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cuando viniera non fuera menester, porque non fallara que remediar segund el hambre nos ha tratado; porque á cabsa de la grand nescesidad que habemos tenido, nos falta de trescientos hombres que aquí nos hallamos, los cuales yo he regido, de los de Uraba de Alonso de Hojeda, y de los de Veragua de Diego de Nicuesa, los cuales yo he juntado con mucho trabajo á los unos y á los otros, como V. R. M. verá en otra carta que á Vuestra muy R, A. escribo, faciendo relacion de todas las cosas que acá han pasado. Enviame Vuestra muy R. A. á mandar que envie por las personas que estan en el asiento de Diego Nicuesa y los traya á esta Villa, los faga mucha honra en todo lo que sea posible: Vuestra muy R. A. sabrá que dempues que Diego de Nicuesa á esta Villa vino, y de aquí partió para ir á la Isla Española, yo tuve tanto cuidado de la gente que dejaba en su asiento como si á mi cargo estoviera, y la hobiera traido de Castilla de mano de Vuestra muy R. A.: luego, como supe que quedaban en nescesidad, acordé de les inviar mantenimientos una y dos e tres veces, fasta tanto que podia haber un año e medio que los traje á esta Villa, viendo que así complia al servicio de Vuestra muy R. A., porque si yo non los remediara, ya estaban perdidos, que de hambre se morian cinco e seis cada dia, y los yndios los iban apocando: aquí estan en esta Villa conmigo todos los que dejó Diego de Nicuesa. Desde el primero

dia que á esta Villa llegaron, se les ha fecho tan buena compañía como vuestra muy R. A. me invia á mandar, porque non ha habido ninguna diferencia para con ellos mas que si todos viniéramos aquí en un dia: luego como aquí llegaron, se les dió sus solares y sus tierras de labranzas en muy buena parte, y juntamente con los que á esta Villa vinieron conmigo á las ganar, porque las tierras e solares non estaban aún repartidas, y llegaron al tiempo que alcanzaron parte de todo lo bueno que habia. Hago saber á vuestra muy R. A. que amos á dos Gobernadores, así Diego de Nicuesa, como Alonso de Hojeda, dieron muy mala cuenta de sí por su culpa, que ellos fueron cabsa de su perdicion por non saberse valer, y porque dempues que á estas partes pasan, toman tanta presuncion y fantasía en sus pensamientos, que les paresce ser señores de la tierra, y dende la cama han de mandar la tierra y gobernar lo que es menester, y ellos así lo ficieron, y de que acá se fallaron, creyeron que non habia más que facer de darse á buen vicio; y la calidad de la tierra es tal, que si el que toviere cargo de gobernarla se duerme, cuando quiere despertar non puede, porque si es tierra, que quiere que el que la rigiere, la pase e la rodee muchas veces; y como la tierra sea muy trabajosa de andar, á cabsa de los muchos rios y ciénegas de grandes anegadizos y sierras, donde muere mucha gente del grand trabajo que se rescibe, hácensele de mal

ir á rescebir malas noches y pasar trabajos, porque cada dia es menester ponerse á la muerte mil veces, y por esta cabsa quiérense descargar con algunas personas que non se les da mucho que se faga bien que mal, como Diego de Nicuesa ha fecho, por donde fué cabsa de se perder así el uno como el otro y porque vuestra muy R. A. sepa por quién se regia Diego de Nicuesa y con qué persona se descargaba, le invio una informacion de todo lo que pasa, por donde vuestra muy R. A. verá los negocios como se regian, y como podia facer lo que convenia al dicho servicio de Dios y de vuestra muy R. A. La mayor parte de su perdicion ha sido el mal tratamientò de la gente, porque creen que desde que acá una vez los tienen los que los tienen por esclavos, porque aun de las cosas que se tomaban de comer en las entradas, se facia tan mal con ellos, así en la gobernacion de Alonso de Hojeda como en la de Diego de Nicuesa, y nunca de cuanto oro se tomó ni de otras cosas se les dió valor de fasta un real, de cuya cabsa todos andaban tan desabridos que aunque vian el oro par de sí, non lo querian tomar, sabiendo que habian de haber poca parte dello.

Quiero facer saber á V. R. M. la cabsa por donde yo he. alcanzado y sabido los grandes secretos que hay en esta tierra. Vuestra muy R. A. sabrá que desque á esta tierra llegamos, yo he procurado tanto el servicio de V. R. A. que nunca de noche

TOMO XXXIX

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y de dia pienso sinon cómo me podré valer y dar buen recabdo, y poner á mí y á esta poca de gente que Dios aquí nos echó, en cobro, e buscar mañas con que nos pudiésemos remediar e sustentar las vidas, como por la obra, vuestra muy R. A. verá, fasta tanto que vuestra muy R. A. provea de gente. Principalmente he procurado, por do quiera que he andado, que los yndios desta tierra sean muy bien tratados, non consintiendo facerles mal nenguno, tratándoles mucha verdad, dándoles muchas cosas de las de Castilla por atraerlos á nuestra amistad. Ha sido cabsa, tratándoles verdad, que he sabido dellos muy grandes secretos y cosas donde se puede haber muy grandes riquezas en mucha cantidad de oro, de donde vuestra muy R. A. será muy servido.

Muy poderoso Señor: Muchas veces pienso cóто ha seido posible podernos remediar, porque habemos seido tan mal socorridos de la Isla Española como si non fuéramos cristianos; mas Nuestro Señor, por su infinita clemencia, nos ha querido proveer de bastimentos de la tierra, porque muchas veces habemos estado tan al cabo, que creíamos perdernos de hambre, y al tiempo de la mayor nescesidad, Nuestro Señor nos enseñaba camino por donde nos remediásemos. Sabrá vuestra muy R. A. que dempues que aquí estamos, habemos corrido tanto á unas partes y á otras á cabsa de la mucha nescesidad que habemos tenido, que

me espanto cómo se ha sufrido tanto trabajo; y las cosas que han subcedido, más han sido por mano de Dios, que por mano de gentes. Yo he procurado de nunca fasta hoy haber dejado andar la gente fuera de aquí sin yo ir adelante, ora fuese de noche ó de dia, andando por rios y ciénagas y montes y sierras; y las ciénagas desta tierra non crea V. R. A. que es tan liviano que nos andamos folgando, porque muchas veces nos acaesce ir una legua y dos y tres por ciénagas y agua, desnudos y la ropa cogida puesta en la tablachina encima de la cabeza, y salidos de unas ciénagas entramos en otras, y andar de esta manera dos y tres y diez dias; y si la persona que tiene cargo de gobernar esta tierra se descuida con algunas personas y se queda en casa, ninguno lo puede facer tan bien de los que en su logar envian con la gente, que non faga muchos yerros, por donde dé cabsa á perderse él é todos los que van con él, porque non se les da mucho por lo que comple á todos, y lo que más procuran de facer es de darse al vicio y excusarse lo más que pueden de el trabajo: y esto puédolo bien decir como persona que he visto bien en qué cae, porque ciertas veces, aunque non han seido de tres arriba, que yo non he ido à entrar con la gente, á cabsa de haber tenido algund impedimento con el pueblo por facer las simenteras, he visto que las personas que yo inviaba en mi logar non lo han fecho como era razon,

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