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El conde de Chinchon contestó al rei por carta de 14 de abril de 1636 que la fortificacion de Valdivia era "de poca utilidad".

Mas el monarca, que pensaba de mui distinto modo, se limitó a decirle secamente por cédula de 2 de abril de 1637 "que cuando acá en España se vió lo que en razon de la defensa de Valdivia, os envío a mandar, se miró con toda atencion; i así espuesto esto, i que conviene asegurar aquel puerto, no se ofrece que deciros mas de que cumplais lo ordenado con la brevedad que la materia pide".

El presidente don Francisco Lazo de la Vega, que habia formado una opinion mui diferente a la del conde de Chinchon, denunciaba al soberano la lentitud de éste, i su oposicion a la medida, con tanto enfado, i espresiones tan fuertes, que se atraia una severa reprension. Véanse las palabras que el rei le escribia sobre el particular en carta de 3 de abril de 1637. "En cuanto a lo que decis de lo mucho que conviene se fortifique el puerto de Valdivia, no se ofrece que deciros mas de que, como sabeis, lo tengo resuelto así; i ahora envío a mandar a mi virrei del Perú cumpla con efecto lo que en razon de ello le tengo mandado. I por que para dar a entender vuestro sentimiento en esto i otras cosas, usais de razones con demasiadas ponderaciones, sin considerar que la intelijencia de sí conviene o nó una cosa estará en el sentimiento de quien tiene diferentes pareceres, me ha parecido advertiros de ello para que os modereis i escribais solo vuestro sentir con la templanza que debe tener un ministro de vuestro puesto".

Tesillo, quien sin embargo por error o inadvertencia refiere solo al año de 1635 todo lo que precede, va a seguir esponiendo de qué manera el

conde de Chinchon ejecutó lo que de nuevo se le mandaba.

"Esto de la fortificacion de Valdivia, dice, se fué difiriendo algun tiempo hasta que con segunda órden (la espedida en 2 de abril de 1637) se apretaron las pláticas i las dificultades en el Perú, resolviéndose el conde despachar a Valdivia un bajel, i a don Francisco de Quiros, cosmógrafo mayor i capitan de fortificaciones, con órden de que sondease i demarcase aquel puerto, i las partes mas necesarias i convenientes para hacer las defensas con planta ajustada, i que, habiéndolo ejecutado, bajase al puerto de la Concepcion para conferir la materia con el gobernador. Ejecutólo i pasó al Perú; informó al conde; i de este informe, resultó hacer acuerdo jeneral, i en él se declaró: que respecto de haberse hecho en el reino del Perú todas las dilijencias que se mandaban hacer en órden a esta fortificacion, i no haberse hallado personas que se encargasen de ella, ni arbitrios de donde sacar el costo, se cometia la ejecucion al gobernador del reino de Chile para que la hiciese por los medios que las cédulas reales espresaban. Confieso injenuamente que al primer lance penetré el ánimo del conde, conociendo que solo su prudencia podia encaminar el negocio por aquel camino para diferirle i dar tiempo para que con él se tomase nueva resolucion en España con mejor conocimiento de la materia".

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Despues de esto, Tesillo espresa el juicio persoque habia formado en el asunto.

"No digo yo que el enemigo de Europa no entrará en Valdivia, porque eso fuera error, supuesto que lo puede hacer, siempre que entrare en este mar del Sur. Empero sí, digo que no lo tengo yo a él por tan ruin soldado, que resuelva fortificarse

en Valdivia, habiendo tantas razones que contradigan su conservacion i permanencia, porque no solo no es apropósito aquel puerto para el designio del enemigo, sino inútil. Yo he deseado averiguar qué fundamento pueda haber tenido esto del enemigo i de Valdivia; pero no le he hallado mas oríjen que haberlo dicho el vulgo, autor clásico, grande soldado. I la mas colorada razon del vulgo es que el enemigo rebelde de tierra se aunará con el de Europa, i que de esta union resultarán todos los inconvenientes que se previenen. Asentemos, pues, esto por imposible; i que lo posible i lo seguro será que si hubiere esta union, durará lo que tardare la ocasion de pasar a cuchillo el rebelde de Chile al de Europa; i que si este último es soldado, ha de andar siempre la barba sobre el hombro i las armas en la mano, aun cuando mas seguridad le parezca hai en su union, porque es cosa ridícula pensar otra cosa, ni que el enemigo de Chile se podrá conformar con otro, no teniendo cabeza ni constancia, palabra ni reputacion; ántes tantos reveses i tan insaciable codicia, que buscaria mil ocasiones de cebarla; i no sé yo que sean de mejor calidad los estranjeros, que los españoles, para que el enemigo de Chile se conforme con ellos, si en el discurso de tantos años no lo hemos podido conseguir, habiéndonos valido de tantos medios suaves i cristianos (que no hai que negarlo); i yo creo que en su estimacion de este rebelde, tenemos mucho mejor lugar los españoles, que los estranjeros" (1).

A continuación, Tesillo invoca en apoyo de su opinion la conducta que los indios habian observa

(1) Tesillo, Guerra de Chile; causas de su duracion; advertencias para su fin, año de 1635.

do con los holandeses en la primera espedicion que éstos emprendieron a las costas del Pacífico; i que yo he referido mas arriba, empleando las propias palabras del escritor mencionado.

Pero Tesillo ignoraba, a lo que parece, que no todos los indios habian recibido a los holandeses en las puntas de las lanzas; i que los de Castro, verbigracia, habian ofrecido al caudillo de los estranjeros reconocerle por rei.

Sin duda, hablando en jeneral, los indíjenas no tenian por qué hacer mucha diferencia entre los españoles i los holandeses; i de seguro, habrian rechazado la dominacion de los segundos con la misma enerjía i constancia con que habian rechazado la de los primeros.

Pero si el sometimiento de los araucanos a los holandeses, o una union duradera entre los rebeldes de Chile i los de Europa, como los llamaba Tesillo, era bien difícil, no sucedia lo mismo con una alianza temporal, mas o ménos larga, que era mui fácil de hacerse, i que si se hubiera realizado, habria puesto a los españoles en inminente riesgo de perder todo Chile, i en poco tiempo.

La posibilidad de que aquellos indómitos indíjenas, que ya por sí solos ponian en conflicto a los conquistadores, formasen liga con los enemigos esteriores de España era uno de los gravísimos inconvenientes que ofrecia para la metrópoli la prolongacion de la guerra de Arauco.

El principal embarazo que podia apartar a los holandeses para concebir i ejecutar el proyecto de la ocupacion de Valdivia era la inmensa distancia a que los encargados de llevarlo a cabo habrian quedado del centro de sus recursos.

Sin embargo, esta dificultad se habia allanado mucho con su establecimiento en el Brasil.

Ademas, conviene tener presente que los recursos marítimos de las colonias hispano-americanas solian ser mui escasos.

En 1617, don Francisco de Borja i Aragon, príncipe de Esquilache, i virrei del Perú, acordó en junta jeneral de guerra que "no teniendo defensa aquel reino en mar, ni en tierra, como se conocia, se escribiese i pidiese en España que desde allá se enviase armada con los socorros necesarios para este mar del Sur i sus costas".

Felipe III contestó por cédula de 28 de marzo de 1620: "que se enviaria, e que se hiciese una junta de personas prácticas para conferir la forma en que se fabricarian las naos necesarias para enviar por el estrecho".

En 1624, cuando la espedicion del holandes L'Heremite, don Diego Fernández de Córdoba, marques de Guadálcazar, i virrei del Perú, solicitó del monarca "armada, artillería i pertrechos de guerra para la defensa de aquel reino", a lo cual contestó Felipe IV por cédula de 26 de enero de 1626 "que se enviase relacion de los pertrechos de guerra que faltaban para proveer lo conveniente".

Los hechos apuntados nos enseñan mucho sobre la probabilidad de acierto que podia tener una empresa como la de la ocupacion de Valdivia que se atribuia a los holandeses.

XIII.

Tesillo afirmaba que el orijen de aquel alarmante rumor era el simple dicho del vulgo; pero estaba sumamente equivocado.

A la fecha, los holandeses discutian en sus con

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