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guerra, manifestándole el reconocimiento del Perú á las generosas ofertas de S. E. el Libertador de Colombia, de que se hará uso oportunamente, y que entre tanto podría S. E. auxiliar este Estado con el mayor número posible de fusiles, cuyo artículo hace notable falta: en inteligencia que su valor será satisfecho religiosamente, tan pronto como se desahogue algun tanto el Erario.

Tengo la honra de ofrecer á US. los sentimientos de consideracion y aprecio.

FRANCISCO VALDIVIESO.

Señor Secretario General de S. E. el Libertador de Colombia, José G. Perez.

Ejercito del Perú. — Lima, Setiembre 12 de 1822.

El Gobierno ha dispuesto, que dentro de muy breves días salga una seccion del ejército á obrar contra el enemigo. Siendo para ello preciso emplear de las Divisiones que se compone, aquellas subdivisiones que se crean necesarias, es menester que US. en contestacion me diga cuánta es la fuerza de la de su mando con que puede contar para coadyuvar á esta empresa, pues sé que mucha parte de ella no se halla en aptitud de hacerlo con la prontitud indicada.

Aseguro á US. los sentimientos de mi mayor consideracion y aprecio.

Rudecindo Alvarado.

Señor Comandante General de la Division de Colombia.

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Ejército Libertador de Colombia. Division auxiliar del Perú Cuartel General Divisionario en Lima, á 12 de Setiembre de 1822.

AlI. H. Sr. General en Jefe del Ejército del Perú.

La Division de Colombia no se encuentra actualmente en estado de marchar. Los batallones Vencedor y Pichincha están muy desnudos, á causa de haber salido de una campaña penosa y larga en el rigor de las aguas. El de Yaguachi no ha lle

gado aun, y es solo el de Voltígeros el que se halla equipado y listo.

Es encargo particular que tengo de S. E. el Libertador Presidente, al Excmo. Señor Protector, se mantenga siempre reunida la Division para conservar en ella el mejor régimen, y para que los cuerpos, obrando separadamente, no le den motivo de queja al Gobierno y pueblo del Perú, hallándose sin los jefes militares que deben celar sobre su disciplina moral y militar.

Penetrado US. I. de las justas razones expuestas, se interesará en el éxito de esta solicitud, en cuanto lo permita el bien del servicio. De resto, la Division de Colombia arde en deseo de buscar los enemigos. Nada le sera mas sensible, que no hallarse reunida, y regularmente equipada, para marchar en la primera ocasion. Con lo cual contesto al oficio de US. I. de la fecha.

Dios guarde á US. I. muchos años.

Juan Paz del Castillo.

Lima, Setiembre 18 de 1822.

Illmo. H. Sr. Ministro de Guerra y Marina.

I. y H. S.

El Comandante General de la Division de Colombia, en contestacion á la nota que dirigí con fecha de antes de ayer, trascribiéndole lo que US. I., en comunicacion de ese día, se sirvió decirme, con relacion al batallon de Voltigeros de dicha Divi. sion, que S. E. había dispuesto fuese uno de los cuerpos expedicionarios; con igual fecha me dice lo siguiente:

"Illmo. Señor :

"El batallon Voltigeros es parte de la primera brigada de Colombia, que he puesto á las órdenes del General Lara, por las de mi Gobierno. Antes dije á US. 1. que este me ha prevenido ruege siempre al del Perú mantenga reunida la Divi sion, y ahora tengo que expresar, que cuando sea absolutamente imposible conservarla íntegra, no podría pasarse á subdividir las brigadas, por mil motivos, y el mas poderoso, porque a tropa no se halle nunca fuera de los jefes principales. US. I. sabe que las dificultades que se han tocado aquí, para manejar un solo batallon, expuestas á mi Gobierno, lo movieron á or

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ganizar la fuerza de mi mando, de un modo que las removiese enteramente, Tal ha sido la Division de Brigadas, cuyo mando recayó en personas que le merecen la mayor confianza, y yo no puedo absolutamente echar por tierra lo que ha mandado observar con escrupulosidad el Presidente de Colombia, animado del deseo de que nuestras tropas no den que sentir al Gobierno y pueblo del Perú.

Desde el momento que llegué expuse á US. I., que dándoseme lo que necesitan los cuerpos para moverse, podían estar listos á salir dentro de 35 días. Si se conviene en esto, la primera brigada estará pronta á marchar de aquí á 20, y la segunda se le reunirá conmigo diez días despues, siempre que en este tiempo llegase el batallon Yaguachi ó se dé el reemplazo en caso de saberse en el mismo término que ha naufragado. Esta es la exposicion que he creido deber hacer á US. I., en respues ta al oficio que recibí ayer. - Dios guarde á US. I. muchos años. Juan Paz del Castillo."

Tengo el honor de trascribirlo á US. I. para que se sirva elevarlo al conocimiento de S. E., asegurándole con este motivo los sentimientos de mi mayor consideracion y aprecio.

Rudécindo Alvarado.

Lima, Setiembre 19 de 1822.

Vista por S. E. el Supremo Protector del Estado la última contestacion del señor General de la Division auxiliar de Colombia, que US. 1. me trascribe en nota de ayer, S. E. se considera en el caso de desear una resolucion terminante en este jefe, respecto al auxilio de tropas que debe prestar para la próxima campaña. La expedicion, como dije á US. I. en oficio anterior, fué combinada sobre la cooperacion de los soldados de los cuatro Estados unidos. La necesidad, la salud comun y las glorias de todos, interesaban la realizacion del plan con aquellas fuerzas, así porque éstas debían terminar la guerra de la América meridional, como porque sin el concurso simultánco de cada una de dichas Divisiones, habría lugar á quejas y celos, siempre funestos á la causa pública.

Afortunadamente la franqueza generosa de S. E. el Libertador de Colombia, al remitir sus tropas auxiliares, dejó expedito el medio de que obrasen segun las circunstancias: desea que si es posible se mantengan unidas; pero no prohibe que una fraccion de ellas cumpla la voluntad del Gobierno peruano en

los justos objetos de la guerra. Ninguno mas ejecutivo y ventajoso que el que S. E. el Protector se ha propuesto en la expedicion proyectada; mas como el tiempo es el mas poderoso recurso para alcanzar el éxito, se acumulan grandes dificultades y se aventura la campaña si el señor General de la Division colombiana insiste en la moratoria que pide y en negar la pronta concurrencia del batallon Voltigeros.

En precaucion de esos males, á S. E. no le es ya permitido suspender la salida de la expedicion mas allá del término de diez días desde esta fecha, para que acabe de habilitarse la brigada que el expresado jefe ofrece.

Su Señoría en su última entrevista con S. E. estimó tambien suficiente este término para concluir el equipo y reparacion de la columna, y en esta virtud S. E. espera que por medio de US. I. se explique positivamente si para el 30 del corriente estará lista ó nó para embarcarse la tropa colombiana. US. I. está autorizado para asegurar al General, que si el plazo indicado aun se creyese corto, quedarán listos los trasportes para conducir el residuo de las fuerzas que no pudiesen embarcarse entonces, de las destinadas á la expedicion, á fin de que se unan en tiempo, y se satisfagan las justas miras que indica en su respuesta, Tengo la honra de recomendar á US. I. la exigencia de este importante asunto de cuyo resultado dependen combinaciones importantes.

Dios guarde á US. I.

TOMÁS GUIDO.

Al señor General en Jefe Don Rudecindo Alvarado.

Ejército Libertador de Colombia. - Division auxiliar del Perú. Cuartel General Divisionario en Miraflores á 19 de Octubre de 1822.

A la Suprema Junta Gubernativa del Perú.

Excmo. Señor.

Convinieron los Jefes del Perú en que las bajas de la Division de mi mando se repondrían sin demora, comenzando á reemplazarla con soldados de los colombianos existentes en la Division del señor General Santa Cruz: asi lo indica el art. 15 de mis instrucciones que á la letra es como sigue:

"Pedirá US. á S. E. el Protector el reemplazo de las bajas que sufran los cuerpos de Colombia, de modo que todo muer.

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to, desertor ó inválido, sea inmediatamente reemplazado por soldados ó reclutas del Perú."

Divulgado el convenio hecho, y el precepto anterior de S. E. el Libertador, no he podido menos que reclamar repetidas veces, por conducto del señor General en Jefe y del señor Secretario de la Guerra, que en observancia del pacto se me mandasen entregar los colombianos equivalentes á las bajas que he tenido en cada quincena, y que montan en la última á 206.

Prescindiendo de la deferencia que deben dispensarse dos Estados que se prestan mútuos auxilios para conseguir un objeto interesante á ambos ; prescindiendo de lo convenido entre los Jefes de Colombia y el Perú, bastaría alegar que la existencia de los colombianos en los batallones Piura y Trujillo proviene de haberles repuesto el Libertador las pérdidas que tuvieron en la campaña de Quito, por dar á conocer el derecho claro é incontestable con que pido que estos soldados llenen las bajas que los cuerpos de Colombia han sufrido. en la campaña del Perú. El General en Jefe me contestó, sin embargo, que creía muy peligroso á la disciplina el extraer los soldados de los cuerpos en que se hallaban sin que ellos lo solicitasen, y dejó reducida á este caso la devolucion de los individuos que pedí. Pero el señor General en Jefe ignoraba que la repeticion de mis reclamos provenía de contínuas instrucciones de los mismos á quienes otorgó el paso á nuestros cuerpos mediando la declaracion de su voluntad que no estimó pronunciada. Son infinitos los que hasta aquí se han presentado á suplicar los reclamos, y á todos los he hecho volver á sus batallones, esperanzados de que al fin el Gobierno convendrá en que pasen á nuestras filas en lugar de los desertores, licenciados y muertos de la Division.

Ahora sucede que habiendo dado igual consejo al sarjento Ayala, y soldados Mateo Avila, presentados en este acto, resisten regresar haciéndome presente que temen morir en un severo castigo; y vea aquí V. E. el conflicto en que se ha puesto un jefe empeñado en sostener el órden, la buena armonía é inteligencia, si no se puede negar que ha habido un comprometimiento de Gobierno á Gobierno. Si es evidente que la mísera situacion de los colombianos en los batallones Trujillo y Piura, interesa á la compasion de todos; y si es indudable que los he reclamado, en reemplazos de las bajas que ha tenido la Division, ¿por qué retenerlos con violencia de los interesados, con detrimento de la disciplina, y con descrédito del Gobierno? Aunque muchos de estos individuos se han desertado y que no pocos existen en arresto, continuaré empleando el mayor cuidado para evitar de mi parte la menor interrupcion del órden.

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