Poesías de D. José Eusebio CaroM. Tello, 1885 - 312 páginas |
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Términos y frases comunes
7 de Marzo abismo acaso adiós adoro alma Alonso amante amar amé amigo amor ardiente bello blando Bogotá brazos cae de hinojos calla canto CARO cielo clama corazón Deja DELINA dolor dulce embriagarme de amor entonces espanto espera eterno fantasma Huye feliz ficción frente frivolidad gemir gloria grito halla hermano hermosa hijo hogar hórrido hunde huyó infancia infeliz inmenso inmortal inocencia irreligión José EUSEBIO CARO Jura juventud lágrimas lanza Lara lejos libertad lira llanto lloro madre mano Maracaibo mente miro mis ojos MISS BOLIVIA montes montes patrios muerte mujer mundo negro noble noche nombre Nueva-York obscuro Ocaña oigo padre patria pecho pensado placer pobre poesía poeta porvenir postrera pudo rayo ronco Satanás seno sepulcro siente sombra sordo sueño suerte suspira tierno tierra torno tremendo triste trueno tumba tus ojos vago vejez versos virtud visto vivir vuelo Yoigo
Pasajes populares
Página 60 - INCA Ya de los Blancos el cañón huyendo, hoy a la falda del Pichincha vine, como el sol vago, como el sol ardiente, como el sol libre!
Página 66 - Eso es la Libertad : la que he previsto Entre los raptos de mi ardiente edad : La que en la tierra de Franklin he visto; La que me ofrece en sus promesas Cristo ; Esa es la Libertad ! XVI Y esa la misma que en la patria mía Joven sus fuerzas ensayando vi...
Página 137 - Cometió en ti la humanidad, Cuando a la dicha preferiste De la ciencia la vanidad! ¿Qué es lo que dicha aquí se llama Sino no conocer temor, Y con la Eva que se ama Vivir de ignorancia y de amor?
Página 192 - ¡Oh! ¡ no, dulce mitad del alma mía! No injuries de tu amigo el corazón; ¡ Ay ! ¡ ese corazón en la alegría Sólo sabe llorar cual lloraría El de otro en la aflicción! El mundo para mí de espinas lleno, Jamás me dió do reclinar mi sien; Hoy de la dicha en mi primer estreno, El lloro que vertí sobre tu seno ¡ Encerraba un edén ! — ¡ Oh !... ¡ La esposa que joven y lozana Diez hijos...
Página 70 - Podéis hablar, vosotros, asimismo, Humildes misioneros de la Cruz, Contra los cuales, del reabierto abismo, Renace del Borbón el despotismo En esta edad de luz.
Página 137 - Dios el alma te formó; tratarte cual a un viejo amigo que en nuestra infancia nos amó; volver a mi vida pasada, olvidar todo cuanto sé, extasiarme en una nada, y llorar sin saber por qué.
Página 191 - Para fijar allí, seguro y fuerte, Libre de todo mundanal vaivén, Libre de los engaños de la suerte, Libre de la inconstancia y de la muerte De nuestro amor el bien ! Y en un rapto de gloria, de improviso, Lo que mi alma buscaba, hallar creí; Una secreta voz del paraíso Dentro de mí gritóme : ¡ Dios lo quiso : Sea tuya allá y aquí ! Y enajenado, ciego, delirante, Tu blando cuerpo que el amor formó, Traje contra mi pecho palpitante.
Página 65 - ¡El hombre, nunca al hombre degradando, Rey de sí mismo y de sus cosas rey ! ¡ El fin del hombre el fin de Dios llenando ! ¡ La ley del hombre santa reflejando De Dios la santa ley!...
Página 202 - Que hace en la tierra un semidiós del hombre? Los hombres que esas aguas recibieron Con su espíritu y brazo subyugaron La inmensa mar que audaces recorrieron, Los mundos que tras ella adivinaron. Potentes más que el genitor de Palas, Al rayo señalaron su camino; Y á los vientos alzándose sin alas, Siguieron sin temblar su torbellino.
Página 86 - En mi niñez: Ven, sigueme en los días De mi vejez! Yo, durante nuestra fuga, Tengo al hombro de llevarte, Y un bordón en tí y apoyo Hallaré cuando me canse. De través sobre el torrente Que mi planta en vano ataje, Tú echarás del borde el árbol Por el cual descalzo pase. Si del norte al viento frío Mis quijadas tiritaren, Tú derribarás los ramos, Y herirás los pedernales. Tú prepararás mi lumbre, Tú prepararás mi carne, La caverna...