Imágenes de páginas
PDF
EPUB

y al contrario se halla obligado á considerarlos como una «negación y burla de la justicia» bajo «la apariencia de formas legales».

Este sumario manifiestamente no ha sido formado, como tan solemnemente se prometió, con el objeto de descubrir y castigar á los perpetradores del ultraje sobre el cual la justicia y reparación en conformidad de las leyes, decretos, ordenanzas, reglamentos prácticos ó usos del servicio militar, rectamente administrado, ó aplicado se pidió; sino expresamente contra la víctima de aquel ultraje-el doctor Guillermo Maclean.

Por increíble que pueda parecer este hecho, está enteramente comprobado en las minutas del sumario por un documento que en él se registra, expedido oficialmente por el Ministerio de la Guerra al Fiscal nombrado para conducir el sumario y como una instrucción para su gobierno; es decir, «una relación de los individuos que han de declarar en la causa que se le está siguiendo al doctor Maclean», no dejando, de este modo, campo alguno á aquel funcionario para dudar que el verdadero objeto é intención de aquel sumario fué dirigido contra el dicho doctor Maclean.

Protestando, como el infrascrito se creeo bligado á hacer, contra la perseverancia en semejante curso de procedimientos por ser evidentemente una violación de todo principio de ley, justicia y equidad, y de las solemnes seguridades del Gobierno y del General en Jefe chileno que «una sumaria investigación» se entablase con el objeto de descubrir y castigar, si se encontrasen culpables á los perpetradores del ultraje hecho al Dr. Maclean: se abstendrá en la presente ocasión de analizar la manifiesta injusticia, parcialidad y engaño legal, patente, en cada paso de estos procedimientos; porque si entrase en su análisis formal, sería entónces su deber pedir el enjuiciamiento del Fiscal y del General Castilla, autor original del ultraje; y sin embargo el mas activo instigador y director de la causa contra el Dr. Maclean.

Será suficiente, para el presente, manifestar ai señor Lazo que en el mismo día del atentado, y evidentemente en consecuencia de él, se cometió sobre la persona y propiedad del doctor Maclean, por los coraceros chilenos, que brutalmente le hirieron y robaron su caballo, que el Gobierno del señor Lazo mandó publicar en el número 12 de su periódico oficial una solemne y for inal declaratoria que el nunca ordenó la toma de caballos, sino solamente que se impidiese que fuesen extraídos de la ciudad.

Por lo tanto, la única autoridad competente para expedir cualquiera orden para levar por una requisición militar» los caballos en Lima, habiendo de este modo solemne y formalmente negado

haberla dado: y aún mas, negado la autorización para la toma de los que se quitaron: los soldados chilenos han sido proclamados por este hecho ladrones en haber violentamente despojado al doctor Maclean del caballo de su propiedad.

Las reconvenciones y resistencia, suponiendo que las haya habido, contra los atentados ilegales de estos declarados violadores de la ley en robar caballos, eran, desde luego, no solamente justificadas, sino hablando extrictamente venían á ser un deber en todos el hacerlo. Y ninguna orden supuesta dimanada de una autoridad incompetente para ejecutar por la fuerza una requisición militar de caballos, puede absolutamente invalidar el derecho de la víctima de su ejecución á la debida reparación; aunque después se pueda suscitar una cuestión para la decisión de las autoridades ó tribunales competentes sobre el grado de criminalidad entre la autoridad que haya dado la orden, según resulte del sumario que inmediatamente se debe formar para el descubrimiento y castigo de los autores del crimen denunciado, y las personas que hayan ejecutado tan ilegal orden.

En conformidad con estos principios incontrovertibles de justicia, es claro que los coraceros chilenos que cometieron el ultraje sobre la persona y propiedad del doctor Maclean deben ser sujetos á un juicio por aquella ofensa: y ellos como el instrumento, ó el General Castilla, como la causa primaria del hecho referido, según la declaración de su Edecan, contenida en el sumario, sean luego que estén convencidos de él judicialmente castigados por semejante ultraje; pero es realmente monstruoso que so pretexto de facilitar los fines de la justicia, se conviertan, como se ha hecho en el caso del doctor Maclean, los acusadores y notorios instrumentos del crimen, en acusadores y testigos contra su víctima; y pedir se juzgue aquella víctima por la acusación y testimonio de las mismas partes denunciadas como los perpetradores del ultraje sobre ella.

El infrascrito está deseoso de creer que el señor Lazo, siendo un distinguido abogado, reconocerá aquella importante verdad que «la buena fé» en la administración de justicia, y los negocios de gobierno, es el más sólido cimiento para el respeto y prosperidad de una nación; y, desde luego, convendrá en la propiedad de adoptar muy diferentes medios á los que hasta aquí se han seguido en este sumario, para llevar al efecto las solemnes seguridades de su gobierno que se adminisire la «recta justicia» bona fide con respecto al descubrimiento y castigo de los perpetradores del ultraje sobre la persona y propiedad del Dr. Maclean.

El infrascrito, ha creído necesario, de este modo, registrar su protesta contra toda validez que se pretende dar al sumario formado contra el Dr. Maclean; y en contra de la negociación y evasión de justicia que él envuelve con respecto al castigo de los perpetradores del ultraje hecho á este señor, al mismo tiempo deseoso de concluir la discusión sobre un atentado que necesariamente ha aumentado los anteriores y generales sentimientos de inseguridad de personas y propiedades en Liina, y con mas especialidad de los extranjeros; sentimientos que impelieron á todo el Cuerpo Diplomático y Consular á pedir del Gobierno segu ridades para las vidas de sus compatriotas residentes en ella, amenazados con un «general asesinato igualmente convencido que este atentado y los papeles incendiarios impresos con este motivo, no puede en un momento en que el pais se halla presa de una guerra externa y civil, dejar de haber dado ocasión á lances harto desagradables en la política, cordialmente se presta á la sugestión del señor Lazo para concluir este negocio, sin continuar un sumario judicial siempre que se haga un convenio conforme á los principios generales de buena fé y decoro que deben regular las relaciones internacionales.

Sin embargo, en todo caso, tiene que pedir se le trasmita olicialmente una cópia legalizada del sumario á que se refiere; y aprovecha de esta oportunidad para renovar al señor Lazo los sentimientos del alto aprecio y distinguida consideración con que se suscribe, su atento servidor.

Belford Hinton Wilson.

Al Señor Ministro de Relaciones Exteriores.

Ministerio de Relaciones Exteriores.

Lima, Octobre 26 de 1838.

Señor:

El infrascrito, Ministro de Relaciones Exteriores del Gobierno de la República Peruana, ha tomado en consideración la nota del

señor Encargado de Negocios y Cónsul General de S. M. B, datada en 22 del presente, y, sin contraerse, por ahora, á contestar las observaciones que ella contiene, solo tiene á bien dirigirle ésta, avisándole que ha pedido al Ministeri de Guerra una copia autorizada del sumario seguido con motivo de la ocurrencia. del 2 del presente, entre unos soldados de caballería de Chile y el Dr. Maclean, la misma que será trasmitida al señor Cónsul General y Encargado de Negocios, á la brevedad posible; reservándose, para entónces el infrascrito, decir lo conveniente sobre las observaciones hechas, y quedando, entre tanto, el sumario suspenso, por parte del Gobierno, hasta saber el resultado de las providencias que el General en Jefe del Ejército de Chile tenga á bien expedir en lo que toca á los soldados de su mando, en consecuencia de la remisión que se le hizo de una copia igual del referido sumario.

El infrascaito, renueva al señor Encargado de Nogocios y Cónsul General de S. M. B. los sentimientos de su consideración y aprecio.

Benito Lazo.

Al señor Cónsul General Encargado de Negocios de S. M. B.

«No habían pasado dos horas cuando Wilson solicitó del mismo General en Jefe un salvo-conducto para un correo de la Legación al Comodoro inglés Sir Charles Ross, anclado en el inmediato puerto de Chorrillos, al que le comunicaba lo sucedido con el doctor Maclean con los mas exajerados colores. El Almirante, tan enemigo del ejército chileno como amigo de Santa Cruz, encontró la ocasión de manifestar sus inclinaciones, sin tener la inenor prueba de si realmente Maclean era víctima ó culpable, se dirigió por escrito á Bulnes exigiéndole que le fuera restitu do prontamente el caballo del doctor Maclean y que á éste se le diese una reparación instantánea del ultraje. En la noche del mismo día atracó la corbeta de guerra inglesa Imogene al costado de la corbeta Libertad, que comandaba el Almirante chileno Postigo; interrogó éste la causa de semejante procedimiento y se le contestó que se obedecía las órdenes del Comodoro, así como la otra corbeta Samaran se había dirigido á Chorrillos con igual objeto.

En las primeras hores del siguiente día (Octubre 3) se presentó en la rada del Callao la fragata Presidente, montada por el Almirante Ross y quien escribió á Postigo diciéndole que al apoderarse del fondeadero no era su intención inferir ningún agravio; sin embargo, momentos después, faltando á su palabra de caballero y á su elevado rango atracó al costado de la Libertad, quedando ésta entre dos buques de S. M. B. y le intimó la orden de no moverse de su fondeadero ella ni ningún otro buque de la escuadra de Chile hasta que se diera la debida reparación por el robo y ultraje cometido en la persona del súbdito inglés doctor Maclean. Al saber el General Bulnes tamañas tropelías que ponían á su ejército en una situación tan crítica como peligrosa, se dirigió al Ministro Wilson asegurándole que el soldado que infirió la herida á Maclean sería castigado, una vez esclarecido el hecho de un modo legal, y calificando la conducta del Almirante Ross de un atentado terrible cuyas consecuencias pesarían solamente sobre el que la dictó. Wilson, no tardó en presentarse en el Cuartel General fuera de Lima, en donde estaba Bulnes; después de una ligera conferencia en la que no pudo dársele ni mas satisfacciones ni mas seguridades que las anteriores, regresó á Lima y escribió al Almirante Ross que ya había recibido del General Bulnes todas las seguridades de que el delito sería castigado; momentos después la escuadra inglesa dejó las aguas del Callao y regresó á Chorrillos».-(Historia del Perú Independiente, por M. F. Paz-Soldán)-1835-1839.

Tres días después del suceso se había interrogado á todos los que pudieron presenciarlo y sus declaraciones, si bien discrepan en detalles manifiestan, hasta no dejar duda, que el doctor Maclean se había hecho reo de desobediencia y de ultraje. El Fiscal, en vista del sumario, solicitó el 5 de Octubre, que se elevase á proceso contra Maclean; pero el Auditor antes de dar su dictámen, exigió que se tomasen nuevas declaraciones, lo que se practicó brevemente. Estas vinieron á corroborar los hechos sentados en el principio del sumario, en vista de lo cual el Auditor, que lo era á la sazón el doctor Polar, ordenó que se juzgase en consejo de guerra la conducta del doctor inglés.

En presencia del nuevo rumbo que tomaba el asunto, el Ministro Wilson envió á Ross una larga nota, que mas que otra cosa, era un alegato violento y apasionado contra el ejército chileno y contra los miembros del tribunal encargado de indagar el

« AnteriorContinuar »