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CUBA. (1)

JOSÉ BALTA,

PRESIDENTE CONSTITUCIONAL DE LA REPÚBLICA.

Considerando:

Que la insurreccion de Cuba contra el Gobierno español tiene por objeto conseguir su independencia, y que, rotos los vínculos políticos entre el partido que lucha por ella y el Gobierno de la Península, hay dos partes independientes que se hacen la guerra con un fin político, y que deben obrar y ser vistos por las demas Naciones, conforme á los principios de derecho internacional;

Que el pueblo y el Gobierno del Perú simpatizan con la noble causa proclamada por los cubanos;

Que el Capitan General del ejército libertador de Cuba ha pedido que se reconozca el partido político que encabeza como beligerante;

Que sin perjuicio de las manifestaciones que el Perú haga del interés que le inspira la causa de la independencia de Cuba, debe, ante todo, reconocer la condicion política de los insurrectos, para no considerarlos como súbditos de un Gobierno que se halla en estado de guerra con el Perú ;

(1) Otro de los proyectos que ocupaba siempre el espíritu ardiente de Bolivar era la libertad de Cuba. Estando en el Cuzco creyó llegada la vez de realizar la expedicion, desde que el ejército auxiliar colombiano ya nada tenía que hacer en el Perú. Ordenó, pues, (Julio 11) que á fines del año salieran con direccion á Panamá cuatro mil hombres; y no envió mayor número. porque los asuntos del Alto Perú y Buenos Ayres con el Imperio del Brasil tomaban un aspecto sério y amenazante. Las primeras expediciones salieron efectivamente del Callao y de Quilca á Panamá. La ejecucion de esta heróica empresa la confiaba al valiente General Paez, con preferencia á Sucre, cuyos servicios los consideraba necesarios en la nueva República. Contaba para el buen resultado con

Decreto :

Art. 1. El Gobierno del Perú reconoce como beligerante al partido político que lucha por la independencia de Cuba.

Art. 2. Los ciudadanos, los buques y demas propiedades de Cuba, que sirvan á la causa de la independencia, serán reputados como amigos del Perú.

El Ministro de Relaciones Exteriores queda encargado del cumplimiento de este decreto y de hacerlo publicar y circular. Lima, 13 de Mayo de 1869.

J. A. Barrenechea.

JOSÉ BALTA.

JOSÉ BALTA,

PRESIDENTE CONSTITUCIONAL DE LA REPÚBLICA.

Considerando:

Que despues de la declaratoria que hizo el Gobierno, reconociendo como beligerantes á los cubanos que luchan por su independencia, ha progresado la insurreccion contra el Gobierno español, hasta el punto de tener aquellos una organizacion política, cuyas manifestaciones son un Congreso y un Go. bierno con medios materiales suficientes para luchar, y, en virtud de la justicia que les asiste, para vencer en la santa causa de su independencia;

Que habiéndose declarado el Gobierno del Perú amigo de los cubanos insurrectos, debe, hoy que éstos se hallan organizados, reconocer como amigo al Gobierno de la República cubana ;

Que esto no puede tener lugar sin que se reconozca antes la existencia y el carácter del Gobierno que rige en Cuba;

un ejército de ocho mil soldados veteranos que existían en el Perú y Bolivia, y con otro ejército en Colombia, todo compuesto de veteranos, acostumbrados á vencer á los españoles. Desgraciadamente para la infortunada Cuba, los sucesos de estas Repúblicas tomaron otro aspec to, y se ha prolongado hasta hoy su esclavitud. (Paz-Soldan-Historia del Perú Independiente - Segundo período, Tomo II, página 25.)

'Decreto';

Articulo único. - Reconócese la independencia de la Isla de Cuba de la dominacion española, como igualmente al Gobierno Republicano establecido en ella.

El Ministro de Relaciones Exteriores queda encargado del cumplimiento de este decreto.

Comuníquese, publiquese y regístrese.
Dado en Lima á 13 de Agosto de 1869.

J. A. Barrenechea.

JOSÉ BALTA.

Estados Unidos de Colombia. - Secretaría de lo Interior y Relacio nes Exteriores.- Bogotá, 26 de Setiembre de 1872. Circular.

Señor:

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Hace cuatro años que el pueblo de Cuba, despues de haber proclamado ante el Mundo su resolucion de ser independiente y libre, se encuentra empeñado en lucha mortal con su metrópoli para llevar á término la obra de emancipacion emprendida. Hasta ahora no se vislumbra siquiera cuando tendrá fin tán encarnizado batallar, y se vé solo que la contienda se hace cada día mas sangrienta y costosa; que sus horrores se multiplican á medida que el tiempo avanza, y que el hermoso suelo de la isla, ayer tan exuberantemente rico, no sería ya mas que un campo de ruina y desolacion, sin la vitalidad de las fuerzas productoras que encierra en su seno.

Prolongándose mas todavía una guerra semejante, en la cual entran en accion todos los elementos de esterminio, desde la tala hasta el incendio, y desde la confiscacion hasta el cadalso, lo que hoy puede no ser sino la aprension de un sentimiento fraternal, será mañana una realidad espantosa..

Ninguno de los dos combatientes dá señales de querer deponer las armas: España se esfuerza en conservar á todo trance la posesion de la colonia, ya reparando cuanto puede las bajas que su ejército pacificador experimenta día por día, ya ago. tando su tesoro en el mantenimiento indefinido de él, y Cuba, no cuenta ni mide los sacrificios á cuya costa se promete obtener su completa liberacion.

En presencia de una situacion como ésta, testigos de una tan desesperada lucha, no es dable que permanezcan impasibles los pueblos que en este continente vivieron como Cuba la vi

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da colonial, y que antes que ella hicieron sacrificios idénticos por conquistarse, como se conquistaron, un puesto entre las Naciones. La igualdad de causa, la comunidad de origen, todo lo que puede establecer entre un pueblo y otro los vínculos mas estrechos, y despertar en ellos las mas vivas simpatías por su mútua suerte; todo concurre á despertar en los pueblos del Continente americano un inmenso interés por la causa de la hermosa Antilla. Por eso estos pueblos no han escaseado sus demostraciones en favor de ella, bien que manteniéndose dentro de los límites de las conveniencias internacionales.

Los Gobiernos mismos, tan circunspectos, de suyo cuando se debaten por medio de las armas cuestiones como la que hoy ventilan España y Cuba, no se han demostrado extraños ó indiferentes á lo que entre ellos pasa. El Mundo no ignora cuan ahincadamente ha procurado el de la Gran Union Americana que la Metrópoli ponga término á la contienda mediante el reconocimiento de la autonomía de la colonia. Un año había trascurrido apenas desde el pronunciamiento de Yara, cuando el guerrero ilustre que se encontraba entonces, y se encuentra hoy á la cabeza de aquel Gobierno, decía al Congreso Norte Americano: (Mensaje de Diciembre de 1869.)

"El pueblo de los Estados Unidos simpatiza con todos los pueblos que luchan por su libertad é independencia.. Hace mas de un año que una provincia valiosa de España próxima vecina nuestra, y por la cual nuestro pueblo no podía menos de sentir interés, lucha por su independencia y libertad. El pueblo y el Gobierno de los Estados Unidos experimentan por el pueblo de Cuba, en su lucha actual, los mismos ardientes sentimientos y simpatías que manifestaron durante todas las guerras anteriores entre España y sus antiguas colonias en favor de estas últimas ....... Los Estados Unidos, para poner término al derramamiento de sangre en Cuba, y en interés de un pueblo vecino, propusieron sus buenos oficios con el objeto de acabar la guerra. España no aceptó la oferta sobre las bases que creemos podía ser aceptada por Cuba, y la oferta fué retirada. Se espera que los buenos oficios de los Estados Unidos puedan todavía servir para la solucion de esa infortunada contienda."

Ni las palabras ni los hechos del Jefe del Gabinete de Washington pueden reputarse inusitados. En el estado á que han llegado las ideas en el mundo político, no cabe negar á pueblo alguno de la tierra, que se sienta con la capacidad bastante para constituir una Nacion, y que pruebe tenerla, el derecho de serlo; y Cuba ha probado que la tiene. La tenacidad de sus esfuerzos, la persistencia en su propósito, y los poderosos recursos que ha desplegado en la gigantesca lucha, abonan esa capacidad. El mundo le debe, pues, no solo simpatías por su

causa, sino respeto y acatamiento á lo que ella ha declarado ser su voluntad incontrastable.

A tan fuertes elevadas consideraciones para no desconocer los derechos autonómicos de Cuba, viene á unirse consideracion mas elevada todavía así por el objeto que le sirve de blanco, como por los intereses generales que envuelve. Cuba alzada al rango de Nacion, no significa únicamente la inscripcion de un pueblo mas en la lista de las Naciones: significa tambien la desaparicion definitiva y absoluta, en este Continente, de ese estigma, afrentoso para la humanidad que se llama esclavitud, causa, al propio tiempo que de vergüenza y oprobio para el mundo civilizado, de perturbacion en las condiciones de trabajo libre en estos países, y en las del precio de algunos de los rtículos cuya elaboracion constituye la fuente principal de su iqueza.

El Gobierno de Colombia se cree, por lo mismo, completamente justificado para proponer, como propone por mi conducto al de S. E., la aceptacion de este pensamiento americano: que todos los Gobiernos de Hispano-América, de acuerdo con el de Washington, entablen una accion comun para recabar del de España el reconocimiento de la autonomía de Cuba. Al efecto, los que tienen Agentes Diplomáticos acreditados cerca de la Union Americ na, deberían enviarles instrucciones en tal sentido, y los que no los tienen, deberían acreditarlos con ellas.

Puede ser un obstáculo para el allanamiento de España á suscribir á las miras de los Gobiernos mediadores, el enorme quebranto causado á su Erario por la misma contienda á que se anhela poner fin, y si así es, fácil será removerlo suministrando los mismos Gobiernos, á prorata, la suma necesaria para ello, sin que este paso signifique otra cosa que el deseo de llegar al resultado que se pretende alcanzar, como quiera que admitiéndose, como se admite, el perfecto derecho de Cuba á constituirse en Nacion, todo precio puesto á su rescate carece de razon y de justicia.

Propia como tienen que considerar todos los pueblos de América la causa para la cual solicito el patrocinio de sus Gobiernos, el auxilio que acabo de indicar, y que no es ciertamente el mayor que pueden prestarle, no es mas que un auxilio de hermanos, el cual desde luego no exigiría reembolso. Con todo, si de este hubiera necesidad, Cuba, que es aun suficientemente rica, podría responder en época no muy lejana, de la deuda que de tal modo contrajese con los Gobiernos mediadores.

Si el pensamiento de la mediacion es acogido, como lo espera el de Colombia, indicado está que el primer paso de ella de

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