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CAPITULO IV.

Estado de los partidos en la costa.-Encuentros i combates.-Conducta de Rocafuerte.- El jeneral Sáenz.Pesillo.- Insurreccion de Imbabura.-El jefe supremo Valdivieso.-Prision de Rocafuerte.-El convenio de 3 de julio, i los tratados del 19 del mismo.-Procedimientos de Rocafuerte.-Rendicion de Quito.-Gobierno de Valdivieso.-Proyectos de paz.-Incorporacion del Azuai.-Campaña de Babahoyo.

I.

1834. El rendimiento de Guayaquil, bien que de suma importancia para el gobierno, dejaba sin embargo la guerra en su vigor, como si no hubiera sido tomado todavia. El jeneral Flóres tenia que haberlas con un enemigo intelijente i aferrado que, aprovechándose de la movilidad de su armada, podia dar o escusar los combates en el dia i hora que fuesen mas convenientes a las circunstancias. Apénas contaba el presidente con dos goletas i un bergantin, incapaces de hacer frente a la Colombia, i no mas que con algunas fuerzas sutiles, ser-vibles a lo sumo para cruzar los rios i los esteros.

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Se estaba construyendo un buque i se pensaba armar otros en guerra; mas ambos trabajos demandaban tiempo i dinero, i dinero i tiempo faltaban a cual mas. Los conflictos del gobierno iban de mal en peor, a medida que iban tomando mayor incremento los enconos de los pueblos de lo interior; i en cuanto a fondos, el gobierno andaba por demas escaso, i ni podia obtenerlos fácilmente de lo esterior.

La provincia de Manabí i los demas pueblos de la costa pertenecian al gobierno de Puná, i esa Colombia era una fortaleza ambulante que no podia vencerse como se habian vencido los manglares i fangos del Salado. Pero si el gobierno se veia malparado por estas i otras cuitas, tambien el jefe supremo Rocafuerte pasaba por otras amarguras del mismo o distinto jénero, i no podia tenerse por satisfecho con su estado de cosas al principiar el año de 1834. Carecia absolutamente de medios pecuniarios i de víveres; carecia, lo que era mas, de confianza en aquellos capitanes libertinos i sin opinion que podian venderle a la hora ménos pensada.

Las partidas i comisiones destacadas en busca de víveres por los pueblos de las costas, no habian venido o ido sino a incendiarlos i talarlos, a irritar con los robos e inmoralidades el ánimo de los moradores, i a hacer, por consiguiente, odiosa una causa que convenia popularizarla. Si en todas ocasiones i tiempos son espantosos los estragos de la guerra, los de esa época, los de la guerra llamada de los Chihuahuas, de esa guerra en que hacian figura los Menas, los Alegrias, los Verdes, los Petíes, los Blancas, i aun muchos hijos del Ecuador, enemigos de su propio techo i de la humanidad; debieron ser i fueron de esos que hacen empalidecer aun a los

mas desalmados. El señor Rocafuerte, para salir de sus apuros, pasó para Lima a proporcionarse allí lo que necesitaba para hacer la guerra con algun provecho.

II.

Aunque la Colombia se habia movido de su fondeadero i presentadose a la vista de Guayaquil a últimos de diciembre del año anterior, el paseo se redujo, a lo mas, a sacar víveres de las haciendas inmediatas; i aunque la goleta Ismeña logró llevar al cabo una sorpresa que proyectó en el Morro, a principios del enero, no tuvo tampoco este suceso consecuencias de bulto, en cuanto a la guerra por mayor, diremos así. Tres o cuatro muertos, i cinco o seis heridos en un encuentro; espías o no espías que se fusilan, un asesinato en tal dia, otro en otro, aquí el incendio de dos o cuatro casuchas, allí algunos salteamientos, mas allá una tarquinada; son, a los ojos de los desapiadados guerreadores, achaques livianos que no merecen traerse a cuento, ni siquiera referirse en los boletines de una campaña, euanto mas detenerse en sus pormenores.

No así cuando la fragata asomó de nuevo el 18 del citado enero por la noche, convoyando las fuerzas sutiles; pues entónces se dirijieron estas a las Peñas, i desembarcando las tropas a órdenes del comandante Agustin Franco, combatieron a vuelta de una hora, i combatieron con ventajas, matando o hiriendo a unos cuantos, i aun llevándose algunos prisioneros. No pudieron, eso sí, apoderarse del Valeroso ni de la Ismeña que, por la cuenta, fué el objeto principal del asalto. El 19, por la mañana, hicieron dos tentativas en el Daule, deseando aca

bar con unas partidas de tropa del gobierno; mas ambas veces fueron rechazados los agresores. Con la creciente remontaron estos el Babahoyo, se apoderaron de algunos víveres, i el 22, al amanecer, se vieron fondeadas en la Matanza las cinco goletas, siete botes i algunos esquifes que habian estado maniobrando desde el 28.

El jeneral Flóres, aprovechándose de estos repetidos movimientos de las fuerzas enemigas que no paraban largo en ningun punto, mandó emboscar alguna jente en Punta Tornero i en la costa de Matanza; mas los otros, ora por malicia, ora por casualidad, fondearon frente a Buijo, quedando así frustrada la sorpresa que pensaba dar aquel. Por el contrario, cuando el coronel Otamendi andaba reconociendo algunos puntos de esa costa, se vió súbitamente acometido, teniendo que sostener un combate desventajoso en que murieron unos cuantos, i salieron heridos mas de treinta, inclusos el mismo Otamendi i los capitanes Ayarza, Medina i Lira: tambien de parte de los chihuahuas se derramó la sangre de cosa de cincuenta entre muertos i heridos.

Al observar el jeneral Flóres que el comandante Dias, destacado por la Matanza, abria sus fuegos contra las goletas, se resolvió, osado, a intentar un abordaje, i dispuso que se cargase con sus dos buques i todos los esquifes. Brindóse para esta operacion el jeneral Pareja, antiguo i valiente marino, hijo de Guayaquil, i se acercó a los enemigos a manteles echados, favorecido por la creciente de la marea. Al romperse los fuegos por una i otra parte, la Colombia, que estaba fondeada en Crúces, destacó cinco lanchas cañoneras con una tripulacion de mas de cien hombres, entre marineros i soldados.

No se desconcertó el jeneral Pareja por el asomo de estas fuerzas que venian a embestirle por retaguardia, sino que, fondeando su bergantin i goleta en el punto en que se hallaba, partió con los esquifes al encuentro de las lanchas, i trabó un combate sostenido i vigoroso, i aun consiguió apoderarse de tres de ellas, Las tropas del gobierno perdieron como veinte hombres, entre muertos i heridos, con inclusion de dos oficiales en el número de los primeros. Los chihuahuas perdieron ocho oficiales entre muertos i prisioneros, i cincuenta i seis de tropa.

De esta clase de combates se dieron i repitieron en distintos dias i puntos con diferentes resultados, a veces quedando vencedores los del gobier no, a veces sus enemigos. Así, el comandante Diaz atacó a ochenta hombres que habian desembarcado en Punta Gorda el 3 de febrero por la noche, i fué Diaz el vencedor por parte de Flóres; i asi, al contrario, obtuvieron los chihuahuas el 28 un ruidoso triunfo en los Cerritos, donde acabaron con un destacamento que capitaneaba el comandante Cifuentes, pues tuvo setenta muertos, fuera de muchos heridos.

El 19 de marzo se reunieron en Sono todas las fuerzas marítimas de Puná; el 2 se acercaron a Pun ta Gorda; fondearon el 3 casi al frente de Crúces, i el 4, a las once de la noche, abrieron las goletas sus fuegos contra el fortin de la Planchada, Principiado el combate, se dejó ir la Colombia agua abajo, paró frente a la Aguardenteria i disparó sus caño nes contra la ciudad. Las baterias de Saraguro, Aguardenteria i Aduana devolvieron metralla por metralla, i miéntras se sostenia el combate por estos puntos, desembarcaron los chihuahuas, en

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