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edad, súbdito de S. M. B. y en la actualidad residente en esta ciudad de Tacna, quien habiendo prestado juramento en debida forma sobre los Santos Evangelistas de Dios Omnipotente, declaró expontáneamente, según sigue, á saber:

Que habiendo dado testimonio tocante á los escándalos é injustos procedimientos instituidos contra don Federico Salkeld, negociante inglés, explicada e-pecialmente en una declaración anterior, ó memorandum, actualmente archivado en el Consulado de Su Majestad, á la cual está puesta la firma del declarante; que á éste le sorprendió que la fuerza armada hubiese cercado el Consulado como á las nueve de la noche del 19 de Junio próximo pasado; más que no habiendo logrado entrar en el Consulado, había tenido que retirarse al instante, después de haber causado grande alboroto en la ciudad; que el 20 de Junio por la mañana, se trasladó el declarante al Consulado, y que allí encontró que había varios centinelas, como igualmente una partida de hombres armados en el patio y flameando en la entrada la bandera británica: que permaneció allí todo el día á excepción de cortos momentos de ausencia; que un instante después de su llegada al Consulado, vino el Intendente de Policía, junto con un escribano público, á que declarase el ónsul de S. M. si estaba ó no estaba en el Consulado el ya citado don Federico Salkeld; á lo cual respondió el Cónsul «que él no podía contestar á ninguna pregunta que tuviese conexión con el referido Federico Salkeld, hasta que el General Prefecto Iguain contestase á sus comunicaciones.»

Luego después el Intendente y el escribano se fueron dejando el Consulado en poder de la milicia armada de Tacna; que dicho declarante, como también el Cónsul de S. M., estando ahora persuadidos que iban á emplearse violentas medidas, le dirigió el Cónsul inmediamente una nota al Prefecto haciéndolos responsables á él y su Gobierno por todos los desacatos cometidos ó que en lo sucesivo se cometiesen, y pasó otra nota al juez de Derecho actuante, haciéndolo también responsable por todos los ultrages perpetrados.

Que el Intendente de Policía, acompañado de otros oficiales. de un escribano público y de dos herreros entraron á las dos dela tarde en el Consulado; que el primero pidió segunda vez la entrega de la persona de don Federico Salkeld, y que él tenía órden de registrar el Consulado por fuerza; á lo cual respondió el Cónsul: «que él no podía contestar á pregunta alguna, hasta que el General Iguain hubiese dado respuesta á sus pliegos oficiales relativos á don Federico Salkeld.»

Que el Cónsul de S. M. anhelardo por evitar si posible fue

re, los meditados desacatos, comisionó al declarante para que pasase á donde el juez de Derecho actuante por la respuesta de su nota; pero no fué posible hallar al referido juez, sin embargo de las mas esquisitas diligencias para encontrarlo; y cree el declarante que el juez estaba oculto en su misma casa y que se lo

negaron.

Que al instante que volvió el declarante dió órden el Intendente de abrir las puertas por fuerza; la primera que señalaron fué una puerta grande que conducía á la parte interior de la casa, la que no habiendo cedido á los esfuerzos empleados por abrirla, los dirigieron en seguida a otra puerta que daba á la oficina consular, cuya cerradura fué quitada á la fuerza.

Que el Cónsul con el fin de atacar tamaños destrozos de propiedad, franqueó la entrada al In tendente de Policía y á susidependientes, quienes después de una rigurosa pesquisa regresaron sin traer á don Federico Salkeld, y luego después se marcharon seguidos de la fuerza armada.

Concluido de esta manera á presencia de José Stringfellow, Guillermo Juan Stokes, testigos.

Firmado-Jose Sothers-Josè Estringfellow, Guillermo Stokes, tenedores de libros.

Prestado el juramento ante mí, en Tacna, á los 17 días de Julio del año de Nuestro Señor, 1 844.

Hugo Wilson,
Cónsul de Su Majestad.

En 17 de Julio del año de Nuestro Señor, 1844, ante mí, Hugo Wilson, Cónsul de S. M. para el puerto de Arica, pareció don Juan Mackdonald, Tenedor de Libros, natural de Glasgow, de 26 años de edad, súbdito de S. M. B., y en la actualidad residente en esta ciudad de Tacna, quien habiendo prestado el juramento en debida forma sobre los Santos Evangelistas de Dios Omnipotente, declaró expontáne: amente como sigue, á saber:

Que en 20 de Junio pró: cimo pasado, á cosa de las tres de la tarde, el declarante vió qu e una partida de gente armada estaba en posesión del Consulado de S. M.; que el Intendente de Policía dió la órden para que abriesen á fuerza armada las puertas del Consulado, con el pret exto de hacerse dueños de la persona

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de don Federico Salkeld, comerciante británico de esta ciudad, y que, en consecuencia, los herreros hicieron inútiles esfuerzos para abrir violentamente la puerta que conducía á lo interior del Consulado; en vista de esto el Intendente llamó la atención de los herreros hácia otra puerta que comunicaba con la oficina consular, la que abrieron con fractura y el aposento fué registrado; el Cónsul á fin de evitar mayores estragos, franqucó la entrada á los demás aposentos de su casa, y después de haber hecho una rigurosa pesquisa, esta fué sin resultado, pues no pudieron encontrar á don Federico Salkeld; que algunss soldados y otros de la plebe habiendo estado mirando por las hendeduras de la puerta grande, (la misma que préviamente habían puesto tanto empeño en abrir violent amente) gritaron que habían visto á don Federico Salkeld como atravesaba el patio interior; lo que motivó que el Intendente de F'olicía registrase la casa una segunda vez; pero también fué inútilmente, como la primera; que la conducta de la plebe y de los soldados fué muy insolente, y que los últimos no tenían la menor subordinación á su comandante; y que ambos manifestaban disposiciones para el desórden y el saqueo, para lo cual esperaban tan sólo un pretexto.

Así concluyó en presencia de don José Stingfellow, don Guillermo Juan Stokes, testigos.

Fiamado-Juan Mackdonale.-Firmado-José Stringfellow, Guillermo Stokes, tenedores de libros.

Prestado juramento ante mí, en Tacna, á los 17 días de Julio del año de Nuestro Señor, 1844.

Hugo Wilson, Cónsul de Su Majestad.

En 16 de Julio del año de Nuestro Señor de 1844, ante mí, Hugo Wilson, Cónsul de S. M. para el puerto de Arica, pareció don Tomás Miles, natural de Yarm, en el condado de York, de edad de 22 años, súbdito de S. M. y residente en la actualidad en Tacna, quien después de prestar el juramento en debida forma sobre los Santos Evangelistas de Dios Omnipotente, declaró espontáneamente como sigue, á saber:

Que él es Secretario del Cónsul, y que el día 18 de Junio próxi mo pasado vió entrar al Consulado de S. M. á don Federico Sal

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keld, comerciante inglés, y que luego extendió una protesta que presentó al Cónsul contra los ilegales procedimientos de las autoridades de esta ciudad; que le habían puesto soldados en su casa con el intento de que entregase por fuerza la cantidad de mil novecientos y noventa pesos, como pertenencia de un peruano, llamado Joaquín Garrido, que decían estaba loco; pero don cuyo importe había sido comprendido en una libranza que Federico Salkeld había girado sobre Valparaíso á favor de don Joaquín Garrido.

Que en la mañana del ya citado día el Cónsul fué á casa del General Prefecto Iguain con el objeto de obtener para el dicho Federico Salkeld una suspensión de esos violentos procedimientos; pero le parece al declarante sin ningún resultado favorable, puesto que el Cónsul dirigió una comunicación oficial al General Iguain, al día siguiente, adjuntando la traducción de una protesta que le había hecho don Federico Salkeld, y protestando de un modo enérgico, á nombre del Gobierno de S. M. B. contra el General Prefecto Iguain y las autoridades constitucionales, haciéndolos responsables de todos los daños y perjuicios que dimanasen de sus procedimientos ilegales contra el referido don Federico Salkeld.,

Que luego después de haber remitido al Prefecto el susodicho pliego, se presentó en el Consulado el Intendente de Policía y pidió permiso para sacar de allí la persona de den Federico SaÏkeld, á lo cual respondió el Cónsul: «Que él no contestaría ningún recado verbal del Prefecto, interin este funcionario no respondiese á su comunicación oficial, relativa á don Federico Salkeld.» Con esto, se retiró el Intendente. Que á cosa de las dos de la tarde se apareció de nuevo el Intendente, amenazando que abriría por fuerza el Consulado si no se le entregaba á don Federico Salkeld, pero como se le hizo la misma respuesta que de primero, tuvo á bien retirarse.

Las cosas se quedaron en este estado hasta eso de las nueve de la noche, en cuya hora se iba á cerrar la puerta de la calle del Consulado, y que iba á recogerse la familia del Cónsul, el que declara fué á la puerta, y vió en frente un tropel de gente, junto con el Intendente de Policía, un escribano, y una partida. de soldados arinados con sus fusiles y las bayonetas caladas.

Estos últimos estaban formados en frente de la puerta. Que el Intendente pidió otra vez la persona de don Federico Salkeld; el Cónsul le replicó poco más o menos en los mismos términos, de que había usado anteriormente; la calle se hallaba en aquel momento llena de gente, y algunos soldados manifestaban vehementes deseos de cometer violencia; sin embargo después de

alguna dilación el Cónsul cerró la puerta y muy luego se retiró la guardia para pasar la noche.

Que á la mañana siguiente el Cónsul dirigió otra comunicación oficial al General Prefecto Iguain, la que fué entregada por el declarante como á las 11 y media; que se remitió un pliego oficial al Juez de Derecho actuante don José Fermín Yañez; que leyó dicho pliego en presencia del declarante, y le dijo que contestaría inmediatamente dicha comunicación oficial; que á su vuelta al Consulado encontró allí al Intendente de Policía con otros oficiales y además un escribano público; el patio estaba atestado de hombres armados y de populacho, que manifestaban mucha exaltación; que luego después entregaron al Cónsul una carta con cubierta de papel ordinario, que contenía la nota original dirigida á dieho don José Fermín Yañez, sin respuesta alguna de dicho Iuez actuante; que inmediatamente después el Intendente de Policía dió la órden á dos herreros que se hallaban allí, de abrir violentamente la puerta grande, que conducía al interior del consulado; más no encontrando la cosa fácil, dirigieron su atención bácia una puerta que comunicaba con la oficina consular, cuya cerradura fué quitada á la fuerza; después de ésto el Cónsul franqueó la entrada de los demás aposentos de su casa, que fué rigurosamente registrada por los oficiales de policía, sin hallar allí á don Federico Salkeld: durante todo este tiempo los soldados armados se condujeron muy desordenadamente, y el numeroso concurso de espectadores manifestó mucha confusión y vocinglería. Que viendo el Intendente de Policía que nada se sacaba de hacer mas indagaciones, mandó que se retirase la guardia; cosa que se efectuó y se dispersó el gentío. Asi concluyó en presencia de José Strtngfellow y Guillermo Juan Stokes, testigos.

Firmado-Thomas Miles.-Firmado-José Stringfellow, Guillermo Juan Stokes, tenedores de libros.

Prestado el juramento ante mí, en Tacna, á los 16 días de Julio del año de Nuestro Señor, 1844.

Hugo Wil on,
Cónsul de Su Majestad.

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