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imágen del venerable hermano Alonso Rodriguez. Murió el dia 17. de mayo. Es una prueba nada vulgar de su virtud, que llegada la noticia de su muerte á Leon de Nicarágua, donde habia sido gobernador, se le mandaron hacer muy solemnes honras, predicando en ellas las alabanzas del difunto el mismo Illmo. prelado de aquella diócesis.

Muerte del apostólico pa

ron.

No fué menos la pérdida que hizo el colegio de S. Luis Potosí, y dre Juan Ceaun toda la provincia de Nueva-España, en el espiritual y apostólico padre Juan Ceron, natural de Tecusigalpa en el obispado de Valla. dolid de Comayagua. Su gran teatro fué Guatemala en que pasó la la mayor parte de su vida en las cátedras de filosofia y teología. Por dictámen del padre Diego Marin, uno de los mas célebres escolásticos que ha tenido la provincia, se pensó en llamarlo á México, aunque lo impidió el grande fruto de que se privaba Guatemala. El descanso con que interrumpía la tarea de su cátedra era los dias que llamamos de asueto, salir á esplicar la doctrina á diversas iglesias, y otros á confesar á los hospitales: por las vacaciones, de ordinario á hacer misiones á diferentes pueblos. Fué maravilloso en el ejemplo de humildad con que siendo el oráculo de Guatemala, se ofreció por falta de admi. nistrador á cuidar de un ingenio, como la hizo por dos continuos años. Fué tenido por hombre ilustrado y extático, no solo de personas del si, glo poco capaces de discernir espíritus, pero aun de los sugetos mas espirituales de aquel tiempo. El Dr. D. Bernardino de Ovando y D. Francisco Valenzuela, el venerable Pedro de S. José y el venerable fray Antonio Margil de Jesus, con quien se acompañó alguna vez pa. ra sua misiones anuas, y que desde Talamanca, donde entró á la rẻ. duccion de aquellas fieras naciones, faltándole tinta, le escribió con su sangre. Persona muy ejemplar, y que le trató con familiaridad quin. ce años, depuso con juramento no haberlo visto jamás distraido, ni inmatado de alguna aun ligera pasion, y que le parecia no perder un minuta de tiempo de estar dentro de sí, y en la presencia de Dios. El padre Antonio Cortés que le trató muchos años, asegura no haberle jamás visto reir, no por dureza ó tetricidad, sino por la contemplacion de Jesus crucificado á quien siempre tenia á la vista del alma. Conferme 4 estas grandes virtudes eran su penitencia, su silencio, a quien llamaba él compañero, su castidad tanto mas admirable, cuanto com. batida como la del apóstol, de cuasi continuas y feísimas tentaciones, y su pobreza tal, que jamás hubo menester llevar carga en sus camiños, y en su muerte pidiéndose algunas alhajas por el alto' concepto

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Padre Al

que se tenia de su santidad se hubo de deshacer su rosario para repartir las cuentas, de las cuales fué fama comun haber obrado el Señor algunos prodigios. La venerable señora doña Ana de Guerra, bien conocida por sus insignes virtudes, y otras personas que el padre dirigió en el camino espiritual, son pruebas bastantes de su místicò magisterio. Fué rector del colegio de Ciudad Real, y maestro de novicios en Tepotzotlán. Nos llevó la muerte (dice en sus apuntes el padre Antonio Cortés) un sugeto docto sin ceremonia, modesto sin afectacion, y serio sin esquivez; tal fué el padre Juan Ceron, cuya memoria honra nuestro menológio el dia 24 de enero.

El siguiente año de 1706 no ofrece cosa alguna memorable en la monacir, 7 de provincia. El padre Kino en la Pimería despues de haber sufrido los enero de 1706 dos años antecedentes, y desvanecido con su paciencia y constancia

admirable diversas calumnias contra sus amados pimas, restituida ya la tranquilidad, volvia á tomar nuevos alientos. Tuvo noticias de haber lle. gado el padre procurador Bernardo Rolandegui con una escogida mision, y al mismo tiempo se le mandó informase del número de operarios que necesitaba aquella provincia. Al mismo tiempo se pidieron del supremo gobierno informes al capitan Juan Mateo Mange, compañero del padre Eusebio Kino en los mas de sus viages, y testigo ocular de la fidelidad y bellas disposiciones de los pimas. El padre Kino respondió que los misioneros concedidos á la Pimería por el rey eran ocho, de los que solo habia tres en Dolores, S. Ignacio y Tubutama: que debian repartirse indispensablemente otros cinco en Caborca, en Santa María Soameca, S. Javier del Bac, S. Ambrosio Busamí y Santa Ana Quiburi. Sin embargo de estos ventajosos informes, no Visita de nue entró algun nuevo misionero en la Pimería hasta muchos años despues, vo el padre Kino en com- como notaremos en su lugar. Por el mes de octubre salió el padre pañía de Fr. Kino en compañía de Fr. Manuel de Ojeda, franciscano, y de algunos Manuel Ojeda los pueblos oficiales á reconocer y visitar los pueblos distantes. En este viage no se descubrió de nuevo cosa alguna fuera de lo que se habia ya notado en otros, á que se añadió el nuevo testigo Fr. Manuel. Este religioso afirmó despues constantemente que la California era península: que él habia visto la continuada cordillera de mon. tes que unia las tierras por los tres lados de Oriente, Poniente y Norte. Vino igualmente maravillado del esfuerzo, actividad, industria, fervor y vida apostólica del padre Kino. No cesaba de maravillarse como un hombre anciano, débil por su austeridad y por su poca salud,

distantes en la Pimería.

caminaba al año tantas leguas, atendia á tantas nacioncs, catequiza-
ba, predicaba, bautizaba, levantaba iglesias, cuidaba de las siembras, de
la cria de los ganados, del corte de las maderas, é industriaba á sus in-
dios en tantas y tan diferentes artes mecánicas. En efecto, se puede
decir con verdad que lo que hacia por sí solo el padre Kino era tanto,
que diferentes misioneros en el espacio de cincuenta años despues de
su muerte, apenas han podido conservar en una corriente regular de
vida política y cristiana la tercera parte de los pueblos y rancherías
él visitaba, y en que les dejó, ó nacida ya, ó sembrada la semilla de la
divina palabra.

que

Dos infruc

tuosas espediciones en la

En la California se emprendieron por este tiempo dos diferentes jor. nadas. La primera, ácia el Sur por el hermano Jaime Bravo en compañía del capitan y algunos soldados en consecuencia de las órdenes California. del padre provincial que habia dejado muy encargado se buscasen en lo interior de la tierra sitios á propósito para establecer nuevas misiones. La muerte violenta de dos soldados y grave enfermedad de otros dos por haber comido un pescado ponzoñoso, les hizo retroceder al dia tercero para el entierro de los muertos, y curacion de los enfermos. La segunda no fué ménos infructuosa. Dirigíase á buscar conforme á las intenciones y repetidos encargos de los reyes católicos, algun puerto en la costa del mar del Sur en que pudiese hacer escala la nao de Filipinas. El padre Juan de Ugarte con doce soldados se encargó de csta importante comisión. Salieron de Loreto para S. Javier de Viggé en 26 de noviembre. Desde el 30 les fué necesario marchar preveni dos y en buen órden por haberse visto cerca del mar mas de doscientos guaicuros, nacion enemiga desde la espedicion del almirante Atondo. Hallaron muchas rancherías de pescadores sobre la costa, todas de paz, se enviaron esploradores al Sur y al Norte de la playa, volvieron diciendo haber encontrado una gran bahía, pero enteramente falta de agua. La necesidad que padecian de ella los del campo, era tal, que el dia 7 de diciembre, ni las béstias, ni los hombres la gustaron, y hubiera sido lo mismo al dia siguiente, si despues de la misa y letanías que se hacian implorando devotamente la intercesion de la Vírgen inmaculada no se hubiese descubierto un aguaje en aquellos mismos lugares en que el dia ántes se habia buscado tan ansiosa é inútilmente: reconocieron todos la piadosa providencia del Señor por la intercesion de su bendita Madre, y perdida toda esperanza de hallar lo que buscaban por aquel rumbo, dieron vuelta al Real á los fines del año.

Por renuncia del padre Salvatierra nom

Sabíase ya en California como el padre Juan María Salvatierra descargado ya del peso del gobierno estaba para navegar allá con el pabra el padre dre Julian de Mayorga. Era así, que movido de los ruegos y razones general Tamburini de pro- del padre Salvatierra, el padre general Miguel Angel Tamburini que vincial al pa- habia entrado en aquel cargo á 31 de enero envió á España patente dre Alejandro Rolandegui. de provincial al padre procurador Bernardo Rolandegui, que vuelto á

California él

tierra.

1707.

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México la presentó, y entró á gobernar en 17 de setiembre. El padre Salvatierra se retiró á S. Gregorio, donde dispuestas las memorias con el padre Alejandro Romano, procurador de la mision y encargado de conducirlas por Matanchel el padre Julian Mayorga, se partió á prin. cipios de diciembre para Sinaloa y Sonora, de donde pensaba embarParte para carse á principios del año siguiente en el puerto de Ahome. En efec. padre Salva- to, caminadas por tierra mas de cuatrocientas leguas y agradecidos á los padres misioneros y demas bienhechores los socorros enviados á su amada mision, se hizo á la vela para la bahía de S. Dionisio en 30 de enero de 1707. A la noche del 31 se levantó la mas furiosa tormenta que habian visto en aquellos mares. Amarrado el timon se dejaron ir á discrecion del viento que los condujo á unas islas y escollos incóg. nitos, donde á cada instante temian estrellarse. Aumentaba el riesgo el desmayo de la gente, que postrada, sin alimentos en mas de cuaren ta horas, no pensaban sino en prevenirse para la muerte. Finalmente, arrojados de la tempestad sobre la isla de S. José, llegaron al real de Loreto en 3 de febrero. Poco despues llegó con las memorias de gé. neros y algunas otras provisiones el padre Julian Mayorga. Habia (dicho padre) pocos meses antes, llegado de la Europa con la mision del padre Rolandegui. Sin tomar el necesario descanso despues de tan prolija navegacion, partió á Matanchel, y de allí á la California. La mudanza de tantos diferentes climas en ménos de ocho meses; las in. comodidades de la navegacion; los no acostumbrados calorés y seque dad de aquel pais, y lo estraño de los alimentos, causaron tanto estrago en su salud, que el padre Juan María se resolvió á pasarlo á las costas de Sonora ó Sinaloa. Hubiérase ejecutado si el doliente mismo hincadas en el suelo las rodillas no hubiese pedido que lo dejasen en California, que allí esperaba mejorar, ó á lo menos morir gustoso en el destino que le habia dado la obediencia. Premió Dios su resigna. cion con una robusta salud, con que pudo despues trabajar treinta años por la de los californios.

Por otro tanto tiempo habia trabajado incansablenrente entre los nue

del P. Fran

vos taraumares el padre Francisco Celada, que murió este año el dia 23 de enero. Fué natural de Mondejar en Castilla, ejemplar de fer. vorosos misioneros. El amor á sus indios le hizo renunciar los rectorados de dos colegios con que le honró nuestro padre general. Llamado para administrar el Sacramento de la Penitencia, partia al punto de. jando imperfecta la accion mas importante. Jamás se detuvo aun siendo de tres ó cuatro leguas á que le ensillaran el caballo, sino que luego se ponía en camino, diciendo que fueran á alcanzarle. Esta prontitud en un día destempladísimo del invierno, estando ya achacoso fué la causa de su última enfermedad. Aun en esta, jamás hizo cama sino los dos últimos dias de sa vida, obligado de dos padres que le asis. tian, y entonces vestido enteramente, como acostumbraba dormir siem. pre, (dice el padre Newman en carta escrita al padre provincial) tuvo un continuo estudio de mortificarse en todo, en alimento, en lecho, en habitacion, en vestido. Premio Dios estas religiosas virtudes con un claro conocimiento de su vecina 'muerte. El último domingo de su Muerte en la vida, despues de celebrado el santo sacrificio de la misa, se despidió Taraumara públicamente en la iglesia de sus amados hijos, diciéndoles que se des- cisco Celada. pedia para la eternidad, y pidiéndoles con lágrimas no se olvidasen de lo que por tantos años les habia predicado, ni se apartasen de los mandamientos de Dios: que llevaba el consuelo de morir entre ellos, y que no les faltaria quien los administrase en adelante con amor y caridad. El llanto y gemidos de todos los circunstantes, y el dolor que mostraron con su muerte, no pudieron consolarlo los superiorés, sino prometiendo darles el padre que ellos escogiesen entre los misioneros. Reducido el padre Celada à la última extremidad, se tenia el descon. suelo de no poderle administrar el santo Viático por habérsele cerrado enteramente la garganta sin poder pasar aun los líquidos; sin embar go, instaba con mil ansias el enfermo, asegurando que podia. Se hizo prueba con una oblea, y habiéndoła pasado con admiracion de dos padres que lo asistian, hubieron de darle el cuerpo del Señor. Luego que lo recibió, dijo con mucha tranquilidad:........ Nunc dimittis servum ‚ y habiendo entrado en una quieta y profunda meditacion, antes de una hora descanso en el Señor.

tuum Domine..

A principios de noviembre se cumplían los nueve años á que el M. R. P. general Tirso Gonzalez habia prorogado la congregacion provincial. En atencion á esto, convocó el padre Bernardo Rolandegui á los vocales para dicho mes; pero el dia primero se hulló el padre pro

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