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Ayer, cuando el señor General Mires recibió una contestacion del señor Secretario de Guerra de V. E., anunciándole que el Gobernador de Piura tenía la órden de ponerse en comunicacion con él, pensé que con aquella fuerza pudiera emprenderse alguna cosa útil por Loja, y distraer la columna enemiga de Cuenca; pero hoy el mismo señor General ha sido avisado por el Gobernador de Piura, sobre la recepcion de aquella órden, añadiendo que al propio tiempo ha tenido otra del Presidente de la provincia, llamando las tropas á Trujillo.

Esta circunstancia, y sobre todo, los inconvenientes que han presentado las crecientes del río Dagua, para bajar oportunamente á la Buenaventura, el completo de las tropas de Colom. bia destinadas aquí, demoran un poco la campaña de Quito, contra mis esperanzas y mis deseos. El enemigo es muy superior á nuestras fuerzas actualmente disponibles en esta parte, y siendo una imprudencia aventurarnos, he preferido retardar mis operaciones mientras mi actitud sea suficientemente ofensiva.

El Gobierno de esta provincia, deseando abreviar la ocupacion del resto del departamento de Quito, me ha indicado un medio, que realmente la asegura con mil ventajas. Suponiendo que V. E. haya ajustado con el Virrey la tregua ini. ciada en la entrevista que se convino, y que el ejército unido deba permanecer acantonado algun tiempo, parece que V. E. pudiera disponer fácilmente, que un cuerpo de 800 á 1,000 hombres, bajase por Paita á Piura, y que por Loja se internase á Cuenca, ó bien, para no comprometer la buena fé del ejército y de V. E., viniese otro cuerpo aquí, en clase de auxiliar, á este Gobierno, que dispondrá luego la marcha contra Quito, mientras uno de nuestros cuerpos se ocupare de la toma de Cuenca. De este modo, la campaña terminaría positivamente para fines de Agosto, y antes que V. E. volviese á las hostilidades, tendría aquel cuerpo, y yo mismo conduciría 1,000 ó 2,000 soldados de Colombia, que retribuyendo reconocidos este servicio, pudiesen tener el orgullo de mezclarse con los libertadores del Perú.

No estoy bien enterado de la actitud militar de V. E. para instar, en consecuencia, por la realizacion de un proyecto, que ejecutado rápidamente produciría todos los efectos que nos propusiésemos. V. E. lo tomará en su consideracion, igualmente que la urgencia que lo reclama, para resolverlo.

Yo no dudo que la campaña de Quito tenga un éxito favora ble, esperando para emprenderla las tropas que llegarán de Colombia, y que unidas á nuestra presente fuerza disponible puedan disputar al enemigo la victoria, con algunas ventajas por nuestra parte: pero, además que en la presente estacion el Dagua se hace difícilmente transitable para venir estos refuerzos; sin una superioridad sensible de nuestra parte; los triunfos

que arranquemos al enemigo costarán pérdidas, que no serán suficientemente reparables para nuestras subsiguientes operaciones, en lugar que, asegurando el suceso por el proyecto iniciado, sería reducido el Departamento con una pequeña disminucion de nuestros cuerpos, los cuales serían al momento com pletados con las tropas que el enemigo disciplina, y que siendo criollas y afectas nuestras, quedarían luego á nuestro servicio. Así contaríamos de hecho con una division respetable que obrando en el Perú por el Norte á disposicion de V. E., facilitase tambien el término de esa campaña.

La identidad de nuestra causa me anima á proponer á V. E. estos medios, que V. E, concentrará en favor de los intereses recíprocos de América. Si ellos fuesen aceptables, cumplido que sea mi objeto, en esta parte de Colombia, puedo asegurar á V. E. que las fuerzas que están bajo mi mando, se ocuparán de los planes de V. E. sobre el Perú, y que tales son los deseos y las intenciones del Gobierno de la República.

Dios guarde á V. E. muchos años.

Cuartel General en Guayaquil, 12 de Junio de 1821.

A. J DE SUcre.

Señor Ministro de Guerra del Perú.

Señor Ministro:

Por una comunicacion que he recibido del señor General Arenales, de 1.° del corriente, sé que embarcaban para Piura el batallon de Trujillo y un Escuadron de Granaderos á caballo, cuya fuerza unida á la de Piura, excedería de 1,000 hombres, con que el señor Coronel Santa Cruz cooperaba conmigo á las operaciones de la campaña.

Como una oportunidad de esta especie puede producirnos fácilmente la ocupacion de Cuenca, en tanto lleguen las tropas de Colombia, destinadas á libertar á Quito, y que entrada la estacion del invierno necesitamos en la sierra la posesion de un país, de donde cómodamente podamos enviar por todos los auxilios y por todos los elementos para la campaña, he pensado que debemos aprovecharla, y que tambien un punto de la República sea testigo de la union de las armas peruanas, argentinas y colombianas.

La estipulacion del armisticio, no es un obstáculo á la operacion; fundado aquel sobre la esperanza de la paz, y estando no. sotros amenazados de la invasion, que se nos anuncia, del Ge

neral español Cruz Murgeon, recientemente llegado de la Península á Panamá, como Virrey de Santa Fé, á la vez que ha faltado el enemigo al primer artículo, dejando trascurrir 24 dias, sin enviar los comisionados, de que se trasluce una siniestra intencion, nosotros estamos autorizados para romper el armisticio, si nos conviene, arreglándonos al artículo 3.o (1)

Bajo este supuesto, he determinado que hoy salga un Jefe á Piura á combinar un movimiento de aquella fuerza sobre Loja, mientras yo lo haga hácia Cuenca, donde nos reuniremos, y colocados en aquel punto, resolver las operaciones que tengan lugar, ó esperar los refuerzos de Colombia, que decidan la campaña. Pienso que los 1,000 hombres de aquella columna y los 1,000 6 1,400, que yo llevaré, bastarán á reducir la parte escla⚫ vizada de Quito, para que todas las tropas que vengan de la República, continúen al Perú, y se ocupen en la campaña de la Sierra.

Las instrucciones que lleva este jefe, son las mas latas y mas conformes á los intereses generales y á los particulares del Perú, y me prometo que regresarán en breve arreglada una operacion, y por nuestra parte se practicará en el acto. La mayor importancia es que ocupemos á Cuenca en todo Enero, porque luego el invierno nos dificulta las marchas, y nos hace mas costosa la empresa, en hombres, armas, etc.

Se me ha indicado particularmente, que el señor General Arenales vendría á esta expedicion; siendo él mas graduado que yo, tomará el mando de las tropas al reunirse, y nos será lisongero, que este ilustre Jefe conduzca nuestros estandartes á la victoria.

Por Panamá hemos recibido la confirmacion de la toma de Cartagena el 23 de Setiembre, cuyo suceso es de la mas grande importancia á la causa del Nuevo Mundo.

Dios guarde á US. muchos años.
A. J. DE SUCRE.

Guayaquil, Diciembre 14 de 1821.

Al Excmo. Señor Vice-Presidente de Cundinamarca, Benemérito General de Division, Francisco de P. Santander.

Excmo. Señor:

Los peligros que amenazaban á esta provincia, indujeron al fin al señor General Arenales, Presidente de la Provincia de Trujillo, á enviar á su territorio de Piura un cuerpo de tropas

(1) Véase ese armisticio en la página 53.

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que pudiese amenazar la provincia de Cuenca por Loja, y con este ataque distraer la atencion del enemigo, y quitarnos de encima una parte de la fuerza con que nos invadió. Como dicho señor General manifiesta una disposicion de cooperar á la toma de Cuenca, y que en Piura se reune un cuerpo de 1,000 hombres ó 1,200, me ha parecido la oportunidad de ejecutar la operacion, que V. E. verá en la copia número 3. He resuelto este movimiento, porque aunque la órden de V. E. de io de Setiembre, me previene estará la defensiva, tambien deja el campo de que yo obre sin comprometer combates, y es muy difícil de que la toma de Cuenca nos cueste ninguno, si llevamos un cuerpo de 2,000 hombres ó 2,300, como creo: ademas de que para el tiempo, en que yo marche, que será despues del 15 6 20 de Enero, ya debo tener aquí nuevas órdenes, que me hagan conducir de un modo mas seguro.

Todas las consideraciones no me habían hecho salir de una rigurosa defensiva, si el conocimiento que tengo del país, no me convenciese de que absolutamente es menester tomar un punto de la Sierra, antes que entre el invierno en su fuerza, porque sin él, con muchas dificultades podremos penetrar en los meses hasta Junio, que vuelven á hacerse transitables los caminos. Este punto debe ser Cuenca, porque es el que nos dará recursos, es el mas defensible, es el mas fácil de tomar, sin comprometer sériamente la division, y es el único en el cual cuento con la cooperacion de la Columna de Piura, que fuerte de 1,000 hombres, da mucha esperanza. El señor coronel Santa Cruz, que manda esta Columna, es buen oficial, muy afecto á la República, muy dedicado al servicio, y muy ansioso de concurrir á la campaña de Quito. He mandado al señor coronel Héres, para concertar la operacion, y espero saber si el Jefe de Piura la acepta, y con sus contestaciones, intimar el rompimiento de las hostilidades, á que ya tenemos demasiados derechos, y los mas justos motivos, con la venida de Cruz Murgeon, que hace cesar el objeto del armisticio. V. E. verá lo que digo, con respecto á esta operacion, en el documento número 4, y á continuacion observará los articulos 7.° y 8.° de las instrucciones al señor coronel Héres, que tengo la honra de someter á la aprobacion de V. E.

El artículo 7.o es una medida de política, que nos será útil, y se llevará á efecto, si viene el señor General Arenales, entendido que éste mandará las tropas, y yo reservaré como Jefe de la República la parte gubernativa. El artículo 8.° es de necesidad, porque sin él, dificulto que nada se hiciera; sin embargo, V. E. sabrá que la caja de la República no queda comprometida á ningun desembolso por esta circunstancia, de lo cual hablaré á V. E. en una oportunidad mas segura que ésta.

Posesionándonos de Cuenca, aguardaré allí las órdenes del Libertador ó de V. E., y allí tambien me irán los recursos de tropa que vengan de Colombia; pues dejándolas aquí en el invierno, sería mantener enferma la tercera parte ó la mitad, y moriría mucha gente.

Consideradas estas razones, y muchas otras, que en esta ocasion no puedo exponer, pienso que seré dispensado, si V. E. no conviene del todo en mi movimiento.

Yo diré siempre, que deseo ardientemente que la respuesta de Piura no presente ninguna detencion, y que la concurrencia de las tropas á mi invitacion, me proporcione_ir á recibirá Cuenca la aprobacion ó desaprobacion de V. E. Tambien me creo autorizado para hacer algo, cuando no contraríe abiertamente las órdenes, si se considera que no teniendo comunicaciones despues de tres meses, no puedo permanecer en una inaccion que nos destruye.

Dios guarde á V. E.
A. J. DE SUCRE.

Cuartel General en Guayaquil, á 17 de Diciembre de 1821.

P. D.-Aunque de Riobamba se me dijo, que habían tomado algunos trasportes nuestros con tropas, por las últimas noticias es absolutamente falso. El capitan conductor de éste, avisará en Cascajal el estado de la costa, para que puedan regresar la Grant y Sacramento; y con sus partes resolveré la salida del San Fernando, que siempre se apresta.

SUCRE.

Las instrucciones á que se refiere el oficio que antecede, son las siguientes;

República de Colombia.--Ejército Libertador.-Comandancia General de la Division del Sur.-Cuartel General en Guayaquil, d 12 de Diciembre de 1821.—11.°

Benemérito Señor Coronel Tomás de Héres.

Señor Coronel :

Por una comunicacion que he recibido del señor General Arenales, del 1.° del corriente, estoy impuesto que marchaba de Trujillo para Piura un cuerpo respetable de tropas, que á las órdenes del señor coronel Santa Cruz cooperen con las fuerzas de mi mando en la presente campaña.

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