Imágenes de páginas
PDF
EPUB

tero. Desde el momento que cayó el gobierno de D. Anastasio Bustamante y ocupó la presidencia D. Manuel Gomez Pedraza, empezó, como dejo referido, la persecucion contra diversos militares que habian militado en el partido opuesto. A esta disposicion, poco prudente, se agregaron otras circunstancias que causaron un profundo disgusto, no ya en la clase militar, sino en la sociedad pacífica. El clero habia venido á ser el objeto de varios debates, y los sacerdotes eran seguidos y vigilados por la policía como pudieran serlo los mas temibles conspiradores. Esto, unido á que se dirigian por la prensa del partido triunfante bruscos ataques á la religion, y á las voces que corrian de que se trataba de exclaustrar á las monjas y ocupar los bienes de temporales, produjo necesariamente en la inmensa mayoría de los habitantes del país, que eran todos católicos, un sentimiento de hostilidad contra los hombres que estaban en el poder. Si D. Valentin Gomez Farias, al empuñar el timon de la nave del Estado, en vista del disgusto que se notaba en la sociedad, hubiese manifestado que se respetarian las creencias religiosas, sin duda que se hubiera conquistado el aprecio de todos; pero quiso obrar segun sus ideas y no conforme á las del país en general, y el disgusto siguió en escala ascendente, manifestándose de una manera que hacia presentir una espantosa tempestad. D. Valentin Gomez Farias obraba, es cierto, por conviccion; pero cuando la de un país entero es contraria á la de los que suben al poder, estos están en el deber de respetar la de los gobernados, no menos digna de respeto que la de ellos, y sobre todo que tenia mas derecho á ser respetada, puesto que era

la

la de la inmensa mayoría. No censuraré yo jamás las creencias políticas ni religiosas de nadie, pues cada uno cree que las que profesa son las mas acertadas. Respeto, por lo mismo, las que juzgaba convenientes D. Valentin Gomez Farias y el partido exaltado yorkino á que pertenecia; pero juzgándole como hombre político, que es bajo el punto de vista único que le pertenece mirar al escritor público, preciso es asentar que no obró con prudencia.

1833. Era hombre de capacidad, que habia hecho una carrera brillante en medicina; de absoluta honradez en el manejo de caudales; enemigo del derramamiento de sangre y amante del saber, como lo es la mayor parte de la juventud de Guadalajara, una de las principales ciudades de la república mejicana, donde habia nacido el año de 1781, esto es, cuarenta años antes de la independencia; pero afiliado en el partido exaltado yorkino, que le miraba ya como su jefe, queria el triunfo de sus ideas así religiosas como políticas, sin detenerse à preparar el terreno; sin adoptar una marcha progresiva que condujese insensiblemente al fin propuesto; salvando de un salto de un extremo á otro y recurriendo á los hechos antes que á la conviccion. (1) Aunque bastante ocupado en su car

(1) Hé aquí la fé de bautismo de D. Valentin Gomez Farias.

«El Dr. D. José Mariano Gutierrez Guevara, Canónigo Magistral de esta Iglesia Metropolitana y Cura Rector del Sagrario, certifico en toda forma: Que en el libro de bautismos número 34, fólio 38 frente, se encuentra una partida que dice: «En Guadalajara en veinte y uno de Febrero del año de mil setecientos ochenta y uno: Yo, el Br. D. José Mariano Navarro, teniente de cura, bauticé y puse los Santos Oleos á José María Valentin, español: nació á catorce de este mes, hijo legítimo de José Lugardo Gomez de la Vara y de María JoseTOMO XII. 4

rera de médico, no por eso dejó de tomar una parte muy activa en la política desde el principio de la independencia. El fué quien presentó en 1822 á las cámaras, siendo diputado, la proposicion que declaró á Iturbide emperador, y quien despues le combatió fuertemente, juzgando que se habia separado de la ley; él quien trabajó con empeño porque ocupase la silla presidencial D. Guadalupe Victoria, y el que se valió del medio de legitimar la presidencia de D. Manuel Gomez Pedraza para derrocar á D. Anastasio Bustamante.

1833. Desde el momento que D. Valentin Gomez Farias ocupó el elevado puesto de presidente de la república mejicana, se vió rodeado de personas que, en vez de aconsejarle que introdujese por grados las ideas que intentaba, le impulsaban á que dictase disposiciones desfavorables al clero y al ejército. Respecto de los militares que habian servido á la administracion pasada, la persecucion fué notable; y por lo que hace á los sacerdotes, la exageracion llegó hasta el grado de vigilarles hasta en los actos de su vida privada. La prensa favorable al gobierno, se desataba en imprudentes injurias contra los eclesiásticos, eran atacados los cánones, aparecian picantes epígramas sobre respetables pasajes de la Biblia, se pretendia sujetar las rentas del clero á la autoridad temporal,

fa Martinez y Farias: fueron sus padrinos el Br. D. Domingo Gutierrez, clérigo Presbítero, y Doña Antonia Terraza. Y para que conste lo firmé,-José María Navarro.—Al márgen.-José María Valentin, español, hijo legítimo.»>-Es copia.-Guadalajara, Febrero catorce de mil ochocientos sesenta y seis.-(Firmado.)-J. M. Gutierrez y Guevara.>>

se pedia la exclaustracion de las monjas, se atacaba la autoridad del Papa, y se dirigian todos los golpes posibles á las creencias religiosas de la sociedad, que no hacian mas que irritar el ánimo de ella contra los que no las respetaban.

El congreso, dominado en su generalidad de las mas exageradas pasiones de partido, parecia haberse propuesto obrar, no como representantes de un pueblo á quien es preciso hacer la justicia de confesarle dotado de sentimientos generosos, sino como entidad abiertamente opuesta á esa nobleza de afectos.

<«<Toda la sociedad,» dice el escritor mejicano D. Manuel Rivera Cambas, (1) «estaba en continua agitacion á causa de las peticiones que diariamente aparecian en la prensa, solicitando que la propiedad fuera repartida de una manera proporcional, yendo dirigido el ataque mas bien contra el clero. Encargada la autoridad judicial á cualquiera persona y ejercida en toda extension hasta por el último alcalde, sin que le enfrenara ó contuviera precaucion alguna para garantizar la libertad individual, y faltando la publicidad en los procedimientos, apenas tenian los reos medios de defensa sin ninguna libertad para usar de ella, y faltando la justicia, habíase ido desmoralizando росо а росо la sociedad, perdiéndose con el amor al trabajo el respeto á la propiedad.» Esta pintura que está de acuerdo con la que hacen de la misma administracion los escritores contemporáneos á los sucesos, demuestran el penoso estado en que se hallaba la sociedad bajo un gobierno

(1) «Los gobernantes de Méjico,» tomo II, pág. 176.

enteramente opuesto á los principios de ella. «Todo cuanto el déspota oriental mas absoluto en estado de demencia pudiera imaginar mas arbitrario é injusto,» dice D. Lúcas Alaman, «<es lo que forma la coleccion de decretos de aquel cuerpo legislativo.»

Aunque el partido yorkino aspiraba á la realizacion de las disposiciones relativas á lo concerniente al clero y bienes de la iglesia, sin embargo, una considerable parte de él, la mas prudente, creia que para conseguir el objeto, era preciso marchar con menos estrépito y mas detenidamente. Santa-Anna, que opinaba de la misma manera, queriendo calmar las pasiones para continuar luego en la marcha emprendida, se hizo cargo del poder, separándose de la presidencia por algunos dias el vice-presidente Farias.

Las disposiciones dictadas por el gobierno, habian herido en lo mas delicado, el sentimiento de la sociedad. La prensa contraria á la administracion, publicaba juiciosos artículos, escritos por hombres de verdadero saber, tratando de evitar nuevos motivos de desunion, que no darian por resultado mas que el aumento de los muchos males que sufria ya la nacion. En ese estado de agitacion y de disgusto en que se hallaban todas las clases de la sociedad, se pronunció en Morelia el coronel retirado D. Ignacion Escalada, en defensa de la religion y de los fueros del clero Ꭹ del ejército, atacados por Farias, y declarando protector al general D. Antonio Lopez de Santa-Anna. Este, resuelto á sofocar el movimiento, volvió á dejar la presidencia en manos del vice-presidente Farias, para ir á batir á los sublevados, y activó todos los preparativos

« AnteriorContinuar »