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comer en las fiestas religiosas que celebraban y á las cuales concurrian de todos los pueblos comarcanos al sitio de la fiesta; se facultó á los ayuntamientos para que impidiesen que se transfirieran las festividades de los santos patronos á dias determinados, sin que hubiese precedido licencia para ello; que los curas no pudiesen establecer cofradías sin licencia del gobierno; el culto fué puesto bajo la inspeccion de las autoridades políticas aun en el interior de los templos; se dieron decretos, en algunas partes, para que los diocesanos dispusieran de algunos conventos así como de las propiedades que á estos pertenecian; fueron convertidas algunas iglesias en circos y teatros, y se dictaron otras disposiciones que herian fuertemente al sentimiento religioso del país entero; de todas las clases de la sociedad.

El disgusto causado con el plan seguido por el vicepresidente y diversos gobernadores de los Estados que participaban de sus ideas, llegó á su colmo, y el horizonte político se presentaba lleno de negros y amenazantes nubarrones desde los primeros dias del mes de Enero de 1834. Los ojos de la multitud descontenta, se dirigian á la hacienda de Manga de Clavo, á donde se hallaba Santa-Anna, esperando que él pusiese término á la afliccion en que se hallaba la sociedad. Los males inmediatos los sentia esta de D. Valentin Gomez Farias, y anhelaba que el presidente se hiciera cargo de empuñar el timon del Estado, creyéndole mas moderado en sus ideas. Aun muchos individuos del partido yorkino, descontentos de ciertas providencias, como la dictada sobre instruccion pública la de fondos destinados á los indios, se separaron y

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de Farias, dando con su desaprobacion una fuerza poderosa moral al partido que pedia su caida. El general Santa-Anna recibia diariamente repetidas cartas, escritas por las personas mas distinguidas del país, instándole á que volviese á la presidencia y pusiera término á los excesos del vice-presidente y del congreso. Cuando vió que el clamor era general, que las clases todas del país rechazaban indignadas las disposiciones dictadas por el hombre que habia dejado en el poder y por los individuos de la cámara legislativa; cuando juzgó que el descontento de la nacion no tenia límites y que era llegado el momento de presentarse como salvador de los oprimidos, marchó á Méjico en el mes de Abril, quitó á Gomez Farias del poder, empuñando él las riendas del gobierno el dia 24 del mismo mes; mandó cerrar las puertas de las cámaras á los diputados y senadores; y por una série de providencias provisorias, cuya aprobacion reservó al futuro congreso, derogó la ley de patronato eclesiástico, y los obispos que durante el mando de Farias habian estado ocultos ó fugitivos, se restituyeron á sus sillas. Por esas mismas providencias provisorias, se disolvió el tribunal especial establecido para condenar á los individuos que habian formado el ministerio en la administracion de Don Anastasio Bustamante, compuesto de suplentes nombrados para reemplazar á los magistrados suspensos de la corte suprema de justicia, los cuales volvieron al ejercicio de sus funciones; se repuso la Universidad, y se reformó el plan de estudios: los mejicanos que habian sido desterrados del país regresaron á su patria, y en su lugar tuvo que salir el padre Alpuche que se habia señalado siempre por sus ideas exageradas.

Derogado todo lo que habia sido hecho por el vice-presidente D. Valentin Gomez Farias y restituidas las cosas al estado que guardaban antes de su nombramiento, el general Santa-Anna fué considerado como el libertador de la opresion que habia sufrido el país, cuando es seguro que sin su consentimiento no hubiera obrado Farias de la manera con que el lector le ha visto proceder.

Desde esta época se separó el general Santa-Anna del partido yorkino y se manifestó con tendencias à destruir el sistema federal y plantear una república central. Pero aunque este era su pensamiento, se manifestaba en todos sus documentos oficiales, mientras veia llegar el momento oportuno para realizarlo, celosamente adicto á la constitucion federal. En una circular dada el 15 de Octubre y firmada por su ministro de relaciones D. José María Lombardo, decia este: «S. E. me manda, en consecuencia, reitere á V. S. hallarse firme y resueltamente decidido á no consentir que alguna autoridad, corporacion ó persona, ataque ahora, ni en tiempo alguno, la libertad é independencia de la nacion mejicana, su religion, forma de gobierno representativo popular federal, libertad de imprenta y division de poderes.>>

1835.

El congreso, renovado constitucionalmente, y compuesto, en su mayoría, de personas amantes del órden, abrió sus sesiones el 4 de Enero de 1835, y aprobó todas las disposiciones provisorias realizadas por Santa-Anna desde que separó á D. Valentin Gomez Farias del poder. El favorecido presidente, que se habia conquistado la voluntad de sus gobernados, nombró ministro de hacienda á D. José María Blasco, hombre verdaderamen

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