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duda no tendría razón de ser si más adelante en el curso del viaje no le halláramos embarcado en la San Antonio. ¿Cuándo tuvo lugar ese trasbordo?

Por de contado que no entra en nuestro programa referir las peripecias del viaje de aquella armada, que Oviedo calificaba como uno de los cinco más famosos hasta su tiempo realizados, debiendo concretarnos simplemente à los sucesos en que à Gómez cupo alguna participación.

Puede que estudiandolos lleguemos à resolver esta duda, que es de importancia por lo que más tarde ocurrió á Magallanes

con la San Antonio.

Hallándose la armada á la altura de la costa de Guinea, después de haber partido de las Canarias, comenzaron á presentarse las calmas, que tan frecuentes son en aquellos parajes, cuando una noche, Juan de Cartagena, que comandaba la San Antonio, asalvó» à Magallanes con un marinero, diciéndole: «Dios os salve, señor capitán

inédita, y que se publicará en nuestro Magallanes, se lee asimismo: «Gente que tiene la dicha oficiales: el piloto Esteban Gómez», etc.

y maestre é buena compañia». Según se averiguó más tarde, «no agradó al dicho Magallanes la dicha salva é mandó á Estaban Gómez, piloto que llevaba en su nao, que dijese à Elorriaga, maestre de la dicha nao San Antonio, que dijese al dicho Juan. de Cartagena que no le salvase de aquella manera, salvo llamándole capitán general». 17

Sábese también que llegando à la costa del Brasil, Magallanes encargó à Juan López de Carvallo que llevase el farol en la «Concepción» para que marchase adelante, quien «se allegó tanto à tierra una y dos veces, que si no fuese por Esteban Gómez, que iba con el dicho Magallanes, hubieran dado al través en la costa». 18

El cronista Herrera cuenta que el dia 10 de Enero de 1520, una hora antes que se pusiese el sol, después que <<salvaron>>> la capitana, Gómez preguntó por la altura

17. Carta de Juan López de Recalde al Obispo de Burgos, Sevilla, 12 de Mayo de 1521. Navarrete, t. IV, p. 202.

18. Id., id., p. 203.

en que se hallaban y que le respondieron que en 34 grados. 19 Esa pregunta obedecia, al parecer, á los indicios que se notaban de ofrecer por alli una entrada el continente, con señales, según lo que acusaban la sonda y el escandallo, de que en ese lugar se les presentaba el estuario de un gran rio. Y era en efecto el mismo que Diaz de Solis tenía ya descubierto, como que se encontraban en su desembocadura frente al cabo de Santa Maria.

Después de haber estado ahi fondeados más de quince dias en espera del resultado del reconocimiento que se ordenó hacer à la nao «Santiago» para cerciorarse de si por alli existia el estrecho que se buscaba, la armada siguió su viaje costeando siempre hacia el sur. El 31 de Marzo llegaba al puerto de San Julián.

Alli tuvo lugar la sublevación de los capitanes Juan de Cartagena, Gaspar de Quesada (quien se habia apoderado de la

19. Según el diario de Francisco Albo, la altura que él sacó ese dia, fué de 35 grados. Medina, Colec. de Doc., t. I, p. 216.

<<San Antonio») y Luis de Mendoza, que concluyó con la muerte de éste por el alguacil Espinosa á bordo de la « Victoria», por la decapitación de Quesada y por el abandono en tierra de Cartagena y de un clérigo al tiempo que la armada partió de aquel puerto, el 24 de Agosto de 1520.

Con motivo de esos hechos, Magallanes hubo de reemplazar en el mando de las tres naves á sus antiguos jefes, dando el de la «San Antonio» á Alvaro de la Mezquita, que iba con titulo de sobresaliente en la capitana; y entonces fué, según es de suponer, cuando dispuso que Esteban Gómez se trasbordase en calidad de piloto á aquella nave.

Tal habria sido el origen del resentimiento de Gómez hacia su jefe, creyéndose de ese modo postergado.

Todo contribuye á demostrar que Magallanes al hacer esa designación procedió con cordura, en los momentos en que le traicionaban los hombres en quienes podia abrigar mayor confianza, y que por los car. gos que investian estaban moralmente com

prometidos más que ningunos à secundar sus propósitos. Se veia, pues, así obligado á echar mano para el comando de las naves de los que pudieran inspirarle plena seguridad, aunque no fuesen del todo acreedores por sus méritos á desempeñar los puestos que habia de proveer. Si Gómez en el fondo de su alma le habia permanecido fiel hasta ese momento, su resentimiento habia sido justificado. ¿Era esc el caso? ¿Podia Magallanes penetrar sus intenciones? Los sucesos que se siguieron condenan á Gómez y dan toda la razón á su jefe.

Dos dias después de haber salido del puerto de San Julián (26 de Agosto) penetraba la armada en el rio Santa Cruz, donde estuvo en peligro de naufragar. Partió por fin de alli el 18 de Octubre y el 22 del mismo mes avistaba el cabo que llamó de las Once Mil Virgenes, en que remataba una abra como de cinco leguas de anchura que formaba ahi la tierra. Magallanes fondeó frente à ella en la mar y despachó á la «San Antonio» y la «Concepción» para que penetrando por aquella abertura que se les

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