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á Nos pagar derechos ni otra cosa alguna, más de la veintena parte; pero si rescataren é trujeren más valor de los dichos doscientos. ducados, los dichos marineros é los dichos grumetes, á este respecto de lo demás restante, nos paguen el quinto para Nos y la dicha veintena; pero entiéndese que los dichos doscientos ducados de valor lo pueden traer los marineros, pero los grumetes y pajes podrán traer, á este respecto, sueldo á libra, segund lo que cada uno gana de sueldo.

Otrosi: por caso á la ida ó á la vuelta ó andando en el dicho descubrimiento hiciéredes alguna presa ó cabalgada, por mar ó por tierra, sacado el quinto para Nos, lo demás restante se haga tres partes, y la una hayáis vos el dicho capitán y la gente de la dicha carabela, y las otras dos queden para Nos y para los armadores della.

De lo cual vos mandé dar y di la presente capitulación, firmada de mi nombre y refrendada de mi infraescripto secretario. Fecha en Valladolid á veinte y siete días del mes de Marzo de mill y quinientos y veinte y tres años.—YO EL REY.-Señalada del Comendador Mayor y Carvajal y del doctor Beltrán. -Refrendada de Cobos. 2

2. Archivo de Indias, 136 1.6, tomo IX, fol. 109 y pu blicada en la pág. 74 y sigts del tomo XXII de la Colección de Torres de Mendoza.

Esta capitulación era el resultado no sólo de las gestiones de Gómez, à cuyo favor se extendia, sino también de las varias informaciones que Carlos V habia tenido de diversos cosmógrafos de que era posible hallarse por el norte del continente americano algún estrecho que permitiese llegar al Catayo Oriental; à lo que se agregaba que el mismo Sebastián Caboto, entonces piloto mayor de España, era de opinión que quedaban por descubrir muchas islas en las vecindades de las Molucas. 3

Para explicarnos cómo era que, acabado de descubrir el Estrecho de Magallanes, se pensaba en continuar buscando otro por el norte de América, es necesario que sepamos que por el Catayo Oriental los geógrafos de aquella época querian referirse á la China, y que, por su parte, Gómez aseguraba que siguiendo hasta alla por aquel rumbo, habian de encontrarse islas y provincias no descubiertas aún, abundantes en oro, plata, drogas y especias,

3. Veanse los extractos de Herrera que publicamos al fin de los Documentos.

las cuales caian dentro de los limites asignados à la Corona de España por la linea de demarcación trazada por Alejandro VI, y de cuya definitiva situación comenzaba á tratarse por esos dias.

La simple lectura de la capitulación de Gómez demuestra, à todas luces, que era tal la vaguedad de esas informaciones su ministradas al Emperador, que en aquel documento no se hace mención alguna de región determinada del continente americano donde Gómez debia efectuar su reconocimiento. Cuando sabemos, sin embargo, que las costas de la América del Sur que baña el Atlántico estaban completamente reconocidas, es fácil suponer que Gómez no podia dirigirse a otros puntos del continente que à aquellos que hasta entonces quedaban por explorar, es decir, que debia buscarse ese estrecho por el norte.

De ahi por qué Pedro Martir de Angleria, en postdata à la carta que en 14 de Julio de 1524, esto es, cuatro meses después de firmada por Carlos V la capitulación con Gómez, dirigia al Arzobispo de

Cosenza, estampaba las siguientes palabras: «También se ha decretado que cierto Esteban Gómez, perito asimismo en el arte de mar, vaya por otra via, por la cual dice que entre Bacalaos y Florida, ya de antiguo tierras nuestras, se encontrará camino para Catayo. Se le está preparando, añade en seguida, una sola nave carabela, pues no llevará más orden que ver si en las varias revueltas y vastos rodeos de este nuestro Océano, se encuentra salida para ir al que comunmente llaman el Gran Can». 4

«Hay tal furor en buscar ese estrecho, que se exponen á mil peligros, pues cualquiera que lo encontrara, si se puede encontrar, obtendrá en sumo grado la gracia del César y gran autoridad. Porque si se hallara paso del Océano Austral al Septentrional, seria más fácil el viaje à las islas que crían los aromas y las perlas. Y no valdria la empeñada cuestión con el Rey

4. Traducción de Torres Asensio, t. IV, Madrid, 1S92, 8.o, p. 63.

de Portugal... Pero hay poca esperanza del estrecho», concluye. 5

López de Gómara precisa aún más el punto del continente donde Gómez pensaba encontrar ese estrecho, hace referencia á los que antes que él le habian buscado, y aún nos informa que en la junta de Badajoz se habia platicado sobre cuan conveniente seria que hubiese ese estrecho. Vale la pena de leer sus propias palabras:

«Iba este piloto (Esteban Gómez) en demanda de un estrecho que se ofreció de hallar en tierra de Bacallaos, por donde pudiesen ir à la Especeria en más breve que por otra ninguna parte, y traer clavos y canela y las otras especias y medicinas que de allá se traen... Y como Cristóbal Colón, Fernando Cortés, Gil González de Avila y otros no lo habian hallado del golfo de Uraba hasta la Florida, acordó él subir más arriba...»

«Habia navegado algunas veces à las Indias Esteban Gómez, ido con Magallanes al estrecho y estado en la junta de Badajoz

5. Id., id.. p. 148.

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