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quil, la provincia no estaba todavía uniformada en su opinión respecto del modo de constituirse, Olmedo, el futuro cantor del guerrero que trataba de incorporarla á Colombia, Olmedo, el alma del gobierno de esa plaza y el que con tanto acierto alcanzó á sospechar el nuevo yugo á que habían de sujetarnos los militares venidos de Venezuela y N. Granada, resistió con todo su influjo á los empeños del Libertador, sin hacer caso de los tres mil soldados victoriosos que con él habían entrado en la provincia. Bolívar y Olmedo, aunque tirando ambos por el mismo camino de la independencia, se hallaban encontrados en punto al modo de constituir esa parte del vireinato de Santafé. Bolívar, capitán y estadista esclarecido, quería oponer á España una república grande y capaz de contrarrestarla, y por eso se esforzaba en la anexión á Colombia de tan rica provincia: el pundonoroso, entendido y previsivo Olmedo, puesto con otros á la cabeza del gobierno de su pueblo, quería conservarlo libre é independiente de los españoles en primer lugar, y luego, asimismo de los venidos á favorecer el grito del 9 de Octubre. Olmedo no hallaba en la reunión de Venezuela, Cundinamarca y Quito esa homogeneidad de índoles, educación y costumbres que constituyen la unidad de un pueblo, y preveía atinado que, separados unos de otros por la naturaleza misma de esas tres grandes secciones, días antes ó después, había de venir á disolverse el todo y formar tres pueblos distintos. En una palabra, Olmedo sólo quería la unidad de las provincias que componían la antigua presidencia de Quito, cual llegó á realizarse en 1830, y quería desasirse en tiempo de huespedes pe

ligrosos que, en són de auxiliares, habían de sustituir su dominación militar á la dominación de los monarcas. Cuál de los dos, si Bolivar ú Olmedo, había de triunfar, casi no hay para qué decirlo.

El Libertador había tocado en Guayaquil cuando ya estaban convocados para el 28 del mismo Julio los diputados de los pueblos que debían decidir tan grave asunto; y quienes siguiendo el sentir de Olmedo, quienes, aunque pocos, el de los otros dos miembros del gobierno decididos por incorporarse al Perú, y quienes, en mayor número por pertenecer á Colombia; llegaron todos á exasperarse y á formar aquí y allí reuniones tumultuosas que á continuar en tal incertidumbre, habrían forzosamente engendrado una guerra civil. Bolívar se enfado; pero todavía guardando contemplaciones que á lo menos salvasen las apariencias de no haber pretendido influir en la voluntad del pueblo, se valió del pro curador síndico, señor José Leocadio Llona, é hizo que por medio de una representación amenazadora, pidiese al cabildo la resolución de incorporarse á Colombia. La municipalidad, obrando con un temple que en tales circunstancias no cabia esperar, se negó por unanimidad.

Este resultado, que tampoco Bolívar pudo temer, le enfadó más, y parece que entonces ocurrió á varios ciudadanos la idea de elevar otra representación al mismo cabildo [14], pidiéndole que, conforme à la voluntad de los pueblos de Guayaquil y Manabi, anteriormente manifestada se decidiese por la incorporación á Colombia. Otros ciudadanos, si no los mismos, elevaron también una segunda representación al Liberta

dor para que los recibiese bajo la proteccción de tal república, haciéndose en consecuencia cargo del gobierno político y militar de la provincia; y Bo lívar, escudado ya con tales solicitudes, mandó levantar en el muelle la bandera tricolor y mandó por medio de uno de sus edecanes, á manifestar su voluntad á la asamblea provincial, reunida

entonces.

Los miembros de la junta, señores Olmedo, Roca y Jimena, más que disgustados, ofendidos de aquel acto con que vino á desaparecer un gobierno formado por la voluntad del pueblo, declara ron terminadas sus funciones, y poco después se fueron para el Perú. á pesar de las repetidas instancias con que Bolívar trató de detenerlos.

Convocose luego á los diputados para una nueva asamblea, y reunida ésta el día 30 resolvió por unanimidad la incorporación de las provincias á la gran república. Una comisión del mismo colegio electoral le dirigió el 2 de Agosto las proposiciones relativas al régimen interior con que deseaban ser gobernados [15]; y Bolívar aceptando las convenientes ó que estaban en sus facultades, elevó á Guayaquil á cabeza de departamento compuesto de la de este nombre y de la de Manabí, y dió otros varios decretos con respecto á la gobernación pública y los medios como pudieran prosperar aquellos pueblos.

Las provincias de Cuenca y Loja que ya estaban incorporadas desde que las ocupó Sucre, constituyeron un nuevo departamento. Si no se hubiera tratado más que de volver á la unión con los pueblos que antes formaban el vireinato, ya estaban sastifechos los deseos de nuestros padres. Por desgracia, ni la constitución ni las leyes de

Colombia imperaban por acá, y los pueblos tuvieron que seguir regidos por un gobierno militar; esto es, por un gobierno que no se para en los abusos y ultrajes contra la libertad y propiedades individuales.

FIN DEL TOMO TERCERO.

DOCUMENTOS. No. 1.

MEMORIA SECRETA

QUE EL CONDE DE ARANDA PRESENTO AL REY.

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"Señor mi amor por la persona augusta de V. M., el reconocimiento que le debo por tantas bondades con que ha querido honrarme, y el amor que tengo á mi patria, me obligan á comunicar á V. M. una idea á la que doy la mayor importancia en las actuales circunstancias.-Acabo de hacer y de firmar, en virtud de las órdenes y de los poderes de V. M., un tratado de paz con la Inglaterra. Esta negociación que, según los testimonios lisonjeros, verbales y por escrito de parte de V. M., ha dado motivo para creer haberla negado, conforme á sus reales intenciones, ha dejado en mi alma, lo confieso á V. M., un sentimiento penoso.-La independencia de las colonias inglesas ha sido reconocida; y esto mismo es para mí un motivo de dolor y de temor. La Francia tiene pocas posesiones en América; pero hubiera debido considerar que la España, su íntima alia

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