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paz" y "desearía verlo aceptado, como fundadamente lo espera, en todas las demás secciones hispano-americanas."

Me he complacido en recapitular las ideas que preceden, porque estando en perfecto acuerdo con las que el Gobierno de Chile ha practicado siempre, y desea ver imperar en la política de América, no puedo menos que felicitarme de que el Gobierno del Perú abogue hoy por ellas con tanto calor como justicia. Desde los primeros pasos de Chile en su carrera de nación, la conducta de sus gobernantes no ha cesado de ser dirigida por el más sincero amor á la paz, unido á un espíritu de conciliación y equidad compatibles con la dignidad y la justicia. Ello ba contribuído en no pequeña parte á que la República haya logrado mantener, en el interior, una situación normalmente tranquila y fecunda en prosperidades, y en el exterior, una paz honrosa y propicia á sus adelantos materiales y morales. Así, pues, las ideas contenidas en la nota de V. E. han hallado en mi Gobierno tanta mejor acogida, cuanto que ya tiene de ellas una larga y feliz experiencia. Excusado sería agregar á V. E. que el Gobierno de Chile no encuentra en el presente ningún motivo para modificar sus antiguas convicciones.

Ahora, en cuanto al objeto principal de la nota referida, me manifiesta V. E. los sentimientos de cordial amistad é interés que alimenta su Gobierno en favor de Chile y Bolivia. Estos sentimientos le han llevado á buscar el medio de poner término pacíficamente á la controversia pendiente entre los dos países, previendo la eventualidad de que apelasen "á medios coercitivos y bélicos" "para la defensa de sus respectivas gestiones". En consonancia con tan elevado y laudable propósito, el Gobierno de V. E. ofrece "sus nobles oficios, su mediación expontánea", para el arreglo de la cuestión insinuada y cree que será aceptado un ofrecimiento "que el derecho público permite y la conveniencia de la América aconseja." Al mismo tiempo, respeta los fundamentos en que Chile y Bolivia "apoyan sus derechos respectivos, y observa, como le cumple hacerlo, una imparcial conducta llevada hasta el escrúpulo."

Cuando en 15 del actual acusaba recibo de la nota que contesto, tuve el honor de significar á V. E el alto aprecio que hacía el Gobierno de Chile del ofrecimiento del de V. E., y los sentimientos de gratitud y congratulación que le había inspirado. Después de reiterar á V. E, como ahora lo hago, esa manifestación tan debida á la amistosa conducta de su Gobierno, voy á axponerle en pocas palabras los motivos que impiden al mío aceptar, desde luego, la mediación ofrecida.

Desde que fué reconocido, en su carácter público, el represensante de Bolivia que hoy existe en Chile, ha cambiado con 'este Ministerio varias comunicaciones; pero tal correspondencia ha recaído exclusivamente sobre una discusión prévia que aun permanece abierta, y que tiene por objeto allanar ciertas

dificultades que se oponen á reanudar las negociaciones concernientes al arreglo de la cuestión de límites. Así es que esta cuestión se encuentra hasta ahora fuera del debate, ni podría entrar en él, mientras no se salven las dificultades que acabo de insinuar,

Tal es el aspecto que hoy presenta el negocio; y en esta situación, vé con pesar mi Gobierno que no puede tener cabida la mediación del Perú. Espero que V. E., en vista de lo expues to, participe de la misma opinión.

He dicho á V. E. que aun está pendiente la discusión prévia á que he aludido; y esta circunstancia me priva dar ahora á V. E. las explicaciones con que hubiera querido ilustrar el juicio de su Gobierno acerca de la trascendencia de aquellas dificultades. No desconfío, sin embargo, de que se consiga pronto removerlas y colocar la cuestión en condiciones favora bles para aprovechar los buenos oficios del Gobierno de V. E. Así lo desea vivamente el mío, para poder ofrecer al Perú un testimonio más de su reconocimiento, y á la América toda una nueva prueba de su espíritu conciliador y equitativo y de su invariable aspiración á la paz del Continente.

Tengo el honor de reiterar á V. E. las seguridades de mi más alta consideración, y de suscribirine de V. E. atento y se guro servidor.

Manuel A. Tocornal.

Al Excmo. Señor Ministro de Relaciones Exteriores del Perú.

Secretaría de Relaciones Exteriores

Cochabamba, 2 de marzo de 1864.

Señor:

He tenido la alta honra de recibir y poner en conocimiento del Presidente de la República el despacho que, con fecha 30 de enero pasado, pasado se ha servido V. E. dirigirme, en el que después de encarecer, como es debido, que una de las necesida des más urgentes de todas las Repúblicas Sud Americanas es Ja estabilidad de la paz, se sirve V. E., á fin de conservarla, ofrecer, á nombre del Excmo Gobierno del Perú, su mediación en la importante contienda que pende entre Bolivia y Chile

sobre los derechos de dominio y posesión de una parte del Litoral de Atacama y de la bahía de Mejillones.

El Gobierno de Bolivia, que participa en alto grado de las nobles convicciones del de V. E. con respecto á la gran necesidad que todas las Secciones Americanas tienen de procurar el mantenimiento de su paz interna y externa, siempre ha juzgado que en las disidencias internacionales que por desgracia ocurran entre ellas, debiera reemplazarse la guerra fratricida y esteril, con la discusión tranquila y serena de los títulos alega. dos y la noble valentía de los contendientes para someterse dóciles á los fallos de la razón y de la justicia.

Obrando bajo tan americanas inspiraciones fué que desde 1843 en que Chile empezó la detentación del Litoral reclamado, Bolivia constituyó en Santiago, como es notorio, varias legaciones encargadas cabalmente de entrar en esa discusión y á la luz de ella fijar, en amigable convenio, los liaderos dispu. tados.

Obrando bajo las mismas inspiraciones, y cuando en 1861 tuvo conocimiento mi Gobierno, por los despachos de su nego. ciador el señor Santivañez, de que el de Chile, sordo á toda palabra de avenimiento, se mostraba inflexible en apropiarse del territorio litigado, fijando su frontera en el grado 23 de latitud meridional; obrando, repito, bajo las mismas inspiraciones, fué también que Bolivia propuso, por primera vez, á Chile someter esta cuestión al arbitramento de una potencia amiga, demanda á la que Chile se negó entonces alegando di. versos pretextos.

De entonces acá, y durante la prosecución de la enojosa querella que sostenemos con aquella República, nuestras pretensiones, apesar de la evidencia de nuestros derechos, nada han tenido de absoluto ni de inconciliable con las de Chile. Asociando la moderación á la justicia, hemos propuesto cons. tantemente la transacción entre ambos contendientes, y á falta de ella, el arbitraje como medios más seguro de concluír este litigio por las vías de la confraternidad y de la civilización.

Apesar de esta conducta tan moderada, doloroso es confe. sarlo, la que sobre este particular ha observado el Gabinete de Santiago, no puede dejar de calificarse como la menos conforme con los principios que deben caracterizar una política equitativa, leal y conciliadora. Principió, como V. E. sabe, por apoderarse de la costa de Atacama mediante una ley atentatoria de sus cámaras legislativas, dictada en 1842; después prosiguió y extendió la detentación por todos los medios posibles, sin excluir el de la coerción ó fuerza que ha hecho pesar en aquellos solitarios parajes mediante su pequeña marina, y por fin ha consumado tan expoliadora detentación, avanzada ya hasta Mejillones, con la ley más atentatoria todavía de 31 de diciembre último, en la que aquel Gobierno declara Mejillo

nes puerto mayor de Chile y ordena la construcción en él de aduanas, y reglamenta la explotación de sus huaneras, y legis la y dispone, en fin, como soberano de aquel territorio, no sólo prejuzgando la cuestión, sino resolviéndola de propia autoridad y por el hecho, y con el más ultrajante desden é irritante desprecio de los derechos, dignidad y soberanía de Bolivia.

Prevalido de sus propios actos, no vacila, en fin, el Gobier no de Chile en sus últimos despachos, en calificar tal detentación, siempre contradicha, siempre protestada por Bolivia por las vías del hecho y del derecho como posesión pacífica, antigua, no interrumpida y consentida por aquella, y fundado en esta petición de principio, se niega á todas las vías amigables que el negociador boliviano ha propuesto para realizar la negociación y zanjar la querella amigablemente.

Por lo expuesto, Señor Ministro, tendrá á bien persuadirse V. E. que Bolivia no ha querido poner en obra para esta solución más que los medios que el derecho internacional aconseja para terminar pacíficamente las desavenencias entre las naciones. No es, pues, á ella á quién pudiera inculparse de propósitos bélicos, contra Chile, ni menos de una obstinada y absoluta insistencia en injustas pretensiones que pudiera conducir al mismo extremo de la guerra.

Bolivia, con la íntima conciencia de su derecho, no teme someterlo á la discusión ni al fallo de un tercero que se constitu yese juez árbitro, ni al criterio desapasionado é imparcial opinión de un mediador.

Es por esto, que participando mi Gobierno de los elevados filantrópicos sentimientos del de V. E., expresados en su oficio de 30 de enero último, cree de su deber aceptar, como acepta con agradecimiento la mediación ofrecida por el Excmo. Gobierno del Perú.

Con este motivo, debo hacer presente á V. E., que el de los Estados Unidos de Colombia tuvo á bien ofrecer á Bolivia su mediación en este mismo negocio en 19 de setiembre pasado; mediación que no pudo ser aceptada por mi Gobierno en aquella fecha por la esperanza que abrigada, según el giro de las negociaciones, de poder arribarse á una solución entre solos los contendientes. Desvanecida esta, mi Gobierno ha creído deber aceptarla también como lo verá V. E. por la cópia que le incluyo.

A fin, pues, de que los nobles propósitos de los gabinetes de Lima y Bogotá tengan su cabal y oportuna aplicación, mi Gobierno desea que el de V. E. se sirva aunar sus esfuerzos con el de los Estados Unidos de Colombia, por medio de sus respectivos Plenipotenciarios residentes en Santiago, para que hacien do valer colectiva ó separadamente sus buenos oficios, se induzca á Chile á una pacífica terminación de la cuestión con Bo livia, prestándose: 1o A una transacción, sea dividiendo por mi

tad el territorio litigado, ó sea compensando á Bolivia la diferencia con valores que representen el del territorio cedido. 2o A falta de transacción, que Chile consienta someter la decisión al arbitramento de una potencia amiga de ambos contendien. tes, y 3o que este arbitramento recaiga sobre la cuestión de dominio, y que mientras se pronuncie la sentencia arbitral, se mantenga intacto Mejillones sin poderse explotar sus huanos, ni construírse en la costa disputada aduanas ni edificio alguno que hiciera suponer que Mejillones es puerto de Chile, porque esto importaría no solo prejuzgar la cuestión, sino resolverla de propia autoridad y por el hecho. Exigir esta no explotación de Mejillones y su conservación en el estado que tenía ante litem, no es más que exigir que se reconozca que hay cues. tión pendiente sobre aquel territorio, y que en este estado de litis pendencia debe respetarse la cosa litigiosa, sin que ningu. no de los litigantes pueda aprovecharse ni disponer de ella con exclusión y perjuicio del otro; siendo este respeto tan impor tante para la dignidad y honor de Bolivia que no vacila mi Gobierno en declararlo como lo declara condición sine qua non de la prosecución de las negociaciones.

Quiera V. E. elevar el presente despacho al conocimiento del Excmo. Señor Presidente del Perú, expresándole el cordial agradecimiento con que el de Bolivia acoge su mediación; y por su parte sírvase aceptar la estimación y profundo respeto con que tengo la honra de ser, de V. E., muy atento y seguro servidor.

Rafael Bustillo.

Al Excmo. Señor Ministro de Relaciones Exteriores de la Repú blica del Perú.

Ministerio de Relaciones Exteriores

Lima, 26 de marzo de 1864.

Cediendo el Perú á una necesidad eminentemente americana, impulsado por un espíritu de verdadera fraternidad, y consecuente con los principios de su franca política internacional, encaminada á promover la unión entre todas las Repúblicas del Continente, se decidió á ofrecer su mediación, en la cuestión que los Gobiernos de Chile y Bolivia sustentan relativamente al territorio de Mejillones. Sus votos, muy sinceros para pro. curar la paz entre dos pueblos amigos, han sido hasta ahora

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