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Lima, Marzo 1.o de 1823.

Al Excmo. Señor Libertador Simon Bolivar etc. etc. etc.

Excmo. Señor.

Con fecha 9 de Setiembre último ofreció V. E., por el conducto de su Secretario General, grandes auxilios al Perú, de los que solo fueron aceptados cuatro mil fusiles, pues las circunstancias no exigían al parecer mayores medios de defensa que los que poseíamos. (1) Mas, habiendo variado el aspecto de las cosas, y queriendo la actual administracion terminar de una vez la guerra, quitando á los españoles toda esperanza de afianzar su dominio en América, ocurre á V. E., para que se sirva proporcionar, entre otras cosas, cuatro mil soldados; y es tal la confianza que tiene en la disposicion de V. E. para verificarlo, que envía cuatro trasportes á efecto de que los conduzcan, esperando que la mediacion de V. E. facilitará al Agente Diplomático cerca de aquel Gobierno, General de brigada Don Mariano Portocarrero, los que sean necesarios, cuyos gastos se pagarán inmediatamente por la Tesorería general de esta República, y que le dispensará su alta proteccion para que pueda conseguir los demas objetos de que va encargado.

Tengo la honra de ofrecer á V. E. los sentimientos de la mas distinguida consideracion, con que soy de V. E. su atento servidor.

JOSÉ DE LA RIVA AGUERO.

Guayaquil, Marzo 15 de 1823.

Al Señor Secretario de Relaciones Exteriores del Perú.

En este momento acaba de fondear en este puerto la goleta de guerra de ese Estado, la Macedonia, que conduce al señor General Don Mariano Portocarrero. S. E. el Libertador, instruido del objeto de su mision, se complace de haber tomado anticipadamente todas los medidas para auxiliar á la Nacion peruana. Asi es que dentro de tres dias darán la vela dos mil

(1) Véase las páginas 360 á 362.

seiscientos veteranos equipados completamente, y dentro de treinta, el resto hasta seis mil.

Con respecto á los gastos de esta expedicion se presentará al Gobierno del Perú el estado exacto de ellos.

Acepte US. etc.

J. GABRIEL PEREZ.

Guayaquil, Marzo 15 de 1823.

Al Señor Cónsul de Colombia Cerca del Gobierno del Perú.

He tenido el honor de recibir las comunicaciones de US. hasta el 6 del presente y de comunicarlas á S. E. el Libertador. El señor General Portocarrero acaba de llegar: ha tenido una larga conferencia con S. E. el Libertador, y como nuestros aprestos militares estaban anticipadamente hechos, darán la vela dentro de tres dias dos mil seiscientos veteranos, y dentro de treinta, el resto hasta seis mil.

Es muy satisfactorio para Colombia el nombramiento de Presidente hecho en el señor Riva-Agüero y la estructura firme y sobre todo fuerte dada al Ejecutivo por el Congreso. Está mutacion esencial en la Constitucion peruana, es un gran paso dado hácia la libertad, y sobre todo hácia la estabilidad de su Constitucion Política.

Los avisos y noticias que US. ha comunicado á S. E. le han dado bastantes ideas sobre la situacion de ese país y del ene. migo, y S. E. espera que US. continúe prestándole sus servicios.

J. GABRIEL PEREZ.

Recepcion del Ministro peruano cerca del Libertador, General Don Mariano Portocarrero, en Guayaquil, en Marzo de 1823.

Discurso del señor Portocarrero :

Excmo. Señor:

Lima feliz en los primeros pasos de su regeneracion política, fué la admiracion de los pueblos libres, cuando con una fuerza aparente hizo huir á sus enemigos. El General Canterac temió con razon á un pueblo entusiasmado hasta lo sumo, mas que á

la fuerza armada que se le presentó. Y en este estado, señor... ¡ quién no presagiaría que la campaña sería concluida á la voluntad del General San Martin, viéndolo constituido su Protector! Todo, todo debía haber sucedido como se deseaba; pero cosas que no están á mi explicacion por ahora, perturbaron el curso majestuoso de la guerra, minoraron los recursos, y motivaron los desgraciados sucesos de Ica y Moquegua con un comprometimiento general de la opinion. Aletargado el Gobierno con estos incidentes, parecía ayudaba mas á sentirlos que á remediarlos; pero á un clamor general del pueblo y del ejército dió el Soberano Congreso del Perú un nuevo impulso á la causa de la independencia, depositando el Poder Ejecutivo en el benemerito patriota Don José de la Riva-Agüero. Este digno Jefe lo primero á que aspira es á buscar los recursos de que carece, en el héroe de América, en el gran Bolivar, á quien todo elogio es corto, si pensara mensurar sus grandes méritos. A este interesante fin elige mi persona para que sea el órgano por donde se sirva V. E. oír las súplicas del Perú, y como el objeto de ellas es su salvacion, me felicito desde ahora por el mejor éxito de mi mision, pues tengo el honor de estar ya á la presencia del Libertador de Colombia y el Perú.

S. E. el Libertador contestó:

Señor General:

El Perú no podía elegir ni un Jefe mas digno de su administracion que el Presidente Riva-Agüero, ni un mensajero mas agradable y mas digno de representar el Perú en Colombia. La suerte de la bella República Peruana está ya asegurada, porque tiene un Gobierno de su corazon, un ejército peruano, y á Colombia de auxiliar. Sí; Colombia hará su deber en el Perú: llevará sus soldados hasta Potosí, y estos bravos volverán á sus hogares con la sola recompensa de haber contribuido á destruír á los últimos tiranos del nuevo mundo. Colombia no pretende un solo grano de terreno del Perú, porque su gloria, su dicha y su seguridad se fijan en conservar la libertad para sí, y en dejar independientes á sus hermanos.

Sr. General. Responda US. al Gobierno del Perú, que los soidados de Colombia ya están volando en los bajeles de la República, para ir á disipar las nubes que turban el sol del Perú.

Guayaquil, Marzo 18 de 1823.

Al Excmo. Señor Libertador de Colombia.

Excmo. Sr:

Plenamente autorizado por mi Gobierno para tratar con V. E. definitivamente, con arreglo á las instrucciones que he recibido, sobre los auxilios de que tan ejecutivamente necesita la República del Perú, no me ha quedado mas que desear, ni cosa alguna que proponer en esta parte, despues de haber visto á mi llegada que estaba ya próxima á zarpar la primera Division auxiliadora compuesta de tres mil hombres, y prepa. rándose rápidamente la segunda de igual número; todo lo que V. E. por sí, y sin insinuacion alguna de la Junta que gobernaba en Lima, tenía dispuesto á costa de indecibles sacrificios. Sí, señor Excmo: estos hechos, propios solamente del alma grande y generosa del Libertador de Colombia, satisfacen los deseos de mi mision, y serán tan gratos al Presidente de la República del Perú, como satisfactorios á los libres de su capital: mas no por lo expuesto he cumplido con mi legacion ni puedo lisonjearme de haber hecho lo que debo: otra cosa de mayor interés necesito exigir de V. E., y es su voluntad para pasar al Perú á dirigir la campaña que se ha de abrir á su debido tiempo, sin cuya singular gracia nada habré hecho yo que merezca la gratitud de mi Gobierno ni el aplauso de mis conciudadanos. Este auxilio es el principal, el mayor y el único que puede salvar la patria de los Incas, como el mayor y principal encargo de mi Gobierno. La presencia sola del Libertador Simon Bolivar quitará el eclipse que padece el hermoso sol del Perú, alentará á los pusilánimes, y confundirá al miserable resto de aventureros españoles que tienen opri. midos á los pueblos del Perú. La milicia siempre acertará en sus empresas, y los oprimidos bendecirán, aún ántes de su libertad, la mano poderosa que los va á protejer. Compare V. E. estos beneficios y ventajas que recibirá la causa general de América con cualquiera otro motivo que su misma virtud le pueda presentar, y hallará sin duda la pronta resolucion en la fuerza de la justicia de mi súplica.

Muy lejos, señor, del pensamiento de mi Gobierno y del de los patriotas peruanos, el contemplar á V. E. con pretensiones las mas leves sobre el territorio del Perú. Semejantes especies, ¿quién ignora que el origen que han tenido ha sido el de una faccion de hombres nulos é insignificantes bajo todos aspectos? Pero ésta ya está sofocada, acabada y esterminada con el nuevo órden de cosas. Mandan los virtuosos, sostienen sus dere

chos los militares dignos de este nombre, y los pueblos sanos y libres como liberales, han confundido en todas partes á los criminales que los oprimían. Y si solo la República de Colombia no ha sufrido estos contrastes, es porque la ha mandado V. E. sosteniéndola quieta, tranquila y libre, ejemplarizando á toda la América. ¿Cómo no deberé yo exigir con la mas viva expresion por la presencia de V. E. en mi República? Sea V. E., pues, el juez imparcial que decida sobre la pretension del Gobierno y del pueblo del Perú en vista de tan poderosas razones que han estimulado al particular encargo de que importune á V. E. por esta singular gracia, y quiera V. E. darme el día mas grande de placer, haciéndome el instrumento que lleve á la capital de Lima con mas lijereza que el rayo la noticia interesantísima de que muy breve verán á V. E. los peruanos en su territorio, como lo desean, lo quieren y lo piden, y yo lo espero de la grandeza y generosidad de V. E.

Nuestro Señor guarde la importante vida de V. E. muchos

años.

Excmo. Sr.
Mariano Portocarrero.

Señor General:

Es con la mayor satisfaccion que respondo á la nota de V. E. de este día.

La República de Colombia se complace en hacer sacrificios por la libertad del Perú, y hoy mismo están navegando sus batallones en busca de los tiranos del Perú: muy pronto otros batallones y otros escuadrones completarán seis mil hombres que Colombia ofrece á sus hermanos del Sur, para que tengan la gloria nuestros valientes de haber sido los primeros que empuñan las armas libertadoras, y sean los últimos en deponerlas en el templo de la libertad del Nuevo Mundo.

En cuanto á mí, estoy pronto á marchar con mis queridos compañeros de armas á los confines de la tierra que sea oprimida por tiranos, y el Perú será el primero cuando necesite mis servicios.

Si el Congreso General de Colombia no se opone á mi ausencia, yo tendré la honra de ser soldado del grande ejército americano reunido en el suelo de los Incas y enviado allí por toda la América meridional.

Tengo el honor de ser con la mas alta atencion de US. obediente servidor.

BOLIVAR.

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