicado á esta superior junta la retirada que acordó, en consejo de guerra, del pueblo de Cañar á los de la provincia de Alausí para resguardar estos puntos y evitar los perjuicios que sentían las tropas en un país enemigo, careciendo de los auxilios necesarios para la vida, y recelándose que algunas personas, desfigurando la realidad del suceso, lo atribuyan á falta de valor en nuestras tropas para exasperar al pueblo; mandó dicha junta superior y capitanía general se comunique dicha noticia con las razones que se tuvieron presentes por la oficialidad en el consejo de guerra, y son las siguientes:

"Primera: que con las crecidas y frecuentes lluvias que han inundado aquel territorio era imposible dar curso á las operaciones militares; pues habiendo salido al frente del enemigo, no se pudo avanzar por la intemperie y témpanos que impedían el tránsito de la caballería é infantería, habiendo enfermado la mayor parte de la tropa.con las aguas que sufrieron á campo raso, sin tener proporción para repararse en un pueblo desierto y abandonado de su vecindario.

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"Segunda: la escasez de víveres para el mantenimiento de tropas; pues siendo contrarios los pueblos inmediatos, han ocultado los frutos y se han retirado con ellos.

"Tercera: que los indios de Riobamba, que conducían los bagajes y pertrechos militares, súbitamente profugaron con las bestias, abandonando en Cañar las cargas; de suerte que los mismos soldados tenían necesidad de conducir dichos pertrechos, mientras se ocurría á los corregidores de Alausí y Riobamba para que reemplazen una falta tan notable.

"Cuarta: la desersión de algunos soldados milicianos que hostigados de los trabajos ó del daño del temperamento, era frecuente y hacía desmayar el entusiasmo de sus compañeros.

"Quinta: los crecidos gastos que inútilmente se irrogaban al erario con la manutención, en la escasez de Cañar, del crecido número de tropas destacadas, que pasan de cuatro mil, pues no dando lugar la intemperie à obrar militarmente, se consumirá todo el caudal sin necesidad urgente, y sin lograr ventaja alguna respecto del enemigo, por no permitir el tiempo riguroso de invierno la

marcha sobre Cuenca.

"Estos fundamentos de consideración, se di ce, obligaron á la retirada para evitar los inconvenientes referidos, y aunque esta superior junta y capitanía general no había tenido noticia anticipada de este inesperado suceso, lo ha desaprobado altamente y con las más vivas expresiones en el oficio de contestación al señor comandante; pero debiendo consultar con la energía y vigilancia que caracterizan á sus vocales la seguridad pública, el honor de esta ciudad y de las tropas desti

nadas á la expedición; ha acordado comisionar á dos de ellos para que pasen á los corregimientos de Ambato, Riobamba y Alausí, á inspirar confianza á sus habitantes, inquirir las verdaderas causas de la novedad del retiro, y dictar las providencias más oportunas para resguardar los puntos de Alausi, y que se logre la reconciliación y paz con los gobiernos limítrofes para evitar los perjuicios que se originan por falta de comercio y comunicación con las provincias vecinas; y respecto á que este pueblo celoso de su felicidad debe ser participante de los sucesos prósperos ó adversos en que interesa la salud y sosiego común, se ha mandado la publicación de esta noticia por boletos que firmaron los secretarios. Quito, 7 de Marzo de 1811.- Quijano.- Doctor Murgueitio.

"Nota. La retirada de nuestras tropas no perjudica los derechos y esfuerzos militares de esta provincia que los sabrá sostener esta junta y capitanía general con la energía y decoro correspondientes."

Retirada del ejército, motivos que para ello se dieron, credulidad y protestas de la junta, todo á un tiempo manifiesta la inocencia y atraso de nuestros padres.

Motivada ó no la contramarcha de las tropas á Riobamba, no pararon allí sinó pocos días, y muy luego pasaron de largo para Quito. Entraron en esta ciudad el 11 de Abril, y fueron recibidas y victoreadas como triunfantes por los del partido que contaba con ellas, cuando su campaña, cuentas ajustadas, se había reducido á un costoso y estéril viaje militar, sin que recogieran otros frutos que las cosas tomadas en Guaranda y unos pocos enseres de guerra en Paredones. Nuestros

padres, acostumbrados á la afeminada paz de trecientos años, daban candorosamente á todos los movimientos de su desordenado ejército una estimación que estaba muy lejos de merecer.

Publicose á vuelta del ejército, la proclamación de la independencia que antes enunciamos; y á fé que este acto si era de estimarse y festejarse, y no esas expediciones tan ruidosas como insustanciales.

Durante estas algazaras padecían los patriotas en la costa un desastre que vino á acibarar su contento. Don Benito Bennet, nombrado gobernador de Esmeraldas desde fines del año anterior, había partido á esa provincia no sólo como tal, mas también como comandante militar de la costa. Cincuenta soldados que llevó consigo le habían sido suficientes para tomar tranquilamente posesión de su gobierno, y de luego á luego abrió comunicaciones con los otros pueblos del vireinato que habían proclamado también su independencia, y se hizo dueño del parque y otros artículos de guerra que los españoles tenían en Ata

cames.

El coronel Tacón, gobernador de Popayán, había también abierto por su parte correspondencia con el presidente Molina y el Obispo Quintián, y empeñado al primero para que diese al gobernador de Guayaquil la orden de que enviara un buque de guerra por las costas de Esmeraldas. El gobernador dió cumplimiemto á la orden, y puso el buque á disposición del capitán Ramírez, quien, presentándose de súbito en Esmeraldas con fuerzas bastantes para acometer á Bennet, recuperó cuanto por ese lado habían perdido los realistas, y aun tomó prisionero á Bennet mismo. La pérdida

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