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CAPITULO VIII.

Incorporaciones de Pasto i Túquerres al Ecuador.-Segunda campaña contra Pasto.-Resultados de la intervencion en los negocios granadinos.-Tratados con la Gran Bretaña sobre abolicion del tráfico de esclavos.

I.

Cuando ya se habian calmado las ajitaciones exitadas por la disolucion del congreso, llegó a Quito la noticia, mui abultada por cierto, de las ventajas que el jeneral Obando, reforzado como por encanto, habia obtenido por el Cauca. La causa del gobierno de Nueva Granada, ya para entónces, tenia que mirársela como propia del Ecuador, i con tal motivo el jeneral Flóres, despues de obte nida la concesion de facultades estraordinarias que recabó del consejo de gobierno, partió de nuevo para Pasto. El vice-presidente Aguirre, encargado del poder ejecutivo, dictó, con fecha 6 de mayo, un decreto poniendo la provincia de Pasto bajo el amparo del gobierno del Ecuador; i el jeneral Flóres, que habia tocado ya en ella, dió con la misma

fecha otro, disponiendo que continuasen las autoridades granadinas en el desempeño de sus destinos, sin embargo de que dos dias antes habian celebrado tambien una acta formal de incorporacion al Ecuador. Los demas pueblos del circuito cele braron sucesivamente otras actas en igual sentido, i el gobernador Barreda mandó, en consecuencia, publicar un bando con el fin de que se reuniesen los ciudadanos a jurar la constitucion que rejia en el Estado a que se incorporaban, como efectivamente lo verificaron el dia 10.

Todo fué decirse pensar, que se haga i hacerse, i trasformacion mas súbita ni completa es acaso en la historia sin ejemplar. No todo lo conveniente es justo, i a veces hasta se va a parar en lo indebido; i si el jeneral Flóres, deseando ensanchar las tierras de su patria se aprovechó de tal ocasion para estenderlas, se salió de lo que aconsejan la buena moral i la sana política, i de las reglas del derecho internacional. Aun siendo parto espontáneo i de una deliberada voluntad, como pudo en efecto ser, a lo ménos en cuanto a muchos de los moradores de dichos pueblos, ese como respeto que mútuamente deben guardarse las naciones vecinas, aconsejaban rechazar semejante incorporacion. ¿Cuánto mas diremos si esta hubiese sido, como fué, obra de los pasos dados por el mismo presi dente del Ecuador? Ya lo hemos dicho en otra parte, i acaso aun tendremos ocasion de repetir, que los límites de una nacion no deben buscarse en los malos tiempos de ajitaciones i revueltas, sino en los de paz en que pueden apreciarse sin pasion las conveniencias de los pueblos fronterizos.

Verdad es que se adujo como fundamento de la aceptacion el mal estado de nuestro ejército en

Pasto, donde no le satisfacian cumplidamente los sueldos, i algunos dias ni las raciones; circunstancias que se pusieron en conocimiento del señor Cuervo, encargado de los negocios de Nueva Granada en el Ecuador. Mas todo ello era consecuencia natural de la absoluta incomunicacion en que se hallaba Pasto con su gobierno, i de los distur bios sangrientos en que se mantenian las mas de las provincias de esa república.

Al punto que traslujo el señor Cuervo el decreto ejecutivo del 6 de mayo, pasó un sentido oficio a nuestro gobierno quejándose de la declaratoria que contiene, i pidiendo se le dijese: 1o si se sacarian de Pasto las tropas ecuatorianas luego como lo tuviera a bien su gobierno: 29 si se preparaba o se pretendia la incorporacion de esa provincia al Ecuador contra las formalidades prescritas por el derecho de jentes; i 8° si habia o no intencion de cumplir fielmente los tratados del 8 de diciembre de 1832.

El gobierno, desentendiéndose de las esplicaciones que se pedian, se limitó a incluir una copia de la Manifestacion que habia motivado el decreto de 6 de mayo. El señor Cuervo insistió en su demanda, i el ministro de relaciones esteriores, señor Márcos, insistiendo asímismo en una reserva que llamaremos diplomática, porque los embozos i reservas entran en las reglas de la diplomacia, todavia se limitó a incluir otra copia del acta celebrada por los vecinos del canton de Túquerres, incorporándose tambien al Ecuador. En un segundo oficio que pasó al dia siguiente, espuso nuestro ministro que el encargado del poder ejecutivo, oido el dictámen del consejo de gobierno, habia resuelto se le contestase "que siendo la declaracion del

6 del corriente uno de los actos jurisdiccionales del gobierno, para la seguridad i órden interior de la república, considera que no está en el caso de dar las esplicaciones que solicita el señor encargado de negocios de la Nueva Granada."

Prescindiremos de otros cargos de menor bulto que, en semejantes circunstancias, intervinieron tambien para venir a agravar mas i mas los asuntos de Pasto, porque ellos solo deben conceptuarse como consecuencias del principal, esto es del de la incorporacion que exaltó, i con suma razon, el ánimo del ajente granadino. El resultado es que, con fecha 31 de mayo, pasó el señor Cuervo al ministro Márcos una larga comunicacion, contraida a manifestar la ilegalidad de las anexiones de los pueblos de la provincia de Pasto que, separándose de la asociacion granadina, se habian incorporado a la ecuatoriana. La razon i la justicia asistian, a una, al ajente granadino, i se esplayó tendidamente protestando contra las anexiones, i concluyendo por fijar como ultimatum "que el gobierno ecuatoriano revoque solemnemente los decretos que ha dictado acojiendo las inconstitucionales i tumultuarias actas de Pasto i Túquerres, i restituya las cosas al estado que tenian ántes del 4 del mes corriente." Añadió que, caso de no disponerlo así, declaraba suspensas las relaciones entre su gobier no i el nuestro, i que hacia responsable a este de las consecuencias que habian de sobrevenir.

El señor Márcos retardó la contestacion, aguardando, segun fué público, las instrucciones que a tal respecto debia dar el jeneral Flóres desde Pasto, i la satisfizo el 18 de junio. Larga i minuciosa fué la contestacion, i si no salió asistida de buenas razones, porque ciertamente era indefendible tan

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