Poesías de D. José Eusebio Caro

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M. Tello, 1885 - 312 páginas
 

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Página 60 - INCA Ya de los Blancos el cañón huyendo, hoy a la falda del Pichincha vine, como el sol vago, como el sol ardiente, como el sol libre!
Página 66 - Eso es la Libertad : la que he previsto Entre los raptos de mi ardiente edad : La que en la tierra de Franklin he visto; La que me ofrece en sus promesas Cristo ; Esa es la Libertad ! XVI Y esa la misma que en la patria mía Joven sus fuerzas ensayando vi...
Página 137 - Cometió en ti la humanidad, Cuando a la dicha preferiste De la ciencia la vanidad! ¿Qué es lo que dicha aquí se llama Sino no conocer temor, Y con la Eva que se ama Vivir de ignorancia y de amor?
Página 192 - ¡Oh! ¡ no, dulce mitad del alma mía! No injuries de tu amigo el corazón; ¡ Ay ! ¡ ese corazón en la alegría Sólo sabe llorar cual lloraría El de otro en la aflicción! El mundo para mí de espinas lleno, Jamás me dió do reclinar mi sien; Hoy de la dicha en mi primer estreno, El lloro que vertí sobre tu seno ¡ Encerraba un edén ! — ¡ Oh !... ¡ La esposa que joven y lozana Diez hijos...
Página 70 - Podéis hablar, vosotros, asimismo, Humildes misioneros de la Cruz, Contra los cuales, del reabierto abismo, Renace del Borbón el despotismo En esta edad de luz.
Página 137 - Dios el alma te formó; tratarte cual a un viejo amigo que en nuestra infancia nos amó; volver a mi vida pasada, olvidar todo cuanto sé, extasiarme en una nada, y llorar sin saber por qué.
Página 191 - Para fijar allí, seguro y fuerte, Libre de todo mundanal vaivén, Libre de los engaños de la suerte, Libre de la inconstancia y de la muerte De nuestro amor el bien ! Y en un rapto de gloria, de improviso, Lo que mi alma buscaba, hallar creí; Una secreta voz del paraíso Dentro de mí gritóme : ¡ Dios lo quiso : Sea tuya allá y aquí ! Y enajenado, ciego, delirante, Tu blando cuerpo que el amor formó, Traje contra mi pecho palpitante.
Página 65 - ¡El hombre, nunca al hombre degradando, Rey de sí mismo y de sus cosas rey ! ¡ El fin del hombre el fin de Dios llenando ! ¡ La ley del hombre santa reflejando De Dios la santa ley!...
Página 202 - Que hace en la tierra un semidiós del hombre? Los hombres que esas aguas recibieron Con su espíritu y brazo subyugaron La inmensa mar que audaces recorrieron, Los mundos que tras ella adivinaron. Potentes más que el genitor de Palas, Al rayo señalaron su camino; Y á los vientos alzándose sin alas, Siguieron sin temblar su torbellino.
Página 86 - En mi niñez: Ven, sigueme en los días De mi vejez! Yo, durante nuestra fuga, Tengo al hombro de llevarte, Y un bordón en tí y apoyo Hallaré cuando me canse. De través sobre el torrente Que mi planta en vano ataje, Tú echarás del borde el árbol Por el cual descalzo pase. Si del norte al viento frío Mis quijadas tiritaren, Tú derribarás los ramos, Y herirás los pedernales. Tú prepararás mi lumbre, Tú prepararás mi carne, La caverna...

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