Imágenes de páginas
PDF
EPUB

toria la cristiana asistencia. Tal es la enfermedad que á los princi. pios de este siglo hizo tan temible á los estrangeros el puerto de Ve. racruz. El horror y la falta de esperiencia, hacian por entonces mas dificil la curacion. Desde la mitad del siglo para acá, ni es tanta la violencia del mal, ni la generalidad, á que se añade lo que la necesidad y el uso han descubierto en órden al remedio. En el tiempo en que hablamos se tenia por un contagio incurable. No impedia este temor á los jesuitas para dejar de asistir á todo género de personas de dia y de noche en la tierra y en la mar, en la ciudad y en el castillo. No será de admirar que despues de esto se mudase cuasi enteramente el semblante de aquel colegio, cediendo los mas de los sugetos que lo componian, no tanto á la actividad del contagio, cuanto á la continuacion de la fatiga. El padre rector, Domingo Miguel, fué una de las primeras víctimas, que como su oficio lo empeñaba á la parte mayor del trabajo. Siguiéronle bien presto los fervorosos operarios padre Andrés del Valle y padre Miguel de Salas, con los hermanos coadjutores Miguel Diaz y Antonio de Burgos, y dos succesivos profesores de gramática, hermano Tomás Velez y Juan José de Arragozes. En las epidemias de aquellos primeros años, que eran otras tantas cuantas flotas surgian en aquel puerto, han muerto sirviendo á los apestados otros muchos sugetos que seria difícil contar, y cuyos nombres este grande oficio de caridad, hará inmortales en el libro de la vida. El fervor y la constancia en esta especie de ministerios, sin faltar á los demas comunes de los colegios, es el cimiento sobre que en aquella ciudad se ha levantado y continuado desde su fundacion el grande aprecio de la Compañía, en que apénas tendrá semejante alguna en la América. † Esto en lo interior de la provincia, en las misiones de padres Kino y Salvatierra, con diversos géneros de trabajos, igualmente gloriosos, promovian á grandes pasos la obra del Señor. El padre Kino, á principios de febrero, penetró en compañía del padre Gilg y del capitan Juan Mateo Mange, hasta tres leguas mas acá del lugar donde se juntaban los rios Gila y Colorado. Dejaron alguna porcion de ganado en Sonoidag, por si acaso algun barco de California llegase, como habian concertado, al puerto de Santa Clara. Se dió por medio de los intérpretes noticia de la palabra de Dios á mas de cincuenta yumas, opas y coro

+ Cuidado con olvidarse de los padres franciscanos y domínicos, primeros fundadores del Evangelio, á cuyo celo y doctrina debe esta América la religion, la civilizacion y toda clase de bienes. Cada uno tiene su lugar distinguido.—EE.

de los mo

maricopas, que parecieron oirla con agrado, y prometieron convidar á los yuanes, cutganes, quiquimas, alchedomas y otras naciones de la otra banda del Gila: (dice el capitan Mange en su relacion) andan enRelacion del teramente desnudos: las mugeres se cubren de la cintura á la rodilla con capitan Manla cáscara interior del sauce, que majado, hace muchos hilos y guede-radores del Gi jas como copos de cáñamo. Estos hilos tejen del ancho de dos ó tres la. dedos, y los demas hilos pendientes, forman un corto faldellin, que al correr con él hacen mucho ruido. Es gente bien agestada y corpulenta, las mugeres mas blancas y hermosas, que son por lo comun las de Nueva-España. No usan rayarse el rostro, embijarse sí: cortan el cabello como cerquillo. Las mugeres por arracadas ó aretes, se cuelgan Conchas enteras de nácar, y otras mayores azules en cada oreja, de inodo que el contínuo peso se las agovia, y les crecen mas que á otras naciones. Sus arcos y aljabas son tan grandes, que sobrepujan mas de media vara al cuerpo del hombre con ser tan corpulentos. Tienen unas pelotas de materia negra como pez, embutidas en ella varias conchuelas pequeñas del mar, con que juegan y apuestan arrojándola con el pié. Procuramos inquirir la distancia de allí al desemboque de los dos rios, y todos discreparon; unos decian que seis, otros tres dias de camino; y porque llevábamos una antigua relacion del viage de D. Juan de Oña❤ te por los años de 1606, se les preguntó si habian visto ú oido decir que hubiesen llegado allí españoles con armas y caballos, dijeron: que sí, que habian hablado con sus padres y vuelto para el Oriente, y añadieron (sin ofrecérsenos preguntar tal cosa) que siendo ellos muchachos, vino á sus tierras una muger blanca vestida de varios colores y un paño en la cabeza, que les hablaba y reñia mucho, aunque no se acuerdan qué les decia: que las naciones del rio Colorado, la flecharon dos veces; pero que luego se iba, y no sabian dónde habitaba. Discurrimos si acaso será la venerable madre María de Jesus Agreda por decirse en su vida que por los años de 1630 predicó á los indios de esta septentrional América, y habiendo pasado cincuenta y ocho años hasta el corriente en que nos dan la noticia los viejos, que segun su aspecto parecian de ochenta á noventa años, bien pueden acordarse. Dijéronnos tambien que ácia el Norte y costa de mar pueblan hombres blancos y vestidos, que á tiempos salen armados al rio Colorado y férian algunos géneros por gamuzas. Lo dicho, es del capitan Juan Mateo Mange: solo debemos advertir que las mismas noticias habian dado á los padres cinco dias antes los indios de S. Marcelo Sonoidag, y dos

Descrédito de los émulos de las noticias

años antes otros vecinos de las Casas Grandes. Por otra parte, ser esta tradicion constante entre aquellas naciones, afirma el padre Luis de Velarde en su descripcion manuscrita y curiosa de la Pimería alta. El temor de los indios guias, y mas que todo una fuerte indisposicion de vómitos, desmayos, calentura, é hinchazon de piernas que acometió al padre Kino desde fines de febrero, le hicieron dar la vuelta á los Dolores, aunque no con tanta precipitacion que no ocupase cuasi la mitad de marzo en recorrer otras rancherías, bautizando muchos párvulos y confirmando á todos en los buenos deseos de recibir el bautismo. Al llegar á los Remedios, antiguo pueblo de su partido, tuvo el buen padre el dolor de ver arruinado por la mayor parte el templo que allí iba fa. bricando, y que tenia ya en altura de nueve á diez varas. Esta amargura le endulzó la noticia que tuvo al llegar á los Dolores, de la victoria que los pimas sobas habian conseguido de los apaches y demas infieles, y en que el cacique Humari habia rechazado valerosamente sus asaltos, muerto treinta de los enemigos, y prisioneros muchos, de los cuales envió luego ocho párvulos.

El padre Kino tuvo siempre la desgracia de encontrar émulos que disimulasen 6 más bien disminuyesen y procurasen quitar todo el crédel P. Kino. dito y aprecio que merecian sus noticias. Despues de tantos viages, entradas y pesquizas de los capitanes y presidiarios, apenas se habia acabado de desarraigar la opinion de que los pimas eran los verdade. ros apaches homicidas y robadores de Sonora. Esta opinion pasó luego á los opas y cocomaricopas, que el padre con sus visitas y sus dádivas tenia tambien dispuestos para la hoz evangélica. Decíase que eran ponderaciones de su celo, mas santo que discreto. Que en cada charco se figuraba un rio, y en cada matorral un bosque: que aumentaba el número de aquella gentilidad, y exageraba demasiadamente su docilidad y mansedumbre, y la fertilidad y estension de sus tierras: que los yumas y opas apenas eran unas cuantas rancherías de indios los mas incapaces de la América, y en quienes era perdido el trabajo que se podia emplear mejor en otras naciones: que el pais era un terreno pedregoso, arenoso y estéril, en que jamas podria fundarse una mision estable: que el génio era el mas fiero, inhumano y traidor, en cuya comprobacion afirmaban (con tanta verdad como lo demas) que los dos padres habian estado en gran riesgo de morir á sus manos; y aun se llegó á decir que efectivamente habian muerto. Con estas voces tanto mas perniciosas y sensibles, cuanto no eran solamente de

seculares y gente poco celosa. Algunos aun de los mismos jesuitas y conmisioneros fomentaban en los superiores (acaso con buen celo) estas ideas tan agenas del espíritu de la Compañía, y tan contrarias á la salud de aquellas pobres gentes. La indiscrecion de estos hizo que en mas de veinte años primeros no se enviasen á la Pimería mas operarios ó se estraviasen los que iban, y que se perdiera hasta hoy y quizas para siempre la ocasion de reducir á los apaches, que con las buenas noticias que del padre les daban sus vecinos, parecia haber de entrar fácilmente por entonces en el redil de la Iglesia. Como de estas voces una natural antipatía ó aprension no bien corregida suele hacer mas daño entre los sugetos que tratan de espíritu, que una abierta y declarada contradiccion, el padre Antonio Leal, visitador de aquellas misiones, era uno de los que, (bien que inculpablemente) estaba imbuido de aquellas siniestras opiniones, y dudaba por tanto si dejaria allí al padre Francisco Gonzalvo, destinado de México para aquellas misiones. Para desengañarlo, emprendió el padre Kino en compañía de los dos padres otro nuevo viage de mas de doscientas setenta leguas, desde 21 de octubre hasta 18 de noviembre. El padre visitador fué testigo de la multitud de gentiles, pues solo de los que vinieron á salu. darlo á San Javier del Bac, contó mas de tres mil almas de solos varo. nes: vió los rios que riegan y fecundizan el pais, los ganados y cosechas de algunos pueblos, y no quedaron satisfechos hasta sacarle la palabra de que les enviaria luego al padre Gonzalvo, como efectiva. mente volvió al año siguiente, aunque permaneció muy poco tiempo, como quizá veremos adelante.

California.

Entre tanto en la California con algunos caballos que ya les habian Escursion del padre Salva ido de las costas de Yaqui se comenzaron á hacer algunas escursiones tierra en la para reconocer la tierra y visitar las rancherías cercanas. El padre Juan María Salvatierra se encargó del lado del Norte, el padre Picco lo del lado del Sur, aunque no al mismo tiempo, siendo forzoso que quedase siempre alguno en el Real de Loreto. Muy á los principios del año salió el padre Salvatierra con nueve soldados al sitio que lla. man Londó de la nacion Cozhimí, en que estuvo el Real de San Bruno en tiempo del almirante Atondo. Hallaron una numerosa ranchería; pero enteramente despoblada por la fuga que de temor habian hecho sus moradores, aunque prevenidos del padre. Detúvose dos dias esperándolos; pero inútilmente, y hubo de volverse á Loreto con ánimo de entrar segunda vez por la primavera, como lo hizo con mas felicidad.

[blocks in formation]

cozhimies.

A esta segunda jornada le acompañaron muchos caciques monquis (son lo mismo que los edues) con ánimo de hacer las paces con los cozhimies. Estas paces, aunque deseadas por los padres, no tenian Amistad de para los gentiles mas aliciente que la cercanía de la pitaya de que en los edues y Londó es muy abundante la cosecha. Costó no pequeño susto la concurrencia de las dos naciones; pero al fin quedaron en amistad, Se bautizaron entre enfermos y sanos mas de treinta párvulos: se les dió alguna noticia de la ley de Dios en cuatro dias que se detuvo allí el padre, y dejando varas de justicia y buenos principios para una poblacion con el nombre de San Juan de Londó, volvió el padre Salvatierra al Real de Loreto á 28 de mayo. Fué mas feliz en su descubrimiento el padre Piccolo. Algunos californios que habian pocos meses antes estado en Sinaloa, dijeron en el Real que en un sitio llamado en su idioma Viggé, habia tierras muy buenas para poder sembrar el maiz y otras semillas como en las riberas del rio Zuaqui. Esto determinó al padre Piccolo á salir con algunos soldados en 10 de mayo. La aspereza y fragosidad de los caminos no les permitia andar á caballo sino hasta el pié de la sierra, donde hubieron de dejarlos por cuatro dias: visitaron á pié todo el terreno, encontraron un arroyo ó torrente, por mejor decir, y adelante una vega abierta y de buen camino. Entre los moradores hallaron á un indio jóven, el único que hasta entonces se habia bautizado en salud, y que habia comenzado ya á dar á algunos de los suyos algunas noticias de los misterios de la fé. Esto colmó de alegría al celoso misionero y á todos, las noticias que hallaron de la vecina contracosta del mar del Sur. A la vuelta, por una constante fluxion que padecia en los ojos, fué preciso al capitan D. Lúcas Torres Tortolero dejar aquel cargo y volverse á Nueva España con muchas recomendaciones del padre Salvatierra á la audiencia real de Guadalajara y virey de México, como lo tenia merecido por sus importantes servicios. Dió el padre el oficio (despacho) de capitan del presidio á D. Antonio García de Mendoza: repitió el padre Piccolo la jornada á Viggé en 1. de junio, con tanto ardor y alegría de los soldados y naturales que le acompañaban, que en pocos dias abrieron un camino muy cómodo para pasar á caballo por entre peñas y derrumbaderos profundos, animándose unos á otros con el ejemplo del padre y del capitan. Se tuvo á cosa de prodigio que doce ó catorce hombres con otros tantos dias venciesen dificultades que no parece podian ceder en un mes á la fatiga de cincuenta trabajadores. El

« AnteriorContinuar »