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te honrado y apreciable; de guerra, el general D. José María Tornel, amante de las letras y protector de ellas; y de relaciones exteriores é interiores, á D. José María Gutierrez de Estrada. El congreso que conocia que tendencias del presidente se dirigian al establecimiento del sistema central y que en su mayoría participaba de las mismas ideas en ese punto, destituyó de la vice-presidencia á D. Valentin Gomez Farias, para alejar así del poder todo elemento que pudiera servir de obstáculo á la idea concebida. Verificada esta destitucion, Gomez Farias se vió obligado á salir del país, y marchó á los EstadosUnidos, fijando su residencia en Nueva-Orleans, sin llevar bienes de fortuna, pues ya tengo referido que era sumamente honrado en asunto de caudales.

El general D. Antonio Lopez de Santa-Anna, para manifestar que al tomar las riendas del gobierno, solo habia obrado por obsequiar la voluntad de la nacion que le habia pedido que pusiera remedio á los males que sufria, hizo renuncia del mando; pero no le fué admitida por el congreso, y únicamente se le concedió licencia para que temporalmente dejase la silla presidencial, nombrando, el 28 de Enero, presidente interino al general D. Miguel Barragan. Hecho este cargo del poder, conservó el mismo ministerio, y Santa-Anna volvió á su hacienda de Manga de Clavo. Aunque alejado de la capital y retirado, al parecer, de los asuntos de gobierno, no habia negocio de alguna importancia que no le consultase el presidente interino, que no tenia mas voluntad que la suya.

Como un paso debido á la gratitud por los importantes servicios prestados á la causa de la independencia, se re

que

puso en su empleo, por una ley expedida el 23 de Mayo, al general D. Pedro Celestino Negrete, y se le permitia volviese á la república mejicana; pero aunque amaba con sincero cariño aquel país del cual hablaba siempre con entusiasmo, permaneció en Burdeos, donde murió algunos años despues, sin haber tenido el gusto de ver su patria España, y deseando á Méjico la felicidad y la ventura. Es seguro que la misma disposicion se habria dictado con respecto al general D. José Antonio Echávarri que no con menos ardor que Negrete trabajó por la emancipacion de Méjico desde que Iturbide proclamó el plan de Iguala; pero habia muerto ya en Filadelfia, en la mayor pobreza, auxiliado en su última enfermedad por la piadosa viuda de D. Agustin Iturbide, a quien él habia hecho descender del trono.

No dejó el cielo sin recompensa este sublime rasgo de la caridad cristiana de aquella noble mejicana que, como la mayor parte de las que han nacido en aquel delicioso suelo poseen sentimientos purísimos de piedad que las honra y enaltece. Deseando el nuevo congreso dar una manifestacion de aprecio á los servicios hechos por D. Agustin de Iturbide al hacer la independencia de la patria, derogó, por iniciativa del ministro de relaciones D. José María Gutierrez de Estrada, el artículo cuarto de la ley de 8 de Abril de 1823, y la órden de 27 de Julio de 1824 que impedian regresar á la viuda y los hijos del autor del plan de Iguala á su patria, concediéndoles de nuevo la pension de doce mil duros anuales. Por otra iniciativa del mismo Gutierrez Estrada, creó el gobierno las importantes academias de la lengua y de la historia, siendo nombrado para

presidente de la primera el distinguido literato conde de la Cortina no menos que correcto escritor y excelente hablista, y para la segunda D. José María de Fagoaga.

1835. Los individuos que pertenecian á estas dos academias, eran verdaderamente de los mas ilustrados que contaba la sociedad de la capital, figurando entre ellos el excelente poeta y literato D. Manuel Eduardo de Gorostiza, autor de las importantes comedias Indulgencia para todos, Las costumbres de antaño, Contigo pan y cebolla, Don Dieguito, El amigo intimo, y de otras de no menos mérito, que fueron celebradas en los teatros de España; D. Lúcas Alaman, notable por su sólida instruccion y vastos conocimientos en todos los ramos del saber humano; D. Miguel Bustamante, instruido botánico, Rodriguez Puebla, Couto, D. Miguel Santa María, Torres Torija, D. José Joaquin Pesado, distinguido literato no menos que excelente poeta; D. Francisco Manuel Sanchez de Tagle, sabio en las ciencias profundas y poeta ilustre; Arrillaga, Blasco, Cubas, Gondra, Don José María Heredia, que, aunque nacido en Santiago de Cuba, desempeñó distinguidos puestos públicos en Méjico, donde escribió bellísimas poesías, y otros muchos, cuyos nombres honran las ciencias y la literatura.

Es consolador ver á una parte de la sociedad mejicana, entregarse en medio de las convulsiones políticas que tenian en continua agitacion el país, al cultivo de la inteligencia, y á la juventud tratando de conquistar un glorioso nombre en el campo de las bellas letras. Laudables son los esfuerzos que siempre ha hecho esa juventud en Méjico por los adelantos del saber humano, y entre

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los jóvenes que entonces empezaban á brillar en el campo de la literatura, se contaba Don Ignacio Rodriguez Galvan, que tres años despues dió al teatro el drama intitulado Muñoz visitador de Mejico, obra acogida por el público con estrepitosos aplausos, y autor de excelentes composiciones líricas que le dieron á conocer ventajosamente antes de dedicarse á la literatura dramática.

D. Lúcas Alaman, que durante la administracion de D. Manuel Gomez Pedraza, así como de la de Gomez Farias, habia estado escondido en un convento, se presentó á responder á los cargos que se le habian hecho al subir al poder el segundo, entre los cuales se contaba el de complicidad en la muerte del general D. Vicente Guerrero, y fué completamente absuelto, como tengo referido, por la suprema corte de justicia, el 17 de Marzo, sin que nunca hubiera dudado de su inocencia la buena sociedad que conocia sus rectos sentimientos.

El congreso general juzgando conveniente limitar el poder de los Estados, orígen muchas veces de alarmantes revoluciones y de conflictos para el gobierno de la nacion,

1835. mandó, por una ley expedida el 31 de Marzo, que «la milicia cívica de los Estados, Distritos y Territorios, se redujera á lo que diera la base de un miliciano por cada quinientos habitantes, organizada conforme á las leyes de la materia. Esta disposicion prudente, que venia á establecer entre todos el equilibrio justo que podia considerarse como la garantía de la tranquilidad pública, encontró oposicion en algunos gobernadores de Estados que llegaron á protestar contra ella, considerándola atentatoria á su soberanía. El que mas duramente clamó contra

la expresada ley, fué el gobernador de Zacatecas D. Francisco García, quien no solo se concretó á protestar, sino que considerándose fuerte, pues contaba el Estado con una fuerza de cuatro mil cívicos bien armados, se dispuso á resistir con las armas lo dispuesto, en el caso de que el gobierno enviase tropas para hacerse obedecer. La legislatura, dispuesta á no admitir la órden del congreso general, le autorizó para que pusiese en pié de guerra las milicias del Estado y combatiese contra las fuerzas que se enviasen de cualquier punto que fuese. Las autoridades de Zacatecas estaban en la firme creencia de que su actitud hostil para resistir la disposicion dictada, seria seguida por los demás Estados; pero se equivocaron, pues únicamente fué secundada la rebelion, en el Sur, por el general D. Juan Alvarez, quedando en consecuencia aislados ambos Estados, sin poderse auxiliar mútuamente la inmensa distancia á que se hallaban uno de otro. En el momento que se tuvo noticia en Méjico de lo dispuesto en Zacatecas; el congreso general autorizó á Don Antonio Lopez de Santa-Anna á que fuera á batir á los sublevados, poniéndose al frente de un cuerpo numeroso de excelentes tropas. Hechos los preparativos de marcha, Santa-Anna se dirigió contra los sublevados, y el 10 de Mayo llegó á la ranchería de Dolores, distante ocho leguas de Zacatecas. El gobernador D. Francisco García desde el momento que se manifestó en rebelion se habia ocupado en prepararse á la defensa, al saber que se aproximaban á la ciudad las tropas del gobierno, situó sus fuerzas en Guadalupe, punto que dista una legua de Zacatecas. El general Santa-Anna, en el momento que lle

por

que

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