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CAPITULO X.

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Reúnese la convencion nacional.-La constitucion de la república. Organizacion del gobierno.-Dificultades opuestas por el clero.-Motines populares.-La revolu. cion de marzo en 1845.-Combates en Elvira.-Tratados de Virjinia.

I.

La convencion se reunió en 15 de enero de 1843. Largo i de penosa lectura es el mensaje que le dirijió el presidente de la república, i mas bien que mensaje elevado a una asamblea politica, es un discurso académico ajustado a todas las reglas de retórica. Comienza manifestando la necesidad en que se habia visto el gobierno de convocar la convencion, i habla de la paz que supo conservar, era la verdad, en medio de los disturbios que andaban ajitando a los pueblos vecinos. El Ecuador, empleando el feliz decir del presidente en su menzaje, se habia mantenido como un ismo de nieve entre dos mares de fuego.

Despues de dar cuenta del comercio i relaciones de la patria con las potencias estranjeras, pasa a

demostrar lo constitucional i necesario que era reformar las instituciones que rejian. Y como si se viviese todavia en los tiempos de Colombia, de este vasto imperio asentado entre los dos océanos, i entre Centro-América i el Perú, como si se tratase de constituir un pueblo que acaba de ser colono para aparecer soberano, como si no dirijiera el presidente su discurso a un pueblo acostumbrado ya a saborearse con los principios republicanos i a vivir entre la ajitacion i las revueltas democráticas; entra a démostrarnos desenfadada i tendidamente la frajilidad de las instituciones populares, i recordarnos la historia de cuasi todas las repúblicas del globo desde la mas remota antiguedad, Hácenos saber que el gobierno de Esparta fué aristocrático, variable el de Tébas, oligárquico el de Corinto, i que solo el de Aténas se habia tenido como propiamente democrático, a pesar de su areópágo, del consejo de Anfictiones i de los Arcontes. Segun el decir del presidente, prescindiéndose de los prodijios de la guerra pérsica i de los hombres eminentes, no habia cosa que fuese digna de nuestras investigaciones en la historia de esos pueblos que desaparecieron en el seno absorvente de una república conquistadora. Hácenos saber que Roma, como república, duró quinientos años, manteniendo entre sus instituciones un senado conservador: que la de Cartago, tal vez superior a su rival, habia durado setecientos cinco años por medio de sus centunviros i quinqueviros, causando admiracion que fuera la sabiduria del senado vitalicio la que mantuvo la tranquilidad interior: que prescindiéndose de la república de Jénova, la de Venecia habia sobrevivido mil doscientos años a sus anti guas instituciones por la de un senado i un

dux vitalicios: que la Císalpina, reconocida por los tratados de Campo Tornizo, destruida por Suwarow, establecida despues de la batalla de Marengo, i luego repartida entre varios Estados, fué constituida por tres órganos primitivos, los posidenti, los docti, i los comercianti, todos vitalicios, a lo ménos de treinta i cinco años de edad; i que el ejercicio del poder ejecutivo estaba confiado a un presidente elijido por diez años i reelejible indefinidamente, estándole ademas atribuida la facultad de nombrar al vicepresidente: que la república de los Estados Unidos, digna de la contemplacion del estadista i del filósofo, tenia un senado de procedencia indirecta, siendo el presidente de esta cámara el vicepresidente de la república, i con voto decisivo en los caso de empate: que los períodos presidenciales duraban virtualmente ocho años, porque era mui rara la vez en que un presidente no fuera reelejido: que este era el jefe de la escuadra i del ejército, sin estarle prohibido mandarle en persona; i que él mismo indicaba tambien a la persona que debia sucederle.

Despues de tan indiscretamente manifestada semejante erudicion, traida sin reboso para demostrar la conveniencia de un gobierno vigoroso i nuevo en América, pasa a las comparaciones i consecuencias nacidas i sacadas de la historia, sin disimular el sentimiento que sobreviene de que, para los casos de discordancia entre las dos cámaras, i cuando llegaren a exederse de sus facultades, no tenga el poder ejecutivo ni voto absoluto, ní suspensivo ni cosa equivalente para oponerse a sus observaciones (las de las cámaras).

No van a ménos los términos del proyecto de constitucion que acompañó a su mensaje, i si estas

piezas no fueran tan auténticas hasta diríamos que las forjó traidoramente algun enemigo solapado del jeneral Flóres, pues se hace difícil creer que un hombre de su penetracion i esperiencia no advirtiese las vicisitudes que habian padecido las for mas de los gobiernos antiguos i la estravaganci de querer resucitar doctrinas contrarias al impu so democrático del siglo. Buenas, acaso, para Brasil, pueblo estenso, rico i acomodado ya a at instituciones plantadas desde el principio de su independencia, fueron por demas percucientes para el pueblo pequeño i pobre del Ecuador, nacido i educado bajo el sistema alternativo.

Y si todo esto fué tolerable, porque al fin era solo la opinion de un hombre, i el hombre es dueño de dar vuelo a los caprichos mas peregrinos de su imajinacion, no acertamos a calificar la condecendencia de los diputados que los acojieron silenciosos i cuasi vaciaron en la constitucion que mui luego dieron. ¡Ya se vé! La convencion era solo una pantalla tras la cual los empleados i capitanes del presidente jeneral en jefe veian la suprema voluntad de quien los habia escojido para que reconstituyeran la república.

La constitucion quedó sancionada el 31 de marzo, i los lectores pueden hacerse cargo de su estructura por algunos de los principios que van a

ver.

El congreso debia reunirse cada cuatro años: las elecciones de senadores habian de ser directas por ciudadanos en ejercicio que, pasando de veinte i cinco años, disfrutasen de una propiedad libre de gravámenes, valor de tres mil pesos, o de una renta de trecientos: para ser senador se requeria pasar de treinta i nueve años i disfrutar de una

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