Sancho Saldaña: o, El castellano de Cuéllar, Volumen2

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Barral Editores, 1834
 

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Página 80 - Es una salida necia. Calva de yerbas y flores, Y lampiña de arboledas. Que digan mal de tus fuentes, Ni me espanta ni me altera; Pues por malas y por sucias, Hechas parecen en piernas. Mas que se hayan atrevido, A poner algunos mengua En tus nobles edificios, Es muy grande desvergüenza. Pues si son hechos de lodo, De él fueron...
Página 7 - Quién sube la escalera y quién abaja, quién a la ropa y quién al cofre aguija, quién abre, quién desquicia y desencaja, quién no deja fardel ni baratija; quién contiende, quién riñe, quién baraja, quién alega y se mete a la partija, por las torres, desvanes y tejados aparecen los bárbaros cargados.
Página 132 - Quién sabe. Y de todas aquellas grandezas, de aquellas hermosuras tan alabadas, de aquellos tan bizarros y entendidos caballeros, no queda ya sino el polvo, que ha carcomido hasta los pergaminos en que presumió eternizar sus glorias la vanidad.
Página 27 - Cuando dicen que las cosas del mundo parecen una novela, no es más sino que una novela es o debe ser la representación de las cosas del mundo, en que todo va a nuestro entender desenlazado y desunido a veces, aunque si se examina bien no carece de cierto orden y regularidad, y en que personas al parecer inútiles y acontecimientos en sí frivolos son acaso tan esenciales y necesarios cuanto que sin ellas o ellos fuera imposible que tuviese tal o cual fin el asunto principal.
Página 49 - ... de la Cruz, la oda a la profesión religiosa de la señorita madrileña tiene todo el mérito de hallarse bien tomado el tono de esta clase de composiciones: hay unción, hay aquel dialecto figurado y simbólico que han usado todos los poetas de este género. Dice el poeta a la muerte de una niña: Impune hiere el bárbaro asesino, Y tranquilo se goza en sangre humana Retiñendo el puñal de muerte lleno; Y asesinando vive Alumbrándole el sol, que alumbra al bueno. Esta estrofa parece de Cienfuegos;...
Página 66 - Mas quien no guarda la humana, No obedece la divina. ¿Vos quien, como llegué á vello, Partís mi cetro entre dos, Pues nunca mi firma...
Página 83 - En esto los de la guarda Hicieron andar la yegua Y al pregonero avisaban Gritase : « Esta es la justicia «Que nuestro Rey hacer manda > Al moro Azarque , traidor •Contra su corona sacra ». — ;, Corona llamáis al gusto , Dijo Azarque , de que ataja Con mi muerte cierto fuego Que quiso ahrasalle el alma ? — Por hacer lisonja al Rey , ¡Tanto puede una mudanza ! Celindaja en su balcón Exenta y risueña estaba.
Página 64 - Sancho, entre los que más le parezcan suyos ; en una palabra, socavar sigilosamente el alcázar de la tiranía para levantar sobre sus ruinas el templo de la libertad ; tal me parece que debe ser nuestro primer objeto.
Página 10 - Amigos — gritaba uno de los viajeros, que era precisamente el que había derribado su muía, calvo con solo algunos mechones blancos en la cabeza, pequeño de cuerpo y flaco, cara larga. nariz aguileña, ojos negros, pero sin brillo, y la barba cana y poblada—, amigos míos, no tenéis necesidad de atarnos, nosotros no nos hemos de defender, y os daremos de buena gana cuanto traemos sin que tengáis que decirnos siquiera una mala palabra.
Página 51 - Todas estas determinaciones y otras varias estaban tomadas por dos reyes al parecer en paz con don Sancho, puesto que su nombre no andaba, como se suele decir, de oficio en ninguna de ellas, y ellos podrían echar el cuerpo fuera cuando todo saliese mal, lo que hacía algo peliagudo el cargo del diplomático.

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