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presentaba, reconociesen si era el estrecho que buscaban, con orden de volver al cabo de cinco dias. Asi se hizo en efecto, y en el término señalado regresaron, diciendo. los tripulantes de una de ellas que sólo habian hallado ensenadas rodeadas de peñas muy altas, y los de la otra, que, según las señales que pudieron observar, aquel era el tan deseado estrecho.

Magallanes, para asegurarse más de que asi era en realidad, como él lo creia, ordenó que la «San Antonio» embocase de nuevo por aquella entrada, y habiéndose en efecto internado unas cincuenta leguas, volvió á informar que no le habia enconfrado término.

Magallanes dispuso entonces que se reconociesen las provisiones que quedaban, que se averiguó alcanzaban para tres meses, y reunió en consejo á sus oficiales, quienes apoyaron su idea de pasar adelante. Gómez, sin embargo, fué el único que emitió contrario parecer, alegando que era mucha aún la distancia que les quedaba por recorrer antes de arribar al término

del viaje; que si les sobreviniesen calmas ó tormentas, habian de perecer todos, y pues que ya, como parecia, el estrecho estaba descubierto, que lo más prudente era dar la vuelta á España para dar noticia del feliz descubrimiento y regresar en seguida con otra armada que les permitiese llevar á término en condiciones más ventajosas la empresa comenzada.

El parecer de Gómez, que «era tenido por gran marinero», produjo en los asistentes á aquella memorable reunión, un desaliento manifiesto; pero tomando entonces la palabra Magallanes, sin demostrar alteración alguna, declaró que aunque hubiese de alimentarse con los cueros de vacas con que iban aforradas las entenas de su nave, habia de seguir adelante para cumplir al Emperador la oferta que le tenia hecha de descubrir el estrecho que abriría á sus naves el camino á las Molucas; y luego, sin más réplica, mandó pregonar que no se discutiese en lo del viaje, ni en si habia ó no suficientes provisiones,

porque estaba resuelto á seguir su camino al día siguiente de mañana.

Asi sucedió en efecto. Llevaban las naves andadas más de cincuenta leguas por aquel estrecho, cuando se notó que un brazo de marse dirigia hacia el S. E., cuyo reconocimiento dispuso Magallanes que efectuase la «San Antonio», con orden de que regresase al cabo de tres dias, y él por su parte, siguió avanzando con el resto de la armada un poco más, para esperar alli á la «San Antonio: pero pasaron los tres dias y otros tres más y aquella nave no regresaba. Mandó entonces que partiese en su busca la «Victoria», que no pudo haIlarla, resolviendo luego que lo supo salir él en persona con todas las naves, sin haber tampoco podido encontrarla.

Mientras tanto, ¿qué era lo que habia ocurrido à la «San Antonio?»>

Partida, como sabemos, regresó al cabo de tres días al punto en que la habia despachado Magallanes, donde no le halló ya; su comandante Mezquita hizo disparar algunos tiros que quedaron sin respuesta, y for

mar ahumadas en la costa, que no dieron resultado. Después de gastar en esto cua-. tro ó cinco dias, Mezquita se empeñaba en seguir buscando á su jefe, pero el escribano Jerónimo Guerra, que desempeñaba entonces á bordo el cargo de tesorero, y Esteban Gómez eran de opinión que debían regresar á España; «é sobre que la dicha vuelta contradecia el dicho Alvaro Mezquita, vinieron á malas, en que el dicho Mezquita. dió una estocada por la pierna á Esteban Gómez, piloto, é otra él al dicho Mezquita en la mano izquierda, y en fin prendieron al dicho Mezquita... é vinieron derechamente á este puerto (Sevilla) comiendo tres onzas de pan cada dia, porque les faltaron los bastimentos», 20

20. Carta citada de López de Recalde. Navarrete, t. IV, p. 207.

López dice que la prisión de Mezquita tuvo lugar el 8 de Octubre de 1520, con evidente error, como que el 21 de ese mes habian avistado ya la entrada del estrecho. Creemos, pues, que en vez de Octubre debe leerse Noviembre.

Oviedo cuenta las últimas incidencias que narramos en el texto de una manera en extremo sumaria y en forma también equivocada, pues refiere que «subcedió que una de las naos, de la cual era capitán Alvaro

Los tripulantes de la «San Antonio» en el momento de abandonar el estrecho eran por todos sesenta y dos, 2 sin contar un

Mezquita, hijo de un hermano de Magallanes, fué llevada del reflujo en mar é salió por do habia entrado, ý los que en ella estaban, viéndose apartados de la conserva, acordaron de se volver en España, y prendieron al capitán é dieron la vuelta hacia nuestro polo». Tomo II, p. 12

Como se ve, el cronista confunde el segundo reconocimiento que tuvo orden de efectuar la «San Antonio» con el primero, é incurre en contradicción cuando expresa que «acordaron de se volver» y «prendieron»; etcétera.

Oviedo ha tomado su relato de Maximiliano Transilvano. Véase la, p. 264 del 1. IV de la Colección de Navarrete.

Pigafetta habla de que las naves despachadas por Magallanes para reconocer el brazo de mar que se dirigia al S. E., fueron la «San Antonio» y la «Concepción», y que aquélla «partió inmediatamente é hizo fuerza de velas, sin querer aguardar á la segunda. que queria dejar atrás, porque el piloto pensaba aprovecharse de la oscuridad de la noche para desandar el camino y regresarse á España por la misma derrota que acabábamos de hacer. Ese piloto era Esteban Gómez, que odiaba á Magallanes... Durante la noche se concertó con los otros españoles de la tripulación y aprisionaron y aún hirieron al capitán de la nave Alvaro de Mezquita...» Medina, Colección de Documentos, t. II. p. 435.

Como se ve, este relato deja á Gómez en peor condición aún de la que expresamos en el texto.

21. López de Recalde, en su citada carta, escribia

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