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be encaminarse á obtener la inmediata regularizacion de la guerra por el no empleo de la confiscacion y del cadalso, ni de medio alguno legítimo de hostilidad; pues pudiendo retardarse mas o menos cualquiera negociacion, sobre la terminacion de la lucha, no poco se habrá hecho entre tanto logrando humanizarla.

Tales son, señor, las inspiraciones bajo las cuales desea obrar mi Gobierno en la cuestion de Cuba; y dominado por ella se lisonjea con la creencia de que encontrarán decidido apoyo en el ánimo de aquellos á quienes se dirige, pues no es propio de pueblos hermanos y cristianos continuar contemplando impasibles una empresa de represion como la de que se trata tan cruel y devastadora en sus procedimientos. De S. E. muy respetuoso servidor.

GIL COLUNJE. Excmo. Señor Ministro de Relaciones Exteriores del Perú.

Ministerio de Relaciones Exteriores.-Lima, Febrero 6 de 1873.

Oportunamente tuve el honor de recibir, por conducto del Excmo, señor Teodoro Valenzuela, Ministro Residente de Colombia en las Repúblicas del Pacífico, la muy importante circular de V. E, de 26 de Setiembre último, por la que se sirve llamar la atencion de los Gobiernos Hispano-Americanos hácia la sangrienta y prolongada lucha en que se halla empeñada Cuba con su metrópoli, para llevar á cabo la obra de su emanci. pacion política, lucha que, por el encarnizamiento y perseverancia con que por ambas partes se sostiene, amenaza convertir la hermosa Antilla en un campo de ruina y exterminio.

Ante una situacion tan dolorosa, piensa S. E. muy fundadamente, que no es dable permanezcan impasibles los pueblos que fueron en un tiempo colonias españolas y que conquistaron ya su independencia. La comunidad de origen, de tendencias y de aspiraciones, la identidad de sacrificios y esfuerzos empleados para llegar á la posesion de la nacionalidad, concurren á despertar en los pueblos americanos el mayor interes por la suerte de Cuba, no habiendo escaseado, como debe V. E. recordarlo y es notorio, las manifestaciones de los Gobiernos y de los pueblos en ese sentido enteramente americano.

Para arrancar á Cuba de su penosa actualidad y asegurarle la consecucion definitiva de su emancipacion de la metrópoli, propone V. E. la idea de que todos los Gobiernos HispanoAmericanos, de acuerdo con el de los Estados Unidos, entablen una accion comun para recabar del de España el reconoci

miento de la autonomía de aquella isla, á cuyo efecto, los que tienen Agentes Diplomáticos acreditados cerca del Gobierno de Washington, deberán enviarles instrucciones en el sentido indicado y acreditarlos con ellas los que no los tienen. Y en prevision de que el enorme quebranto causado al Erario de España por la misma lucha que se anhela ver terminada, fuese obstáculo por parte de aquella para la aceptacion de la idea propuesta, insinúa V. E. que sería fácil removerlo, suministrando los mismos Gobiernos, á prorata, la suma necesaria, sin que este paso signifique otra cosa que el deseo de llegar al resultado que se pretende, desde que admitiéndose, como se admite, el perfecto derecho de Cuba á constituirse en Nacion, todo precio puesto á su rescate carece de razon y de justicia.

En la confianza de que tan elevado pensamiento será favorablemente acogido por los Gobiernos americanos, termina V. E. indicando que el primer paso de éstos debe encaminarse á ob. tener la inmediata regularizacion de la guerra, despojándola de todos los medios ilegítimos de hostilidad que hasta hoy la han caracterizado, pues pudiendo retardarse cualquiera negociado sobre la terminacion de la lucha, se habrá obtenido mu-1 cho, entre tanto, logrando humanizarla.

Mi Gobierno ha visto con profunda satisfaccion la generosa iniciativa que el de V. E. ha tomado en este asunto, comparte en lo absoluto los sentimientos que han inspirado la idea de la mediacion con el doble fin propuesto, y siente únicamente no encontrar bastante eficaz el arbitrio indicado para obtenerlo.

Desde el principio de esa lucha en que se atrajo Cuba las simpatías de todo corazon americano, y aun desde mucho antes, el Perú ha visto en la independencia de la Antilla un derecho que no puede debatirse y en el concurso que deba prestársele una necesidad política que, acontecimientos no remotos aun, han venido á patentizar; y la conducta observada por el Perú ha estado siempre en armonía con aquellos sentimientos y con

esta conviccion.

Tan pronto coino los esfuerzos unidos de las Repúblicas aliadas lograron ahuyentar del Pacífico las naves españolas de 1866, el Perú procuró activamente favocer de una manera directa y positiva la noble aspiracion de los Cubanos, é inició con este objeto negociaciones con algunas otras Repúblicas americanas, que desgraciadamente no creyeron entonces llegada la vez de asumir la actitud que el Perú juzgaba necesaria para el cumplimiento de sus justos propósitos y el triunfo de la política Hispano-Americana en el instante mas propicio pa ra el buen resultado, y para impedir las desventuras y calamidades que ahora lamentamos todos.

Estos esfuerzos y otros que omito citar recibieron una solemne comprobacion en el reconocimiento expreso del carácter de

beligerantes y despues con el de la independencia de la isla por parte del Perú, ofreciendo tales actos, públicos los unos v privados otros, el testimonio innegable de la política constante del Perú en una cuestion que mi Gobierno considera de honra y de interés americano.

Poco despues, el Perú se halagó un momento con la esperanza de ver logradas sus aspiraciones en los buenos oficios que el Gobierno de los Estados Unidos ofreció para poner fin á esa guerra sin ejemplo en la segunda mitad de nuestro siglo; pero, como S. E. lo recuerda en la circular que contesto, no fué aceptada tal oferta por el Gobierno de S. M. C., y sin obtenerse nada en este camino, á pesar de la influencia legítima y poderosa del Gobieruo de los Estados Unidos del Norte, cuantos esfuerzos se han hecho posteriormente en el mismo sentido han fracasado, concluyendo el Gobierno español por declarar recientemente que no admitirá la intervencion de Potencias extrañas en la cuestion de Cuba.

En vista de estos recuerdos, y de los hechos que acabo de puntualizar, el Gobierno del Perú no puede menos de abrigar fundados temores de que el medio propuesto por el de los Estados Unidos de Colombia escolle tambien ante la inflexibilidad declarada de España y haga perder en el desengaño el tiempo que podría utilizarse en trabajos verdaderamente deci

sivos.

Los esfuerzos de la diplomacia americana, aunque tiendan á procurar un éxito completo en la cuestion que se ventila hoy en los campos de batalla, no traducen en toda su importancia y en su verdadera significacion los deseos de la América respecto de Cuba. Con ellos debe revelarse una aptitud resuelta é imponente que dé á su palabra toda la autoridad que necesita y que presente á la consideracion de la España lo que vale la alianza de intereses y de sentimientos que nos ponen al lado de la infortunada Antilla.

La accion diplomática hasta cierto punto limitada de cada Gobierno no es bastante, como he tenido el honor de indicarlo, para obtener lo que no alcanzó el Gabinete de Washington. Es necesario que esa accion se ejerza por acuerdos celebrados entre los Representantes mismos de todas las Naciones HispanoAmericanas suficientemente autorizados para adoptar todas las resoluciones que en cada faz de la cuestion requiera la realizacion del objeto que imponen á la América sus tradiciones, sus intereses, sus sentimientos y su honra.

Esa accion conjunta, rápida, y por lo tanto eficaz, no puede esperarse sino de un Congreso de Plenipotenciarios de las Repúblicas Hispano-Americanas expresamente autorizados al e fecto.

Si la union de las Repúblicas de este Continente ha sido al

guna vez necesaria, nunca lo ha sido tanto desde la indepen dencia como lo es ahora, porque solo teniendo una voz y una acccion podrían cooperar y definitivamente á la emancipacion final del suelo Americano.

Mi Gobierno persuadido de la conveniencia y oportunidad de esta medida, tiene el proyecto de dirigir muy pronto una formal invitacion á todos los Gobiernos Hispano-American os que por sus antecedentes están en el deber de ayudar á Cuba, proponiéndoles la reunion de un Congreso Americano que se ocupe de discutir los medios mas eficaces y los puntos que puedan adoptarse para que la Antilla consolide su independencia y pacifique su territorio, emancipándolo completamente del poder español.

Para ese caso cree poder contar con el importante concurso de Colombia que no debe ver en la modificacion que tengo el honor de proponer á V. E. sino la misma aspiración de su Gobierno, persiguiendo idénticos resultados por medios en mi concepto mas decisivos.

Mi Gobierno estima como un deber de lealtad poner en conocimiento del de V. E. la idea que ha venido alimentando desde su inauguracion; pero al mismo tiempo, acogiendo como lo merece, la patriótica iniciativa del de Colombia y asociándose á él para sus negociaciones propuestas, dará por el próximo vapor sus instrucciones al Ministro de la República en los Estados Unidos, para que de acuerdo con el Plenipotenciario de Colombia y con el Gobierno Americano emplee sus esfuerzos en ese sentido.

Aprovecho esta oportunidad para renovar á V. E. las protestas de alta y distinguida consideracion con que tengo á honra suscribirme de V. E. atento y obsecuente servidor.

J. DE LA RIVA AGÜERO. Exmo. Sr. Secretario de lo Interior y de Relaciones Exteriores de los Estados Unidos de Colombia.-Bogotá.

Ministerio de Relaciones Exteriores del Perú. - Lima, Febrero 16 de 1873.

Sr. Coronel D. Manuel Freyre, Enviado Extraordinario y Ministro Plenipotenciario del Perú en los EE. UU. de América.

US. conoce, por haberse publicado en varios órganos de la prensa americana, la circular que el Gobierno de Colombia ha dirigido en 26 de Setiembre último á los Gobiernos de las Repú

blicas, que antes fueron colonias españolas, invitándolas á unir sus esfuerzos para obtener del Gobierno de S. M. C. el reconncimiento de la autonomía de Cuba, que hace mas de cuatro años sostiene con su metrópoli una lucha tan tenaz como sangrienta.

Esa circular que tambien ha sido recibida en este Ministerio, ha venido á coincidir con el propósito que ha animado á la Administracion actual de su inauguracion, de hacer en favor de Cuba cuanto por la santidad y justicia de su causa tiene derecho á esperar de estas Repúblicas que han realizado ya la obra de su emancipacion.

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Por eso ha sido tambien aceptada la idea del Gobierno colombiano, no solo por todos los habitantes de la República, sino tambien y muy particularmente por el Gobierno Nacional que siempre ha demostrado sus simpatías en favor de la heróica Antilla. Solo sí ha creído el Gobierno del Perú que el medio propuesto por el de Colombia para la liberacion de Cuba no es bastante eficaz, visto los antecedentes que en este asunto son conocidos para todos. Por esto y participando de los mismos nobles sentimientos que han movido al Gobierno de Bogotá, he contestado la citada circular en los términos que verá US· en la copia adjunta que remito á US., para que arregle sus procedimientos á las ideas en ella contenidas.

Muy pronto debo dirigir á los Gobiernos Americanos la respectiva invitacion para un Congreso Americano que se ocupe de un modo eficaz y decisivo de la solucion de la cuestion cu bana. Mientras tanto, US. procurará secundar los esfuerzos del Gobierno de Colombia cerca del de la Union Americana, para la regularizacion de la guerra en que actualmente se hallan empeñados ambos beligerantes.

Dios guarde á US.

J. DE LA RIVA AGÜERO.

Legaciou del Perú. - Washington, Abril 4 de 1873.

Señor Ministro de Estado en el Despacho de Relaciones Exteriores.

Señor Ministro:

Cuatro días hace que llegó á mis manos la estimada comunicación de US., de 16 de Febrero marcada con el número 8, en que me participa haberse recibido en ese Ministerio la circu

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