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LITERATURA

ALDAY.

(LAS HIJAS DEL CORREGIDOR.)

El obispo Alday-Sus antecedentes y carácter-Sinodo de 1763-Reforma del Seminario-Escuela de Cristo-Las campanas del sacramento-Instituciones ascéticas-Prudencia admirable de Alday en las cuestiones políticas-Su conducta en la expulsion de los Jesuitas-Etiquetas con el regente Alvarez de Acevedo sobre la paz" del Evangelio-Curiosa reyerta del cabildo con la comunidad de la Merced sobre la cera de una procesion-Una concesion escesiva de indulgencias-Cuestion de mucetas" con

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los canónigos de Santiago-LAS COFRADIAS-Los "Nazarenos-Hermandades de "Belen" y de nuestra señora de las "Nieves" y su disolucion-Cofradia indijena de "Copacabana' -El Cordon de San Francisco'-Hermandades del "Carmen" y de la Candelaria de San Agustin-Curioso Proceso de cuentas de la "Cofradia del señor de la Agonia"-Cofradias de los "Desamparados" y sus trampas-Cofradias de las ánimas''-Sus robos y alzarientos-Cofradia del "Rosario'-Fundacion de la "Orden tercera" de la Merced-Alday se consagra á la reedificacion de la Catedral-Aficionados ingleses-Estado de los trabajos en 1762-Incendio en la antigua catedral-Escapa la torre-Dicho espiritual de don Manuel Salas-Descripcion por ur testigo de vista-Alday quiere trasladar la Catedral á las monjitas de la plaza, pero lo disuade la Audiencia-Se instala en la Compañia Ensanche de la Catedral-Llega el arquitecto Toesca-Reedificacion y solemne inauguracion de la actual iglesia de Santo Domingo Fiestas semi-reales--Los "guisos" de las monjas-Las naranjitas capuchinas - LAS HIJAS DEL CO RREJIDOR-Don Luis de Zañartu resuelve encerrar en un claustro sus dos hijas únicas, aun en la cuna-Informacion secreta que hace para la fundacion del "Carmen Bajo” — Inúti! oposicion del Cabildo-Influencia de los cláustros de monjas en el escaso incremento de la poblacion Ejemplo de Lima-Hanse la fundacion-Curiosa vista de ojo"-Zañartu hace habilitar de edad á sus hijas y anticipa sus votos-Su muerte-Retrato que de él se conserva en el Cármen-Tradiciones populares sobre "las hijas del Correjidor."

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En el propio tiempo en que don Luis de Zañartu habia dominado al populacho de Santiago con una manopla de fie. rro, otro varon mil veces mas ilustre le habia conducido al bien, con el cayado de la dulzura de la mansedumbre y de la sabiduria. Este era el obispo de Santiago don Manuel Alday y Aspee, el mas grande de los prelados de Chile y á quien la historia colocará algun dia entre Villarroel, el sublime pastor del siglo XVII y otro del siglo en que vivimos, á quien no nombramos, pero cuya memoria vive todavia en todos los corazones buenos, mucho mas en el de los que recibieron en la cuna su bendicion y su amor.

Era Alday hijo de una familia notable de Concepcion, pueblo fecundo de hombres eminentes y que nos diera en el siglo XVIII nuestros mas insignes prelados como en el presente dió vida y poder á los mas conspicuos caudillos de la República. (1)

Nacido en 1711, educado con brillo en Lima, populari. zado en Santiago por su virtud y su talento, fué á los 42 años el sucesor de Melgarejo, dignidad que entonces se miró coa asombro, porque la mitra habíase vistp solo sobre frentes en. canecidas.

Su mision evangélica comenzó junto con su episcopado. Pensando con justicia que el primer deber de un prelado es llevar la mano del exámen y de la justicia al seno de su pro. pio clero, celebró en 1763 su famosa sínodo diocesana, la sesta de las convocadas hasta entonces en la diócesis y que habiendo corrido ya mas de un siglo no ha vuelto á convocarse, sustituyéndole en gran manera lo que se llama conferencias. (2) asistieron á aquel segun Perez Garcia, treinta y tres curas y duraron las sesiones desde el 4 de enero al 22 de abril del año recordado. El cuerpo de doctrina creado por la inspi

1. En efecto, los únicos dos obispos chilenos de la era colonial, don Alonzo Pozo y Silva y don Manuel Alday y Aspee eran hijos de Concepcion.

2. Las sínodos anteriores habian sido las siguientes: El del obispo Medellon, en 1586; el de Perez de Espinosa, en 1612; el de Salcedo, en 1625; el de Humangozo, en 1670; y el de Carrasco, en 1688.

racion de aquel prelado tan ilustre como laborioso, y tan severo como prudente, corre impreso, junto con el antiguo dei ilustrísimo Carrasco, y es una cartilla de sabiduria para el clero y para los fieles. Pero si esta fué una obra de cordura y de justicia, asegúrase por sus biógrafos que el sínodo de Lima á que concurrió diez años mas tarde, por un llamado especial á aquella arquidiócesis, coronó su fama de elocuencia persuasiva, de saber profundo y de admirable prudencia. Su propia esfijie, que hoy conserva uno de sus deudos mas distinguidos, en su rostro apacible, noble, de dulce mirar, de frente pálida, velada por una radiosa serenidad y realzado todo su conjunto por la uncion del sacerdote y la majestad de las vestiduras del prelado, está revelando el impulso que animó su existencia y su mision episcopal. (1)

Las obras de su ilustracion y de su piedad fueron numerosas en Chile. Fomentó el Seminario, y lejos de apar. tar del mundo á los neófitos destinados á ser los depositarios de todas sus amarguras, los redentores de todos sus peligros y miserias, poníalos al contrario, en el camino de la prueba y de la obra, haciéndolos asistir á la casa de recojidas, fundada por Cano antes de morir. Al propio tiempo estableci prácticamente la enseñanza del pueblo y de la infancia en la institucion llamada La escuela de Cristo, que habia inaugurado un Jesuita (Miguel de Viñas), que desde el tiempo de su episcopado comenzó á regir los jueves por la noche en la Catedral. El mismo salía por las tardes en busca de los niños, y en los paseos, rodeado de ellos, les hacia amable la oracion uniéndola á la limosna y á las buenas palabras.

De la parte puramente ascética de su vida quedaron diversas prácticas religiosas, entre las que un historiador eclesiás.. tico, el señor Eizaguirre, cita las llamadas: los segundos dolores (abril 20 de 1771); el rosario de Maria (septiembre 26 de 1771); la invocacion de San José. como patron de España (noviembre 19 de 1779). Por su órden tocáronse tambien

1. Este retrato de familia de tamaño natural, existe en poder del señor don Ignacio V. Eizaguirre.

esas tres solemnes campanadas, queda de los moribundos, que tantas veces han elevado nuestro pensamiento á los dominios del Eterno, cada vez que en las altas horas de la noche los capellanes de la catedral llevan el viático al domicilio de los cristianos. (1)

En el reino civil fué un súbdito leal, conciliador, enemigo de altercados, sin que se oyeran, durante mas de treinta años en que gobernó la iglesia, ninguno de aquellos escán.. dalos de autoridad que habian sido el patrimonio de sus antecesores. Al contrario, amigo apasionado de los jesuitas, cuando sintió sonar la hora de su perdicion, lloró sin quererse consolar; pero en silencio y dentro de su morada. Fuera de sus umbrales no hizo sino someterse á lo Alto, sin resistencias, sin disputas, sin maniobras.

Es, á la verdad, algo digno de especial admiracion que, durante todo el periodo del gobierno de aquel sacerdote, el mas largo de todos los que hasta aquí han corrido para nuestros prelados, no hayamos encontrado otro asunto de desavenencia sino alguna rencilla subalterna, en que él no fuera parte (2) cierta duda timorata y reverente que aquel hombre

1. Síndico de Alday cons. 4.a tít. 11. En la cons. 9 tit. 9 de este sinodo, se contenia la curiosa disposicion de que ningun sacerdote podia perder mas de "cuatro pesos" en ningun juego de azar.... Y si perdian mas, pagaban? Nada dice la sinodal sobre esta duda.

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2. Una de estas fué simplemente una repeticion de la eterna querella sobre el modo de "dar la paz'' á los presidentes en las funciones de tabla. En esta ocasion el quejoso fué el rejente Alvarez de Acevedo, por que en la fiesta de "corpus de 1779, á la que asistió como presidente interino, al llevarle el subdiácono el evanjelio para ofrecerle la paz, ocurriósele á aquel que, no siendo el presidente propietario, no regía la obligacion de darle á besar el libro, por lo que lo cerró y volvióse al altar, sin siquiera incensarlo. De aquí vino un furibundo reclamo de la audiencia al rey, y una real cédula de este dada en Aranjuez el 19 de abril de 1780, en la cual ordenaba se reconviniese al dubdiánono, y se guardase á los presidentes interinos los mismos honores que á los propietarios, salvo el que aquellos se sentasen en el sitial del presidente.

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Bajo el episcopado de Alday ocurrió tambien otro caso eclesiastico sumamente curioso, que no era de asiento" sino de "bolsillo," los dos grandes temas de pendencia durante el coloniaje. El suceso pasó como sigue, segun los documentos que existen en el archivo de cabildo.

Tratábase de hacer una rogativa y procesion á la esfijie que se venera en el altar mayor de la Merced á consecuencia de una seca

ejemplar abrigó en un caso de conciencia. Y sucedió esto de la siguiente manera, que es digna de recordare, porque, aunque breve, pinta al hombre y al prelado con un solo rasgo. Por el año de 1762 habia predicado en la catedral un padre franciscano, y á la postre de su sermon, escitado por su entusiasmo, habia concedido á su auditorio "diez y ocho años de perdon por autoridad apostólica.”

Juzgó el obispo que aquella induljencia tan crecida era mal dada y con usurpacion, por lo que privadamente invitó el padre á celebrar con él una conferencia teolójica. Tuvo esta lugar, y seria el padre muy versado en libros y en citas, por que el prelado quedó perplejo. Ocurrió entonces directamente al Pontífice por medio de una respetuosa consulta que tiene la fecha del 6 de septiembre de 1762; y á vuelta del navio de registro, contestóle Clemente XIII, que él y no el fraile tenia la razon. (Octubre 18 de 1763.) (1)

espantosa que se padeció en 1771 y porque la virgen de Merced era abogada de las pestes. Tenia esto lugar á principios de septiembre (el dia 5) despues de haberse infructuosamente iguales honores á la virgen del Socorro en agosto tratábase, pues de vengarse de la mezquindad y desaire de esta, que no habia consentido en que se desatasen las cataratas del cielo sobre las sementeras de trigo en época ya tan avanzada.

Para dar mayor suntuosidad á la fiesta, convino el alguacil mayor del ayuntamiento con el provincial de la Merced en que la comporacion suministraria la cera á la comunidad y la dejaria despues á beneficio suyo, lo que era un regalo de principe, por el precio de aquel artículo y porque se necesitaban sesenta y cineo" cirios para otros tantos frailes alumbrantes.

Asustóse con esto el cabildo retractó el ofrecimiento de su aguacil, que lo era don Pedro Gutierrez de Espejo, y alegando el escesivo costo que habia tenido de la rogativa del Socorro, envió á decir con un político recado" al provincial que le daria la cera, pero con obligacion de devolverla.

Enojados los frailes con esta poca formalidad, contestaron que no consentian en la innovacion del contrato. Los capitulares estaban, entre tanto, aguardando y constituidos en sesion, por manera que, cuando llegó la respuesta de los mercedarios, entraron en debates y resolvieron ofrecerles cuarenta pesos con tal que devolvieran la cera. A esto enojóse de veras el capítulo frailesco, y mandó á decir que ó le daban la cera ó no hacian procesion. Amostazóse á su vez el capítulo consejil por el "menosprecio," asi dice el acta, y acordaron heroicamente prestar la cera á los frailes, pero al mismo tiempo dieron órden perentoria al síndico de la ciudad que inmediatamente de concluida la fiesta, no dejaran un solo cirio ni cabo en manos de los impolíticos frailes.

1. Eizaguirre, tomo 2.0 páj. 264.

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