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« La frontera occidental » (de la República Arjentina), dice el Dr. Burmeister, « está mejor fijada. Es la misma que existia desde el tiempo de los españoles entre el Virreinato del Plata i el Gobierno de Chile. Al crear el nuevo Virreinato se elijió con intelijencia la separacion de las hoyas hidrográficas como límite político i se asignó al Estado del Plata todo el pais i todas las montañas cuyas aguas corren al este. Chile, por el contrario, tuvo toda la red hidrográfica que corre al oeste 1. »

El Dr. Burmeister sienta, como se vé, en su definicion, tres proposiciones, siendo las dos últimas derivacion de la primera:

1. El límite político que separaba la gobernacion de Chile del Virreinato de la Plata era la línea de separacion de las hoyas hidrográficas;

2. El Virreinato tuvo todo el territorio i montañas cuyas aguas corren al este;

3. Chile tuvo toda la red hidrográfica que se vácia al oeste. Despues de establecer estas proposiciones, cuyo sentido no puede ser mas completo, procede Burmeister a aplicarlas en la parte que mas conocia de las Cordilleras.

« Así, » dice, « hácia el norte la línea sigue el borde occidental de la alta meseta de las Cordilleras i sigue despues por la prolongacion occidental de éstas llamada la cumbre. »>

¿Porqué? Porque esa linea, ese borde occidental, esa prolongacion occidental forma la linea de separacion de las hoyas hidrográficas.

« Los valles i cajones entre las dos cadenas », prosigue, << pertenecen a la República Arjentina. >>

De nuevo porqué? Porque las aguas de esos valles i cajones corren hácia el este.

Basta echar una mirada sobre el mapa publicado en 1875 en la Geographische Mitteilungen de Petermann como anexo a un artículo del mismo Dr. Burmeister, para comprender que las afirmaciones citadas no son sinó la aplica

1. Description Physique de la République Argentine, tomo I, paj. 150.

N° 25.

cion de las dos primeras proposiciones de su definicion. Basta, igualmente, leer las descripciones de los valles i de los pasos de la Cordillera que el Dr. Burmeister hace en su Ap. Doc. libro, para persuadirse de que considera cada uno de estos pasos como un punto de la separacion hidrográfica entre un valle chileno i un valle arjentino. El único punto en que admite un paso con curso de agua es el de Riñihue, en que, segun las noticias dadas por Frick, los lagos comunicados desaguan a la vez al este i al oeste, constituyendo así un caso en que la línea de separacion de las hoyas hidrográficas no habria sido perfectamente clara, si en realidad el caso hubiera existido.

Todo esto forma un conjunto tan congruente que su sentido no puede ser desfigurado. Dice el señor Representante Arjentino (paj. 75) que los autores a que se referia nuestra Esposicion, el Dr. Burmeister inclusive, al hablar de la divisoria de aguas se han referido a la divisoria de aguas propia i peculiar de la cadena principal. Continúa diciendo que « salvo algunos errores de traduccion » nuestra cita de Burmeister es correcta pero «incompleta ». Completándola, en seguida, con las frases en que el autor aplica su definicion a la «< parte de la Cordillera » que él conocia, dice que nada es mas concluyente : que solo en el « borde occidental de las mesetas », en la « prolongacion occidental de las Cordilleras >>, solo allí debe buscarse la divisoria de aguas. Dice, por fin, que en el libro de Burmeister hai <«< algo mas » que no hemos citado, i es una frase en la que, clasificando las montañas arjentinas, menciona en primer lugar « las Cordilleras, frontera occidental del pais, con sus cumbres mas altas coronadas de volcanes apagados en gran parte i emerjiendo de en medio de nieves eternas ». I pregunta en seguida el señor Representante Arjentino

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¿dónde estarian las nieves eternas, dónde las altas cumbres, si se aceptara la divisoria continental como frontera?

No hallamos, despues de examinar cuidadosamente la cita del Dr. Burmeister, ni la mencion de la divisoria de aguas, ni los errores de traduccion que se nos atribuyen. Creemos, por el contrario, que habriamos cometido un grave error de este jénero si hubiéramos traducido las espresiones del Dr. Burmeister « la ligne de séparation des bassins hydrographiques » por « la divisoria de aguas propia i peculiar del encadenamiento principal ».

La observacion relativa a lo incompleto de nuestra cita carece de fundamento. No se puede decir de una cita que es incompleta cuando se ha reproducido el concepto del testo, en lo que tiene de fundamental, porque no se le hayan agregado los ejemplos ilustrativos.

En el párrafo citado de la Esposicion Arjentina se ha creido necesario advertir que « la línea de separacion de las hoyas hidrográficas » debe buscarse en tales o cuales bordes o prolongaciones de la Cordillera. A este respecto nos limitamos a observar que, siendo esa línea un hecho natural i visible, siempre será fácil hallarla i determinarla, sea cual fuere el carácter de la rejion en que esté situada. Ni vale tampoco como un argumento, esa esclamacion en que la Esposicion Arjentina pregunta donde estarian las nieves, las cumbres i los volcanes de que habla el Dr. Burmeister, si se aceptara como frontera la referida línea de separacion de las hoyas hidrográficas, porque, habiendo él establecido un principio jeneral, claro i preciso, es evidente que entendia que pertenecen a la República Arjentina aquellas nieves, cumbres i volcanes comprendidos en « la red hidrográfica que se vácia al este » i a Chile los comprendidos en « la red hidrográfica que se vácia al oeste ».

L

Capítulo X.

NEGOCIACION DEL TRATADO DE 1881

AS negociaciones desarrolladas entre los años de 1876 i 1879, que hemos narrado en el capitulo anterior, dejaron intacto el desacuerdo absoluto en que se encontraban ántes de ellas los Gobiernos de Chile i de la República Arjentina respecto de la cuestion de la Patagonia. Los negociadores no pudieron encontrar ni términos de transaccion aceptables, ni una fórmula para constituir el arbitraje a que ambos paises habian convenido en someter sus disidencias territoriales por el Tratado de 1856. Lo único que se obtuvo fué el acuerdo de 1877 por medio del cual los Gobiernos declararon recíprocamente que consideraban como línea divisoria de sus respectivos paises, al norte de la Patagonia, el divortia aquarum de la Cordillera de los Andes. Este acuerdo resolvia, por la adopcion de un principio jeneral de demarcacion, las dudas suscitadas sobre el dominio de ciertos valles o Potreros de Cordillera, i fué mantenido por los negociadares chilenos señores Barros Arana i Balmaceda i por los negociadores arjentinos señores Irigoyen en 1877, Elizalde en 1878 i Montes de Oca en 1879. Interrup- Pero, como sobre la cuestion principal de la negociacio- Patagonia, del Estrecho de Magallanes i de la Tierra del Fuego no habia sido posible enten1881. derse, i era esa la que se discutia con igual pasion por ambas partes, los Gobiernos se abstuvieron, desde 1879, de hacer nuevas jestiones para arreglarla, vista la inutilidad de las anteriores. Quedaron así paralizadas las negociaciones i acéfala la representacion diplomática de Chile i de la

cion de las

nes desde

1879 hasta

269

República Arjentina en Buenos Aires i en Santiago respec

tivamente.

Se reanu

dan en 1881

medio de los

los Estados

Unidos.

Esta era la situacion en 1881, situacion que por inter- habia llegado a ser tirante i peligrosa, cuando los Ministros de Ministros de los Estados Unidos de América acreditados cerca de los Gobiernos de uno i otro pais ofrecieron sus buenos oficios para reanudar las negociaciones interrumpidas. Naturalmente, ellos fueron aceptados i las negociaciones que condujeron a la celebracion del Tratado de 1881 se hicieron por su intermedio. A esta circunstancia se debe que ellas quedaran completa e imparcialmente documentadas.

En nuestra anterior Esposicion aludimos a esas negociaciones de 1881 en la medida de lo estrictamente indispensable para suministrar elementos de interpretacion del artículo 1 del Tratado. Ahora, sin embargo, nos vemos obligados a ocuparnos en ellas mas detenidamente, para presentar en su verdadero aspecto hechos importantes que aparecen desfigurados en la Esposicion Arjentina. Todos los documentos Ap. Doc. No 26 (A-W). relativos a esta negociacion se encuentran en el Apéndice. La accion amistosa de los Representantes Americanos tomó por punto de partida una corressu colega en pondencia particular, relativa a las cuestiones una propo- pendientes, cambiada entre dos respetables caba

El Ministro en Buenos

Aires pide a

Santiago

sicion de

arreglo. lleros arjentinos, el Dr. Don Luis Saenz Peña, despues Presidente de la República, i Don Mariano de Sarratea, residente en Chile. El Ministro Americano en Buenos Aires, a quien se dió conocimiento de esa correspondencia, creyó encontrar en ella pruebas de que habia voluntad i posibilidad de llegar a un acuerdo, i se dirijió a su colega en Santiago pidiéndole una proposicion del Gobierno de Chile.

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