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El sarjento Ayala y soldado Avila, quedan arrestados micntras S. E. llega á persuadirse del medio que pueda conciliar la utilidad de su servicio, con la repugnancia que manifiestan al destino que tienen, y con el cumplimiento de la sagrada promesa que reclamo.

Con este motivo, dígnese V. E. aceptar el testimonio de mi alta consideracion y profundo respeto.

Excmo. Sr.

Juan Paz del Castillo.

República de Colombia.-Ejército Libertador.-Comandancia General de la Division del Sur. Cuartel General en Lima, á 22 de Octubre de 1822.

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Al Señor Secretario de la Guerra.

Cuando dije á S. E. la Junta Gubernativa, en oficio del 19 del corriente, que habiendo convenido los Señores Excmo. Libertador de Colombia y Protector del Perú, en reemplazar las bajas de la Division de mi mando auxiliar del Perú con los colombianos destinados al reemplazo de la del Perú que fué en auxilio de Colombia, de ningun modo dí á entender había habido tratado escrito. S. E. el Libertador, desde luego, creyó esto innecesario estando á la voz con el jefe de este país, autorizado por el decreto del Protectorado, segun el Estatuto Provisorio que por todas partes ha circulado. Si se duda que hubo tal convenio de palabra, es muy fácil llamar al señor General Lara y otros jefes caracterizados que oyeron de boca del Sr. San Martin la oferta en cuestion, y otra mayor, á decir, que al llegar las tropas de Colombia á esta capital, encontrarían vestuarios, equipo y demas, para lo cual él se adelantaba quince días.

El que S. E. la Junta Gubernativa no se haya servido entrar en exámen de las razones que expuse para reclamar los colombianos que hay en otros cuerpos, para llenar las bajas de los de Colombia, me es menos sensible por haberse desentendido S. E. de los fundamentos de mi solicitud, que por ver alejada la esperanza de justicia que he alimentado hasta ahora.

Tengo la honra de ofrecer á US. mi aprecio y consideracion.

Juan Paz del Castillo.

El Ilustrisimo Honorable Señor Secretario de Guerra y Marina, al Comandante General de la Division Colombiana.-Lima.

Cuando tuve la honra de manifestar á US., de órden de la Excma. Junta Gubernativa, el deseo de que se presentase el convenio sobre el reemplazo de los cuerpos auxiliares de la República de Colombia, para que él sirviese de base á sus procedimientos ulteriores, de ningun modo se dejó lugar á que quedase en problema la autoridad del Fundador de la libertad del Perú S. E. el General San Martin para proponerle y concluirlo; ni la Excelentísima Junta habría creido jamás insubsistente cualquiera estipulacion que sobre este asunto hubiese precedido entre S. E. el Libertador de Colombia y el citado General. Mi referencia á nombre de mi Gobierno se dirigió exclusivamente á las facultades de jefes subalternos del primer magistrado del Perú, por que US. alude en su comunicacion del 19 del corriente á un avenimiento de esta esfera.

No ha escusado la Excma. Junta entrar en el exámen en que US. funda la 1.a nota del 22 del que corre para que US. juzgase concluida la esperanza de justicia; y desde luego no había recatado sus observaciones, si hubiese presentido un concepto tan desventajoso de parte de US. y tan distante de la franca conducta con que ha gustado tratar cuanto se refiere á las valientes y beneméritas tropas de la República. A S. E. repugnaba entrar á comparar las bajas de los cuerpos peruanos en el campo de batalla, y en las fatigas de la acerba campaña de Quito, y las que ha sufrido en la navegacion y en cantones la Division auxiliar de Colombia. Tropas de un país amigo y aliado, consagradas á una misma causa, y conducidas al seno del Perú para asegurar su independencia, no podían estar fuera de los cuidados y proteccion del Gobierno peruano, y hasta ahora solamente ha pretendido S. E. que el discernimiento de US. decida, si los cuadros del ejército de este estado, debían merecer una consideracion subalterna, y si puede ser indiferente que sean aniquiladas, por falta de reclutamiento, para que éste se aplique á cuerpos auxiliares.

Bajo este único punto de vista anhela S. E. considere US. sus respuestas; dá por hecho el convenio que cita entre el Libertador de Colombia y el Fundador de la Libertad del Perú sobre el equipo y reemplazo de la Division auxiliar de Colombia; pero, reproduciendo lo que dije á US. con fecha... tendrá aquel el efecto oportuno, en las circunstancias que es justo presumir haya previsto el Fundador de la Libertad al tiempo de acordarlo con el Libertador de Colombia.

Dios guarde á US.

TOMÁS GUIDO.

República de Colombia. - Secretaría General. Cuartel General en Cuenca, á 28 de Octubre de 1822.

Al Señor General Juan Paz del Castillo.

12.°

He tenido el honor de dar cuenta á S. E. el Libertador de Colombia de las comunicaciones de US. de 6 y 7 del presente que recibí ayer.

Por estas y por las noticias y cartas ex-oficiales que US. remite, y alcanzan hasta el diez del mismo, queda el Libertador impuesto del estado del Perú hasta aquella fecha.

El Libertador, calculando detenidamente sobre la posicion actual de las fuerzas peruanas y enemigas, y sobre la operacion de intermedios empezada á ejecutarse, segun US. participa, cree que si los enemigos emprenden contra Lima con fuerzas superiores, y que no puedan batirse por las tropas que guarnecen aquella capital, sería no solo prudente, sino infinitamente ventajoso, que estas tropas se retirasen por el Norte con direccion á Trujillo. Allí recibirían refuerzos considerables, no solo de los valles sino tambien de Colombia, y aun en caso necesario el Libertador en persona, embarcando en Guayaquil un número considerable de tropas, se dirigiría ó al Callao, si se conservaba, ó á otro punto de la costa para emprender sobre la capital. Salvadas así las tropas de Lima, servirían de base para las operaciones que deberían ejecutarse con los nuevos refuerzos, sin que el enemigo reportase ninguna ventaja real en la ocupacion momentánea de Lima. Persuadido, pues, S. E. el Libertador de la facilidad con que se repondrían las pérdidas, adoptando este plan, me manda diga á US. que insista siempre, como se le ha prevenido, en que la Division de Colombia esté siempre unida, y obrando, si es posible, por el Norte, para en caso de un revés replegar sobre nuestro territorio, donde recibirá auxilios de todas clases. Que US. si llega el caso de ser invadida Lima por fuerzas superiores, ó que no puedan batirse, procure US. hacer presente al Gobierno del Perú, que si el enemigo se acerca á la capital con el objeto de batir nuestras fuerzas, el único modo seguro y efectivo de frustrar completamente su plan de destruír las tropas de Lima, en primer lugar, para volver despues sobre el General Alvarado al Sur, es no presentarle accion y atraerlo hácia el Norte cuanto sea posible, dejando ó no dejando el Callao, segun lo permitan las circunstancias del momento y retirándose cuanto sea necesario hácia nosotros, siempre con el objeto de irlo atrayendo y de que lleguen los refuerzos de Colombia para que el General Alvarado pueda ejecutar su operacion sin gran.

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de oposicion; y para que él tenga tiempo de reparar sus pérdidas y de aumentar sus fuerzas.

De este modo el enemigo quedaba burlado en sus esperanzas y tomado á la vez por el Sur y por el Norte con dos cuerpos cada uno superior. Además, haga US. presente al Gobierno del Perú, la ventaja que le resulta de salvar sus tropas, retirándose sobre Trujillo, donde pueden recibir auxilios poderosos, espontáneos y seguros de Colombia, y lo inútil que sería exponer esas fuerzas sin una seguridad de triunfo. US.. pues, hará cuanto crea compatible con el honor, para que no se comprometa á nueva pérdida la Division de Colombia, y si es posible, ni las tropas del Perú, que salvadas en caso de una fuerte invasion, servirán para volver con nuevos auxilios á remontar el país.

Dios guarde á US.

J. GABRIEL PEREZ.

Al Señor General Juan Paz del Castillo.

Incluyo á US, la nota dirigida por nuestro Gobierno al del Perú en Agosto último. Ella contiene las sencillas y moderadas condiciones bajo las cuales envió Colombia sus tropas á Lima. Entre otras, está expresamente comprendida la del reem-. plazo individual de las bajas que sufran nuestros cuerpos. Colombia cumplió tan religiosa y exactamente sus comprometimientos con las tropas auxiliares del Perú, que disolvió el Batallon del Sur, para cubrir las bajas de los cuerpos de aquel Estado que marcharon á su país íntegros, ajustados y pagados exactamente, sin quedársele debiendo un solo maravedí á pingun individuo. Colombia contó, como era justo, con la reciprocidad, aun cuando no hubiera habido una condicion expresa. Así, S. E. me manda diga á US., que sin emplear mas argumentos que lo convenido, pida US. los reemplazos individuales de los cuerpos de la Division de su mando.

Mucho ha extrañado el Libertador los sufrimientos de que se quejan nuestros Jefes, oficiales y tropa. Con esta fecha digo al Gobierno del Perú, que si nuestra Division no es auxiliada, socorrida y equipada como lo fué en Colombia la del Perú, S. E. se verá en la necesidad de llamarla á nuestro territorio, para libertarla de tantas penas y sufrimientos.

Dios guarde á US.

J. GABRIEL PEREZ.

Cuenca, Octubre 28 de 1822. — 12.°

Comandancia General de la Division Colombiana.- Lima, Noviembre 5 de 1822.

Al Señor Secretario de la Guerra.

Señor General:

El reclamo del reemplazo de las bajas de la Division de Colombia, lo ha producido el deseo de completar los cuerpos y ponerlos en estado de salir á campaña luego que la tropa recobre la fuerza física que el hambre y la miseria hicieron perder en la navegacion. Queriendo no traspasar la raya de la justicia, he procurado medir la peticion por la conducta que en igual caso observaron los Jefes de la República con la Division del Perú auxiliar de Quito. Es notorio que en Cuenca destinó el Señor General Sucre mas de 250 colombianos á los batallones Piura y Trujillo, en lugar de otros tantos desertores que tuvieron en la marcha. Despues de la batalla de Pichincha, les adjudicó el mismo Jefe 300 hombres mas en reposicion de los que perdieron en el campo de batalla; y en Guyaquil mandó darles el Libertador cerca de 300 soldados del batallon del Sur que disolvió para reponer los desertores que tuvieron de Quito al embarcadero. Las tres ocasiones fueron preferidos los cuerpos del Perú con beneplácito y satisfaccion de todos los Jefes de los de Colombia.

Segun queda demostrado, dos terceras partes de los colombianos destinados á los cuerpos del Perú, fueron en reemplazo de las bajas sufridas con ocasion de la guerra, y una sola por los muertos y heridos en el campo de batalla.

Si aquí es correspondida la conducta de Colombia, no llegará el caso que yo pida mas, ni que el Gobierno del Perú ofrez

ca menos.

Dios guarde á US. muchos años.

Juan Paz del Castillo.

Comandancia General de la Division de Colombia auxiliar al Pe rú. Lima, Diciembre 7 de 1822.

Al Señor Secretario de Guerra General de Brigada D. Tomas Guido.

Señor General:

Esta noche al llegar á esta ciudad he recibido la apreciable nota de US. del 5, en que me dice que el Gobierno Supremo accediendo á la permuta de colombianos que eran del núme

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