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dirigida á los Prefectos de los Departamentos de Cuzco, Moquegua y Puno, relativa á la conducta que dichas autoridades deben tener, á fin de evitar que la emigración boliviana cometa un acto que nos traiga compromisos con la vecina República.

Impuesto de su citada nota, debo decir á US., que por mi parte he tomado las medidas más eficaces y convenientes para Îlenar las miras del Gobierno, como consta de los documentos que del No 1 al 7, remito al Ministerio de la Guerra; pero á pesar de todas mis previsiones y de las terminantes órdenes que he dictado con este fin, tengo el sentimiento de haber visto realizarse la agresión, contra Bolivia, de 25 bolivianos armados, efectuada por Yunguyo el 11 del actual. Este acontecimiento no habría tenido lugar si el Comandante militar del citado punto de Yunguyo, hubiera cumplido fiel y exactamente mis disposiciones, por cuya falta lo he mandado someter á juicio para castigar severamente su descuido, y tomado las providencias necesarias para evitar que se repitan actos de esta naturaleza.

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Al Señor General Ministro de Estado en el Despacho de Gue. rra y Marina.

Tan luego como se presentaron en calidad de asilados los 35 individuos de tropa del Regimiento boliviano "Sucre", que se defeccionó en Viacha, y los 60 nacionales de la misma República, dispuse que se les acuartelara separadamente bajo las inmediatas órdenes de un Oficial de Estado Mayor; y hoy me cabe la honra de decir á US. que, en cumplimiento de las prevenciones que se sirve hacerme á nombre de S. E. en su nota de 4 del presente, he ordenado que los dichos asilados se acuartelen en el Cantón de Cabanilla, en la forma indicada por US., y á las órdenes de sus respectivos jefes y oficiales, pasándoles el haber que para nuestro ejército señala el reglamento de 12 de julio de 1855.

Asi mismo he mandado cumplir las demás disposiciones que sobre el particular contiene el citado oficio de US., que tengo el honor de contestar.

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Dios guarde á US.

Miguel San Román.

República Peruana.

General en Jefe del Ejército del Sur.

Cuartel General.

Puno, 14 de octubre de 1860.

Al Señor General Ministro de Estado en el Despacho de Guerra y Marina.

Además de las disposiciones que en cumplimiento de mis deberes y en guarda del decoro nacional, con sujeción á los principios del derecho de gentes, había tomado por mí, para evitar que la emigración boliviana, aquí residente, cometiera un acto de agresión armada contra aquella República, faltando á las leyes del asilo, como consta del documento N° 1 y 2 que en copia adjunto á US., dicté nuevas órdenes relativas á este fin, en vista de las prevenciones que, á nombre de S. E., se se sirvió US. hacerme, y en conformidad á las instrucciones que tenía sobre el particular. No contento con lo que llevo expuesto, dí al coronel Solís, Jefe de Estado Mayor General resi dente en Pomata, órdenes terminantes, por comunicaciones confidenciales, para que bajo ningún pretexto y de ningún modo, permitiera que tanto los nuevos asilados bolivianos recien llegados al Perú en esta condición, como los antiguos emigrados, permanecieran á vanguardia de su situación; para cuyo efecto debía intimarles esta disposición, haciéndola cumplir por la fuerza, en caso necesario, como US. se convencerá por el tenor del documento No 3, que se refiere á una de las ya citadas comunicaciones confidenciales. Iguales prevenciones hice á mi ayudante el mayor Santa María, residente en Huancané, y á todos los comandantes militares de la línea, haciéndolos responsables del menor descuido en el cumplimiento de mist órdenes; y á pesar de mi desvelo para evitar todo aconteci. miento contrario á las miras del Gobierno, y del asíduo y cons

tante cuidado que he tenido para impartir á mis subordinados, encargados de llenar este fin, frecuentes y detalladas instrucciones de la conducta que debieran observar; tengo el senmiento de poner en conocimiento de S. E. el Presidente de la República, por el órgano de US., el hecho desagradable que consta de los partes originales que adjunto con los números 4 y 5.

Por ellos se informará US que el 11 del presente lograron 'interrarse hasta Copacabana, de 20 á 30 de los bolivianos, provistos de sus respectivas armas, consumando de este modo una verdadera agresión contra su patria, y faltando á los deberes que tenían contraídos con el Perú por el asilo que se les dió. Éste acontecimiento no hubiera tenido lugar cumpliendo fiel y exactamente mis órdenes, por cuya falta he someeido á juicio al comandante militar de Yunguyo. Posteriormente, y á consecuencia del hecho que llevo referido, he tomado las providencias que constan de los documentos números 6 y 7 que, en copia, van adjuntos.

Dígnese US. elevar al conocimiento de S. E. el Presidente de la República, el contenido de esta nota.

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Al Señor General Ministro de Estado en el Despacho de Guerra y Marina.

Después del desagradable acontecimiento de agresión contra Bolivia, y de la toma de Copacabana que efectuó una cruzada de los emigrados de aquella República el 11 del actual, según el aviso oficial que dí al Gobierno con techa 14, por el órgano de US., han tenido lugar nuevos sucesos, cuya referencia paso á hacer por su órden cronológico.

El Coronel Jefe de Estado Mayor General, situado en Pomata, tuvo el día 11, en la noche, conocimiento, por las comu. nicaciones interceptadas, que, en cópia, adjunto bajo el No 1, de

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que las fuerzas que obedecen á don Julián Palacios, debían moverse de Copacabana sobre Tiquina, pasando precisamente en su marcha por el territorio peruano de Juruna, como consta del parte que, en cópia, va comprendido en el citado documento del No 1, é inmediatamente tomó las medidas que se refieren en él, sin que estas hubieran producido de pronto el efecto que se proponían, pues los seis hombres y tres oficiales que se des tacó en Copacabana, llegaron á su destino antes de que las providencias dictadas por el Coronel Solís contra ellos, se hubieran llenado. Sin embargo, el Comandante militar de Yun. guyo y la indicada quedaron guardando el punto de Juruna con la esperanza de que la expedición tendría que regresar pronto para replegarse á su centro de operaciones, por el peligro que la amenazaba en el lugar á donde fué mandada. Estas esperanzas se realizaron, y el 12 apareció, de regreso de Tiquina para Copacabana, en el citado punto de uruna, la tropa expedicionaria que fué tomada en su totalidad según el aviso oficial dado por el Coronel Solís, con fecha 13, y que obra en el expediente del juicio á que he sometido, ante el juez de primera instancia de la Provincia de Chucuito, á los nueve prisioneros, para dar cuenta con el resultado al Supre no Gobierno.

Como era natural, á consecuencia de la retirada que hicieron las fuerzas enviadas por Palacios á Tiquina, debía ser éste amenazado por esa parte, lo que en efecto sucedió, pues el Jefe Político de la Provincia de Achacach, don Ignacio Zapata, pasó el 13, con cerca de 50 hombres, á buscar á los invasores en sus posiciones de Copacabana y se adelantó con una descubierta hasta las inm diaciones del pueblo, donde encontró toda la tropa enemiga y á su Jefe, que llevaban, en calidad de presos, á don N. Roson, corregi lor del referido pueblo de Copacabana, al Comandante militar Estrada, al Comandante militar de Parquipuquio Barra y al Comandante en jefe de esa línea Sotomayor. Una vez que se avistaron, mediaron intimaciones de rendición y amenazas de una y otra parte, amenazas funestas, por su resultado para Sotomayor y Roson; pues Palacios, en contestación á los tiros disparados por los de Zapata, mandó descargar las armas sobre los cuatro presos, de cuyas resul tas cayeron muertos los arriba mencionados, salvando milagrosamente Estrada y Barra, que hoy se hallan en el Perú en calidad de asılados. He creído útil tener de ellos una declaración judicial de esos acontecimientos, para las cuestiones diplomáticas que pudieran ventilarse, y por esto he dispuesto que vengan á este Cuartel General á llenar ese objeto, para regre. sar después á su país con todas las garantías de seguridad que necesiten. A consecuencia del fusilamiento de Sotomayor y Roson, se empeñó un ligero choque entre las dos fuerzas beligerantes, dando por resultado la derrota de la de Zapata, que en su fuga envolvió la reserva dejada atrás, y en el más com

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pleto desórden penetró á nuestro territorio de Juruna, hacien do fuego sobre los indigenas peruanos que se hallaban á la sazón en ese punto, y á quienes les supusieron miras hostiles para detener su huida, á pesar de las pacíficas disposiciones que se manifestaban en dichos indígenas. Estos tiros mataron á un individuo é hirieron á tres, exaltando á tal punto la indignación de sus compañeros, que lanzándose sobre los agresores lograron tomar nueve prisioneros, como consta todo del docu mento No 2, que también acompaño en cópia, debiendo decir á US. que he dispuesto se le siga en Juli á estos el respectivo juicio por el juez de 1 instancia de la Provincia de Chucuito.

Estos últimos acontecimientos llegaron á mi conocimiento el 15, con fecha 14, antes de lo cu: 1 había trasmitido al Coronel Solís las instrucciones que contiene el documento N° 3, y, en vista de los hechos referidos, dicté las órdenes contenidas en los que van bajo los números 4 y 5, á lo cual debo añadir el aviso de haber dispuesto que el Señor General Comandante General de la 2a división del Ejército de mi mando, marche á la frontera con el objeto de dar algunas disposiciones para el exacto y fiel cumplimiento de las instrucciones que, en diferentes fechas, he trasmitido al Coronel Solís, y para bue sea llevada al cabo en todas sus partes la medida tomada por mí, de que los emigrados bolivianos desalojen completamente la Provincia de Chucuito á las veinticuatro horas de recibir la intimación de internarse á la Provincia del Cercado.

Creo, Señor Ministro, que impuesto US. de los sucesos de que acabo de referirle, comprenderá que la emigración boliviana no ha sabido llenar sus deberes para con el país que le pres. tó hospitalidad, ni respetar las leyes de asilo, por cuya causa han tenido lugar todos estos acontecimientos, obligándome á tomar las medidas de seguridad y precaución que llevo referidas, para el conocimiento de S. E. el Presidente de la Repúbli ca, á quién se servirá US. someter el contenido de esta nota.

Dios guarde á US.

Miguel San Román.

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