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Muerte del padre Piñeiro

descargarse del gobierno, no tuvo otra respuesta sino que á la misma mision de California estaba mejor que aceptase un oficio, con cuya autoridad y carácter podia atender mas bien á su subsistencia y fomento. Hubo de obedecer; pero con la protesta de renunciar cuanto ántes al padre general para que le aliviase de aquel peso, como lo consiguió efectivamente, aunque no tan breve como deseaba.

El padre Manuel Piñeiro, á quien succedió en el provincialato el pa. dre Salvatierra, dejó un gran deseo de sí en todos los sugetos de Nue. va-España. Despues de haber obtenido en su provincia de Aragon los mas lustrosos empleos en cátedras, púlpito y gobierno de los principales colegios en Mayorca, Barcelona y Zaragoza, procurador á Roma y provincial, pasó á serlo de la provincia de Toledo, donde á pocos meses le fué patente de visitador y provincial de Nueva-España por muerte del padre Fernando Caro, á quien ántes se habia cometido. Su rara prudencia le hizo ser nombrado de la república de Mayorca á la corte del Sr. D. Cárlos II, como enviado extraordinario para ajustar las ruidosas diferencias entre el arzobispo y virey de aquella isla. Desempeñó este empleo con tanta satisfaccion de las partes, que á su vuelta se le miraba en aquel reino como un ángel de paz. Consiguió en este tiempo de la piedad del rey se fabricase un nuevo hospital, no olvidán. dose entre aquellas grandes honras de la misericordia para con los pobres. Entre sus religiosas virtudes, sobresalió mucho la devocion al Augustísimo Sacramento, y una mansedumbre inalterable que lo hacia amar con ternura de cuantos le miraban. Habia formado un alto concepto de la religiosidad y apostólicas fatigas de los sugetos de esta provincia, de que en poco menos de un año que la gobernó, envió á Roma ventajosísimos informes. Hecha una brevísima reconciliacion, y santiguándoso repetidas veces, murió con admirable tranquilidad el dia 21 de octubre.

El nuevo provincial, viendo que con diversos pretestos se diferia la junta, determinó salir á la visita de los colegios. Visitados algunos, volvió á México por marzo de 1705. Instó por la junta, mandada en virtud de la real cédula, y no teniendo respuesta decisiva, ántes de proseguir la visita, presentó al Exmo. virey un informe firmado de su nombre en 25 de mayo en que cumplia cuanto debia informar conforme á la mente del rey. El informe llevado al fiscal, fué remitido á la futura junta. El padre Salvatierra, encargada la visita de algunos colegios de tierradentro á su secretario el padre José Bellido, que lo habia sido

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tambien del padre Manuel Piñeiro, partió á la California á la mitad de junio. Luego inmediatamente al 27, se tuvo la deseada junta y se de cretó que por no hallarse en ella los prácticos que demandaba la real cédula, nada se innovase hasta nuevas órdenes de la corte. Habia instado al Exmo. duque de Alburquerque el padre Salvatierra, no solo por las necesidades de la California, sino aun por las limosnas atrasadas de tres años que se debian á todas las demas misiones de NuevaEspaña con grandes atrasos de la provincia. A la verdad, en las cir. cunstancias en que actualmente se hallaba la corona, mal asegurada aun sobre la cabeza del jóven rey Felipe V, parecia lícito y decoroso escusar á S. M. cualquier otros gastos por piadosos que fuesen, por tal de sufragar á los inmensos costos de una guerra tan porfiada. Esta fidelidad era el motivo que alegaba el Sr. virey para no poner en ejecucion, así la paga de los seis mil pesos de la California, como las del resto de las misiones. En vano había representado muchas veces el padre Salvatierra, que sin embargo de las grandes urgencias del estado, la voluntad del rey estaba muy espresa en sus reales cédulas: que las misiones de gentiles se perdian sin remedio: que la provincia exhaustą con el suplemento de tantos miles en aquellos tres años se hallaba em. peñada é imposibilitada de mantenerlas; y finalmente, añadió con santa intrepidez....,,Sr. Exmo., ya no cedo á nadie en el mundo en el amor, fidelidad y veneracion de nuestro católico monarca. Este pobre jesuita, solo y desasistido de las reales. cajas, ha conquistado y rendido detencion de á S. M. un pais que en mas de ciento sesenta años á costa de inmen, las limosnas del rey para sos gastos hechos al real erario no habian podido sujetarle todos los las misiones. Exmos. antecesores de V. E., y yo juzgo que en exhibir las limosnas de los misioneros, y conservar á S. M. tantas provincias como le han dado los misioneros jesuitas, y en mirar por la salvacion de tantas al. mas, tan no se falta á la fidelidad debida á nuestra rey (que Dios guarde), que antes se cumple con sus mas estrechas y declaradas órdenes, y se dá á su corona mas firme apoyo que con cuantos tesoros puedan llevar las flotas."

No cedió á la fuerza de estas razones el duque de Alburquerque, y el padre Salvatierra, meditados todos los caminos que á su celo y á sus talentos podian ofrecerse de ocurrir á aquella necesidad, y no hallando brocha alguna, resolvió juntar una consulta estraordinaria de todos los padres profesos mas autorizados que habia en México. Propúsoles las necesidades de las misiones, los gravísimos empeños contraidos por

Representa. cion del padre Salvatierra al virey, sobre la

tierra renun

nes.

la provincia en los años antecedentes, las diligencias practicadas, y su ningun efecto. Pidió que sus reverencias le alumbraran, si hallaban modo de proveer algun remedio, y si no que dijesen si convenía renunciar las misiones, y que se entregasen á clérigos seculares. Este era El P. Salva- el único recurso en que consintieron los mas de los votos, y conforme cia las misio- á este dictámen se procedió á formar el escrito de renuncia que firmaron todos, y 'autorizó en toda forma el padre secretario. Juntamente con la presentacion de este escrito envió el padre provincial cartas á todos los rectorados de misiones, previniendo que estuviesen prontos para entregarlas á la primera órden, con todos sus frutos, labores, bienes y aperos de casa é iglesia, como se supo despues por carta del 1. go. bernador del Parral al Sr. virey. Esta resolucion hizo que S. E. mandase exhibir por aquel año las limosnas de misiones, reservando la paga de los atrasados para tiempos mas desahogados, y al mismo tiempo. fué un testimonio incontestable del desinterés temporal con que trabajan los jesuitas en las misiones de América, muy agenos de aquellos imaginarios tesoros y comodidades que en todos tiempos han querido hacer valer sus émulos. El desabrimiento con que por esta ocasion quedó el Sr. virey recayó enteramente sobre la infeliz California: no se tuvo la junta ni nada se hizo. Mientras que esto pasaba en Mé. xico, en aquella mision los padres y los presidiarios lo pasaban con basEl P. Ugar- tante incomodidad, y hubiera llegado al estremo sin la eficaz actividad te desmonta y allana tierras de los padres Ugarte y Piccolo. El primero que habia quedado por superior, á costa de muchas fatigas allanó tierras desmontándolas por su misma mano, tanto para enseñar, como para alentar á los salvages: hizo algunas presas, plantó viñas y sembró algunas semillas con que pudiese subsistir por sí la colonia en caso de faltarle los socorros de México y Sinaloa †. Hizo venir de la Nueva Galicia un maestro de tejedor que enseñase á sus indios, y escusar á la mision el gasto de telas, sumamente necesario, aun mas que para él abrigo, para el recato de los mismos españoles y misioneros que apenas podian salir de sus casas, y aun estar en ellas sin que tropesase la vista en la desnudez agena.

para siembra en California.

El padre Piccolo á quien el padre Salvatierra habia señalado en su

que

+ Hoy recoge California el fruto de estos prodigiosos afanes. El vino allí se cosecha es un grande artículo de su comercio, que se aprecia y vende en París como no se estima en México. ¡Gracias á aquellos varones herederos del espiritu de caridad de Jesucristo, y de S. Ignacio!

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lugar por visitador de las misiones de Sonora y Sinaloa, se valió de la ocasion que le ofrecia este empleo para rocojer algunas limosnas de aquellas poblaciones, y remitirlas á California. Le ayudó en gran parte el padre Eusebio Kino, y á uno y otro dió despues las gracias el padre provincial de haber conservado por su industria y caridad la mision y el presidio. Con su llegada, que fué á 30 de agosto, fué comun la alegría de todos en Loreto: acudian en tropas los indios como á su padre y comun bienhechor. Habia procurado llevar provisiones abundantes; pero no fué esto lo que dió mas consuelo en las circunstancias presentes en que la hambre era el menor de los males. Lo que tenia la colonia en punto de arruinarse eran las disenciones de las presidiarios con su capitan, y la poca sujecion de este á los padres. Poco antes de pasar á la Nueva-España el padre Salvatierra, el capitan Estevan Lorenzo, aunque muy á gusto de todos, habia por no se qué aprehensiones renunciado el oficio. No pudiendo convencerlo ni las razones ni los ruegos de los padres, se determinó el padre Juan María á llamar de la Sonora á D, Juan Bautista Escalante, alférez entonces del presidio de Nacosarí. Era este soldado de buenos créditos y acreditada reputacion; pero demasiadamente fogoso, mejor para venir á las manos que para gobernar con quietud. Presto se comenzaron á sentir los efectos de su mala conducta, así en el orgullo con que trataba á los presidiarios, como en la dureza para con los natura. les. Unos y otros traian sus quejas al padre Juan de Ugarte; pero lo que habia de ser remedio empeoraba el mal, no sufriendo el dicho capitan que el padre quisiese irle á la mano en lo político y militar del presidio. Llegó á tanto, que el padre Ugarte por no tomar mas ágria providencia, dió aviso de todo al padre Salvatierra. A sus razones y á la salud pública de la colonia toda que se lo pedia, hubo de acceder D. Estevan Lorenzo, y reasumir el cargo de capitan del presidio, para donde navegó con el padre provincial. La suavidad y arte del padre fué tal, que el capitan Escalante sin sentir ni darse por ofendido del desaire, prosiguió por algun tiempo en el real hasta que los mismos padres le procuraron mejor acomodo. Compuestas así estas diferencias, despachó el barco á las costas de Sinaloa para conducir las limosnas A fines de octubre sale paque habia ofrecido la caridad de aquellos padres y vecinos. Algunos ra México el de estos pasaron á visitarle á California en que se detuvo dos meses, y cial. padre provinhabiendo dejado órdenes para el establecimiento de dos nuevas misiones, y proveida para buen tiempo la colonia, salió para México á fines

antes herma.

de octubre. Dejó allí á petición suya y de los padres al hermano Jaime Bravo, que le habia acompañado en la visita, y que despues por catorce años fué allí el alivio de los misioneros en el cuidado de lo tem

poral, hasta que ordenado de sacerdote acabó allí sus dias celosísimo Muerte del misionero. Inmediatamente despues de la partida del padre provincial, no y despues se emprendió la fundacion de las dos nuevas misiones. El padre Pesacerdote pa- dro Ugarte partió para Liguí 6 Malibat, catorce leguas al Sur de Lo

dre Bravo.

reto, á quien se dió el nombre de S. Juan Bautista, en que á costa de continuos riesgos é indecible pobreza, continuó el padre hasta el año de 1709. El padre Juan Manuel de Basaldún partió el mismo dia al rio ó arroyo de Mulege en que debia fundarse la mision de Santa Rosalía. El camino era mucho mas largo de cuarenta leguas al Norte de las misio. de Loreto. Consiguió el padre en lo de adelante hacerlo traginable nes de S. Juan & costa de inmensas fatigas. La pobreza é incomodidades eran iguaBautista y Santa Rosalia des como comunes en todas las misiones nuevas; pero en esta lo suplia

Fundacion

y endulzaba la mansedumbre y docilidad de los indios, cuando el padre Pedro de Ugarte tuvo que vencer los génios mas perezosos, mas cavilosos é inconstantes que habia en la California. No fué el menor trabajo de esta mision de S. Juan el haber sabido el padre Salvatierra, vuelto á México, que D. Juan Bautista Lopez, rico mercader, habia quebrado con pérdida de los diez mil pesos que habia prometido para su dotacion, y de los cuales pagaba hasta entonces los réditos. Este accidente hizo al padre provincial que tratase luego de asegurar los demas principales de las misiones de California en buenas fincas y ha ciendas que administra hasta hoy un procurador destinado á este efecto. En el colegio máximo falleció este año el hermano Pablo de LoyoMuerte del la, pariente del Santo fundador de la Compañía, y su imitador en el blo de Loyola heróico desengaño con que despreció al mundo, y en las virtudes en el colegio religiosas, Vino á la América con el gobierno de la provincia de

hermano Pa

máximo.

Nicarágua, en que su desinterés, justicia y piedad le hicieron ver de todos, aun en el estado secular, como un espejo de magistrados, y como un ejemplar religioso. Acabado su gobierno, pretendió tomar el hábito de carmelita descalzo; pero un sugeto muy grave y muy espiri tual de aquella religion, le declaró que Dios queria servirse de él en la Compañía de Jesus. Admitido en ella ejerció por quince años el humilde oficio de portero en el colegio máximo. Su mortificacion, silencio, humildad, y continua oracion, ó mental ó bocal, era de mucha edificacion á los de fuera, y á los de casa que lo miraban como una viva

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