Imágenes de páginas
PDF
EPUB

la mision de

dia 12 de junio entraron triunfantes en San Javier, que este nombre dieron al lugar por devocion de D. Juan Caballero. Al siguiente dia, mientras el padre esplicaba la doctrina, subió el capitan con algunos soldados á un cerro cercano. Vieron claramente desde su cima los dos mares, oriental y occidental, á cuya vista hicieron salva con los fusiles no sin susto de los demas que quedaban con el padre hasta que supieron el motivo. Vueltos al real se trató de fabricar una nueva capilla mientras se edificaba una decente y capaz iglesia, para que tambien por este tiempo se comenzaron á abrir los cimientos. Entre Fundacion de tanto llegó la galeota cargada con víveres que enviaba D. Pedro Gil San Javier. de la Sierpe, y con noticia de otro mas copioso socorro que preparaba el padre Juan de Ugarte para primer ocasion. Con este motivo se apresuró el padre Piccolo á fundar la segunda mision de S. Javier de Biaundó en Viggé, y despidiéndose del padre Salvatierra se pasó á vivir con sus nuevos hijos á principios de octubre, donde luego edificó de adobes una pequeña capilla que se dedicó el dia de todos Santos. Se registró la costa del Sur, se habian bautizado ya á fines del año mas de doscientos párvulos, se gozaba de tranquilidad de parte de los indios, y de muy buena salud en medio de los mas recios trabajos, tanto de los padres como de los soldados. Todos se sentian llenos de un interior consuelo y viva confianza de perfeccionar aquella empresa, y el padre Salvatierra, tanto, que escribiendo por éste tiempo al herma no José de Estivales:,,Hermano mio, (le dice) ya de esta vez no se sale de esta tierra: ya la California es de María Santísima: si S. M. (el rey) no pudiere ayudarnos, nos quedaremos los padres solos, solos."

1700.

Bien bubo menester el padre Juan María todo su generoso esfuerzo y toda la confianza en la proteccion de María Santísima, para no desmayar al golpe de las muchas tribulaciones que le sobrevinieron á su amada mision el siguiente año de 1700. De tres barcos que tenia para la conduccion del sustento, el llamado S. José se inutilizó enteramente al primer viage: el S. Fermin, varó á principios del año en la costa de Sinaloa, y se abrió por la negligencia ó la malicia de los marineros: la lancha S. Javier, pequeña y maltratada, y única para muchos viages, que eran indispensables al año en pais donde todo venia de á fuera. El padre Salvatierra, desde California, y luego desde Sinaloa, donde obligado de la necesidad pasó á recoger limosna, á principios nes de Calide junio dirigió dos espresivos memoriales al Exmo. Sr. conde de Moctheuzoma representando las necesidades de la nueva colonia, su

Calamidades

y tribulacio.

fornia.

importancia al servicio de Dios y del rey, y proponiendo varios arbitrios con que sin mayor costo de S. M. se le pudiese socorrer. Todo se negó, y aun el testimonio de lo actuado para ocurrir á la corte. El virey esperaba de allá la resolucion en consecuencia de dos informes remitidos en los dos años antes, y entre tanto no se atrevia á determiMuere el rey nar. Por última desgracia aconteció este mismo año en Madrid la muerte del Sr. D. Cárlos II en 1. de noviembre. Esta calamidad de cerró enteramente la puerta á toda otra negociacion que á la de los grandes asuntos que entonces agitaron la monarquía.

Cárlos II en

1. de viembre

1700.

no

tan Mendoza.

Entre tanto, el padre Juan de Ugarte sabiendo la pérdida de un cuantioso socorro que enviaba á la California, determinó pasar en persona á Matanchel para ver si lograba algun barco de los que para el buceo de las perlas solia haber prontos en aquel puerto. Despues de muchas dificultades hubo finalmente de arrancar esta licencia de los superiores que sentian mucho deshacerse de un sugeto de tanta actividad, talentos y espíritu. Partió para Guadalajara el dia 2 de diciembre, no sin grandes prenuncios del santo Apóstol de las Indias, de que habia de quedarse en California, como ardientemente deseaba, y para lo Falta de leal, que habia obtenido del padre provincial una condicional licencia. Sin tad del capi- embargo de tantas necesidades y vergonzosas repulsas, no era esta la mayor contradiccion que padecia la nueva colonia. Otra habia aun mas cruda del capitan del presidio Antonio García de Mendoza. Su actividad y el celo que manifestaba por el bien de los indios, hizo al padre Juan María que le confiriese el mando. Puesto en el cargo, se halló mal con la sujecion y cualidades con que por órdenes del Sr. virey se habia fundado el presidio. No tenia arbitrio para tiranizar á los indios: le daban pena los trabajosos viages y descubrimientos que por el interés de las almas emprendian los padres; sobre todo, sintió que no corriesen por su mano las pagas de los soldados, sino por un veedor ó pagador á parte; providencia muy cuerda que habia tomado el padre Salvatierra, bien informado de lo que en esta parte padecen los presidiarios en provincias distantes. El hombre codicioso y doblado, no pitan del pre- dudó pouer su lengua y su pluma en los ungidos del Señor: escribió al virey tratándolos de temerarios y merecedores de castigo, cuya presencia no convenia en la California, bien que en la misma carta los llama ángeles de Dios, querubines, varones santos, apóstoles celosos y desintere sados. La pasion nunca tiene un constante idioma, ni llega á cegar tanto que no deje centellar por muchas partes la verdad. Estos rumo,

Escribe el ca

sidio

contra

los padres.

res y cartas, no solo llegaron á turbar la paz interior del presidio, de que fué necesario despedir diez y ocho soldados, y quedarse con solos doce, sino que aun en Guadalajara y México resfriaron el ánimo de muchos bienhechores, y encendieron la cizaña de muchos émulos. Se comenzó á decir que el de la conquista de California mas era celo de la propia utilidad que de la gloria de Dios y bien de las almas: que los jesuitas querian allí mandarlo todo, y aprovecharse solos del buceo de las perlas. Inteligencias de hombres carnales que lo juzgan todo por sí mismos; pero que aun hasta el dia de hoy no han acabado de desarraigarse de los ánimos de los nécios.

Tal era en la California el semblante de las cosas, y no era muy diferente en la Pimería. Al mismo tiempo que la abundancia de la mies animaba mas al padre Kino, se le imposibilitaban mas los socorros que pretendia y operarios que solicitaba para su cultivo. En San Javier del Bac abrió este año los cimientos para una iglesia capaz de los grandes concursos de aquella numerosa ranchería. Pretendió de los superiores fundar allí una nueva mision y quedarse administrándola. Eran muy antiguas y sinceras las instancias de aquellos indios, á que se añadia la utilidad de estar á las fronteras de los gentiles para los nuevos descubrimientos que meditaba su celo infatigable. El padre Antonio Leal, visitador de las misiones, aprobó este deseo; pero no enviándole de México sugeto para substituir en Dolores, no pudo ponerse en ejecucion. Era esto de vuelta de un viage que por la Pimería habia emprendido ácia el Norte. No tardó mucho Correría del en emprender otro mas importante al Nordueste hasta el rio Gila. padre Kino De aquí volvió al Poniente hasta el cerro de Santa Clara. Desde su Gila. cima descubrió cuanto alcanzaba un buen anteojo, coronado de montes todo el horizonte al Oruest, al Sudueste, al Norueste al otro lado del Seno californio. Observó el lugar en que el Gila desagua en el Colorado, y se informó de las naciones que habitaban aquel ángulo, quiquimas, yumas, bagiopas, &c. Un cacique de los yumas vino allí á saludarlo, y rogarle que pasase á sus rancherías. No era dificultoso el vadear por allí el Gila que se divide en tres brazos. Lo pasó y á Descubre que las rancherías de los yumas, inmediata á la junta de los dos rios, puso el seno califor el nombre de San Dionisio. Observó la altura y se halló en 35 gra- por el Norte dos de latitud septentrional. La enfermedad que habia prendido en comunicacion algunos de la caravana le obligó á tomar la vuelta con sentimiento de los indios. En este viage observó el padre Kino dos cosas, entre

hasta el rio

nio no tiene

con el mar.

otras: la primera, que el Gila como á 55 grados de San Gerónimo despues de haber corrido cuasi constantemente al Oruest, vuelve como por espacio de ocho leguas al Norte. La segunda, que despues de juntos el Gila y el Colorado corren por doce leguas al Poniente antes de vol· ver ácia el Sur á desembocar en el Seno californio. A su vuelta repitió desde otro picacho mas alto del mismo cerro, la misma observacion antecedente, y se confirmó de nuevo en que el Seno de California no tiene por el Norte comunicacion ninguna con el mar del Sur. El general D. Domingo Gironza, los superiores y el padre Salvatierra le dieron las gracias por este importante descubrimiento. Desde fines del año antecedente habia sido enviado á fundar la mision de Santa María Magdalena de los tepocas el padre Melchor Bartiromo, cuidando juntamente de los pueblos de Toape y de Cucuzpe. A principio de febrero pasó á los tepocas el capitan Juan de Escalante á ruegos del misino padre. Reconoció la nueva poblacion, halló á los indios muy gustosos en los ordinarios ejercicios de doctrina, y con muchos deseos de recibir el bautismo. Solo daban cuidado algunas nocturnas incursiones de los seris, nacion de la costa, y que pocos dias ántes habian muerto tres catecúmenos dentro del mismo pueblo. Para reducirlos á su deber, marchó dicho capitan con quince soldados hasta nuestra Señora del Populo: alcanzó dos de los fugitivos seris y algunas familias de cristianos que se habian ocultado en los montes, y restituyó despues de un leve castigo á sus pueblos. Valiéndose el celoso ministro de la ocasion de esta escolta, salió por dos ocasiones hasta la ribera del mar, descubrió un puerto, y en frente una isla donde supo que se retiraban los seris. De estos solo se encontraron ocho en una ranchería, y de los tepocas como ciento veinte personas. El capitan Escalante les repartió tierras, y el padre Maires, para que formaran un pueblo que se encargó de administrar. Hecho esto, volvió el capitan á la costa, y pasó en balsas á la isla de los seris, que algunos llaman S. Agustin, y mas comunmente del Tiburon. Esta habia sido descubier. Pasa el capi. ta algunos años ántes en uno de los viages del padre Kino. Las retan Escalan- tiradas de los seris despues de las muertes y robos con que hasta ahora poco hostilizaban los pueblos de la Pimería y los placeres de perla, de que abunda, la han hecho muy famosa. Esta rochela, quitó por mo á los seris, y aun cuasi esterminó del todo aquella raza inquieta el teniente coronel D. Diego Ortiz Parrilla. Está tendida de Norte á Sur, con alguna inclinacion al Nordeste y Sudeste. Su mayor longi

te á la isla del

Tiburon.

últi

tud es veintiuna leguas. La costa occidental es cuasi enteramente inabordable de peña tajada hasta el mar, si no es dos leguas antes de la punta austral, que llaman del Caiman, donde hay alguna playa. La costa oriental es abordable y baja. El canal ó estrecho que la divide de tierra firme por la boca meridional, tiene mas de ocho leguas, y va angostando ácia el Norte, donde solo tiene poco mas de tres. En la mediania de la isla, que viene á estar en 30 grados, sale tanto de parte de ella, como del lado de tierra firme un banco de arena que á penas deja media legua de mar limpio. Por esta angostura pasaban los seris en balsas compuestas de muchos pequeños carrizos, dispuestos en tres haces gruesos en medio, y delgados en los estremos atados entre sí has. ta cinco ó seis varas de largo. Sostienen estas balsas el peso tro ó cinco personas, y son muy ligeras en romper el agua sus bogas: son de dos varas de largo, con palas en una y otra punta. El indio tomando el asta por medio, boga con gran destreza por uno y otro lado. En la ocasion de que hablamos, el capitan Escalante apresó algunos que entregó despues al padre Adan Gilg, ministro del Populo, los demas huyeron con mucha velocidad.

de cua

Fin del libro nueve.

« AnteriorContinuar »