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uniformándose á sus primeros pasos, y sin perjuicio de acompañar originales las deliberaciones del General La Torre, verificadas en Venezuela, porque de otro modo desmienten el arreglo y órden en el giro que se ha dado hasta ahora, lo que nada menos acredita, que la conveniencia de las miras políticas de extender su dominacion á lugares que no corresponden al Gobierno de Colombia, ni estaban bajo sus armas en el acto de sancionarse los tratados celebrados, ni en el que acordé con los comisionados, la designacion de los límites á que debía extenderse por esta parte.

La Gaceta número 87 que US. me acompaña, presenta un convencimiento de esta verdad, porque siendo Guayaquil absolutamente independiente de Colombia, ha sido protegido y auxiliado con crecido número de armas, 800 á 1,000 plazas, y otros artículos de guerra que se han dirigido á aquella plaza al mando de los Generales Sucre y Mires; estos procedimientos contradicen abiertamente lo pactado, y á lo que asienta el General Bolívar en el oficio inserto en la misma Gaceta, y pasado al General La Torre, con motivo de la ocurrencia de Maracaibo. Dice: "el armisticio nos prohibe á entrambas partes, el traspaso de nuestros respectivos territorios, y las hostilidades." Sentados estos principios, ¿no ha sido una infraccion del armisticio la remision á Guayaquil de los auxilios indicados, con los Generales Sucre y Mires, ántes de que se cumpliese el término? ¿No resultan de hecho, traspasados los límites de los respectivos territorios fijados en el citado armisticio, que corresponden al Gobierno de Colombia? Es innegable, y lo es tambien el objeto que descubre esta conducta, por medio de la que se intenta hacer la guerra desde Guayaquil á las provincias de mi mando. En esta atencion no admitiré proposicion alguna que se diririja á celebrar nuevo armisticio, mientras no se me haga constar evidentemente que los auxi. lios referidos han sido devueltos á Colombia, con sus tropas, que deben desocupar el territorio de Guayaquil; bajo estos principios adoptaré las proposiciones de paz que US. me hace, pues de lo contrario estoy resuelto á abrir la campaña, conforme á la intimacion de US. anunciándole, desde ahora, que de no retirar las tropas de su mando del valle de Patía, situándolas en la cuchilla de Tambo (punto donde se hallaba el Comandante Simon despues de la accion de Jenoy), doy órden al Comandante general Don Basilio García para que obre como corresponde, á su desalojamiento de dicho valle.

No me detengo en traer á la vista las repetidas infracciones, que se han cometido por parte de US. y de su subalternos, porque ya lo he hecho por medio de los oficios 18, y 27 de Marzo y 9 de Abril último, que no ha contestado, dando lugar por lo mismo á una justą sospecha, cuyos caracteres son tan

claros como la delicadeza, exactitud y honradez de mi comportacion, desentendiéndome hasta este momento del abuso clamoroso con que se ha correspondido.

Dios etc.

Cuartel General de Quito, 12 de Mayo de 1821.

MELCHOR AYMERICH.

La Junta Superior de Guayaquil declaró la provincia bajo la proteccion de Colombia, el 15 de Mayo de 1821. (Véase la página 247 del tomo 1.o)

Al Excmo. Señor Simon Bolívar, Libertador Presidente de la República de Colombia.

El feliz arribo a esta plaza del benemérito General Sucre con parte de la division destinada á obrar en el Sur de la República, va á acelerar el hermoso dia de la libertad de Quito, va á consolidar la independencia de este pueblo. La libertad sentada en la mas sublime cima de los Andes, prepara nuevas coronas á las armas de la República.

Ha pasado ya la estacion de las aguas, y se acerca el tiempo de abrir la campaña. La situacion del enemigo, las disposiciones y actitudes que tome y las fuerzas que nosotros reunamos, decidirán del plan de campaña, y del tiempo y direccion de nuestros movimientos.

En nuestra anterior comunicacion incluimos á V. E. parte de la correspondencia oficial del Gobierno con el benemérito General Mires: y V. E. quedaría impuesto de las causas que nos movieron á proponer, sobre nuestra expontánea cooperacion con las armas de la República, un tratado, (1) si merecen este nombre los convenios amistosos entre hermanos; aunque quedó sin efecto, no por eso se alteró un punto nuestra disposicion, pues no necesitamos de comprometimientos para cumplir el voto solemne que hemos hecho de servir á la patria que es una desde el cabo de Hornos hasta las orillas del Misisipí.

(1) Véase la página 32.

Con la venida del señor Sucre, autorizado plenamente por V. E., se ha realizado aquel convenio, (2) en el cual no hemos tenido otro objeto que declararnos nuevamente bajo los auspicios y proteccion de Colombia, poner las bases de nuestra existencia civil y política, promover el engrandecimiento é integridad de la República, y apresurar los destinos que nos están reservados.

En el tratado nos hemos procurado el honor de confiar á V. E. todo el poder que nos confirió el pueblo, para que V. E. comprenda esta provincia en las negociaciones de paz, alianza y comercio que celebre con las Naciones amigas, enemigas y neutrales. Esperamos que teniendo V. E. la bondad de aceptar este encargo, no mire en él sino los ardientes deseos que nos animan de la conservacion de los derechos de nuestros comitentes, y de las ventajas que puede reportar esta provincia.

Su localidad presenta una vasta extension de costa, y en toda ella muchos puertos que reclaman la concurrencia de buques para exportar las varias y preciosas producciones del interior, cuyos campos esperan ansiosos la mano del agricultor, para dar expontáneamente todos los frutos de todos los climas de América bajo el calor vivífico de la libertad.

Nuestro arsenal, único en el Pacífico, ha hecho progresos inesperados á favor de muchos y experimentados constructores, de la inagotable copia de preciosas maderas, y de la comodidad y hermosura de una bahía formada por la confluencia de dos grandes ríos que se reunen delante de la ciudad capital, despues de haber formado en el interior canales en todas direcciones para facilitar el tráfico y trasporte de las producciones de todo el país. Las principales de éstas son el cacao, algodon, tabaco, maderas de toda clase, ganados de toda especie, caña, pita, zuelas, sal, brea, café, paja de labor, arroz y mil otras me. nos considerables que nos hacen un pueblo mercantil por naturaleza. El Gobierno español que no pudo arrancarnos estas riquezas, estancó unas y se apropió exclusivamente la extraccion de todas, en términos que nos privó de la concurrencia de las demas Naciones, y redujo casi á la miseria un pueblo que está llamado á la opulencia de los puertos mas florecientes de la Europa.

Es verdad que Méjico, Lima, el Realejo y Cádiz extraían cerca de cien mil quintales de cacao; pero tambien lo es que las cosechas pudieron duplicarse, y mas, si las trabas, la enormidad de derechos, la mezquindad de los principios económicos adoptados, y el espíritu colonial de que estaba poseido el Gabinete español, no hubieran puesto obstáculos insuperables.

Hemos creido indispensable hacer á V. E. estas indicaciones,

(2) Inserto en la página 247 del tomo I.

para que se tengan presentes en cualesquiera de los tratados, que deben ser conformes á la libertad de comercio con todos los pueblos amigos y neutrales, que hemos proclamado en la Constitucion provisoria de esla provincia.

Dios guarde á V. E. muchos años.

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Al Señor Ministro de Guerra y Marina, B. Coronel P. Briceño Méndez.

Despues de mis conferencias, mis solicitudes, y mis manifestaciones mas interesadas á este Gobierno, por la incorporacion de la provincia á la República, yo no he obtenido otra contestacion, sino que la falta de sus facultades les impide hacer esta declaracion, mientras no se reuna la Junta ó Asamblea electoral.

Consultando las iutenciones del Libertador al conferirme esta comision, y considerando que el principal interés es tener derechos para con el Gobierno español á reclamar el reconocimiento del territorio de Quito y éste, en el que corresponde á la República, ó bien obtenerlos por la fuerza, abriendo la campaña por esta parte, aprovechando los recursos, etc., he creido que el primer obstáculo quedaba vencido, haciendo que Guayaquil se declarase bajo la proteccion de Colombia y confiase sus intereses al Gobierno; y para el segundo, he logrado que del todo faciliten sus medios y sus armas.

Yo intentaba que esta declaratoria se hiciera, de parte de ellos, sin ningun compromiso de la República; pero no lo he logrado, y despues de varias conferencias en que moví todos los medios á obtenerlo, y en que la Junta me invitó siempre á concluir un convenio, yo le presenté segun sus mismos deseos el proyecto de la estipulacion conforme verá US. en la capia número 1.° Discutido luego el proyecto; observando yo que instar sobre la aprobacion absoluta, nos perjudicaría en el concepto de la Junta, ó que nos dividiría en el principal objeto que es la campaña de Quito, y cuyos buenos resultados nos darán absolutamente la posesion de este país, tuve á bien aceptar la negociacion modificada, conforme la paso á US. en el número 2.°

Como ántes he dicho á US. la opinion pública en general está pronunciada en favor de Colombia, y sería muy fácil que por un voto público se declarase; pero por una parte un medio de esta especie que apareciere forzando así á los Gobernantes no sería decoroso, y mas que nada, dividiría nuestros esfuerzos en la presente campaña, y por otro acaso se encenderían algunos partidos, entre los pocos desafectos á Colombia, que se unieran á los realistas, que son muchos, y empleados y tolerados escandalosamente.

Yo he tomado el camino que he creido pueda aproximaros á obtener esta provincia, que es la influencia que tenga nuestro Gobierno sobre ella, y el que adquirieran las tropas de la República y sus Jefes. De esta manera arrastraremos en poco con la votuntad absoluta de todos; y la Asamblea de la vincia, que se reuna en el tiempo que esté señalado, hará su declaratoria unánime..

pro

US. observará que yo he marchado sobre tres puntos esenciales:

1. Dejar la República sin sérios comprometimientos que entorpezcan las negociaciones;

2.o Ligar los intereses de Guayaquil á Colombia y que la provincia reconozca que de derecho, y en algun modo de hecho, pertenece á nuestra asociacion; y

3. Facilitar la libertad de Quito, que es lo que nos importa. Respecto á nuestros gastos yo he mejorado; porque ofrecía reconocer á la deuda nacional los gastos de todas las expedi. ciones sobre Quito, y por el convenio no debemos pagar sino la subsistencia de nuestras tropas y los trasportes, debiendo Guayaquil mantener sus tropas durante la campaña, y dar todos los recursos militares que tenga en sus parques.

En fin, el Libertador debe considerar que yo no he perdido ningun partido para sacar las mayores ventajas, y que hasta ahora he conseguido algunas. Acaso ántes de marchar la expedicion habré satisfecho absolutamente todos los deseos de S. E. en todos sentidos, respecto de la provincia, pues no dejo. instante para practicar las diligencias para ello, y mis esperanzas de lograrlo se aumentan.

Dios guarde á US. muchos años.

Guayaquil, 15 de Mayo de 1821.

A. J. DE SUCre.

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