Imágenes de páginas
PDF
EPUB

encendido en el ánimo del padre Salvatierra los primeros deseos de aquella empresa, esperaba con impaciencia el instante en que se le concediese la licencia de pasar otra vez á aquellos paises. Efectivamente, luego que recibió esta alegre noticia por carta de los superiores y del padre Juan María que le esperaba en Sinaloa, se puso en camino no sin gravísimo pesar de sus amados pimas. Este se mani. festó de tantos modos, y eran tales las circunstancias en que se hallaba aquella nueva cristiandad con la vecina sedición de los taraumares El general de y sonoras, que el general de las armas D. Domingo Gironza Petrus de las armas se Crussat y el padre visitador Horació Polici tuvieron por conveniente deopone á que el padre Kino tenerle, y no esponer á tal riesgo á tantos millares de almas que ó ya esta. salga de la ban reducidas á pueblos, 6 se reducirian muy breve por los sinceros deseos

Pimería,

que manifestaban de recibir el bautismo. Uno y otros escribieron al Exmo. Sr. virey y al padre provincial que el padre Kino era el pri mer padre de la Pimería, la columna de aquella nueva Iglesia, el consuelo y el defensor de aquellos pobres: que su dulzura, su celo, su actividad, era el vínculo y freno que tenia á raya naciones tan numerosas, y las atraia suavemente al yugo de la fé y de la obediencia: que en la actualidad, no bien apagadas las cenizas del primer motin, no bien depuestas por los capitanes vecinos las sospechas, aunque injus tas, que siempre habian tenido de ellos, y solicitados por otra parte' de los comarcanos sonoras y otros alzados, seguramente se animarian todos los pueblos en qué aunque habia otros misioneros, era el padre Kino el ejemplar, el muelle y alma que lo ponia todo en movimiento. En consecuencia de esta representación, se aprobó en México lo obrado por el visitador, y en lugar del padre Kino, pasó á la California, el padre Francisco María Piccolo. Y cuanta verdad fuese lo que se decia del padre Kino, se manifestó mas que nunca en la ocasion presente. Nunca habian recibido los pimas mayor daño de los jocomes y apaches; y nunca sin embargo habian estado más vivas en algunos españoles las sospechas de que eran amigos de ellos y cómplices de sus robos y hostilidades.

En principio de enero habian quemado el pequeño pueblo de Jesus María: el 25 de febrero se arrojaron sobre el pueblo de Cocospera: en 30 de marzo saquearon la ranchería de Santa Cruz del Cuervo, bien que les costó muy caro el triunfo. El cacique de Quiburi, llamado Coro, distante solo legua y media, tuvo aviso de esta invasion, y de la tranquilidad y negligencia con que los bárbaros gozaban el fruto de su

victoria. Al instante con toda su gente, que el general dias antes habia mandado tener pronta, y otros muchos que en busca de padres ha. bian venido desde S. Javier del Bac, voló á Santa Cruz, cercó a los enemigos, y con muerte del principal cacique de los jocomes, llamádó Copoteari, puso á los restantes en fuga. Los esforzados pimas siguie ron el alcance por algunas leguas, sin mas pérdida que cinco de los suyos. De los enemigos murieron cuasi todos cuantos habían quedá. dose en el Cuervo, sin que se les escapasen (dice el padre Kino en rela cion firmada de su puño) sino seis que iban en buenos caballos, hurta. dos de Cocospera. El mismo padre dice haber encontrado despues de algunos dias cincuenta y cuatro cadáveres, y en otra parte añade, que los muertos pasaron de ochenta. Un moderno escritor hace subir has. ta trescientos el número de muertos, y añade otras circunstancias á esta relacion, que no sabemos de donde pudo tomarlas.

[ocr errors]

Este golpe aseguró por algun tiempo la tranquilidad de la Sonora y Pimería, y aun forzó á los janos á que viniesen á pedir rendidos la paz á D. Juan Fernandez de la Fuente, capitan de aquel presidio. Sin embargo de un servicio tan importante, y una prueba tan incontesta. ble de la fidelidad de los pimas, en este mismo tiempo se esparcieron en toda la Sonora voces de que el padre Kino pedía a los superiores le sacasen de allí con escolta, por haberle querido dar muerte sus indios: se añadia, que el cacique gobernador de Cocospera, llamado D. Francisco Pacheco, habia muerto á su muger porqué no declarase cierta conspiracion que él tramaba contra los españoles. Una y otra mentira se desvaneció bien presto. El padre Kino, por sus cartas, desengaño luego á los padres y capitanes. El cacique Pacheco, trajo su muger á Bacanutzi, y de allí á los Dolores, donde catequizada por el padre Kino, pasó luego a S. Miguel de Toape, donde el mismo día del Santo, en la fiesta, y en el mayor concurso del pueblo, fué solemnemente bautizada con el nombre de Nicolasa, siendo su padrino D. Nicolás de Linzo. No solo estaban en paz y en tranquilidad los indios ya reducidos á poblacion y policía; pero aun de los gentiles sobaipuris, vinieron por segunda vez á fines de setiembre, camino de mas de cien le. guas, á pedir padres que les diesen el bautismo. Acompañados del mismo padre Kino, pasaron á Santa María Basieracu, donde se halla. ba actualmente él padre visitador Horacio Polici: recibió este con suma complacencia los enviados, y prometió favorecer su pretension. Con este motivo, persuadió al general D. Domingo Gironza, que para

1698.

[ocr errors]

desvanecer enteramente las falsas preocupaciones que impedian la re-
duccion de los pimas, enviase alguna compañía hasta lo mas interior de
sus tierras, y esplorase la disposicion de sus ánimos y reconociese si
habia en realidad algunos famosos almacenes y corrales, donde se decia
que guardaban de concierto con los apaches todo el ganado y demas
botin que habian llevado en trece ó mas años de guerra. Accedió el
general á la propuesta, y nombró al capitan Cristóbal Martin de Ber-
nal, para que con los tenientes D. Juan Mateo Mange, D. Juan de
Escalante, D. Francisco Acuña y D. Francisco Javier de Barcelona
y veintidos soldados, fuesen. El éxito de esta jornada, escribe el mis-
mo capitan Cristóbal Martin al padre visitador en estos términos:
„Muy reverendo padre: Acabo de llegar de la jornada, que por órden
de mi gobernador hice á toda la Pimería en compañía del padre Eu-
sebio Kino, habiendo caminado de dia, y de vuelta mas de doscientas
sesenta leguas, entrando hasta los últimos sobaipuris del Nordeste,
Norte y Nordeste, hasta el rio Gila, y Casas Grandes, y mas adelante
hasta los confines de los opas y cocomaricopas. He hallado que toda
esta nacion está, no solo muy quieta y muy pacífica, y muy amante de
la española, sino tambien muy deseosa de recibir el bautismo, y padres
que piden para su instruccion. No hemos hallado el mas mínimo ras-
tro de las caballadas y ganados, que algunos sin fundamento han sos-
pechado y aun siniestramente informado que allá dentro retiraban; án-
tes supimos que en 15 de setiembre, dichos sobaipuris con los otros de
S. Javier del Bac, dieron albazo á los jocomes y apaches, en que ma.
taron cuatro y cautivaron dos niños, que ahora me entregaron, y en 26
oy
de octubre los pimas del capitan Coro de Quiburi, habian caido sobre
diez y seis de los jocomes y muerto á trece de ellos. En todas partes
nos han recibido con muchas demostraciones de alegría, y ofreciéndo-
nos para el bautismo á sus párvulos en número de mas de sesenta, y
aun de los adultos se hubieran bautizado muchos, si no lo reusara el
padre Kino. Hemos contado cerca de cuatro mil almas. Tienen my
buenas y fértiles tierras, con acéquias, y en algunas partes cogen sus
cosechas de trigo, y han hecho casas de adobe
dres que piden y esperan.

y terrado para los pa

Esta espedicion dió mucho crédito á lo que tantas veces gritaba el padre Kino; pero aun mucho mas incontestable prueba dieron los pimas de su fidelidad en las invasiones que al siguiente año hicieron en sus tierras los enemigos. El padre Kino, aunque despues de estas fa

figas habia estado por algunos meses bastante enfermo; sin embargo, apénas mal convalecido trató de una nueva espedicion. Noticiosos los superiores en la entrada en California del padre Salvatierra, y de los motivos que habia para esperar se perpetuase aquella poblacion, es cribieron al padre Kino que reconociese si habia por las costas de la Pimería algun sitio ácomodado á que pudiesen arribar los barcos de California, y de donde surtirse de alimentos. Esto mismo le encargaba tambien el mismo padre Juan María. A este efecto, en 22 de setiembre, salió de Dolores con el capitan Diego Carrasco y algunos guias y llegó á S. Andrés, de donde habiendo enviado correos á los opatas y cocomaricopas, torció el camino del Poniente con ánimo' (dice el mismo padre) de subir un monte que estaba á la vista y divisar las tierras circunvecinas, y si ser pudiese, tambien las marinas. Puesto en camino el dia 1.° de octubre, una violenta calentura le hizo volver á S. Andrés. Fué este regreso de mucho consuelo para el padre, por encontrar á su vuelta los cocomaricopas, que aun ántes de recibir su embajada habian venido á recibirlo á S. Andrés. Esta nacion es Recibe el pade idioma y trage diferente de los pimas; pero muy semejante á ella en dre Kino á los las costumbres, y singularmente en la mansedumbre y docilidad: los pas. cuerpos robustos y bien proporcionados, y aun de mejor semblante. Su constante amistad y parentesco con los pimas, junto con las embajadas que de cinco años les habia enviado el padre Kino, les habian hecho desear con ansias el bautismo. El buen misionero los consoló, prometiéndoles hacer cuanto alcanzasen sus fuerzas para el logro de sus deseos, y creado gobernador, capitan y fiscal, los despachó contentos á sus tierras. De aquí› pasó la caravana á S. Rafael de Actun, donde tomado el sol con el astrolabio, se halló el padre Kino en 52 grados de altura del sol. Esta observacion puede servirnos para corregir, como hemos procurado hacerlo, todos los antiguos mapas de la Pimería, puesto que siendo en S. Rafael la altura del sol de 52 grados, y siendo por

cocomarico

principios de octubre, en que se hizo la observacion de 7 á 9 de 5o Declinacion 29' 15, se hallará que dicha poblacion debia ponerse justamente en 320 del sol.

30' 45 de altura del polo.

lo de S. Ra

fael,

Llegados á S. Mateo (digo S. Marcelo de Soroydad) subió el padre Altura del po á un cerro que llamó de Santa Brígida, por ser en su dia, desde donde (dice) divisamos el muy cercano mar de California, con un puerto 6 bahía, que segun su altura de 231⁄2, poco mas, debe ser el que los antiguos cosmógrafos en sus mapas, llamaron de Santa Clara; tiene la en

trada al Sudeste, y al Oriente tres cerritos pequeños. Desde la cumbre del cerro de Santa Brígida, que por sus muchos seburrales (6 escorias) se conoce haber sido volcán grande, divisamos patentemente los arenales de desemboque del rio Grande, y el fiscal nos enseñó donde el rio Colorado se junta con el rio Grande del Norte, que es como un dia de camino, ántes que entrambos juntos entren en el mar de California. Por estar la mar brumada, no divisamos la cercana California, aunque la hemos divisado otras diferentes ocasiones, poco mas abajo desde los cerros de la Concepcion de Caborca, donde la travesía será como de quince á diez y ocho leguas.

Hemos insertado á la letra este pasage del diario del padre Kino, porque no se crea que sin fundamento nos apartamos del autor de los Afanes Apostólicos, que en su libro segundo capítulo 7., hablando de este vinge, dice así: Aunque en esta relacion no expresa haber subido al volcán ó cerro de este trombre; pero en otras partes afirma por dos veces, que en este año de 1698, desde el cerro de Santa Clara reconoció cómo la mar de Californá terminaba y remataba en el desem. boque del rio Colorado, sin tener continuación alguna por donde pudiese comunicar con otros mares. Es muy natural que en este viage hiciese este reconocimiento, aunque se olvidase, ó su amanuense, de expresarlo en el papel." Sobre esta congetura, discurre este autor; pero el padre Kino no calla el reconocimiento, sino que expresamente lo niega; y aunque dice haber divisadó otras dos veces el mar de Califor nia, no fué el año de 1698, sino el de 94, en compañía del capitan Juan Mateo Mange, ni desde el cerro de Santa Clara, sino del Nazareno de Caborca, y aun entonces no vió tanto, como lo hace ver el autor de los Apostólicos Afanes. Este viage no continuó el fervoroso padre hasta la misma embocadura del rio Colorado, como intentaba, por dificultades que le opusieron los compañeros y los guias. En todo él descubrió mas de cuatro mil almas, reconoció y puso nombre á muchas nuevas rancherías, bautizó muy cerca: de cuatrocientos párvulos y echando dádivas para los habitadores de las orillas del Gila y Colorado, ácia el Norte, y algunas prevenciones para continuar en otra ocasión la marcha, se volvió á Dolores en 18 de octubre, despues de haber corrido mas de trescientas leguas.

Así desde tan lejos, trabajaba el padre Kino para facilitar del modo que podia la reduccion de la California. Esta nueva conquista, aun. que con mucha lentitud, no dejaba de tener sus aumentos, y prometer

« AnteriorContinuar »