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1702.

creto firmado del Sr. arcedeano D. Diego de Victoria y Salazar, en que da su consentimiento para la ereccion del colegio, añadiendo que daba al muy reverendo padre provincial y en su nombre á la sagrada Compañia de Jesus las debidas gracias.

Entre tanto, al mes siguiente, principio del año de 1702, llegó á manos del padre provincial la cédula del rey, y presentada en el real acuerdo, bajó decreto en que con la debida reverencia se obedecia la disposicion de S. M., y se daba licencia para ponerla en ejecucion. Las casas que dos años antes habia comprado para este efecto el padre Francisco Arteaga, se dispusieron para habitacion de los padres y los seminaristas filósofos y teólogos que debian pasar allí del Seminario de S. Gerónimo. Se dispuso la posesion para el dia 7 de mayo en que con numeroso acompañamiento vinieron en forma de comunidad los fundadores á la iglesia de S. Ildefonso, donde los recibieron en la misma forma los jesuitas de los dos colegios. Los cuatro mas antiguos tomaron allí sobre sus hombros la estátua de nuestro padre S. Ignacio ricamente adornada, y pasáronla al nuevo colegio donde hasta hoy se guarda y venera. Al santo fundador y patron seguian los seminaristas fundadores, la comunidad de S. Gerónimo, y últimamente los jesuitas conducidos del padre provincial y del padre Antonio Arias, primer rector de la nueva fundacion, y lucido concurso de la novilísima ciudad. Al dia siguiente para que la devocion y la piedad fuesen las primicias de la nueva planta, el padre provincial dijo allí la primera misa, y comulgó de su mano á todos los seminaristas, que á la tarde en forma de comunidad pasaron al colegio del Espíritu Santo con su rector á darle las debidas gracias.

Para el dia 18 de mayo se dispuso la colocacion de la primera piedra del edificio, que con acompañamiento de uno y otro cabildo, religiones y nobleza de la ciudad, puso el Dr. D. Diego Victoria y Salazar, dean ya entonces de la santa iglesia catedral. La fábrica se conclu. yó dentro de algunos años con bastante capacidad y hermosura para entonces. Creciendo despues el número de los seminaristas, se añadió cuasi otro tanto á diligencias del padre rector Nicolás Calatayud, y magnificencia del Illmo. Sr. D. Domingo Pantaleon Alvarez de Abreu, en cuya persona acaba de perder aquel colegio y toda la Compañia de Jesus un amantísimo y celosísimo protector. Ha dado este colegio muchos y muy esclarecidos varones á las religiones, parroquias y co. ros, no solo de aquella ciudad y obispado, sino de toda la América, y

Muerte del padre José Vi

actualmente ilustran las catedrales de Puebla y México algunos cuyos
nombres nos obliga á callar su modestia. En el colegio máximo de
México faltó este año un operario infatigable en el padre José Vidal,
que por muchos años habia con su fervorosa predicacion ilustrado la dal.
ciudad, y todo su territorio en provechosísimas misiones. Honró el
ministerio apostólico renunciando por él las cátedras de teología en
que la religión se habia prometido mucho lustre de sus grandes talen-
tos. Fundó en el colegio máximo la primera congregacion de nuestra
Señora con la advocacion de los Dolores, de que era tiernísimo devo-
to. Esta congregacion aprobó nuestro muy reverendo padre general
Tirso Gonzalez, y agregó á la primacía de la de Roma, por su patente
de 11 de febrero de 1606. Alcanzó del reverendísimo padre fray Juan
Francisco María Poggi, general de los Servitas, la de participacion de
todas las gracias y privilegios, como tambien de todas las buenas obras
de aquella esclarecida religion, fecha en 6 de julio de 1697, y ha sido
fecunda madre de cuasi otras tantas como son las casas de la Compañia
en Nueva-España. Imprimió sobre este asunto un devotísimo tratado,
y consiguió que la devocion de los Dolores de María Santísima, cuyo
rezo y oficio se habia concedido en su tiempo, fuese como el carácter
de la América. Sería un monumento inmortal de su devocion para
con la pasion de nuestro Señor, la señal que á las tres de la tarde se
acostumbra hacer con las campanas en memoria de las agonías del Sal-
vador en la Cruz. Esta práctica que estaba mandada por el último
concilio mexicano se habia omitido enteramente. En 1686 se dió
principio en México á tocar las tres †. El padre Vidal por sí mismo
y por medio de D. Juan de la Pedraza obtuvo de los señores arzobis.
po y virey, del venerable dean y cabildo, y de todos los prelados de
las religiones, que se se practicase generalmente en todas las iglesias
de México, de donde se ha estendido no solo á las demas ciudades, pe-
ro aun á los mas despreciables lugares de todo el reino. A este celo y
piedad correspondia en su comunicacion un gran fondo de religiosas y
sólidas virtudes una exactísima observancia, humildad profunda, y ma-
ravillosa pobreza. Le favoreció el cielo con innumerables conversio-
nes, y algunas gracias singulares que no pudo ocultar tal vez su cir-
cunspeccion, y que hicieron formar á todos un concepto de no vulgar
santidad con que falleció el dia 2 de junio.

+ Este toque se continúa en toda la América, y siempre recordará la memoria del que lo promovið.

Por este mismo tiempo, los moradores de Villa Alta, en la diócesis de Oaxaca, habiendo descubierto unas nuevas minas en los montes vecinos pensaban hacer donacion á la Compañia de alguna parte de aquel hallazgo en remuneracion de las frecuentes y fructuosas misiones que los padres del colegio de Oaxaca habian hecho en aquel territorio los años antecedentes. Por órden del padre provincial pasó el padre Juan de Angulo á reconocer el fondo de la casa. Por justos motivos no se tuvo por conveniente aceptar la donacion; sin embargo, no fué inútil la jornada del padre Angulo. Los pobladores de las nuevas minas ha bian hallado mucha contradiccion en los indios de los pueblos vecinos; alegaban muchos pretestos frívolos, y era en realidad que miraban á los españoles como unos vecinos importunos para la libertad y ejercicios de supersticion á que vivian casi impunemente entregados. No le fué dificil al padre averiguar estos ocultos motivos. Supo la deplorable ceguedad en que vivian aquellos infelices, y la infame profesion que hacian de hechiceros. Esta opinion, bien 6 mal fundada, al paso que los hacia temer de los otros pueblos cercanos, les atraía no pocas comodidades de que temian privarse si se establecian los españoles en aquellas minas. Amenazaban por tanto que con yerbas y maleficios harian desaparacer las vetas de plata, ó inundarian de agua las minas. Los españoles á quienes en confuso habian llegado estas noticias, habian entrado en tanto terror que pensaban desamparar el puesto. Decian los trabajadores que estaban encantadas las minas, que en ellas se oian silbos y bramidos espantosos, y otras veces golpes de picos y barretas, y ruido como de grandes árboles que rodaban desde la cima. El padre Angulo avisado de un indio fiel, pasó á verse con los caciques de los pueblos opuestos, los amansó y redujo á consentir en el laborío de aquellas vetas, les afeó sus desórdenes, y mas que todo la opinion que fomentaban de hechiceros, aborrecible á todo el género humano. Mandó luego levantar un jacal sobre la mina, y celebró en ella la misa de nuestra Señora para disipar, como disipó efectivamente, el pánico terror de los obreros que decian públicamente haber el padre desencantado aquellos montes, y le repetian gracias como á público benefactor tla

+ El descubrimiento de aquellas minas fué efectivo, se abandonaron porque los indios esplotaban entonces la rica mina del cultivo de la grana, artículo que hoy ha decaido por el adulterio que hacen los llamados trapicheros, porque se ha propagado en Guatemala, y porque la química ha descubierto tintas que suplen por la cochinilla. En 1787 apareció un rico manto de plata en Ixtepexi (á las ocho

Maxcani.

En este año se pasó con notable desigualdad en la California. La Curato de mayor parte de él fué lleno de cuidados, y de no pequeños sobresaltos. El padre Juan de Ugarte que por ausencia del padre Piccolo se encargó del partido de S. Javier, se halló solo en aquel puerto sin haber parecido un indio hasta la noche, en que hallándolo solo sin soldados,

se fueron lentamente congregando. Este sociego duró poco. Dentro Rebelion de de algunos dias, irritados los naturales por la muerte injusta de un in- las Californs. dio californio, convocaron las vecinas rancherías, cayeron sobre las siembras que habia hecho el padre ausente acaso en Londó, las arrasa. ron, y hubieran hecho lo mismo con la casa é iglesia á haberlas hallado sin defensa. Cada dia mas insolentes conociendo la debilidad de la pequeña tropa, amenazaban aun al mismo presidio donde para su seguridad se habian retirado los padres. La escasez y mala calidad de los alimentos era ya muy sensible, y no se tenia noticia alguna del padre Piccolo que desde fines del año antecedente se habia embarcado para la Nueva-España. Por este lado preparaba el Señor nuevos alivios á los misioneros á quienes por otra parte afligía con duras pruebas. A principios del año habian tres cédulas del rey con fecha de 17 de julio de 1701. Las dos á la audiencia real y obispo de Guadalajara en que encarga' fomenten por todos los medios posibles una empresa tan piadosa, é informen á S. M. de todo cuanto pueda contribuir á su aumento: la tercera al Sr. D. Juan de Ortega Montañez, arzobispo y virey, mandando que se contribuya de sus reales cajas con seis mil pesos cada año, se informe á S. M. del estado de la California ý medios de su aumento; y finalmente, se pase, si fuese posible, á la Cas lifornia la fundacion de dos misiones que para Sonora y Sinaloa habia dotado D. Alonso Fernandez de la Torre. En cumplimiento de estas órdenes, la real audiencia de Guadalajara pidió informe al padre Francisco Piccolo, quien con tres testigos que presentó oculares lo dió muy á satisfaccion en 10 de febrero de 1702. En México despues de algu nas dificultades se consiguió la paga efectiva de los seis mil pesos por decreto de 29 de abril. Este situado no sufragaba á las dos mas ur. gentes necesidades, de algunas misiones y de un barco para el trasporte de todo lo necesario. La misericordiosa providencia del Señor, su. plió ventajosamente esta falta por medio de la magnífica liberalidad leguas de Oaxaca) que llamaron la mina de la aurora, propiedad de cura Iñiguez: desde entonces se animó el espíritu de empresa, y hoy que se trabajan varias minas de oro y plata en el obispado, el cual es riquísimo,

2

Nueva es

El

del Sr. D. José de la Puente y Peña, marqués de Villapuente, de quien tendremos lugar de hablar mas oportunamente en otra parte, y de los señores D. Nicolás de Arteaga y Doña Josefa Vallejo su esposa. primero con treinta mil pesos, que dotó la subsistencia de tres misiones que se fundaron despues sucesivamente en S. José Conmandú, la Purísima Concepcion, y Guadalupe. A la piedad de los segundos se debe la mision de Santa Rosalia Mulege. Con los socorros de otras personas devotas se pudo tambien comprar un barco llamado el Rosario. Restaba solo al padre Piccolo llevar consigo algunos operarios; pero de cuatro que pretendia sole pudo llevar dos, que fueron los padres Gerónimo Minutili y Juan Manuel de Basaldúa. Con este socorro, despues de una peligrosísima borrasca desembarcaron en Loreto el 28 de octubre. Se dió luego providencia que el padre Minutili quedase en Loreto con el padre Salvatierra, y los padres Piccolo y Basaldúa pasa. sen á S. Javier para que uno y otro de los recien venidos se industriasen en el idioma y manejo de los salvages. El padre Juan de Ugarte á la mitad de diciembre salió para el puerto de Guaimas á hacer nueva recluta de ganados, mulas y caballos para la labranza de la tierra, y otras necesidades de la colonia.

En la costa de Sonora halló el padre Ugarte muchos motivos de alentarse con las noticias que tuvo de dos espediciones que desde fines del año antecedente habia hecho el padre Kino. En una y otra habia este incansable misionero llegado hasta el rio Colorado, y aun arrojápedicion del dose á pasarlo por un lugar que llamó de la Presentacion, en que su padre Kino al rio Colorado. anchura segun el mismo padre, será como de doscientas varas. Pasó á las rancherías de los quihuinas, recibió mensageros y les envió mútuamente á los guguanes, ogiopas y otras naciones. Se certificó que las conchas azules venian de las costas del mar del Sur, y que esta solo distaba de allí diez dias de camino sin estero de mar ó rio alguno intermedio. El padre quedó tan persuadido de que estaba en la California, que se atrevió á escribir una carta al padre Salvatierra, aunque nunca llegó á sus manos. Hizo juicio de haber en las dos riberas del rio mas de diez mil almas, y fué recibido de todas con tanto agrado y afabilidad, que se hubiera resuelto á caminar hasta la costa del Sur, 6 hasta el desemboque del Colorado, si no fuera por las cabalgaduras, á quienes fué imposible pasar el rio. Vuelto á los Dolores se determinó á hacer el último esfuerzo; juntó cuanto pudo de provi. siones, tanto para sí, como para acariciar y regalar á los indios, y en

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