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US. que ellos se hallan bajo la salva-guardia de las leyes y del honor del Gobierno, que nunca consentiría en que sea violado el sagrado derecho de propiedad. Todas las providencias que he tomado para que se recojan las especies sustraídas durante el desórden que tuvo lugar en el Castillo el día de ayer, deben persuadir á US. que en nada manifiestan tanto celo las autoridades peruanas como en reformar y castigar los inevitables atentados cometidos contra los intereses de los particulares.

Aprovecho la oportunidad que me ha presentado US. para asegurarle la profunda estimación y aprecio de su atento seguro servidor.

Antonio G. de La-Fuente.

Al señor Contra-Almirante, Comandante en Jefe de las fuerzas navales de S. M. B. en el Pacífico.

Abordo de la fragata de S. M. B. Presidente.

Callao, 9 de Marzo de 1839.

Señor:

En consecuencia del tumulto violento que tuvo lugar ayer durante la evacuación de los Castillos del Callao por los bandidos de las tropas, (pues no puedo darles otro nombre) que los poseían, las personas de la inclusa lista se refugiaron á bordo de este buque como el único medio de salvar sus vidas. Tengo que suplicar á US. que se sirva permitirles que desembarquen, y que puedan retirarse quieta y pacíficamente á sus respectivas casas; y todo lo que suplico á US. es que se sirva humanamente garantizarles las vidas.

Tengo el honor de acusar recibo de la carta de US. de esta fecha, y volver mis sinceros agradecimientos por las prontas medidas que se ha servido US. tomar en consecuencia de la representación que consideré como un deber hacer á US, esta mañana.

Puede US. estar seguro de mi buena voluntad en acordar plenamente mis relaciones de amistad con el Gobierno də US.; pero muy particularmente con US.

Tengo el honor de ser de US. su muy humilde, obediente

servidor.

Carlos B. H. Ross.

Contra-Almirante y Comandante en Jefe de las fuerzas navales de S. M. B. en el Pacífico.

Al señor General La-Fuente, General en Jefe del ejército pe

ruano.

REPUBLICA PERUANA.

General en Jefe del Ejército Nacional

Cuartel General en Lima, á 10 de Marzo de 1839.

Señor:

He recibido la muy atenta nota del señor Contra-Almirante del día de ayer, en que se sirve decirme, que, á consecuencia del escandaloso motín militar que tuvo lugar el día 8 en las fortalezas del Callao, mantenía á bordo de la fragata «Presidente» un número de jefes y oficiales pertenecientes á la guarnición sublevada, y quienes habían buscado el asilo del pabellón británico; concluyendo con la petición de adquirir garantías del Gobierno peruano, para que los asilados pudiesen libremente desembarcar á sus casas, contando con la seguridad de sus vidas.

La conducta del señor Contra-Almirante no hay duda que es loable al emitir sus deseos por conciliar los preceptos de la humanidad, con los que tiene, porque se conserve la existencia de esos militares, que olvidados de los deberes que le impone el honor, se sobrepusieron á las miras benéficas del Gobierno, cuando les concedió por medio de un tratado que no supieron respetar, garantías que jam is polían esperar. (1) Prescin liendo del noble procedimiento del señor Comandante en Jefe, yo comprometido por su indicación, y por deseo, á acordar relaciones de amistad con su persona, le dispensaría con voluntad la gracia que solici

(1) Véase ese Tratado en el tomo II de esta Colección página 250.

ta y en que dá á conocer su alta filantropía; pero desgraciadaménte no está en mi poder alterar los mandatos de mi Gobierno, que está decidido á que no habiten el país los desgraciados por quienes se interesa el señor Contra-Almirante.

Sus pretensiones las elevo al conocimiento de S. E. el Presidente, á quien digo los deseos que asisten al señor Comandante en Jefe de conservar sus relaciones con el actual Gobierno.

Por mi parte, acepte el señor Contra-Almirante los sentimientos del mas alto aprecio, con que me suscribo su atento, seguro servidor.

Antonio G. de La-Fuente.

Al señor Contra-Almirante y Comandante en Jefe de las fuerzas navales de S. M. B. en el Pacífico.

Abordo de la fragata de S. M. B. Presidente, en la bahía del Callao, á 13 de Marzo de 1839.

Señor:

Habiéndome sido advertido por el señor Ministro y Encargado de Negocios de S. M. B., residente en Lima, que la carta que dirigí á US., con fecha 9 del corriente, ha sido enteramente mal construida, en cuanto á la expresión de que hice uso, aludiendo á los soldados que vilmente hicieron fuego á los botes de S. M. B. en el muelle, y también sobre las personas del pueblo del Callao, á quienes por ese hecho he llamado precisamente bandidos: yo entiendo que esta calificación ha sido cruelmente aplicada (como partiendo de mí) á aquellos desgraciados oficiales, que ocurrieron á refugiarse á bordo de este buque con el objeto de salvar sus vidas. Ahora, Señor, ruego á US., que, como le consta no ser esa la verdad, sino una calumnia contra mi honor, sea retractada cualquiera expresión mia que se pudiese entender de un modo tan brusco como el de calumniar á estos valientes, leales y bravos oficiales en sus desgracias: y, á mas añado, que ningún buque de S. M. B. sería un asilo para los bandidos,

Suplico á US. que admita los sentimientos de aprecio, con que tengo el honor de suscribirme su muy atento y humilde servidor

Carlos B. H. Ross. Contra-Almirante y Jefe de las fuerzas navales de S. M. B. en el Pacífico. Al señor General en Jefe del ejército peruano D. Antonio G. de la Fuente.

REPUBLICA PERUANA.

General en Jefe del Ejército Nacional

Cuartel General en Lima, á 14 de Marzo de 1839.

Señor:

He leido la nota de US. del día de ayer, en que me dice, que su primera comunicación, con respecto á los jefes y oficiales defeccionados, que se refugiaron á bordo de la fragata «Presidente», ha sido mal entendida en sus expresiones, según se lo indica el señor Encargado de Negocios de S. M. B., residente en esta capital.

La expresión de bandidos, con que US. mismo caracteriza á los soldados, que el 8 del presente mes se amotinaron en el Castillo de la Independencia é hicieron fuego á los botes de S. M. B. y al pueblo del Callao, es, en mi concepto, la que también debe caracterizar á todos aquellos que se prestaron á una defección escandalosa. ¿Ni qué otro título puede darse á unos oficiales, que desatendiendo sus deberes, inmoralizaron la tropa con seducciones y sugestiones subversivas? ¿Que no reconocían ninguna clase de Gobierno, ni respetaron un tratado celebrado legalmente, para garantir sus personas, propiedades y domicilio? ¿Que buscaron el asilo de pabellón británico para salvar su culpabilidad? Ella y no otro motivo les movió á refugiarse en la «Presidente»; porque si no hubieran tenido parte en el motin, no hubieran tampoco temido ninguna clase de castigo; y, por consecuencia, se han hecho acreedores al título de bandidos por los motivos expresados.

Esto no quiere decir que US. convenga con estas ideas, y que sea precisamente la expresión de su nota, que bien puede haberla interpretado el vulgo de un modo equivocado.

Seame permitido, señor Contra-Almirante, reflexionar á US., que los asilados en la «Presidente» ni merecen el título de valientes, ni de leales con que US. quiere distinguirlos: el primero no puede convenirles, porque cobardemente fugaron de la tropa que ellos mismos amotinaron con falsas indicaciones; v lo segundo mucho menos, por haber faltado á su palabra de sujetarse á las convenciones del tratado que se celebró por el jefe que mandaba las fortalezas.

Quiera US., pues, recibir las consideraciones del alto aprecio con que me suscribo de US. muy atento S. S.

Antonio G. de La Fuente.

Al señor Contra-Almirante y Comandante en Jefe de las fuerzas navales de S. M. B. en el Pacífico.

Fragata de S. M. B. Presidente.

Señor:

Bahía del Callao, 15 de Marzo de 1839.

Yo tengo el honor de acusar á US. recibo de su oficio de ayer, y todavía conozco cuanto ha presumido usar de mi nombre, estableciendo que he dado la denominación de bandidos á esos infortunados oficiales, que tomaron asilo á bordo del buque de S. M. B. que lleva mi bandera, cuando US. conoce bien, señor, que el término de que hice uso fué aplicado únicamente á los que tumultuariamente dispararon sobre los mios, y no á aquellos oficiales con referencia á otras partes del oficio de US. que son meramente materia de opinión; yo pasaré á cerca de ellos, como debə ser, sin poner observación alguna de mi parte.-US. puede denominar á estos infortunados oficiales del mejor modo que le parezca; pero yo insisto sobremanera en que no dé US. á mis palabras un sentido que no nazca de los hechos; y, repito, otra vez á US. que no he llamado bandidos á esos infortunados oficiales. Por esto requiero de US. que esta protestación mía tenga la misma publicidad que las demás piezas en el asunto.

Ruego á US. acepte las seguridades de la alta consideración

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