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Palacio de Gobierno, en Lima, á 21 de Diciembre de 1837.

Señor:

En acuerdo de hoy, se ha servido S. E. el Presidente del Estado resolver lo siguiente:

«En atención á que no ha resultado persona alguna que diga tener derecho al corral de 27 varas de frente y 33 de profundidad, situado en Bellavista, que linda con uno de los ángulos de la huerta de las Ramirez, y con el terreno concedido anteriormente por el Gobierno para la construcción del Cementerio Británico, se adjudica á éste el mencionado sitio para que sirva á los fines que expresa la solicitud del Cónsul General, en sus notas de 26 de Octubre y 19 del corriente: entendiéndose esta adjudicación sin perjuicio de tercero que pudiera alegar derecho, y sin que se exija por ella pensión alguna en señal de señorío, respecto á que este terreno debe reputarse uno mismo con el anteriormente cedido para el predicho Cementerio, y por el cual se señaló en decreto de 12 de Noviembre de 1833, ocho reales anuales. Páse este expediente al Ministerio de Hacienda para que disponga el cumplmiento de este decreto y se otorgue el respectivo instrumento y fecho se devuelva para que se archive, y avísese en contestación al Cónsul.» (1)

En consecuencia, el infrascrito ha pasado dicho expediente al Ilustrísimo Señor Ministro de Hacienda, para los fines expresados, y tiene la honra de participarlo al Señor Cónsul General de S. M. B., en respuesta, á sus referidas comunicaciones, reiterándole, con tal motivo las seguridades de su distinguida consideración y aprecio cor que se suscribe su atento servidor.

Al Señor Cónsul General de S. M. B.

José María Galdiano.

(1) Se otorgó el respectivo instrumento á favor del Cónsul de S. M. B. en 4 de Enero de 1838.

PROTECCIÓN A LOS SUBDITOS BRITÁNICOS RESIDENTES

EN EL CALLAO.

REPUBLICA PERUANA.

General en Jefe del Ejército Nacional.

Cuartel General en Lima, á 10 de Marzo de 1839.

Acompaño á US. el parte que me ha dirigido el Ex-Gobernador del Callao de los sucesos.que tuvieron lugar en las fortalezas el día 8 del corriente. Al ponerlo US. en conocimiento de S. E, sírvase US. decirle: que la relación que hace en dicho oficio, es la misma de los hechos que se puntualizan y que traté de investigar.

Dios guarde á US.

Antonio G. de La-Fuente.

Al señor Ministro General de S. E. el Presidente de la República,

REPUBLICA PERUANA.

Callao, Marzo 8 de 1839.

Señor General:

A consecuencia de la conclusión del tratado que en el día de ayer hice con US., (1) por medio de los comisionados respectivos, y que, á efecto de hacer ver la buena fé y confianza con que marchábamos en este arreglo, y que pudiese verse que mis era la reconciliación de una misma familia, que la terminación de una guerra: invitado por US. para pasar á Lima, no dudé, un mo. mento, en hacerlo para que se viese por la misma guarnición la armonía en que estábamos. Los comisionados se retiraron al Callao, y dijeron á los jefes y oficiales que estaba concluida la guerra, y firmaron el convenio: que luego que fuese ratificado por el

(1) Véase ese documento en el tomo II de esta colección, página 250.

Supremo Gobierno verían los términos en que estaba concebido: mas el secretario de esta comisión hizo á la guarnición una relación llena de insidias contra el convenio, y el Coronel Arrisueño, Comandante Morote, y, otros varios, levantaron el grito diciendo: que se les había vendido, que no entraban por ellos, y obligaron al General Espino á que reasumiese el mando, ó lo considerarían cómplice: pusieron presos al Coronel Panizo y Teniente Coronel Freire, y proclamó Arrisueño á la tropa. El Intendente de Policía me mandó á Lima un aviso de este desórden, y escribí innediatamente al General Espino, haciendo ver á los alborotadores el atentado que cometían; me contestó que la guarnición estaba en desórden y que sólo mi presencia podría calmarla.

Marché á las siete de la mañana á este puerto, y anticipé al General Espino mi venida, y que saliese de la fortaleza á encontrarme: así lo hizo, y me informó que entre Arrisueño y Morote con otros varios me habían calumniado, y que consideraba expuesta mi vida en el Castillo: luego salió Arrisueño cuando me vió acercarme á la fortaleza y me dijo que se les quería humillar y tratar como bandidos: que sabía me habían cohechado, dándome treinta mil pesos y haciéndome Gran Mariscal: á imputaciones de esta naturaleza, y á la gritería é insultos que se me prodigaban de sobre las murallas, les contesté entregándoles el tratado original para que se desengañasen de su injusticia, y sin entrar en el Castillo pasé á la población, y el populacho que había participado de las mismas instigaciones, quiso echarse sobre mi persona, me fuí sobre ellos y pude contenerlos; pero viendo que la inmoralidad ya había cundido en todas las clases, y que todo lo que podría hacer en favor del órden sería inútil, me embarqué y me fuí abordo de la fragata «Presidente», en donde he sido recibido con todas las demostraciones de la hospitalidad, y escribí á S. E. el Presidente, por la vía de Chorrillos, una carta, haciéndole relación del acontecimiento.

Permanecí á bordo, y á la media hora fué un ayudante mío mandado por los jefes y oficiales á llamarme para que viniese á arreglarlos, diciéndome que los habían engañado: que el tratado no era como les habían dicho; pero sabiendo por este mismo oficial que ya la tropa había entrado también á deliberar y como se hubiesen roto los lazos de la disciplina y de la moral, me negué á la invitación que se me hacía: como á las dos horas de esto oímos tiros en el Castillo, y luego la tropa, haciendo fuego por toda la población, y los oficiales, huyendo de ellos, se precipitaban en los botes y lanchas extranjeras, que los salvaban á riesgo de sus vidas los oficiales de las estaciones en este puerto: el desórden

continuaba, y siendo suplicado por mí el señor Almirante de S. M. B. mandó cien hombres armados, mandados por el capitán Scott, y los puso á mis órdenes para que evitase con ellos los robos, y se protegiese la humanidad: al llegar al muelle esta fuerza llegó el Coronel Colonia con un cuerpo de caballería, y se contuvo el inmenso robo que estaban haciendo en los almacenes del Estado y de la Aduana; pues se habían entremezclado, para hacerlo, soldados, paisanos y mujeres: la tropa inglesa se retiró inmediatamente á su bordo, pues era la órden que se les había dado de que luego que llegase tropa de Lima lo hiciese así: lo demás US. mismo lo ha presenciado y paso por el sentimiento de tener que hacer esta relación, debida puramente á la perfidia y maldad de hombres que no ven por la patria, sino por sus intereses particulares.

Séame permitido hacer presente á US. que algunos de los jefes y oficiales que han sido envueltos en el desórden, en nada son culpables, pues fueron sofocados en sus sentimientos de orden por la audacia de los anarquistas.

Dios guarde á US.

Trinidad Morán.

Al señor General en Jefe D. Antonio Gutierrez de La-Fuente.

Fragata de S. M. B. Presidente.

Excmo. Señor:

Bahía del Callao, Marzo 9 de 1839.

En consecuencia de los sucesos que ayer tuvieron lugar en el Castillo del Callao, y á pedimento particular de los ingleses residentes en la población del Callao, resolví, para prestar protección á sus vidas y bienes, desembarcar un número de marinos de la fragata de S. M. B. «Presidente» que lleva mi pabellón, hasta que se hubiese restablecido el órden en la población: al verificar esto, tomé toda precaución para precaver ofensas ó actos que encerrasen la mas leve infracción de la neutralidad, la que, hago

saber á V. E., ha sido la norma de todos mis procedimientos desde que tengo el honor de mandar las fuerzas navales de S. M. B. en estos mares. Pero siento participar á V. E. que un oficial del mando de V. E. se manejó con excesiva violencia con el capitán del buque que lleva mi bandera, tanto antes como después que el capitán Scott le había participado quien era y la naturaleza del servicio á que se le había destinado.

Estoy persuadido de que bastará representar á V. E. esa circunstancia para precaver una repetición de una cosa tan sumamente ofensiva é insultante al carácter británico.

Aprovecho la presente oportunidad de exigir á V. E. plena y entera protección de todas las personas y bienes británicos que se hallan bajo el mando y órdenes de V. E., y al mismo tiempo. aseguro á V. E. mi profunda estimación y aprecio.

Tengo el honor de ser de V. E. su mas obediente y humilde. servidor.

Carlos B. H. Ross.

Contra-Almirante y Comandante en Jefe de las fuerzas navales de S. M. B. en el Pacífico.

Al Excmo. señor General en Jefe del Ejército Peruano.

REPUBLICA FERUANA.

General en Jefe del Ejército Nacional

Cuartel General en el Callao, á 9 de Marzo de 1839.

Acabo de recibir la apreciable comunicación que, con fecha de hoy, se ha servido US. dirigirme, quejándose del mal comportamiento de los oficiales del ejército de mi mando con el capitán del buque que lleva la bandera de US., y exigiéndome plena y entera protección de todas las personas y bienes británicos que se hallen bajo mi mando.

En contestación debo decir, que al oficial se ha reprendido antes del desagradable acontecimiento que ha motivado los reclamos de US., pudiendo estar seguro de que no se repetirán en adelante escenas de esta naturaleza; y por lo que respecta á la protección de las personas y bienes británicos, debo asegurar á

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