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CAPITULO IX.

Proyecto de negociaciones con el Perú.-El ministro pe ruano don Matias Leon.-El ministro ecuatoriano, jeneral Daste.-Contienda suscitada entre la corte superior de Guayaquil i el gobernador de dicha plaza.-Se convoca un congreso estraordinario.-Se convoca una convencion nacional.

I.

Si la república acababa de perder una buena ocasion para dar fin a la contienda relativa a sus límites setentrionales, contienda delicada en todos tiempos i que aun puede provocar a alguna guerra desastrosa el dia que un capitan ambicioso llegue a rejir los destinos del Ecuador o de Nueva Granada; cuasi de seguida volvió a desaprovecharse de otra ocasion, tambien mui a propósito, para arreglar de una vez igual contienda de límites por el lado del Perú. Si la conducta, en verdad traviesa del gabinete ecuatoriano, i la deslealtad del gabinete granadino impidieron que por fin i para siempre llegaran a conocer el Ecuador i Nueva Granada las tierras o comarcas que lejítimamente

les pertenece; vamos ver ahora que la misma impolitica i la misma falta de buena fe intervinieron de nuevo i estorbaron paia que se entendiesen con franqueza los pueblos del Ecuador i del Perú, i quedase deslindado nuestro territorio del peruano.

La opulenta i hermosa república del Perú, dolorida i aniquilada con dos guerras largas, costosas i sangrientas que con cortos descansos tuvo que sostener contra las repúblicas de Chile i de Bolivia, recibiendo de ambas la leí de los vencedores; tuvo a bien acreditar para el Ecuador un ministro plenipotenciario i enviado estraordinario, plenamente instruido i debidamente autorizado (son palabras de las credenciales), para que arreglase los diversos puntos pendientes entre el Ecuador i el Perú, i desapareciesen todas las dificultades que pudieran suscitarse a la buena intelijencia i confra ternidad de los dos pueblos. El ministro plenipotenciario, don Matias Leon, habia hecho la presentacion de sus credenciales el 20 de noviembre de 1841, i aun los mas pacatos de los ecuatorianos andaban contentos de ver acercarse el término de una cues tion pendiente desde 1829.

Si traemos este año a la memoria es por que nos referimos derecho a los tratados celebrados en Guayaquil entre Colombia i el Perú el 22 de setiem. bre del dicho año: tratados hasta ahora vijentes, pero que, segun dijimos en su lugar, dejaron de llevarse a ejecucion en lo relativo a límites i a la liquidacion de la deuda. Los celebrados en 1832, cuando ya el Ecuador obraba como soberano, ha bian quedado sin ejecucion porque no llegaron a canjearse, como asímismo lo tenemos referido. Co nocidos estos antecedentes, que de seguro debió traerlos a la memoria el gobierno del Perú al acre.

ditar al señor Leon tan ampliamente, mui a las claras queda que los objetos que venian a constituir la materia i esencia de los arreglos, eran, aparte de otros ménos importantes, los relativos a limites i liquidacion de la deuda. Entre lo pendiente, a lo ménos, era lo que mas por entonces resaltaba.

Es de saberse que el jeneral don Andrez Santacruz, el Protector de la confederacion Perú-boliviana, habia ofrecido en 1837 celebrar con el Ecuador un tratado de amistad i alianza, pagar lo que le estaba debiendo, i darle los límites desde mui atras señalados i pedidos; i que el congreso ecuatoriano, impulsado de un afecto noble i delicado, se habia negado a admitir esos ofrecimientos para evitar se dijese i censurase que se aprovechaba de las dolencias i graves quebrantos que entónces aquejaban al Perú. Ultimamente es de saberse tambien que esta república, al terminar el año de 1841, esto es por el tiempo en que vino el ministro Leon, se hallaba amenazada de una invasion que preparaba la de Bolivia, i de otra que tambien preparaban los emigrados peruanos residentes en Guayaquil.

Puestas en claro estas circunstancias de pública notoriedad, inducen ellas a discurrir con acierto i hacernos comprender fácilmente que no era el simple i noble deseo de vincular la amistad i comercio con nuestro pueblo el que habia resuelto al gabinete de Lima a enviar su plenipotenciario. De cierto, era mas bien el mui acertado i natural de asegurar la neutralidad del Ecuador, cuando no alguna alianza, en aquella doble al par que grave conjuracion que amenazaba alterar su órden de gobierno i cambio de gobernantes.

Dadas estas esplicaciones, de conocimiento indis

pensable para seguir el rumbo que tomaron las negociaciones, volvemos a la narracion:

En la misma fecha que el señor Leon fué reconocido de ministro plenipotenciario, nombró el gobierno, por su parte, tambien de ministro plenipotenciario, al señor José Félix Valdivieso, para que entrase en la materia de los arreglos que se esperaban.

La primera conferencia se verificó el 3 de diciem bre, i a propuesta del ministro peruano se tomó por base de la negociacion el tratado de 1832. Los trabajos avanzaron como si dijéramos por el camino llano, sin un solo tropiezo, hasta el artículo trece, por que eran trabajos relativos a la amistad, alianza, comercio, navegacion i mas objetos que llamaremos de forma, idénticos a los que se ven en los poderes dados para pleitos, a uso de los curiales; pues sabido es que esos objetos son de los usuales i corrientes, como dicen los mismos, i que los diplo máticos los sientan con todo de estar seguros de su ningun valer, cuando quieren que no valgan, diga cuanto dijese la moral pública. Al dar con el artículo catorce, el referente a límites, hízose el camino áspero por demas i cuesta arriba, i se desconcertaron los trabajos. Era el punto cardinal i de recíproco cuanto vivo interes, a vista del cual debian desatenderse ya esa amistad i alianza, esos estremos de cortesia i de respetos aparentes, si no insidiosos, obra de la ciencia de los diplomáticos, i desatenderse la paz pública de dos naciones vecinas, estrechamente vinculadas por su comercio i afecciones, i hasta por la sangre de muchas familias.

El ministro ecuatoriano propuso que, conforme a la misma base adoptada, se reconociesen por lími

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